MIAMI -- Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": la actuación de Puerto Rico, dejando tendidos en el terreno a los estadounidenses por la vía del KOT, nos hace pensar que éste equipo puede llegar muy lejos en el Clásico Mundial de Beisbol, ya que mientras los boricuas derrotaron de forma contundente a uno de los mejores equipos de éste certamen, Venezuela batalló para ganar a Holanda, conectando apenas tres imparables, pero contando con el gran pitcheo de Carlos Silva y Francisco Rodríguez.

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Alex Ríos, Geovanny Soto y Mike Aviles fueron los únicos del line up de los de la Isla del Encanto que no conectaron imparables, y en apenas dos episodios, ya la ofensiva de José Oquendo había dispuesto de Jake Peavy, anotándole hasta seis carreras.

Un line up que tiene velocidad, poder y, sobre todo, que corre muy bien las bases, situación que fue decisiva en el triunfo sobre Estados Unidos. El pitcheo sólido de Javier Vázquez y tres relevos, mantuvieron a raya a una ofensiva en la que los cuatro primeros, Shane Victorino, Derek Jeter, Chipper Jones y Kevin Youkilis, se fueron sin hit en doce turnos al bat.

José Oquendo tiene además la ventaja de contar con hasta tres receptores de primer nivel, pues combina a Iván Rodríguez con Yadier Molina y Geovanny Soto, todos ellos unos maestros en manejar a sus lanzadores, situación que tiene a Puerto Rico a un paso de viajar a Los Angeles para las semifinales y ha puesto al equipo de casa al borde de la eliminación.

Y mientras los boricuas fueron contundentes, Venezuela batalló enormidades, pero consiguió al final el objetivo al imponerse a un aguerrido equipo holandés. El pitcheo de Sindey Ponson tuvo sólamente dos parpadeos, pero eso fue suficiente para costarle la derrota. Un triple de Endy Chávez abriendo el juego y un cuadrangular monumental de Miguel Cabrera fueron todo el daño que permitió el abridor de Aruba, pero como ha sido a lo largo de todo el torneo, la ofensiva holandesa no ha despertado y eso los tiene en terapia intensiva.

Ya es momento para que la gente de experiencia en el cuadro naranja, como Eugene Kingsale, Sharnol Adriana, Randall Simon y Yurendel deCaster, comiencen a batear, porque una derrota más y la historia de Cenicienta habrá terminado.

Además de la victoria contundente de Puerto Rico, lo más destacado de la jornada sabatina en Miami fue el gran ambiente de los seguidores boricuas y venezolanos. Un numeroso contingente apoyó a ambas selecciones durante el día, por lo que se prevé que el juego entre los dos éste lunes, contará con una gran cantidad de aficionados y un ambiente de lo mejor que hayamos tenido en éste Clásico.

Pero antes de ese duelazo, Estados Unidos se juega la vida ante un equipo holandés que ha llegado lejos, pero que parece tener las horas contadas, antes de que termine su cuento de hadas.

MIAMI -- Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": dejamos la Ciudad de México con un grato sabor de boca por todo lo vivido durante la primera semana de acciones en el Clásico Mundial de Beisbol y llegamos a Miami, donde ya desde el viernes, Holanda, Estados Unidos, Puerto Rico y Venezuela se preparan con miras a una ronda que será mucho más intensa que la primera.

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Los Países Bajos con la consigna de mantener viva la historia de Cenicienta que están protagonizando, los estadounidenses con la presión de tener que librar ésta segunda fase a como dé lugar, Venezuela con un Luis Sojo que, pese a las críticas en su país, consiguió el boleto y además en la primera posición y un Puerto Rico que por primera vez en la historia del Clásico, jugará un encuentro fuera de casa.

Lo más importante en éste nuevo reto, es el cambio de reglas en cuanto a los lanzamientos permitidos. El poder llegar a 85 pitcheos en lugar de los 70 de la primera ronda, hace que los abridores pasen a formar parte fundamental en las estrategias. La mayoría de los dirigentes coincidieron durante la fase anterior en que en efecto, era clave la elección de su pitcher inicialista, pero era mucho más importante elegir de forma adecuada a sus relevos, pues era difícil que los primeros fueran más allá de la quinta entrada& y así sucedió.

Ahora, no solo por el hecho de tener 15 lanzamientos más, sino porque se trata de un "entrenamiento primaveral" para la mayoría de estos lanzadores, así que es lógico que con cada salida vayan tomando condición y se acoplen mejor a lo que es lanzar en un juego de verdad y no un simulacro o una sesión de bullpen.

