Yasiel Puig
Jesse Johnson/USA TODAY Sports
Cuando el cubano Yasiel Puig debutó con la fuerza de un huracán de categoría 5 en el 2013, se suponía que a estas alturas de su carrera, cuando llegara a la agencia libre, estaría negociando un contrato multianual de más de $200 millones.

Pero el camino se torció y su futuro luce incierto para una de las figuras más polémicas y polarizantes de todo el béisbol en la actualidad.

Con él no hay términos medios: o se le adora o se le odia, pero nadie queda impasible ante el 'Caballo Loco'.

Su talento es tan innegable, como incalculable. Su potencial parece ilimitado, pero...

Él mismo se ha encargado de ponerle límites y no explotarlo a toda su capacidad, con sus extravagancias histriónicas que lo desenfocan en ocasiones, pero al mismo tiempo, lo hacen divertido para el público.

Los Miami Marlins están buscando un bate de poder para sus jardines.

El venezolano Avisail García ya salió del mercado, al firmar con los Milwaukee Brewers, mientras que Nicholas Castellanos está fuera del alcance presupuestario del equipo.

Lo que queda disponible se reduce a tres nombres: Kole Calhoun, Corey Dickerson y Puig.

Calhoun es el más viejo de todos, con 32 años cumplidos, aunque viene de su mejor temporada ofensiva, en la que despachó 33 vuelacercas y remolcó 77 carreras.

Está buscando un pacto que le garantice al menos dos o tres temporadas de trabajo, algo que Miami no parece dispuesto a conceder a un jugador de su edad.

Dickerson tiene 30 y en los últimos años ha tenido marcada tendencia a las lesiones.

En el 2019, que compartió entre los Pittsburgh Pirates y los Philadelphia Phillies, apenas jugó 78 partidos, menos de la mitad del calendario.

Y está Puig, que acaba de cumplir 29 y sería -a no dudarlo- un gancho de atracción para el apático público de Miami.

¿No se la pasan los fanáticos pidiendo todo el tiempo en las redes sociales que el equipo contrate más peloteros cubanos, por lo mayoritario del público en la Capital del Sol?

Pues el Caballo Loco parece ser la figura ideal para convocar una mayor asistencia al siempre vacío Marlins Park.

A pesar de que nunca ha llegado a los números que de él se esperan, los Marlins no tienen ahora mismo en sus filas un mejor bateador que Puig.

Una cosa son los prospectos y otra la realidad. Brian Anderson y Garret Cooper, por ejemplo, podrían llegar a ser, pero todavía no son.

No deja de ser una apuesta arriesgada. Miami tiene demasiadas tentaciones y Puig es una bomba de tiempo.

Está también el tema de su relación con Don Mattingly, quien fue su mánager en sus primeros años en Los Angeles Dodgers y con quien las cosas no terminaron bien.

Pero las circunstancias han cambiado y reunir a Puig con Mattingly sería una buena prueba para ver cuánto ha madurado uno y el profesionalismo del otro.

Al cubano hoy le tocaría un pacto por un año, en el que debe demostrar toda su capacidad de una buena vez y entonces buscar un nuevo acuerdo después del 2020 por dos o tres temporadas.

Si Mike Moustakas, con mejores números en su carrera y una conducta intachable, tuvo que hacerlo por las circunstancias que dicta el mercado, ¿por qué no lo haría Puig?

Pero para eso debería estar dedicado día y noche al gimnasio, a los entrenamientos, en busca de la mejor forma posible, para dejarle saber al mundo del béisbol que está listo para dar ese salto que llevamos esperando tanto tiempo.

¿Y dónde está? De vacaciones por Japón, en una exhibición de lucha sumo.

Ese es Puig siendo Puig. Yo pagaría por verlo todos los días en el Marlins Park. Sacaría al equipo del marasmo de aburrimiento en que lleva sumido desde hace años.

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Yasiel Puig es, sobre todas las cosas, un gran ser humano.

Olvídense por un momento de sus extravagancias dentro y fuera del terreno que han limitado la potenciación de su tremendo talento.

