Willie Mays
Robert Riger/Getty ImagesWillie Mays, la más grande leyenda viviente del béisbo, cumple el lunes 88 años.
CHICAGO -- El lunes cumple 88 años de edad Willie Mays, el mejor pelotero de todos los tiempos en Grandes Ligas que sigue vivo. Para que tengan una idea: Willie Mays fue una especie de Mike Trout, pero al cuadrado y por más de dos décadas.

En una votación especial en el 2016, un panel de expertos de ESPN eligió a Mays como el segundo mejor pelotero de todos los tiempos, solo detrás de Babe Ruth. En 1999, la oficina del comisionado condujo una votación de fanáticos para ensamblar el equipo de todos los tiempos y Mays fue uno de siete jugadores, entre los 50 que integraron el roster, que recibió más de un millón de votos.

¿Qué tan bueno era Mays? En 22 años de carrera, bateó .302 con 3,283 hits (660 jonrones, 523 dobles, 140 triples), 1,464 base por bolas, 338 bases robadas, 1,903 carreras impulsadas y 2,062 anotadas. Acudió a 24 Juegos de Estrellas (participó en dos en las temporadas 1959, 60, 61 y 62), obtuvo 12 Guantes de Oro, ganó dos veces el Jugador Más Valioso y debutó conquistando el Novato del Año.

Logró cinco lideratos de OPS, cuatro de jonrones, cuatro de bases robadas, tres de triples, uno de bateo y encabezó la Liga Nacional en OBP con promedio de .425 y de base por bolas con 112 en 1971 ¡A los 40 años de edad! Mays bateó .345 en 1954, pegó 51 jonrones en 1955, robó 40 bases en 1956, despachó 20 triples en 1957 y alcanzó 382 bases en 1962.

De acuerdo a Baseball-Reference, Mays es tercero en el liderato histórico de WAR (Victorias Sobre Nivel Reemplazo) entre los jugadores de posición, con 156.4. Barry Bonds, ahijado de Mays, es primero con 162.8 y Ruth segundo con 162.1.

Mays, quien debutó con los Gigantes de New York en 1951, apenas cinco años después que Jackie Robinson quebrara la odiosa barrera racial en las Grandes ligas modernas, pero tres lustros antes de que los negros pudieran votar por el presidente de Estados Unidos, se estableció como el pelotero más completo del planeta en un ambiente que no necesariamente le brindó todas las comodidades para desarrollar su juego.

El chico negro de Alabama se repuso de un arranque de 12-0 para ganar el Novato del Año de la Liga Nacional y ayudar a los Gigantes a llegar a la Serie Mundial, que perdieron en seis juegos ante sus vecinos New York Yankees, con 20 años de edad.

Mays fue reclutado para el servicio militar en los dos años siguientes y cuando regresó a Grandes Ligas en 1954, ganó su primer premio de Jugador Más Valioso y condujo a los Gigantes al título de la Serie Mundial contra los Cleveland Indians.

Ese fue el clásico de otoño en el que los Indians partieron como súper favoritos por haber impuesto una marca de triunfos (111-43) durante la serie regular. Pero Mays realizó la famosa atrapada de espalda al plato (en un batazo de Vic Wertz) en el profundo jardín central del Polo Grounds en la octava entrada del primer partido, sembrando la semilla de una histórica barrida 4-0 contra Cleveland.

En un artículo del 2011, el colega de ESPN David Schoenfield establece algunos argumentos para considerar que Mays ha sido el mejor pelotero de la historia de Grandes Ligas. En uno destaca la era en que jugó Mays y la competencia que enfrentó.

Sobre el 10% de las apariciones al plato de Mays fueron contra lanzadores que están en el Salón de la Fama, escribió Schoenfield. El grupo incluye a Warren Spahn, Don Drysdale, Robin Roberts, Sandy Koufax, Bob Gibson, Jim Bunning, Steve Carlton, Fergunson Jenkins, Don Sutton, Phil Niekro, Tom Seaver, Juan Marichal y Nolan Ryan). Contra esos lanzadores, Mays bateó .286 con slugging de .498 y tuvo altos OPS contra Drysdale (.978), Koufax (.962) y Spahn (.955).

Willie Mays, de 88 años, es el mejor pelotero de todos los tiempos que sigue vivo.

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El sábado en Anaheim, el dominicano Albert Pujols bateó jonrón y doble y produjo dos carreras en la derrota de Los Angeles Angels, 6-5, ante Seattle Mariners, para aumentar su total de carreras impulsadas a 1,993 en 19 temporadas en las Grandes Ligas.

El impresionante guarismo, sin embargo, tiene diferentes grados de importancia, dependiendo de quién cuente las carreras impulsadas y de cuándo comenzó a contarlas.

De acuerdo a Elias Sports Bureau, la empresa que lleva las estadísticas oficiales de las Grandes Ligas (MLB), Pujols desplazó al legendario Babe Ruth (1,992) del quinto puesto en el liderato histórico de carreras empujadas y se puso a una remolcada de empatar al también fabuloso Lou Gehrig (1,994) y a tres de alcanzar al extraordinario Barry Bonds (1,996) en su ruta a convertirse en apenas el tercero de 2,000.

Albert Pujols
Brian Rothmuller/Icon SportswireAlbert Pujols: empató con Babe Ruth, en turno Gehrig, Bonds y las 2,000 remolcadas.
Hank Aaron (2,297) y el dominicano Alex Rodríguez (2,086) son los únicos peloteros que han superado los dos millares de carreras remolcadas en las ligas mayores de Estados Unidos, según el conteo del historiador oficial de la liga.

Sin embargo, otras publicaciones, incluyendo Baseball-Reference.com, que por 19 años ha sido una de las fuentes de consultas más populares para periodistas y aficionados, presentan una tabla diferente. Baseball Reference tiene a Aaron (2,297), Ruth (2,214), Rodríguez (2,086), Cap Anson (2,075), Bonds (1,996), Gehrig (1,995) y Pujols (1,993). En ese conteo, Anson es tercero, mientras que Pujols es séptimo y está a dos (no una) de empatar a Gehrig.

Para enredar un poco más las cosas, pese a que MLB avala los datos de Elias Sports Bureau como los oficiales y válidos, en su portal en internet, MLB.com, el departamento de remolcadas de todos los tiempos dice así: Aaron (2,297), Ruth (2,213), Rodríguez (2,086), Bonds (1,996), Gehrig (1,995) y Pujols (1,993). En la tabla de MLB.com, Ruth es segundo, pero con una menos, Anson no aparece y a Gehrig se le reconocen 1,995, una más que en Elias Sports.