El balance de la primera ronda nos dejó solamente una sorpresa mayor: la eliminación de la República Dominicana. A pesar de las sorpresas momentáneas de Italia, Canadá y Australia, la lógica se impuso en un 87.5%, ya que de los ocho equipos marcados como favoritos para avanzar, siete lograron la calificación. Pero ahora ya no hay lógica. Es difícil escoger a los dos que avanzarán a semifinales en cada grupo y sobre todo, en el sector que jugará en Miami. La intuición nos dice que la historia del caballo negro finalizará para los holandeses, o que el débil pitcheo de relevo de México terminará por pasarles la factura ante rivales serios como Japón, Corea o Cuba, que no son Australia o Sudáfrica ni algo parecido. Pero de los seis restantes, es difícil escoger a cuatro.

Tras un día de descanso, se reanuda la batalla. Difícil resulta pronosticar, pero lo que sí esperamos es que las entradas en Miami y San Diego no defrauden. Que la afición siga respondiendo como lo ha hecho en éste evento, por lo menos de igual forma a lo que ocurrió en las cuatro sedes de la primera ronda.
MEXICO -- Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": en el beisbol, como en la vida, las aguas siempre regresan a su nivel. Y eso fue lo que los mexicanos se encargaron de demostrar en la paliza y KOT propinado a Australia en el juego decisivo para ver quién acompañaba a Cuba a la siguiente ronda del Clásico Mundial de Beisbol.

Cuando llegamos al Foro Sol el miércoles por la tarde, observamos una hoja pegada en la puerta del clubhouse del equipo mexicano. En ella, se leían las declaraciones de John Deeble, manager australiano, que mencionaba que "22 hits no eran obra de la casualidad", esto en referencia a la paliza de 17-7 que le habían propinado a los aztecas en su primer enfrentamiento. El timonel completaba sus afirmaciones diciendo que ellos ya estaban esperando el duelo de revancha contra los cubanos, es decir, daba por hecho una nueva victoria sobre México en éste segundo partido.

Ese detalle de la hoja en la puerta pudo haber pasado desapercibido, pero a la postre fue fundamental en el desarrollo del encuentro. El coach de primera base, José Tolentino, imprimió esas declaraciones y el manager, Vinicio Castilla, se encargó de hacérselas saber a todos sus peloteros, que salieron al terreno de juego con una motivación exagerada y dispuestos a conseguir la victoria por la vía rápida, tal y como sucedió.

Si bien los dos primeros episodios resultaron en blanco para México, desde el dug out estuvieron gritando y molestando a David Welch, abridor de Australia. Y todo surtió efecto en la tercera, cuando los aztecas abrieron el marcador con cuatro carreras, diciéndole adiós a Welch. El manager Deeble no pudo contener la debacle de su pitcheo y a una ofensiva que, inspirada y picada en el orgullo propio, se destapó bateando imparables por todos lados, convencidos de que tenían que derrotar a Australia por la misma vía de la "misericordia" para devolver la afrenta, que a la postre fue peor, ya que la primera derrota se presentó por la regla de las diez carreras de diferencia pero hasta el octavo inning, mientras que en ésta victoria, se aplicó la de las quince anotaciones en apenas seis entradas.

Pero no solo la ofensiva mexicana hizo su parte. El abridor Jorge Campillo estuvo inspirado durante 4.2 entradas en las que apenas permitió una carrera y Rodrigo López relevó perfecto en cuatro bateadores para completar la faena sobre los canguros.

Más allá de la historia de las declaraciones, que ahí quedará para siempre, México tuvo una actitud mental completamente distinta a lo presentado en el primer juego. La derrota contundente sirvió para que los aztecas se dieran cuenta de que ya no hay rivales fáciles, y la manera de aproximarse a éste segundo duelo, cambió de forma radical. Los bateadores consumieron turnos de calidad, llegaron al pentágono con una estrategia en mente y no solo a recibir inspiración divina. Campillo y López trabajaron mentalmente a sus rivales desde la loma, es decir, no sólo lanzaron desde el centro del diamante, sino que pitchearon, a diferencia de lo ocurrido en el primer encuentro. Una noche mágica en el Foro Sol que vivió un ambiente de primera. La afición le respondió a su equipo y se presentaron en una gran entrada para apoyarlos, disfrutando enormemente cada batazo de la escuadra tricolor. Karim García fue el héroe con 4 en todos los departamentos (hits, carreras anotadas y carreras producidas), además de dos cuadrangulares.