Desde que irrumpió en las Grandes Ligas en el 2013 con la fuerza de un huracán de categoría cinco, Puig ha estado bajo los focos tanto por las buenas, como por las malas.

Roces con la prensa, con sus compañeros de equipo y problemas con las autoridades han tenido al cubano frecuentemente en los titulares, a la par de sus extraordinarios disparos desde el jardín derecho y sus arriesgados corridos de bases.

Pero cuando el Caballo Loco más se desboca es cuando de ayudar a los niños se trata.

Para eso no tiene límites. Ahí es cuando aflora el mejor Yasiel Puig.

No puede ser mala persona alguien que va manejando por las calles de Los Angeles y se detiene a compartir con unos pequeños que están jugando pelota y luego los invita al Dodger Stadium.

O que crea la fundación Wild Horse y se involucra con la comunidad lo mismo en L.A. que en Cincinnati o Cleveland, tras ser transferido de equipo.

Ahora Puig acaba de pegar su jonrón más largo, capaz de derribar muros de incomprensiones políticas, al llegar con su alegría contagiosa a su tierra natal.

El pelotero, actualmente agente libre, llegó hasta el hospital pediátrico de Cienfuegos, a llevarles un rayo de esperanza a los niños allí ingresados, junto con artículos de uso personal, juguetes y medicinas.

Anteriormente, había tratado infructuosamente de llevar sus acciones benéficas a su tierra, pero siempre había recibido respuestas negativas de las autoridades.

Aplausos a Yasiel por su insistencia.

"El béisbol es un idioma que trasciende cualquier barrera. Pudimos entrar al hospital y darles directamente nuestros artículos a los niños y sus familias, no hay palabras para la alegría que siento hoy", comentó Puig después de la jornada.

"Gracias a todos ustedes que apoyan mi fundación. Esto es lo que están haciendo cuando vienen a nuestros eventos o a nuestros viajes, se unen a recaudar fondos, o contribuyen con sus servicios. Les agradezco a todos desde lo más profundo de mi corazón", agregó.

Y es que al final, Puig sigue siendo un niño atrapado en su humanidad de 6.2 pies y 240 libras, que afortunadamente no ha olvidado las raíces de dónde vino.

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En un minuto, los Houston Astros pasaron de ser un muy buen equipo a candidato principal a ganar la Serie Mundial.

Justo antes de que expirara el plazo para hacer cambios en las Grandes Ligas, los Astros estremecieron el mercado al conseguir al estelar derecho Zack Greinke para reforzar una rotación que ya cuenta con Justin Verlander y Gerrit Cole como principales figuras.

Greinke (10-4, 2.90) está en medio de un contrato de seis temporadas y 206.5 millones de dólares, que se extiende hasta el 2021.

Sin embargo, 62.5 millones de ese dinero se pagará de manera diferida en cuotas de 12.5 millones anuales hasta el 2026 y además le da al equipo un seguro de vida de cara al futuro, en caso de que Cole decida irse a la agencia libre después de esta campaña.

Getty Images/Jennifer StewartZack Greinke

Por si fuera poco, Houston consiguió al abridor Aaron Sánchez y al relevista Joe Biaggini de los Toronto Blue Jays, para blindar su cuerpo de serpentineros rumbo a los playoffs.

Estos cambios de último minuto hacen a los Astros los grandes ganadores en la fase de canjes, junto a los Cleveland Indians, que un día antes adquirieron al cubano Yasiel Puig de los Cincinnati Reds y al dominicano Franmil Reyes de los San Diego Padres, para reforzar considerablemente los jardines y su alineación ofensiva.

Otros ganadores

Bien se movieron los Atlanta Braves y los Washington Nationals y ambos lo hicieron en la misma dirección: el bullpen.

Los Bravos, líderes de la división Este de la Liga Nacional, sumaron a Shane Greene, quien salvó 22 juegos y lanzó para efectividad de 1.18 en 38 apariciones con los Detroit Tigers, además de conseguir de los San Francisco Giants a Mark Melancon (4-2, 3.50), para reforzar su cuerpo de relevistas que se han comportado tambaleante.

Por su parte, el equipo de la capital agregó los brazos del cubano Roenis Elías, zurdo de los Seattle Mariners, y Daniel Hudson, derecho de los Azulejos.