La estadística de carreras impulsadas fue creada en 1920 y esa es la razón por la que Elias Sports Bureau no admite como oficiales las que se produjeron antes de eso. Tomen en cuenta que la Liga Nacional fue fundada en 1876 y la Liga Americana en 1901. Cap Anson jugó toda su carrera, entre 1871 y 1897, cuando no existían las carreras remolcadas como estadística. Ruth, quien debutó con Boston Red Sox en 1914, había jugado seis temporadas cuando se comenzaron a contar las carreras remolcadas.

Para determinar las carreras impulsadas de los jugadores que accionaron antes de 1920, los historiadores del béisbol tuvieron que reconstruir los hechos con las hojas de anotación de todos los partidos oficiales que se jugaron por los 44 años anteriores. Incluso si estuvieran perfectamente registrados y compilados todos los juegos, el proceso no siempre arroja datos científicamente exactos.

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Además de los errores naturales, al igual que muchas otras cosas del béisbol, la anotación incluye un alto grado de subjetividad. Un batazo fuerte que pierde un jardinero con las bases llenas puede ser anotado como error o hit, y dependiendo de la anotación, el bateador sería acreditado con tres o ninguna Rbi. En muchas ocasiones, los box scores que publicaban los periódicos discrepaban con la anotación oficial, y en otras, los anotadores oficiales cambiaron decisiones originales.

Por ejemplo: Cuando Lou Gehrig fue forzado a retirarse en 1939 debido a la esclerosis lateral amiotrófica (bautizada como "Enfermedad de Gehrig"), "The Howe News Bureau", la empresa que estuvo a cargo de las estadísticas oficiales de la Liga Americana entre 1912 y 1972, tenía fichado al primera base de los New York Yankees con 1,990 carreras impulsadas.

En 1973, se agregó una RBI al total de Gehrig para llevarlo a 1,991, pero en 1974 se anuló el cambio y regresó a ser 1,990. En 1996, Gehrig (fallecido desde el 2 de junio de 1941) aumentó cinco carreras en su total de por vida, quedando establecido que tuvo 1,995, y en 2007 fue acreditado con otra para subir a 1,996.

Se necesitaron muchos años de esfuerzo por parte de algunos miembros de la "Society For American Baseball Research" (SABR), investigando y estudiando las hojas de anotación de todos los partidos de los Yankees entre 1923 y 1939, para tratar de establecer el número real de carreras impulsadas que tuvo el llamado 'Caballo de Hierro' en su carrera.

La gente de SABR descubrió al menos 34 errores de anotación en la primera mitad de la carrera de Gehrig, incluyendo nueve en la temporada de 1926, cuando el toletero tuvo 109 remolques, pero que pudieron ser 110 e incluso 112. Todavía hoy, el total de impulsadas de Gehrig depende de a quien se consulte, entre Elias Sports Bureau (1,994), Baseball-Reference (1995) o el 'The Elias Book of Baseball Records' de 2007 a 2011 (1996).

En resumen, mi recomendación es que disfruten lo que le queda a la gran carrera de Pujols y celebren todas sus carreras remolcadas, sin preocuparse mucho del lugar exacto en que sea ubicado por las diferentes instituciones que cuentan las cifras oficiales del béisbol. Pujols, quien tiene un contrato garantizado hasta el 2021, necesita 304 carreras impulsadas para empatar a Aaron en el liderato de todos los tiempos con 2,297, una cifra en la que todos coinciden.

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Liderados por el brutal arranque de los campeones Boston Red Sox, los equipos dirigidos por managers latinoamericanos se combinan para una pobre marca de 28-43, cuando han transcurrido tres semanas en la larga temporada regular de las Grandes Ligas del béisbol de los Estados Unidos.

Boston, que prácticamente hizo un punta a punta para atrapar su noveno campeonato el año pasado, en el debut del puertorriqueño Alex Cora como dirigente, ha perdido 13 de sus primeros 19 encuentros de una campaña apenas por segunda vez en 43 años y entra al penúltimo fin de semana de abril en el sótano de la División Este de la Liga Americana.

El debutante piloto puertorriqueño Charlie Montoyo tiene a sus Toronto Blue Jays (7-12) apenas un juego mejor que Boston en el standing del sector, mientras que los Chicago White Sox (7-10) del mexicano Rich Rentería ocupan el penúltimo peldaño en la División Central del joven circuito.

Mark J. Rebilas/USA TODAY SportsEl pitcheo ha sido un dolor de cabeza para los Red Sox de Alex Cora.
Los Washington Nationals (8-8), penúltimos en la División Este de la Liga Nacional, son los únicos con marca positiva entre los clubes comandados por dirigentes latinoamericanos. El conjunto capitalino, que es dirigido por el puertorriqueño Dave Martínez, pasa por su mejor momento de la temporada, habiendo triunfado en seis de sus últimos 10 encuentros.

Mientras Toronto y Chicago se encuentran en dolorosos procesos de reconstrucción y no tienen muchas aspiraciones de batallar actualmente, Washington fue señalado para volver a dar la pelea en una de las divisiones más duras y parejas que tiene el béisbol este año.

Boston, que mantuvo casi intacto el núcleo del 2018, comenzó el 2019 como uno de los grandes favoritos para ganarlo todo y convertirse en el primer conjunto de Grandes Ligas que conquista títulos consecutivos en casi dos décadas, algo que la franquicia solamente consiguió una vez (1915-16) en 119 años de existencia.

Reza un popular proverbio del béisbol que "nadie gana la temporada en abril, pero puede perderla".

Apenas dos equipos que pedieron 12 o más de sus primeros 18 juegos de una temporada, pudieron recuperarse para terminar levantando el trofeo de la Serie Mundial: Los Angeles Angels en en 2002 y los Bravos de Boston en 1914.

Después de ser barridos en dos juegos en el Bronx, en sus primeros choques de la temporada contra su gran rival, New York Yankees, Boston se dirige a Florida para enfrentar desde el viernes en Tropicana Field a los Tampa Bay Rays (14-4), un rival divisional y por ahora el mejor equipo de de las ligas mayores.

El pitcheo ha sido el dolor de cabeza más común para los dirigentes latinos este año. Boston es penúltimo en efectividad colectiva (6.01, solamente mejor que el 6.05 de los Baltimore Orioles) en ambas ligas mayores. Su rotación de casi $100 millones de dólares, tiene marca de 2-11, efectividad de 6.70 y ha permitido 103 hits (20 jonrones) en 90 entradas, por mucho la peor del juego.

Los otros no van exactamente muy bien. White Sox (5.45) es #27 en efectividad, Washington (5.19) el #23 y Toronto (3.52), el #9, por mucho el mejor del grupo.