El duelo final de ésta primera ronda ante Cuba será sensacional. Se espera otra gran entrada en el estadio, música, baile, ambiente y porras para dos equipos muy queridos por estos lares. Jugadores sin presión pero con mucho orgullo. En juego, el primer lugar del grupo. Quien gane el encuentro enfrentará a Japón en el primer partido en San Diego, mientras el derrotado irá ante Corea del Sur. La cereza del pastel, para lo que ha sido una primera fase realmente espectacular en una Ciudad de México que ha cumplido con un gran papel, como anfitriona, en éste Clásico Mundial de Beisbol.

MEXICO -- . Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": tuvieron que transcurrir siete entradas y fracción para que Cuba finalmente hiciera valederos los pronósticos y se impusiera a Australia en un encuentro que les costó sangre a los antillanos, marcados como claros favoritos ante unos rivales que demostraron que su victoria por paliza ante México no fue obra de la casualidad.

Aroldis Chapman fue el abridor ante los australianos y sintió la presión (AP)

El encuentro del martes por la noche en el Foro Sol confirmó que la frase del manager John Deeble no fue solamente una sentencia lanzada para salir del compromiso, sino la verdadera filosofía de su equipo: "hace tres años, llegaron al Clásico a poner el nombre de Australia en el mapa beisbolero; hoy, han venido a ganar".

La poderosa artillería cubana había sido detenida , maniatada a solamente tres carreras gracias a la extraordinaria labor del abridor Travis Blackley y del relevo de Damian Moss y se necesitó de una genialidad del manager Higinio Vélez, quien sacó de la banca a Yosbany Peraza, para que éste le conectara el cuadrangular de la voltereta a Richard Thompson.

Peraza encontró a Yuliesky Gourriel en la inicial y desde que salió de la banca traía en mente sólo una cosa: poner la pelota en órbita. Con dos outs en la pizarra y perdiendo por marcador de 4-3, Vélez fue muy claro en sus instrucciones hacia su bateador emergente, y aunque Peraza llegó a dos strikes con un swing inmenso, nunca desistió de su idea, siguió buscando la barda y finalmente lo consiguió, haciendo estallar a una afición que desde una hora antes del inicio del encuentro estuvo poniendo el ambiente en la tribuna con su música y sus bailes.

La otra genialidad de Vélez llegó al encontrar al relevo perfecto, luego de que sus lanzadores habían lucido titubeantes. El abridor Aroldis Chapman, fue víctima de los nervios y su juventud le traicionó. En cuatro entradas admitió tres hits y los relevos de Norberto González, el histórico Pedro Luis Lazo y de Danny Betancourt estuvieron batallando constantemente para retirar a la ofensiva australiana. Pero llegó Ismel Jiménez con solo un out y situación comprometida en el séptimo rollo y, a pesar de llenar las almohadillas con pelotazo a Ben Risinger, pudo dominar al emergente Brett Roneberg, quien fue muy ansioso al irse por el primer lanzamiento, para apagar el ataque. Jiménez procedió a retirar sin daño la octava y la novena entradas para apuntarse la victoria, con un gran relevo de 2.2 innings sin hits ni carreras.

Valía la pena celebrar. El triunfo sufrido le da a Cuba el boleto para San Diego en la segunda ronda, apenas algunas horas después de que uno de los grandes favoritos, la República Dominicana, había quedado eliminado a manos de los Países Bajos.

Por su parte, los australianos tendrán que lidiar la batalla decisiva éste miércoles ante México. Un duelo sin mañana, en donde quien gane va a la segunda ronda y el que pierda se dirige a su casa. Para Australia, el no haber podido embasar a Trent Oeltjen, su primero en el orden, resultó clave en la derrota frente a los antillanos y saben que esa situación tiene que cambiar ante los locales.

Los aztecas, por su parte, enviaron a un contingente de scouteo al Foro Sol y de acuerdo a sus declaraciones al final del encuentro, tienen perfectamente identificados los puntos débiles del equipo australiano, situación que puede cambiar de forma drástica la tónica del juego de éste miércoles, sobre todo, tomando en cuenta que en su duelo anterior, los de Oceanía les propinaron una tremenda humillación.

Las esperanzas mexicanas estarán en el brazo derecho del tijuanense Jorge Campillo, que pertenece a la organización de los Bravos de Atlanta, y que conoce muy bien cómo lanzar en el Foro Sol, al ser producto de la organización de los Tigres de México en la Liga Mexicana. Con él, no hay fuego, no veremos lanzamientos de 90 millas por hora. Simplemente inteligencia, cambios de velocidad y mucha "moña" mientras se mantenga sobre la loma.

Una vez que Campillo abandone el centro del diamante, será la hora de Rodrigo López. El manager Vinny Castilla espera que entre sus dos serpentineros, puedan llevar al juego hasta territorios de Luis Ignacio Ayala y Joakim Soria, aunque hay que señalar que es muy fácil hacer planes, pero muy difícil cumplirlos ante un equipo que nunca se quita como Australia.

