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Simplemente gracias

MELBOURNE -- Las lágrimas de Federer frente al micrófono, con un estadio lleno hasta las banderas, con el legendario Rod Laver a un costado y con millones de ojos detrás de un televisor puestos en él, hablaron por sí mismas de lo que se acababa de vivir: Rafael Nadal, el joven español que sorpresivamente se tomó como suyas las canchas de polvo de ladrillo hasta hacerse rey en ellas, el que venía de mandar al diablo la historia de Wimbledon para colonizar un terreno que le había sido varias veces ajeno, el que se encaramó como el mejor tenista del mundo según el ranking, lo había acabado de derrotar en un partido que una vez mas quedará para el recuerdo.

El mismo que hace apenas un año parecía no sentirse del todo cómodo en pista dura, para verse convertido hoy en un tenista duro y difícil de vencer, acababa de negarle al gran Roger Federer la posibilidad de alcanzar a Pete Sampras en la cima de los que más torneos de Grand Slam han ganado.

Así lo sintió Federer, y por eso las lágrimas corrieron más rápido que las palabras cuando tomó el micrófono. Estuvo cerca de alcanzar un récord que hace apenas una década parecía imposible de igualar, y no pudo obviar el llanto. Muchos dicen que en el tenis no se llora. Pero no se le puede negar a nadie, y mucho menos a un tenista de sus cualidades, que se duela por lo que siente suyo. Federer no es solo una máquina de pegar raquetazos.

"Amo este juego; significa todo un mundo para mí y por eso duele cuando pierdes", dijo tras su derrota. Así lo siente él: el tenis como suyo. Mientras Rafa, con el respeto que nuca le ha negado a Federer, dijo: "Fue un momento emocionante, que hace grande al deporte. Ver a Roger llorar prueba que también es humano".

Los que dicen que Nadal es sólo un "pasapelotas", los invito a que reconsideren su posición. O sino, por lo menos reconózcanle que es el mejor "pasapelotas" en la historia de este deporte. No se le gana a Federer sólo pasando la malla. Después de lo visto en Wimbledon y esta noche en Melbourne eso suena a majadería.

Rafael Nadal, señores, no es más un tiro al aire que sólo gana en tierra batida. Hace rato dejó de serlo, para dejar en claro que es el mejor del momento. Los números en el deporte son incorrumpibles. Y diciendo esto no se demerita para nada a Federer. El suizo al fin y al cabo sigue siendo la leyenda que hace rato es y que seguirá siendo mientras se gane la vida con una raqueta. Verlo jugar en vivo y lograr con tanta desenvoltura y sutileza los puntos que consigue es un placer del que cualquier amante del deporte jamás se debería privar.

¿Que cuál es el truco para ganarle? Ni el propio Nadal lo sabe: "No hay truco, ni hay nada", respondió un poco incómodo con la pregunta. Insistí y sólo conseguí hacerle decir que es "mejor no jugarle por la derecha". Nada más.

No cabe duda: Hasta al propio Nadal le duele ganarle a alguien que hace este deporte uno tan perfecto. Prefiere hablar de él, de su juego y evitar hablar del derrotado.

Rafa Nadal es el gran campeón del Abierto Australiano y Roger Federer sigue siendo Roger Federer. A ambos gracias por regalarnos estos momentos inolvidables. Sin duda, los dos siempre cabrán en el mismo renglón.

P.S. Gracias a todos los que le dieron vida a este blog durante las últimas dos semanas. A ustedes mis eternos agradecimientos por permitir que estas palabras tuvieran oídos. Será hasta una nueva oportunidad.