Tras jugar toda la semana en casa contra Pittsburgh Pirates y San Francisco Giants, Washington se mueve en el fin de semana a Florida para enfrentar a los Miami Marlins (4-15), el peor conjunto de MLB actualmente, y luego a Denver para medirse a los Colorado Rockies. Chicago jugará cuatro partidos en Comerica Park contra su rival divisional Detroit Tigers y luego visitará a los Baltimore Orioles. Inmediatamente concluya su visita a los Minnesota Twins, Toronto viajará a la costa oeste para enfrentar a Oakland Athletics antes de regresar a casa para recibir a Giants y Athletics.

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Los cuadrangulares y los ponches siguen dominando el escenario tras las primeras dos semanas de acción en la nueva temporada de las Grandes Ligas, mientras que los principales indicadores ofensivos colectivos mantienen el declive de los últimos años.

Luego de 256 partidos, los bateadores de las ligas mayores se están ponchando (8.79 por juego) a un ritmo de quebrar el récord de todos los tiempos, que fue establecido el año pasado, pero también están pegando cuadrangulares (1.24 por juego) a una frecuencia que está bastante cerca del promedio histórico.

Nueve equipos con al menos nueve partidos jugados tienen más de 90 ponches y 67 jugadores se han ponchado 10 o más veces. Cody Bellinger, de Los Angeles Dodgers, lidera la Liga Nacional con seis jonrones, y el dominicano Gary Sánchez, de New York Yankees, encabeza la Liga Americana con seis. Hay 48 bateadores con tres o más vuelacercas.

El promedio general de bateo de .240 de los primeros días del 2019 es el más bajo desde la infame temporada de 1968, cuando el pitcheo fue tan ridiculamente superior que obligó a que la oficina del comisionado ordenara que se bajara la altura de la loma de lanzar, de 15 pulgadas a 10 pulgadas, al año siguiente.

En el "Año del Pitcheo" en 1968, los bateadores promediaron .237 con 1.2 jonrones por juego y los lanzadores tuvieron efectividad de 2.98. Las únicas otras dos ocasiones en que el promedio de bateo colectivo quedó por debajo de .240, fue en 1888 y 1908, cuando terminó en .239.

Este año, los Dodgers han tenido un arranque casi perfecto en el plato, liderando el béisbol en promedios de bateo (.307), OBP (.403), Slugging (.587), OPS (.991), carreras por juego (8.4) y hits por juego (10.7). Los Angeles, que ha jugado 10 partidos, también es el club con más boletos gratis (56) y el segundo en jonrones (24).

Los Seattle Mariners, que han participado en 11 juegos, tienen una carrera más (85) y tres jonrones más (27) que los Dodgers, mientras encabezan el joven circuito en bateo (.278), Slugging (.550) y OPS (.917). Mariners (11) y Dodgers (10) han bateado cuadrangulares en todos sus partidos, la primera vez en la historia que dos o más clubes logran la hazaña en al menos sus primeros 10 compromisos de una temporada.

La mitad de los clubes de las ligas mayores, sin embargo, batea por debajo de .240 y cuatro (Toronto Blue Jays .183, Cleveland Indians .182, Detroit Tigers .181 y Cincinnati Reds .170) por debajo de .200. Una docena de equipos exhiben un promedio de OPS inferior a .700, incluyendo cinco que están por debajo de .600. El año pasado, los bateadores de Grandes Ligas se combinaron para pegar 5,585 cuadrangulares, la cuarta mayor cantidad de la historia. El récord de todos los tiempos fue establecido en el 2017, cuando se conectaron 6,105 (1.26 por juego por equipo), mientras que en el 2000 hubo 5,693 y 5,610 en el 2016.

Los Yankees sacaron 267 pelotas del parque, rompiendo la marca para un club en una temporada que tenía Seattle, con 264 en 1997.

Pero en el 2018, fue la primera vez que las Grandes Ligas registraron más ponches (41,207) que hits (41,020) durante la serie regular. El récord de ponches había sido establecido el año anterior, cuando se produjeron más de 40 mil abanicados (40,104) por primera vez.

El cubano Yoan Moncada, de los Chicago White Sox, lideró el béisbol con 217 ponches y apenas disparó 136 hits. El jardinero Giancarlo Stanton, de los Yankees, y su colega Joey Gallo, de los Rangers, consumieron 211 y 207 ponches, respectivamente. En la historia de Grandes Ligas, 13 bateadores han pasado de 200 ponches, pero en el 2018 fue la primera vez que lo hicieron tres al mismo tiempo.

El promedio de ponches por juego subió anualmente en las pasadas cinco temporadas, pasando de 7.70 en 2014 a 8.48 en 2018. Al mismo tiempo, la media de imparables por encuentro se redujo cada año en los tres torneos anteriores, quedando en 8.44 la temporada pasada.

El porcentaje de bateo colectivo de .248 en ambas ligas mayores fue el más bajo desde 1972. El inicialista de los Baltimore Orioles, Chris Davis, bateó .168, el promedio más bajo para un pelotero que califica para el liderato desde 1920. Davis, uno de tres toleteros con dos o más temporadas de 200 ponches, fue out por tres strikes en 192 ocasiones en 128 juegos.

Aunque aún la muestra es muy pequeña para declarar una tendencia definitiva, este año las cosas no han cambiado mucho, ni para el colectivo, ni para Davis, quien tiene 13 ponches y no ha pegado su primer hit luego de 27 apariciones al plato. De hecho, Davis tiene 44 turnos consecutivos sin hit y está a dos turnos fallados de empatar el récord de todos los tiempos del dominicano Eugenio Vélezm quien se fue de 46-0 al final de la temporada del 2011.

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El cliente siempre tiene la razón. Es algo con lo que tienen que lidiar diariamente los empleados de empresas que ofrecen bienes y servicios, sin importar si se es el encargado del área de frutas y vegetales en un super mercado, mesera en un restaurante o agente de beisbolistas. El cliente siempre tiene la razón, incluso cuando sus decisiones no son las más acertadas.

"Mucha gente piensa que los representantes de los atletas son los jefes de los jugadores, pero la realidad es que es todo lo contrario.

Los agentes son empleados de los jugadores y, como cualquier cliente, siempre tienen la razón y siempre, siempre, tienen la última palabra", dijo un veterano agente de jugadores de Grandes Ligas que prefirió el anonimato.

Eloy Jiménez (Medias Blancas Chicago)
AP Photo/Charles Rex ArbogastEloy Jiménez, de los Chicago White Sox, firmó un contrato de $48 millones de dólares por seis temporadas.