Cuba tiene ya su boleto en la mano, acompañará a Japón y Corea en el grupo de San Diego durante la segunda fase, pero el último invitado lo conoceremos la noche del miércoles con esa gran batalla entre México y Australia.

MEXICO -- Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": la segunda jornada de acciones en el Foro Sol dejó a dos equipos contentos, aunque uno ya no seguirá más en el Clásico Mundial de Beisbol. Mientras los locales gozaron un triunfo que les permite seguir en la pelea y evitar lo que hubiese sido el fracaso más grande en la historia de la pelota mexicana, los sudafricanos cerraron una participación que, aunque terminó sin triunfos acumulando marca de 0-5 en sus dos apariciones en éste evento, sí les sirvió para demostrar que el nivel de pelota de su país ha mejorado en forma notable.

Vinicio Castilla afirmó que nunca le perdió confianza a los jugadores... (AP)

Los dirigidos por Rick Magnante mantuvieron cerrado el duelo ante México hasta el séptimo episodio y aunque quedaron descalificados de cualquier posibilidad, recibieron el reconocimiento de propios y extraños, demostraron lo mucho que han mejorado y, lo más importante, se divirtieron y gozaron enormemente su experiencia en ésta segunda participación.

Daba gusto observar a Paul Rutgers, el jardinero izquierdo del equipo, bailando alegremente en su posición mientras calentaba el lanzador en turno. El público de los bleachers le respondía con una sonora ovación cada vez que terminaba de bailar y llegó un momento en el que le pedían que siguiera con sus interpretaciones. A un Gift Ngoepe que, además de ser uno de los mejores peloteros sudafricanos y una verdadera promesa para las ligas mayores, se reía a rienda suelta desde su posición en la intermedia o cuando llegaba a la primera colchoneta e intercambiaba opiniones con el inicialista.

Un contingente que, al final de la conferencia de prensa después del juego, agradeció al pueblo mexicano por todas las atenciones que recibieron durante su estancia en la ciudad, despidiéndose con la frase: "esperamos estar aquí de regreso en el 2013". Esas son las imágenes que sólo pueden presentarse en un evento internacional de talla y de categoría como lo es el Clásico Mundial de Beisbol.

La otra cara de la moneda, fue la sensación de alivio que experimentaron todos los integrantes del equipo mexicano. El drama y el suspenso se vivieron durante seis entradas, y no fue sino hasta que vino un costoso error del inicialista Brett Willemburg a batazo de Karim García en el cual tenía asegurado el out en home para mantener el juego cerrado, que los aficionados mexicanos pudieron comenzar a celebrar un triunfo que mantiene con vida al tricolor.

A diferencia del juego ante Australia, los bateadores aztecas consumieron turnos de calidad, se vieron mucho más pacientes ante el pitcheo rival y pudieron capitalizar las opciones que se les presentaron. Los lanzadores, guiados por Miguel Ojeda, tuvieron ahora sí la concentración suficiente para lograr ese tercer strike que tanto se les negó la noche anterior, y una apertura de calidad de Elmer Dessens sirvió como bálsamo a un cansado bullpen.

Adrián González fue el héroe ofensivo al conectar dos cuadrangulares, cerrando la noche con seis carreras producidas, mientras los ajustes de Vinny Castilla a su line up, dieron mejores resultados.

Pero no todo fue celebración para México. Por la mañana, muchas horas antes del encuentro, tuvieron que despedir a Alfredo Amézaga, quien viajó de regreso al campo de entrenamiento de los Marlins luego de que se resintiera de la rodilla durante el primer juego, por lo que la directiva de su equipo lo obligó a retirarse. Y por la noche, justo al celebrar la victoria, le decían adiós a Erubiel Durazo, que tras ser impactado por un lanzamiento de Shannon Ekermans en el cuarto inning, sufrió fractura en la muñeca izquierda y perderá el resto del torneo.

Dos bajas sensibles para México que sólo podrá echar mano de refuerzos en caso de avanzar a la siguiente ronda, pero como comentó Adrián González al final del encuentro haciendo alusión a que el equipo jugaría en San Diego si es que logra avanzar: "lo importante es que estoy a una victoria de ir a seguir jugando, pero ahora en mi casa".

MÉXICO, D. F. -- Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes" : el primer día de actividad del Clásico Mundial de Béisbol en la capital de la República Mexicana comenzó como una jornada memorable, fue subiendo de nivel, llegó a su punto más alto de éxtasis, y terminó siendo uno de los días más tristes del beisbol azteca.

