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Ausentes sin aviso

TAMPA -- Parecía una mañana tranquila. Después de una jornada inaugural en el Preolímpico que dejó la victoria agónica de Honduras sobre Panamá y el sorpresivo empate 1-1 entre Cuba y Estados Unidos, con mis compañeros de trabajo estábamos desayunando y preparando una nueva jornada de trabajo.

Fue entonces cuando recibimos un llamado que cambió todos nuestros planes.

"Se está hablando de que desertaron cinco jugadores cubanos", nos comunicó gente de ESPN. "Vayan al hotel a ver qué hay de cierto".

Eran casi las 10 de la mañana cuando llegamos al Doubletree Hotel Tampa Westshore Airport. No había demasiado movimiento, pero en minutos nos cruzamos con el entrenador de la selección preolímpica de Cuba, Raúl González.

La conversación, que comenzó con frases de circunstancia, derivó hacia el tema que nos había llevado hasta allí.

- Profe, ¿me puede confirmar lo que se dice sobre los cinco jugadores?
- Sí, es cierto.
- ¿Me puede decir quiénes son?
- El arquero, el 2, el 3, el 10 y el 16 que entró de cambio.

Usando los números de las casacas de los jugadores, el técnico confirmó lo que se decía: que José Manuel Miranda, Erlys Garcia Baró, Yenier Bermúdez (el capitán del equipo), Yordany Alvarez y Loanni Cartaya Prieto habían abandonado el hotel después del empate con Estados Unidos.

Algunos detalles no terminan de estar claros. Por lo conversado con González, en algún momento pasada la medianoche los jugadores se ausentaron de sus habitaciones. Y en algún otro momento entre la medianoche y la madrugada, González pidió que se controlara si los futbolistas seguían en sus cuartos y ellos ya no estaban.

Queda en el aire una sensación de que González se siente herido, traicionado. Cuando se le pregunta sobre si había algún tipo de dispositivo de seguridad extra para evitar las deserciones, lo niega y explica: "No tenemos seguridad porque a nuestra gente le tratamos de inculcar principio de libertad".

Por lo que pudimos observar, González está en lo cierto. En ningún momento notamos que hubiera seguridad extra, al menos visible.

- ¿Y qué sigue ahora?
- Masajes y entrenar por la tarde.

González hace hincapié en que "el cubano es fuerte de mente" y que a pesar de que no tienen chances de inscribir más jugadores, no da el torneo por terminado. Pero no sabe cómo reaccionarán el resto de sus jugadores. Dice que "no puedo conocer qué pasa por la mente de ellos ahora".

Pasa uno de los jugadores, Francisco Alexei Carrazana, y nos deja una sola frase, pero no se hace demasiado problema: "Hay que echar p'adelante".

También conversamos con Roberto Linares, gran protagonista del partido del martes, con su gol y luego con su expulsión por doble amarilla. No cuenta demasiado.

- Roberto, ¿cuándo sucedió esto?
- Después del partido.
- Exactamente, ¿cuándo?
- No sé. A la medianoche los buscamos y no los encontramos.
- ¿Y sabes con quién se fueron?
- No te puedo decir nada.

La última frase nos deja especulando pero cierra toda posibilidad de seguir indagando sobre el tema. Cambiamos el ángulo y le preguntamos sobre su expulsión.

- ¿Sabes si van a recurrir tu primera amarilla?
- No tengo noticias. Fue una amarilla extraña, porque no me quité la camiseta, sólo salí del campo a festejar. Pero hasta ahora nadie me dijo si Cuba iba a protestarla.

Está claro que, en este momento, la amarilla de Linares no es asunto prioritario en las mentes del equipo cubano. Pero tampoco es un detalle menor.

Cuba llegó a Tampa con 18 jugadores en su plantel, y si los cinco ausentes no regresan, quedarían 13 jugadores en el plantel. Pero sólo 12 disponibles para enfrentar a Honduras el jueves si se le mantiene la suspensión a Linares.

Al mediodía, los directivos de la CONCACAF llegaron al hotel, pero no le dijeron ni una palabra a la prensa. Habrá que esperar para saber si se le solicita a Cuba que retire su equipo del torneo o si se le permite seguir compitiendo con un plantel tan reducido.

Será una más de tantas incógnitas para las que no quedará otra opción que esperar.