Después de "ablandar" a los peloteros agentes libres con la vara del desdén durante la temporada muerta anterior y la primera mitad de la más reciente, los dueños de equipos de las ligas mayores pasaron a la siguiente fase de lo que parece un plan maestro para intentar transformar, a su favor, el modelo de negocio que ha estado vigente desde que la agencia libre se estableció firmemente en el béisbol hace cerca de tres décadas.

Primero ignoraron a casi todos los agentes libres, sin importar que se llamaran JD Martínez o Jake Arrieta, y luego comenzaron a sacar de la industria a los más veteranos (tipos como José Bautista, Bartolo Colón y José Reyes aún esperan por una llamada y otros como Adam Jones y Gio González firmaron tarde y por poco dinero) y a firmar a los más jóvenes y prometedores con largos contratos que retrasarán su entrada al mercado de agentes libres y, por consecuencia, afectarán el valor neto de sus carreras.

Desde el final de los entrenamientos primaverales y la primera semana completa de la serie regular, los equipos de las ligas mayores han invertido cerca de $1,500 millones de dólares en extensiones de contratos de 15 peloteros.

La lista incluye a varios jugadores súper estelares que estaban a uno o dos años de entrar a la agencia libre, como el jardinero Mike Trout ($426,5 millones por 12 años con Los Angeles Angels), el inicialista Paul Goldschmidt (5 años/$130 millones con St. Louis Cardinals), el torpedero arubano Xander Bogaerts (6 años/$120M con Boston) y los lanzadores Chris Sale (5 años/$145M con Boston Red Sox a>), Jacob deGrom (6 años/$120.5M con New York Mets) y Justin Verlander (2 años/$66 millones con Houston Astros), pero el gran grueso del grupo está formado por jóvenes con poco camino recorrido.

De acuerdo al eficiente departamento de estadísticas de ESPN (ESPN Stats & InformationESPN), los clubes invirtieron más de $4,000 millones de dólares desde el final de la temporada pasada y menos de la mitad fueron a los bolsillos de agentes libres. Bryce Harper ($330 millones por 13 años con Philadelphia Phillies) y Manny Machado ($300 millones por 10 años con San Diego Padres) fueron los reyes de la agencia libre.

Pero retener estrellas, como Nolan Arenado ($260 millones por 8 años con Colorado Rockies), es la nueva tendencia, una que básicamente está eliminando o reduciendo el poder de negociación de casi la totalidad d la clase de agentes libres de la próxima década.

Eloy Jiménez, un prometedor jardinero dominicano de los Chicago White Sox, firmó un contrato de $48 millones de dólares por seis temporadas-- con potencial de convertirse en un pacto global de $75 millones en ocho años-- antes de agotar su primer turno en las Grandes Ligas.

El contrato de Jiménez, de 22 años, es el más grande de la historia para un pelotero sin experiencia en las ligas mayores, sin incluir a varios estelares cubanos y japoneses que dieron el salto a la pelota norteamericana después de haber forjado una gran reputación.

Un par de horas antes de participar en su juego #110 en MLB, el sensacional y talentoso jardinero venezolano Ronald Acuña pactó con los Atlanta Braves por ocho temporadas y $100 millones de dólares. El contrato del chico de 21 años incluye dos opciones para las temporadas 2027-2028 que elevarían el valor a $124 millones por una década.

Incluyendo los años de opciones y otras consideraciones, Acuña y Jiménez podrían recibir alrededor de $200 millones de dólares entre la primera quincena de abril del 2019 y la última del 2028. Nada mal para dos chicos que integran el Top 10 de jugadores más jovenes en la actual temporada de Grandes Ligas y que comenzaron el año con poca o ninguna experiencia a este nivel.

Ronald Acuña Jr batea en pretemporada (Bravos de Atlanta)
AP Photo/John RaouxEl sensacional y talentoso jardinero venezolano Ronald Acuña de 21 años, pactó con los Atlanta Braves por ocho temporadas y $100 millones de dólares.

La estrategia es sencilla: Los equipos están corriendo el riesgo calculado de invertir en lo que se supone serán los mejores años de los proyectados mejores peloteros de la próxima década, con el incentivo extra de ahorrarse un dineral por hacerlo ahora y no más tarde. Los jugadores y sus representante pueden ver la intención detrás de las ofertas, pero el instinto de conservación generalmente vence al espíritu aventurero del ser humano, especialmente si la persona viene de orígenes humildes y tiene muchos dependientes.

"Como agentes, recomendamos esperar y no firmar ahora", dijo el agente de Acuña, Alex Salazar, de Gatemore Sports & Entertainment. "Nosotros queríamos llegar a la agencia libre. Un jugador con las condiciones de Ronald podía firmar por $300 millones en la agencia libre", agregó.

"Para nadie es un secreto que está dejando mucho dinero en la mesa, pero al final del juego, él es quien tenía la decisión y esa fue su decisión. Para nosotros era mejor irnos año por año y cuando fuera agente libre, como Bryce Harper y Manny Machado", dijo Salazar.

Incluso después que el estelar jardinero de Boston, Mookie Betts, confirmara que había rechazado una extensión de $200 millones de dólares y que no temía esperar por la agencia libre en dos años ¿cómo criticar a Jiménez y Acuña por no tomar el mismo camino? Después de todo, cien millones de dólares sigue siendo una suma extraordinaria, en República Dominicana, Venezuela, Estados Unidos o cualquier parte del mundo.

Hasta Bogaerts, quien es cliente de Scott Boras, el paladín de la agencia libre, prefirió el dinero seguro que ofreció Boston a intentar descubrir como sería tratado en la agencia las próximas navidades.

El asunto es que la decisión de cuando aceptar una oferta no está en manos de los agentes, sino de sus clientes. Y el cliente siempre tiene la razón.

"Tenemos un proceso de información bastante extenso que brindamos a nuestros clientes sobre sus opciones y elecciones, los potenciales del mercado y su rendimiento", dijo Boras el año pasado cuando le preguntaron sobre las futuras agencias libres de sus clientes Bogaerts y su compañero Jacki Bradley.

"Así que es algo donde con cada propuesta, ciertamente dejamos que el atleta lo evalúe y siempre nos mantenemos en comunicación con los equipos sobre sus intenciones. Y ese proceso a veces da el fruto de un acuerdo, y a menudo no lo hace. Debido a que el sistema tiene un historial, la mayoría de los jugadores que firman contratos antes de la agencia libre tienen un componente de valor que es, a menudo después de una consideración por parte del jugador, no del valor que recibiría por esperar ", agregó Boras.

Lo que Boras quiso decir es que la decisión de cuando aceptar una oferta no está en manos de los agentes, sino de sus clientes. Y el cliente siempre tiene la razón.