La alegría no fue extensa (Getty Images)

La victoria y la exhibición de Cuba al derrotar por 8-1 a Sudáfrica sirvieron como aperitivo para lo que sería una maratónica jornada dominical. Los antillanos no sólo demostraron que tienen que ser considerados como uno de los equipos favoritos para llevarse todos los honores, sino que le pusieron el ambiente a la mañana en el Foro Sol abarrotando sus seguidores las tribunas para festejar cada batazo de sus jugadores.

El mánager cubano, Higinio Vélez, se decidió al final por iniciar con Norge Luis Vera y no se equivocó, pues su abridor colgó seis ceros en la pizarra limitando a una ofensiva muy "inocente" del equipo sudafricano, mientras los cañones estelares de Frederich Cepeda, Yulieski Gourriel, Alfredo Despaigne y Yoennis Céspedes, se encargaban de lo demás.

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Para las siete de la noche, el inmueble estaba casi lleno en su totalidad. El mariachi apareció en el dugout mexicano para convivir con todos los peloteros y cuerpo técnico del tricolor en una fiesta que parecía ser el inicio de una noche llena de celebraciones.

Pero pocos minutos después del "Play Ball", el panorama comenzó a cambiar. A Oliver Pérez lo recibieron con tres imparables consecutivos, incluidos cuadrangulares de Luke Hughes y Chris Snelling y en un abrir y cerrar de ojos, Australia ya ganaba por 3-0.

Vino el repunte azteca con cinco anotaciones en el fondo del mismo inning de apertura, gracias en gran medida al grand slam de Jorge Vázquez. La fiesta regresó a las tribunas del Foro Sol y, ahora sí, parecía que se extendería por varias horas.

Pero la debacle se comenzó a gestar. El pitcheo mexicano fue incapaz de detener a una artillería australiana que regó imparables por todos los sectores del terreno. Vinicio Castilla utilizó a ocho lanzadores y tenía ya calentando en el bullpen al infielder Oscar Robles, pero la "regla de la misericordia" impidió que tuviera que utilizarlo desde la loma. Increíble pero cierto: Australia le ganaba por KOT a México 17-7 y los aficionados no podían creer lo que sus ojos observaban.

Los australianos empataron a siete carreras en el quinto episodio y el equipo de casa nunca supo responder y perdió totalmente el control del partido. Los lanzadores batallaban para conseguir el tercer strike y el tercer out de cada inning, mientras los bateadores se desesperaron y dejaron de consumir turnos de calidad, queriendo dar el batazo de largo alcance en los primeros pitcheos de cada vez al bat.

El resultado final es uno de los peores en la historia del béisbol mexicano. Los integrantes del equipo abandonaron la casa club con caras largas y sabiendo que ahora tienen que ganar dos encuentros, el primero de ellos ante Sudáfrica, si es que quieren acceder a la siguiente fase.

Por el lado de Australia, demostraron simplemente que vienen dispuestos a cumplir con las palabras de su manager Jon Deeble a su llegada a México: "hace tres años, fuimos al Clásico Mundial de a poner a Australia en el mapa beisbolero, hoy, hemos venido a ganar". Así de simple.

Una victoria que pone a Australia en posición de pelear su clasificación con los cubanos, que, tras la debacle de México, se colocan inmediatamente como el mejor equipo del grupo.

Para los aztecas, el aspecto psicológico será muy importante, pues no es fácil sacudirse de una derrota como esa. Es aquí donde Vinicio Castilla demostrará que tiene "espolones para gallo".
Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": mucho se ha comentado en torno a los diferentes héroes de los flamantes campeones Filis de Filadelfia. Cole Hamels es el primero que asoma siempre en esa lista, pero Shane Victorino, Ryan Howard, Chase Utley y Brad Lidge no se quedan atrás.

Nuestros latinos tuvieron también un papel preponderante en la consecución del título: el panameño Carlos Ruíz, que se convirtió en un "maestro" llamando los juegos detrás del pentágono a grado tal, que le quitó la titularidad a Chris Coste. El boricua J. C. Romero, que fue el lanzador del bullpen más efectivo de toda la postemporada, manteniendo en cero sus carreras limpias admitidas, además de haberse llevado dos victorias en la Serie Mundial y el dominicano Pedro Feliz, que comenzó la temporada compartiendo la titularidad de la tercera base con Greg Dobbs, pero que terminó siendo el dueño absoluto de la esquina caliente, situación que le brindó la oportunidad de definir el juego final con un imparable que rompió el empate.

