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Lo de Manny es por dinero

Todo el mundo en el camerino sabe los nombres. Joba Chamberlain (dos veces), Félix Hernández (dos veces), Edinson Vólquez, Justin Verlander -- lanzadores a los que Manny Ramírez no le gusta enfrentarse, ya sea por una rodilla, un muslo, su contrato o la velocidad del lanzador, y aquellos a los que dejó que alguien más en la "familia" de los Medias Rojas se enfrentara.

Todo el mundo sabe de que se trata su más reciente novela. Es acerca de Manny siendo tan sólo Manny -- no el equipo que le ha pagado $168 millones cuando acabe esta temporada, no sus "compañeros" a los que deja que contesten por él, no el ganar o cualquier motivación competitiva.

No. Manny siendo Manny significa Manny queriendo dinero. No quiere esperar a que los Medias Rojas ejerzan el derecho que él les dió por los primeros $168 millones, el derecho de decidir al final de la temporada si van a ejercer su opción para la temporada del 2009 por $20 millones. Los Medias Rojas cumplieron con su parte del contrato; ahora él no quiere cumplir la suya, la misma manera en que vió como sus compañeros se desvanecieron en el 2006.

Él sabe que en este invierno -- cuando tenga 36 años, ya que cumple 37 en mayo próximo -- tendrá mejor oportunidad de conseguir el contrato de cuatro años y $100 millones que le ha dicho a sus compañeros que puede conseguir luego de la temporada del 2010, cuando tenga 38 años y camino a los 39. No quiere esperar por dos años a unos míseros $20 millones, y todo el mundo sabe que le importa poco cómo consiga esos $100 millones, aún cuando eso signifique sentarse sin jugar y dejar la "familia" peleándose sin él.

Manny tiene razón. Los Medias Rojas están cansados de él. Ellos no van a ejercer su opción para el 2009 y pasar un año más como su prisionero. Lo que él quiere es irse a otro equipo, en donde pueda poner grandes números por dos meses, y conseguir ese nuevo contrato, o explorar el mercado. Racionalmente, uno podría pensar que podría hacer eso en Boston -- primero ayudar a los Medias Rojas a llegar a la postemporada, y luego explorar el mercado.

Pero eso sería asumiendo que hay algún grado de racionalidad en esto.

Scott Boras intervino y ayudó a solucionar el incidente donde Ramírez por poco ahorca al secretario de viajes del equipo Jack McCormick. Y ahora mismo Boras est;a tratando de ayudar a Manny a entender que es en el mejor de sus intereses, en palabras de Boras, "el cumplir con sus obligaciones actuales," y poner los números para aspirar a ser agente libre aquí en Boston, donde tiene a David Ortiz como una especie de pararrayos contra Manny, y con cinco Todos Estrellas en la alineación alrededor suyo.

Oh, todos hemos escuchado el análisis de cuando lo necesitan los Medias Rojas. Eso, si no le da miedo a jugar, lo que estaba dispuesto a hacer hasta que John Henry y Tom Werner se unieron a Theo Epstein y Terry Francona el viernes, molestos con él por no querer enfrentarse a Chamberlain, y forzándolo a someterse a un MRI para tratar la enfermedad de rodilla conocida como Felix-Joba-titis.

Pero en el fin de semana, cuando ellos tuvieron una de esas raras series importantes, con los Yankees pisándoles los talones, la gerencia y los jugadores de los Medias Rojas pudieron saborear de lo que las series, el cetro divisional y el ganar significan para él. Manny tiene razón: Ya está bueno. Pero la gerencia se tiene que preocupar de que si lo abuchean se quite. O que si comienzan a criticarlo, se siente.

Ellos están tratando de conseguir otros equipos interesados. En el camerino, ellos hablan de la posibilidad de conseguir a Pat Burrell de los Filis, y así reunir a Manny con Charlie Manuel. Los Medias Rojas le han dicho a los equipos que ellos se encargarían del dinero que resta en el contrato de Ramírez si les dan talentos jóvenes, lo que, considerando lo que Manny puede hacer para los Mets, o los Filis o los Dodgers, es una demostración gratuita; él no tendría tiempo de emprender contra los dueños que le pagarían casi lo mismo que al equipo completo de los Marlins de Florida.

Ortiz, Mike Lowell, Alex Cora y otros jugadores están tratando de ayudar a Manny a enfocarse y que juegue en Boston; se ejercita regularmente con Lowell y Cora, y algunos días él escucha mientras trata de reconciliar los conceptos de actuación y paga. Quizás eso sirva de algo, y aun cuando ellos no ganen la Serie Mundial, pueden darse cuenta que lo que obtuvieron por ocho años y $168 millones fue un par de campeonatos de Serie Mundial y años de llenos totales. Pueden darse cuenta que Manny fue la nueva versión de la cancion "Damn Yankees (Malditos Yankees)," y ellos probablemente digan que valió la pena el vender su alma para terminar la sequía campeonil de 86 años. Pero el interés en esos pagos de $20 millones y sus almas se está poniendo difícil.

Entonces los Medias Rojas se moverían a encontrar otro bateador que juegue en el jardín izquierdo. En el interín, ellos tendrían que pasar el resto del año preguntándose si a Manny Ramírez le importa jugar, y si el lanzador contrario está en su lista de favoritos.

Claramente Manny ha decidido que ya él cumplió con sus obligaciones en su primer contrato de ocho años, y quiere sus próximos $100 millones ahora mismo. En el mundo real, esta es una forma de chantaje. En el camerino, donde Francona y sus compañeros le han permitido vivir con sus propias reglas, sabiendo que es fuerte candidato a Cooperstown, muchos están cansados de su desdén hacia el juego, hacia el ganar y hacia cualquier forma de autoridad.

Lo que Henry, Werner y Larry Lucchino deberían hacer es citar a una conferencia de prensa y anunciar extensiones de contrato para Francona y Epstein por todo lo que han tenido que aguantar debido a que Manny Ramírez puede batear. Ellos tienen que ver si un bateador designado de 36 años cuya producción en el 2007 y 2008 ha estado por debajo de sus niveles de 1998-2006 saldrá a probar que vale un contrato de cuatro años $100 millones, y eventualmente retirarse restregándoles en la cara sus éxitos a la gente que le pagó $168 millones.

Si él no entiende que estos dos meses son vitales para sus próximos $100 millones, bien. Si no hay un cambio razonable para hacerse, bien.

Tras años de que sus defensores públicos razonaran que los Medias Rojas no pueden ganar sin él, si no pueden ganar sin él, pues que así sea. Al menos los Medias Rojas se podrán sentir limpios y sobrios.

Un grupo de Medias Rojas miraron a los Yankees en sus prácticas tempranas de bateo el viernes, y elogiaron la manera en que Derek Jeter, Alex Rodríguez, Bobby Abreu y Johnny Damon llegaban al campo cada día. "Digan lo que quieran sobre A-Rod," dijo uno, "pero juega todos los días, y juega muy duro."

Rodriguez se salió de su contrato luego de una temporada de Más Valioso. Lo que Ramírez está haciendo es salirse del contrato en el medio de la temporada.

Lo que los Medias Rojas esperan es que él escuche a Boras y a sus compañeros y que cumpla con sus obligaciones. Y entonces, habrá un tren, en cualquier dirección, que sale cada día. Y un comprador cauteloso de un hombre que prefiere ser juzgado por sus números y su salario, sin preocuparse por su carácter o su integridad.