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ORLANDO, Florida -- Los Toronto Blue Jays, la única franquicia extranjera de las Grandes Ligas (MLB) del béisbol de Estados Unidos, decidió unilateralmente aumentar los salarios de hambre y miseria de sus jugadores de las ligas menores.

La organización canadiense hizo lo moralmente correcto, algo que debería ser imitado urgentemente por sus socios estadounidenses.

(David Cooper/Toronto Star via Getty Images)El día de la inauguración del nuevo equipo de AAA de los Blue Jays, los Buffalo Bisons, con su alineación oficial.

De acuerdo a un reporte de The Athletic, Toronto aumentará el sueldo de sus jugadores de las fincas en un 50% de promedio. Los aumentos oscilarán entre el 40% y el 56%, dependiendo la categoría, desde la filial en la Liga Dominicana de Verano al representativo de Triple A (Liga Internacional) que juega en Buffalo, Nueva York.

Para el 2019, los jugadores de AAA recibirán una mejoría de un 40% y ganarán un mínimo de $3,050 dólares mensuales ($15,250 por la temporada de cinco meses), los de AA verán sus salarios incrementarse en un 50% hasta $2,550 mensuales ($12,750 en la temporada) y los de clase A recibirán un salario mímino de $12,000 dólares por el torneo ($2,400 mensuales), lo que representa un 56% con relación a lo que pagan el resto de las organizaciones.

De acuerdo a un estudio independiente, los Azulejos pagarán alrededor de $1,9 millones de dólares por todo el año por concepto de salarios a los jugadores de sus ocho clubes afiliados en las ligas menores.

Al mismo tiempo, la nómina del equipo de Grandes Ligas de los Azulejos rondará los $106 millones de dólares en el 2019, incluyendo $38,5 millones a cuatro jugadores que ya no están en el equipo: Troy Tulowitzki ($19,4 millones), Russell Martin ($16,4), Jaime García ($2,0) y Yangervis Solarte ($750,000).

Incluso con los aumentos, los jugadores de las ligas menores de los Azulejos seguirán siendo mal pagados, pero al menos estarán mejor que sus colegas de las otras 29 organizaciones, donde unas asombrosa cantidad de elementos percibe hasta $1,100 dólares mensuales y solo cobra por tres o cuatro meses.

La asombrosa y dolorosa realidad es que los clubes de de las ligas mayores pagan salarios por debajo del mínimo que se permite en Estados Unidos a sus jugadores de ligas menores, lo que es inmoral si tomamos en cuenta que MLB es una industria que genera más de $10 mil millones de dólares anuales. En Grandes Ligas, el salario promedio supera los $4,0 millones anuales y el sueldo básico será de $555 mil para la próxima temporada.

La gran diferencia es que mientras los ligamayoristas son representados por la poderosa Asociación de Peloteros de Grandes Ligas (MLBPA), los ligaminoristas no están sindicalizados, incluso si serán los próximos ligamayoristas. Solamente los jugadores que están en los rosters de 40 de los equipos de Grandes Ligas pertenecen a la MLBPA.

El año pasado, el reclamo de los jugadores de ligas menores por mejoría salarial recibió un golpe contundente, cuando el presidente Donald Trump firmó un proyecto de ley de gasto de $1,300 trillones de dólares para mantener abierto el gobierno federal. La pieza de 2,232 páginas, que había sido aprobada previamete por el congreso, determinó que los peloteros no están protegidos por la ley para recibir pagos por horas extras de trabajo durante la temporada.

Lo que quiere decir, que además de ganar poco, los peloteros de ligas menores, que no reciben paga durante los entrenamientos invernales ni la temporada muerta, tampoco pueden reclamar horas extras aunque trabajen port encima de 40 horas semanales, como establecen las leyes de la unión americana.

Para que tengan una idea, Walmart, la cadena de almacenes de descuento, le paga a sus empleados $11 dólares la hora. Eso significa un mínimo de $440 dólares semanales, sin horas extras. Eso es más de $20 mil dólares anuales. Eso es el doble de lo que ganará el próximo Derek Jeter en la doble A de los New York Yankees.

Eso es injusto, inmoral e inaudito.

Toronto hizo lo correcto y ojalá que las otras 29 organizaciones hagan lo mismo. Moralmente, es lo mínimo que pueden hacer.

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"El progreso es imposible sin cambio, y aquellos que no pueden cambiar sus mentes no pueden cambiar nada": George Bernard Shaw.

ORLANDO, Florida -- Incluso los que nos encontramos entre los que se sienten abrumados con tantas transformaciones en tan corto tiempo, tenemos que admitir que el béisbol no es una entidad independiente de la sociedad y del planeta y que, por tanto, está obligado a adaptarse para sobrevivir.

"Todos los cambios, aún los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía", dijo el poeta y escritor francés Anatole France (1844-1924).

La semana pasada, la Liga Independiente del Atlántico, que tiene un acuerdo con las Grandes Ligas (MLB) para servir como laboratorio de prueba para cambios importantes, anunció que para la temporada de este año impondría una serie de medidas, incluyendo la instalación de un sistema electrónico para asistir al árbitro del plato en el conteo de bolas y strikes, aumentar el tamaño de las almohadillas, regular la ubicación de los infielders en formaciones defensivas y alejar el montículo del plato, entre otras.

Se supone que el experimento de tres años ofrecería a la MLB una perspectiva real de las cosas que podrían funcionar en el más alto nivel. Aunque las novedades llamaron la atención, pocos se preocuparon. Después de todo ¿A quién realmente le importa lo que ocurra en la Liga del Atlántico?

Sin embargo, el jueves, la MLB y la Asociación de Peloteros de las ligas mayores (MLBPA) anunciaron una serie de cambios que entrarán en vigencia en las temporadas de Grandes Ligas del 2019 y 2020.

Ahora estamos hablando de algo serio. La temporada de las ligas Americana y Nacional consta de más de 2,000 partidos, que son transmitidos por todas las formas conocidas de comunicación y atraen la atención de cientos de millones de personas en Estados Unidos y el resto del mundo.

De acuerdo al anuncio conjunto de MLB y MLBPA, una sola fecha límite de cambios en julio 31, un Día de Elección para el Juego de Estrellas; premios de $2,5 millones de dólares para los participantes en el Derby de Jonrones, incluyendo un millón para el ganador, y la reducción de las visitas al montículo de seis a cinco, serán implementados en la temporada que arranca la próxima semana, primero en Japón, y luego en la unión americana.