Pero quien ha pasado casi desapercibido y merece tanto o más crédito que todos esos héroes, es el dirigente Charlie Manuel. Hace poco más de dos años, cuando la organización envió a Bobby Abreu a los Yankees, muchos pensaron que el equipo se desmantelaría y fueron varios los que vaticinaron la salida de Manuel del timón de la nave. Pero el mánager sostuvo una reunión a puerta cerrada con sus peloteros en la que trabajó en un cambio de mentalidad, haciéndoles comprender que ese era un equipo de "hombres" más que de "nombres" y que con el material que tenían era suficiente para llegar muy lejos.

Manuel no solo cumplió, sino que superó todas las expectativas. Manejó de forma perfecta durante la postemporada, se opuso abiertamente a los periodistas de Filadelfia que presionaban para que Dobbs desplazara a Feliz de la tercera base, se mantuvo estoico con una rotación de cuatro abridores a pesar de los fuertes cuestionamientos en torno a Jamie Moyer y Joe Blanton, y le dio toda su confianza a Carlos Ruíz para encargarse de sus lanzadores.

El resultado no podía ser mejor: un título de Serie Mundial después de 28 años de ayuno. El trofeo de campeones calma la necesidad de reconocimiento a una ciudad tan deportiva como Filadelfia, pero demuestra, sobre todo, que Charlie Manuel es uno de los mejores managers de nuestros tiempos.

Justamente a las diez de la noche... cuarenta y nueve horas y media después del inicio del quinto juego de la Serie Mundial, los Filis comenzaron su celebración.


Este video fue tomado con el Nokia 95N

Poco importaron los menos de cinco grados centígrados en el termómetro. Poco importó el haber esperado dos días para concluír un juego, por primera vez en el Clásico de Otoño.

Poco importó que el público se tuviera que desplazar al estadio solo para observar tres entradas de béisbol. Lo importante era ser parte de la historia. Ser testigo presencial de cómo finalizaba un ayuno de 28 años sin campeonatos para el equipo de una de las ciudades más deportivas de la Unión Americana.

Por eso, los aficionados estallaron en júbilo tras el ponche de Brad Lidge a Eric Hinske que ponía punto final a esa espera de casi tres décadas.

El Citizens Bank Park se convirtió en un manicomio y los jugadores, cuerpo técnico y directivos, comenzaron la celebración en el terreno de juego, misma que se extendió inmediatamente a la tribuna.

Y mientras los jugadores de los Filis daban la vuelta al campo con una enorme bandera en la que estaba escrito el "2008", el año mágico para el béisbol en la ciudad, el Philly Phanatic celebraba con ese estilo tan personal que lo hace ser la mascota número uno de todo el deporte estadounidense.

Y del terreno nos fuímos al clubhouse. El champagne esperaba ya a los jugadores, tan frío como lo noche en la Ciudad del Amor de Hermanos, pero con un ambiente tan caliente, que todos quisieron participar.

Los baños de espumosa no se hicieron esperar, las entrevistas y la aglomeración de cámaras que se confunden con jugadores y entrenadores, el líquido que vuela por todos los rincones del vestidor y una celebración que se prolongó durante toda la noche y hacia toda la ciudad.

Los Filis son los campeones del béisbol y esa jornada mágica, nadie podrá olvidarla.
Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": el segundo juego de la Serie Divisional entre Medias Blancas y Rays en el Tropicana Field nos reveló claramente la explicación de porqué Tampa Bay nunca llegó a caerse durante la temporada regular como muchos esperaban.

La supuesta caída de la tropa de Joe Maddon, tendría que venir cuando esa rotación joven y con poca experiencia, enfrentara el reto de mantener el ritmo ganador con la presión de contener a unos enfurecidos Medias Rojas y Yankees durante la recta final de la campaña.

Chad Bradford lució imbatible en relevo (AP)

Pero esa situación no llegó a presentarse por la simple y sencilla razón de que los Rays cuentan con los recursos suficientes para lograr que una falla sea subsanada de inmediato por sus otras líneas en el terreno de juego.

El abridor Scott Kazmir no tuvo, ni con mucho, una de sus mejores salidas del año. El zurdo permitió dos carreras a la ofensiva de Chicago en la misma primera entrada, gracias a un pelotazo, una base por bolas, tres imparables y un elevado de sacrificio. No se notaba relajado en el montículo, la desconfianza le hizo presa y con el transcurso de los innings y las visitas constantes del coach de pitcheo, Jim Hickey, al menos logró ir colgando los ceros, pero su alta cuota de lanzamientos, que sobrepasó la marca de los 50 en las dos primeras entradas, no le permitiría ir muy lejos.

Los Rays pudieron sortear esa situación, gracias a que aprovecharon a la perfección los pocos errores de Mark Buehrle, que inició el juego por los patipálidos. Tres imparables les dieron la carrera de la quiniela y un turno al bat de mucha calidad a cargo de Akinori Iwamura, resultó en el cuadrangular que dio la voltereta en la quinta, siendo ése el detonante que utilizó Maddon para aplicar la grúa a su tambaleante abridor y soltar a las fieras de su bullpen, que por segunda noche consecutiva cerró la puerta en las narices a la ofensiva de Ozzie Guillén.

Una vez adelante, Maddon trajo a Grant Balfour expresamente a lanzarle a Orlando Cabrera, con quien había tenido el problema la noche anterior y Balfour, una vez más, dominó al colombiano con una rola por segunda. Luego vendrían J. P. Howell y Chad Bradford que lucieron imbatibles una vez más para dejar completamente sin opciones a la ofensiva de Chicago.

La profundidad de la banca ha marcado una gran diferencia, siendo parte fundamental en el hecho de que la serie se encuentre inclinada de forma completa hacia los de la Florida. Cuando los Medias Blancas atacaron en el octavo episodio con la parte baja de su 'lineup', Joe Maddon no sacó a su relevista zurdo J. P. Howell y lo dejó enfrentar a los derechos Juan Uribe y Brian Anderson, porque sabía que de traer a un derecho, Ozzie le hubiese contestado con la única opción que tenía en la banca: Ken Griffey Jr. Pero al dejar al zurdo, las alternativas de Guillén eran Josh Fields o Toby Hall, por lo que prefirió dejar a Uribe y Anderson, quienes se poncharon ante Howell.

Uno de los pocos puntos débiles de los Rays a lo largo de la campaña, fue el enfrentar a abridores zurdos, ante quienes tuvieron marca de apenas 25-24. Pero ya pasaron la primera prueba ante Mark Buehrle y, si superan la siguiente, que será John Danks, conseguirán el primer pase a una Serie de Campeonato en la historia del equipo.

Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": por más que uno trate de pensar en que las maldiciones no existen, se presentan hechos que siembran la duda aún en el más escéptico.

Los Cachorros parecían tener todo a su favor para tomar ventaja en la serie sobre los Dodgers: su mejor lanzador de toda la temporada, Ryan Dempster, que no sólo ganó 17 juegos, sino que en Wrigley Field consiguió 14 de esos triunfos, ya tenía ventaja en la misma segunda entrada gracias al cuadrangular de Mark DeRosa.

Dempster lució descontrolado, otorgando siete bases por bolas (AP)
Pero un pitcher que generalmente es muy controlado, de forma súbita comenzó a perder la zona de strike. Dempster no regaló más de seis pasaportes en ninguna de sus salidas del 2008, pero se lució con siete bases por bolas en contra de los Dodgers y en el pecado llevó la penitencia.

El abridor cachorro escogió la noche menos indicada para ponerse "wild". Batalló para comenzar sus secuencias con un strike, no se podia colocar adelante en la cuenta y tampoco podia aplicar la puntilla sobre sus rivales. El colmo vino cuando después de su séptimo pasaporte y con las bases llenas, había hecho ver mal a James Loney, quien hizo swing a dos lanzamientos, pero con su madero pasando muy lejos de la pelota. Dempster fué incapaz de aplicarle el tercer strike y a cambio de ello, Loney conectó un estacazo por lo más profundo del terreno para el Grand Slam que daba la vuelta a la tortilla y colocaba arriba a los Dodgers.

Matt Kemp siguió con sencillo y no había muchas opciones para Lou Piniella. Con 109 lanzamientos a cuestas, le aplicó la grúa a Dempster luego de solo 4.2 entradas de labor. Sinceramente pensamos que el cambio de lanzador debía haber llegado tres bateadores antes, cuando el abridor regaló la sexta base por bolas de su actuación a Manny Ramírez y el zurdo Andre Ethier venía a batear. Y estoy seguro de que Piniella también lo pensó de esa manera, pero sus relevos salieron tarde a calendar y no estaban listos todavía, por lo que tuvo que mantenerse con Dempster& y Loney no lo perdonó.

En contraste, Derek Lowe, que inició por los Dodgers, sí pudo reponerse de su parpadeo de la segunda entrada. Mantuvo la pelota baja consolidándose como uno de los mejores exponentes del splitter en nuestros tiempos.

El relevo de Chicago fué recibido de mala manera por la ofensiva californiana, pues Sean Marshall, Jeff Samardzija y Jason Marquis, admitieron carreras para aumentar la ventaja de los visitantes. Los tres que vinieron del bullpen por Chicago fueron incapaces de mantener al equipo en la pelea y eso es algo más que le quitará el sueño a Lou Piniella, ya que sus rivales, por contraparte, lucieron intransitables saliendo del calentadero. Cory Wade y Jonathan Broxton comprobaron que la falta de experiencia en postemporada no será un obstáculo, mientras Greg Maddux, sacando los últimos tres outs para darle descanso al cerrador Takashi Saito, trajo toda la calma y la tranquilidad que le dan sus diamantes recorridos.