Para la temporada del 2020, los rosters activos aumentarán de 25 a 26 jugadores, la ampliación de las nóminas en septiembre tendrá un límite de 28 jugadores en lugar de 40, los pitchers tendrán que enfrentar al menos tres bateadores (salvo algunas condiciones específicas, incluyendo lesiones) y la lista de lesionados para lanzadores volverá a tener un mínimo de 15 días, mientras que para bateadores seguirá siendo de un mínimo de 10 días.

A diferencia de otros deportes, y la generalmente acelerada vida norteamericana, el béisbol ha sido lento para hacer cambios, pero eso no significa que no haya hecho muchos a lo largo de su historia.

En los inicios del juego (la Liga Nacional fue fundada en 1876 y la Liga Americana en 1901), las bases por bolas contaban como hits y se requerían ocho pitcheos malos (el doble de lo actual) para ganarse un boleto gratis. La bola viva, que aumentó la producción de jonrones y la atención de los aficionados, revolucionó la industria desde la segunda década del siglo XX.

El bateador designado, aprobado en la Liga Americana en 1973, se convirtió en el rasgo que más diferencia ambos circuitos. La repetición de televisión, el uso de la tecnología para medir el desempeño de los jugadores, la escala salarial y muchos otros aspectos, entraron en escena en las últimas décadas.

Y los cambios en el béisbol son generales y no se detienen. Hace rato que la pelota internacional, incluyendo el Clásico Mundial de Béisbol, tiene una regla que coloca dos corredores en bases comenzando el episodio desde la undécima entrada para acelarar el final de los encuentros.

Y el martes, en La Habana, Cuba, Ricardo Fraccari, presidente de la Confederación Mundial de Béisbol Softbol (WSBC) anunció que después de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 los partidos internacionales en todas las categorías tendrán una duración de siete entradas.

"Nuestro objetivo es globalizar este deporte y por eso tomamos esta medida. Hasta ahora todos están entusiasmados. Será favorable para la permanencia de este deporte en los juegos olímpicos porque las cuotas son un problema, y ahora se necesitarán menos atletas", dijo Fraccari a la prensa.

"La demora más amplia de los juegos es entre la séptima y la novena entradas. Esto acortará como mínimo una hora de duración. Con el partido a siete innings se va a disminuir el desequilibrio entre un equipo y otro", agregó.

En resumen, nos gusten o no, los cambios son necesarios y obligatorios, para el béisbol, para la sociedad, para la vida.

"El cambio es ley de vida. Cualquiera que sólo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro": John Fitzgerald Kennedy (1917-1963), el presidente #35 de Estados Unidos.

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ORLANDO, Florida -- La elección del panameño Mariano Rivera con el ciento por ciento de los votos de la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA), en cierta forma opacó las escogencias del puertorriqueño Edgar Martínez y los lanzadores norteamericanos Roy Halladay (fallecido) y Mike Mussina para la promoción del 2019 del Salón de la Fama de Cooperstown.

Pero además, el hecho de que Rivera se convirtió en el primer integrante del pabellón de la fama que consigue una votación unánime, relegó al departamento de asuntos sin importancia la suerte de los otros latinos que aparecieron en la papeleta de este año. Ya disipado el humo de los fuegos artificiales por la gesta del mejor cerrador de todos los tiempos, rescatemos las otras notas latinas que dejó el anuncio de la BBWAA.

El ex torpedero venezolano Omar Vizquel mejoró notablemente su candidatura para ser electo antes de que venza su elegibilidad en ocho años, mientras que las de los antiguos jardineros dominicanos Manny Ramírez y Sammy Sosa entraron en un punto muerto en el que parece poco probable, por no decir imposible, que puedan ser rescatadas. Algo parecido puede decirse de la del ex jardinero curazoleño Andruw Jones.

En su segundo año en la boleta de la BBWAA, Vizquel recibió 182 votos, lo que equivale al 42,8% del jurado, un aumento significativo en relación a los 156 sufragios (37%) que obtuvo en el 2018. Para poner un ejemplo, Martínez, quien se convirtió el martes en el quinto puertorriqueño en Cooperstown, no superó el 40% de apoyo hasta su séptimo año de elegibilidad.

Mejor aún, el torpedero Luis Aparicio, el único nativo de Venezuela con una placa en el Museo del Salón de la Fama, no superó la votación que recibió Vizquel este año hasta su quinto y penúltimo año en la boleta, en 1983, cuando recibió un 67,4%. Aparicio fue electo por los periodistas con un 84,6% de aprobación en la votación de 1984.

Sosa, quien bateó 609 jonrones y ganó el premio de Jugador Más Valioso en 1998, apenas recibió 36 votos (8,5%) en su séptima oportunidad en la papeleta, lo que fue suficiente para mantenerse elegible para el 2020, pero que lo mantuvo demasiado lejos del 75% que se necesita para ser declarado inmortal del béisbol.

Getty ImagesEn su segundo año en la boleta de la BBWAA, Omar Vizquel recibió 182 votos, lo que equivale al 42,8% del jurado, un aumento significativo en relación a los 156 sufragios (37%) que obtuvo en el 2018.

Por diferentes razones; que van desde sospechas de que pudo haber usado sustancias para mejorar el rendimiento en el pico de su carrera, hasta el hecho de que algunos periodistas consideran que su expediente no merece la inmortalidad sin importar si lo armó con o sin sustancias, Sosa ha sido ignorado por los votantes. Después de recibir un 12,5% de los votos en el 2013, "El Bambino del Caribe" ha quedado por debajo cada año (7,2% en 2014, 6,6% en 2015, 7% en 2016, 8.6% en 2017 y 7.8% en 2018).

Es altamente improbable que Sosa agregue cerca de un 70% de los votos en los próximos dos años y evite que su caso pase al Comité de Veteranos, la segunda y última instancia para entrar al Salón de la Fama.

Ramírez, uno de los mejores bateadores que han pasado por las Ligas Mayores en las últimas cinco décadas, tuvo más suerte que Sosa en sus primeros tres años, pero el apoyo fue muy pobre para aspirar a ser electo en las votaciones del futuro cercano. Ramírez, quien fue suspendido dos veces por violar en dos ocasiones el programa antidopaje de las Grandes Ligas, recibió 105 votos (23.8%) en el 2017, 93 (22%) en 2018 y 97 (22.8%) en 2019.

Para hacer una comparación. Barry Bonds, un siete veces Jugador Más Valioso y líder de jonrones de todos los tiempos, apenas saltó del 36% al 59% en sus primeros siete años, pese a que, a diferencia de Ramírez, solamente es un sospechoso de usar sustancias, ya que nunca fue suspendido por tales razones. Suerte a Ramírez en sus pretensiones, pero su situación no es muy halagadora.