La presión se eleva ahora sobre el "Toro de Venezuela" Carlos Zambrano, quien está obligado a mantener a su equipo en la pelea cuando suba a la loma para el segundo de la serie. No estaba en el script de los Cachorros el que Dempster tuviera una apertura tan descontrolada, pero mucho menos está contemplado el viajar a Los Angeles con dos juegos de desventaja.
Aficionados y fanáticos al "Rey de los Deportes": desde su primer juego de postemporada, los Filis demostraron que no estaban dispuestos a que se repitiera la historia del año pasado cuando los Rockies terminaron en tres con su postemporada.

Cole Hamels (Getty Images)
El mánager Charlie Manuel fue muy claro al respecto desde antes de que iniciara la serie. Habló con sus peloteros para que estuvieran conscientes de que el fracaso no podía repetirse y la aplicación que mostraron en el inicio de la batalla ante Milwaukee, demostró que las palabras de su dirigente fueron asimiladas tal como se esperaba.

No en vano, Manuel se ha ganado su reputación de buen mánager gracias al trabajo de psicología que lleva a cabo con sus peloteros.

La ejecución de Filadelfia fue casi perfecta en todas sus líneas, pero el trabajo de Cole Hamels es el que resalta por sobre todas las cosas. El abridor de los Filis basó su éxito en la inteligencia para sacar de balance a los bateadores de los Cerveceros, pues la mayor parte de las ocasiones, el cambio de velocidad resultó el lanzamiento clave para dominar a una ofensiva que terminó caliente la última semana de la temporada regular.

Hamels retiró en orden a sus primeros 14 enemigos, incluyendo cinco pasados por los strikes, gracias a que contrastó muy bien su cambio, trabajando de forma excelente la esquina de afuera del pentágono para evitar mayores daños.

Después de ocho episodios y con 101 lanzamientos en su haber, Manuel hizo valer la otra gran ventaja que tienen los Filis de éste año en relación a los del 2007: Brad Lidge. El taponero que no falló un solo intento de salvar en la temporada regular, continuó en forma perfecta ahora en el inicio de los playoffs, consiguiendo su primer rescate ante los Cerveceros, aunque de forma muy sufrida.

De acuerdo a lo que se esperaba, el equipo de Dale Sveum está en peligro al no poder contar con un cuerpo de abridores confiable. El único que representa una garantía en ese sentido, C. C. Sabathia, no estaba disponible para iniciar la serie luego de haber comenzado tres juegos durante los últimos nueve días del calendario regular.

Ben Sheets regresó el sábado, pero luego de su mala salida, se descubrió que no podrá volver a ver acción en lo que resta de la postemporada. Yovani Gallardo se convirtió en el primero en la historia que inicia un juego inaugural en playoffs después de haber comenzado sólo cuatro juegos en el calendario regular, y la osadía les pasó la cuota a los Cerveceros cuando el descontrol de Gallardo, aunado a un error de Prince Fielder en la tercera entrada, trajo el rally que a la postre le dio el triunfo a los Filis.

Para Hamels, el haber neutralizado a Ryan Braun y Prince Fielder resultó fundamental. La parte medular del lineup de Milwaukee, con sus dos cañones importantes, se fue de 6-0 con tres ponches ante Hamels y cuando Braun despertó ante Lidge ya era demasiado tarde.

Los Filis consiguieron su primera victoria en postemporada desde la Serie Mundial de 1993, cuando Curt Schilling lanzó ruta completa para doblegar 2-0 a los Azulejos en el quinto encuentro, mientras los de Milwaukee tendrán que seguir esperando por un triunfo en playoffs por primera vez desde el Clásico de Otoño de 1982.

La esperanza para los Cerveceros vendrá ahora con su "as" en el segundo de la serie en Filadelfia. Sabathia se medirá a Brett Myers en lo que parece, al menos en el papel, como el juego ideal para que los Cerveceros regresen a casa con la serie empatada. Pero cuidado: Sabathia va a tener una mala salida en cualquier momento víctima de lo mucho que lo han trabajado últimamente. Además, está fresco el recuerdo de la postemporada del 2007 con los Indios, cuando CC inició tres juegos para la tribu, terminando con marca de 1-2 y un 8.80 de efectividad que espera no ser un presagio de lo que puede llegar a batallar en esta postemporada.

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