Y entonces tenemos a Jones, quien bateó 434 jonrones y ganó 10 Guantes de Oro durante su carrera de 17 años. El curazoleño apenas ha sobrevivido al corte del 5% obligatorio para permanecer en la boleta, con 7.3% en 2018 y 7.5% en 2019.

Los dominicanos Miguel Tejada (5 votos) y Plácido Polanco (1) y el lanzador venezolano Freddy García (0) tuvieron sus debuts y despedidas de la boleta este año, cuando Rivera y Martínez aumentaron a 11 la membresía de latinos de Grandes Ligas que alcanzaron el Salón de la Fama y extendieron el buen momento que disfrutan nuestros representantes en este proceso.

Desde el 2011, seis latinoamericanos (Roberto Alomar, Pedro Martínez, Iván Rodríguez, Vladimir Guerrero, Rivera y Martínez), sellaron sus pases de entrada al santuario deportivo.

Sin embargo, después de la fiesta boricua-panameña de julio venidero, aparentemente habrá que esperar un par de años antes de que la villa de Cooperstown vuelva a vibrar con una celebración latinoamericana.

Además de que regresarán Sosa (octavo año), Ramírez (4to.), Jones y Vizquel (3ro.), en el 2020 debutarán en la boleta los dominicanos Alfonso Soriano y Rafael Furcal y el venezolano Bobby Abreu. Ninguno luce como una línea, aunque Vizquel deberá seguir mejorando para superar el 50%. Más o menos lo mismo debe ocurrir en 2021, cuando serán elegibles por primera vez el dominicano Aramis Ramírez y el puertorriqueño Alex Rios.

Sin embargo, en el 2022 habrá muchas expectativas con el aterrizaje en la papeleta de dos de los nombres más importantes de los últimos años en las ligas mayores: Los dominicanos Alex Rodríguez y David Ortiz.

Mientras "A-Rod" debe estar preparado para el rudo tratamiento que han recibido otros jugadores que fueron suspendidos por el uso de sustancias, "Big Papi" tiene una gran oportunidad de convertirse en el cuarto quisqueyano en el Salón de la Fama.

El puertorriqueño Carlos Beltrán en 2023 y el dominicano Adrián Beltré en 2024 serán los principales candidatos latinoamericanos en los dos siguientes años.

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ORLANDO, Florida -- Mucho antes de que una disputa entre el presidente Donald Trump y el Congreso provocara el cierre parcial del gobierno más largo en la historia de Estados Unidos, el mercado del béisbol de las Grandes Ligas ya lidiaba con uno de sus peores apagones desde el nacimiento de la agencia libre hace un poco más de cuatro décadas.

Entrando formalmente a la segunda mitad de enero, y a menos de un mes para que arranquen los entrenamientos primaverales en Arizona y Florida, alrededor de 150 peloteros con experiencia en las ligas mayores siguen desempleados. El grupo incluye al jardinero Bryce Harper, el torpedero Manny Machado, el cerrador Craig Kimbrel y suficiente material para armar uno o dos equipos.

Desde que comenzó el periodo de agencia libre, la mayoría de jugadores que firmaron lo hicieron por acuerdos de uno o dos años. Los únicos que excedieron tres años garantizados en sus nuevos contratos fueron los lanzadores abridores Patrick Corbin (6 años con Washington Nationals) y Nathan Eovaldi (4 años con Boston Red Sox). Para muchos, una de las posibles razones para el apagón de este invierno en particular es el hecho de que no hayan firmado Harper y Machado, quienes entraron al mercado con la expectativa de romper el récord salarial de las ligas mayores (Alex Rodríguez firmó por 10 años y $275 millones con los New York Yankees como agente libre en diciembre de 2007, mientras que Giancarlo Stanton aceptó una extensión de los Miami Marlins por 13 años y $325 millones en noviembre de 2014 para evitar llegar al mercado).

En realidad, esa percepción es errada tomando en cuenta que ni Harper ni Machado tienen una fila de equipos interesados en sus servicios y que algunos de los clubes más ricos del béisbol no solamente no han corrido detrás de ellos, sino que además tampoco han hecho serios esfuerzos en mejorar sus evidentes debilidades. Básicamente, este invierno, los dos mejores agentes libres del béisbol en mucho tiempo han sido acorralados a tener que decidir entre dos ofertas cada uno y el resto ha sido ignorado olimpicamente.

Con la lista de los agentes libres que aún están disponibles, entrando a la segunda mitad de enero, este es nuestro equipo ideal de desempleados en las grandes ligas .

Martin Maldonado
David J. Phillip
RECEPTOR: Martin Maldonado - El puertorriqueño de 32 años no ha sido una fuerza ofensiva en su carrera de ocho temporadas, pero es una garantía defensiva en una de las posiciones más difíciles del juego. Maldonado, quien ganó el Guante de Oro en el 2017, puso out al 49% de corredores que intentaron robarle la temporada pasada.

Otros disponibles: Nick Hundley, Matt Wieters, René Rivera y A.J. Ellis.

PRIMERA BASE: Wilmer Flores - Flores es un hombre joven (27 años) que ha pegado 68 jonrones en 1,866 turnos al bate en su carrera. Posiblemente lo que necesita es un equipo que le entregue la posición por 150 partidos y lo deje jugar en paz.

Otros disponibles: Logan Morrison, Mark Reynolds y Hanley Ramírez.

SEGUNDA BASE: Marwin González - Además de ser uno de los bateadores que logró más contactos fuertes en MLB en los últimos dos o tres años, González tiene la ventaja de poder jugar adecuadamente en varias posiciones. Incluso si jamás iguala su actuación del 2017 (.303, 90 CE, .907 OPS), en una situación normal debería estar recibiendo muchas ofertas de tres y cuatro años.

Otros disponibles: Asdrúbal Cabrera, Josh Harrison y Neil Walker.

Kyodo/AP Images
CAMPOCORTO: Manny Machado - Uno de los mejores jugadores de MLB, dominicoamericano tiene cuatro visitas al Juego de Estrellas, dos Guantes de Oro y 175 jonrones en siete años. Machado puede jugar en tercera base y el campocorto, batear en medio del lineup y apenas tiene 26 años de edad.

Otros disponibles: José Iglesias, Alcides Escobar y Freddy Galvis.

TERCERA BASE: Mike Moustakas - Un tercera base que batea a la zurda y que pegó 66 jonrones en los dos años anteriores debería recibir más amor de los clubes. El año pasado, Moustakas fue forzado a tomar un contrato de $6,5 millones de dólares el 11 de marzo, pese a que venía de descargar 38 vuelacercas en el 2017.

Otros disponibles: Yangervis Solarte, Ryan Flaherty, Danny Valencia.

Russell Lansford/Icon Sportswire/AP Images
JARDINERO: Bryce Harper - Al igual que Machado, Harper es muy bueno y muy joven. Al igual que Machado, el retraso de su firma se debe más a sus altas expectativas económicas que a desinterés de los equipos. El Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en 2015, promedia 32 jonrones y OPS de .900 por cada 162 juegos en su carrera.

JARDINERO: A.J. Pollock - Cuando está sano, Pollock es uno de los jugadores más completos del juego. El asunto es que estar saludable no ha sido fácil para Pollock, quien solamente ha podido jugar más de 130 partidos en una temporada dos veces en su carrera.

JARDINERO: Adam Jones - El cinco veces Todos Estrellas con cuatro Guantes de Oro ha visto pasar sus mejores años, pero Jones aún puede ayudar un equipo, especialmente uno con un roster adecuado para competir.

Otros disponibles: Carlos González, Nick Markakis, José Bautista, Curtis Granderson, Carlos Gómez, Gerardo Parra y Denard Spahn.

BATEADOR DESIGNADO: Evan Gattis - Excepto por el 2017, cuando fue limitado a 84 juegos por las lesiones, 'El Oso Blanco' ha sido bastante consistente. Todos saben que no bateará para alto promedio ni recibirá muchos boletos, pero en su carrera pega 32 jonrones y empuja 90 carreras por cada 162 juegos. Con 32 años de edad, Gattis es relativamente joven para el rol que juega.

Patrick Semansky/AP Photo
ABRIDOR: Dallas Keuchel - Muchos equipos adorarían tener a Keuchel, pero no al precio que está pidiendo. Básicamente es lo mismo que ocurre con la mayoría de jugadores que pisaron la agencia libre en los últimos dos años. Keuchel no es el mismo que ganó el Cy Young de la Liga Americana en el 2015, pero viene de lanzar 200 entradas por tercera vez en cinco años y de liderar su liga con 34 aperturas.

Otros disponibles: Marco Estrada, Gio González, James Shields, Bartolo Colón, Yovani Gallardo y varias decenas.

RELEVISTA: Craig Kimbrel - Uno de los pocos relevistas de la actualidad que está tejiendo una carrera digna del del Salón de la Fama, Kimbrel es también uno de los pitchers más difíciles de batear en mucho tiempo. En su carrera de nueve años, Kimbrel tiene 333 salvamentos, efectividad de 1.91, 14.7 ponches por cada 9 innings y los bateadores promedian .154 en su contra.

Otros disponibles: Adam Ottavino, Cody Allen, Oliver Pérez, Sergio Romo, Tyler Clippard, A.J. Ramos, Ryan Madson, Bud Norris.

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ORLANDO - En algún momento antes de que arranquen los entrenamientos primaverales de Grandes Ligas, el jardinero Bryce Harper y el infielder Manny Machado muy probablemente pasarán a formar parte de la corta lista de peloteros que han firmado contratos por más de $200 millones de dólares, pero cada día que pasa se hace menos probable que logren eclipsar la hazaña económica que realizó Alex Rodríguez hace casi dos décadas.

Alex Rodriguez
Matthew Emmons/USA TODAY Sports

En la historia de las ligas mayores, apenas 12 contratos han superado la barrera de los $200 millones y dos fueron firmados por "A-Rod", incluyendo uno de $252 millones por 10 temporadas con los Rangers de Texas de diciembre del 2000, que casi 20 años después sigue siendo el referente, en muchos sentidos, en los deportes profesionales de Estados Unidos.

Antes de entrar en detalles es preciso aclarar que Rodríguez usó una cláusula que tenía su histórico acuerdo para escapar del mismo después de siete temporadas y proceder a firmar otro aún más lucrativo, de $275 millones por 10 años con los Yankees de New York , y que el contrato récord de las ligas mayores es el de $325 millones por 13 años que firmó el jardinero Giancarlo Stanton con los Marlins de Miami en noviembre del 2014.

Mientras lo de Stanton fue una extensión con su equipo (lo que también ocurrió con Clayton Kershaw con Los Angeles Dodgers, Miguel Cabrera con Tigres de Detroit y Joey Votto con Cincinnati Reds), los dos pactos de Rodríguez (y ocho de los 12 contratos de $200 millones) fueron obtenidos en la agencia libre, que es donde se encuentran por primera vez Harper y Machado.

Desde que finalizó la última Serie Mundial, se ha escrito bastante acerca de las supuestas pretensiones de Harper y Machado de conseguir contratos que superen los $300 millones e incluso se reportó que en algún momento entre septiembre del 2018 y enero del 2019, Harper habría rechazado una segunda oferta de los Nacionales de Washington, el único equipo para el que jugado hasta ahora, que superaba los $300 millones.

Pero incluso si Harper y Machado - o uno de los dos - cumpliera sus ambiciosos objetivos, es poco probable que igualen o superen la magnitud histórica del primer contrato de Rodríguez.

Lo primero es lo obvio, las casi dos décadas entre los acontecimientos y el valor de dinero en el momento de las transacciones. Lo segundo es la enorme distancia que puso "A-Rod" entre él y el resto de los atletas profesionales, incluyendo los que que habían fichado los mayores contratos que se habían hecho en norteamérica, el referente económico del deporte mundial.

Cuando "A-Rod" se puso de acuerdo con los Rangers el 11 de diciembre del 2000, el contrato anterior más grande del béisbol era el que había firmado apenas dos días antes el lanzador zurdo Mike Hampton ($121 millones por ocho ños con Rockies de Colorado) y el pacto deportivo más rico del profesionalimo de Estados Unidos era la extensión de $126 millones por seis años que logró el basketbolista Kevin Garnett con Minnesota Timberwolves antes de la temporada 1999-2000 de la NBA.

Estamos hablando que el contrato de Rodríguez superó en casi un 150% al mejor contrato existente en Grandes Ligas en ese momento. Harper y Machado tendrían que firmar por cerca de $450 millones de dólares cada uno para acercarse a un incremento parecido con relación al mayor pacto existente (el de Stanton), algo que es altamente poco probable.

Sin importar lo que pase con Harper, Machado o cualquiera de los agentes libres de las ligas mayores que están disponibles, se podría apostar a que el contrato de Rodríguez con Texas hace casi 20 años, seguirá siendo la referencia del béisbol. Y los más de $450 millones de dólares que los equipos se comprometieron a pagar a "A-Rod" en sus 23 años en las Grandes Ligas, también es el récord de todos los tiempos.

Estos son los contratos más ricos (en monto total de dinero) que se han firmado hasta ahora en las Grandes Ligas.

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