También desde Seattle llegó el diestro Hunter Strickland, un hombre que lanza de por vida para 2.98, aunque ha tenido una efectividad de 8.10 en cuatro partidos en el 2019.

Grandes perdedores

Los New York Yankees, los campeones vigentes Boston Red Sox y Los Angeles Dodgers, monarcas de la Liga Nacional por los dos últimos años, fueron los grandes perdedores en el mercado.

A pesar de toda la expectativa creada por la posible llegada de un as, los Yankees no consiguieron añadir ningún abridor para su maltrecha rotación, mientras que Boston y Los Angeles necesitados de apagafuegos, tampoco hicieron nada por mejorar sus cosas.

Los miembros de la rotación de Nueva York trabajan todos por encima de las cuatro limpias de efectividad y C.C. Sabathia acaba de ir a la lista de lesionados.

Pero cualquier intento de Brian Cashman por obtener refuerzos fue fallido, a pesar de haberle quitado el cartel de intocable a cada miembro del equipo.

Por su parte, los Dodgers parecen sentirse cómodos con lo que tienen, dada la ventaja que ostentan en primer lugar del Oeste del viejo circuito, a pesar de que los problemas que han tenido hasta ahora ocurrieron en las postrimerías de los juegos, después que los abridores terminaran sus faenas.

Y los Medias Rojas, que en el invierno dejaron partir a su cerrador Craig Kimbrel y a su setup man Joe Kelly, figuras clave en la conquista de la pasada Serie Mundial, deberán enfrentar la recta final de la contienda con el mismo bullpen mediocre que los tiene hoy fuera de los playoffs.

Dos cambios fuera de lógica

Uno de los canjes más llamativos fue la adquisición del derecho Marcus Stroman por los New York Mets.

Para muchos fue un sin sentido, pues los Mets habían puesto en el mercado a dos de sus mejores abridores, Noah Syndergaard y Zack Wheeler, quienes al final se quedaron.

Visto ahora y teniendo en cuenta la permanencia de Syndergaard y Wheeler, los Mets se reforzaron, aunque ya será para el 2020, pues este equipo está fuera de competencia, a menos de que tengan un repunte épìco, al nivel del 2015, cuando el cubano Yoenis Céspedes llegó desde los Tigres y los llevó hasta el Clásico de Octubre.

Y los fanáticos de los Miami Marlins recibieron un nuevo golpe a su confianza, cuando poco antes del límite para los cambios, la gerencia envió al superprometedor derecho Zach Galen a los Arizona Diamondbacks por el campocorto bahamés Jazz Chisholm, un jovencito de 21 años con fuerza al bate, pero pobre capacidad de contacto.

Y es que Galen era visto como un potencial as de la rotación de Miami y si un hombre era susceptible a ser cambiado entre sus lanzadores era el zurdo Caleb Smith, por quien los Marlins hubieran podido conseguir jugadores más hechos, como Clint Frazier y el dominicano Miguel Andujar en un eventual intercambio con los Yankees.

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Se le está acabando el tiempo a los New York Yankees para reforzar su maltrecha rotación.

El manager Aaron Boone pidió a gritos al derecho Trevor Bauer, en desgracia con los Cleveland Indians después de su perreta dominical, pero su reclamo parece haber caído en saco roto a los oídos de la gerencia.

Al final, Bauer se le escapó a los Yankees y fue parte de un megacanje a tres bandas que incluyó a los Cininnati Reds y a los San Diego Padres.

El serpentinero, uno de los mejores disponibles en el mercado de cambios, fue enviado a los Rojos, mientras los Indians recibieron al pintoresco y siempre polémico jardinero cubano Yasiel Puig.

A las puertas de la agencia libre, Puig, de 28 años, tuvo un arranque lento en su primera temporada con Cincinnati, pero ha tenido un repunte interesante y en los dos últimos meses ha disparado 12 de sus 22 jonrones, con average de .297 y 28 carreras remolcadas.

Además, es uno de los mejores defensores de la pradera derecha, dispuesto siempre a arriesgar su físico para atrapar la pelota y con un rifle por brazo que hace casi imposible el avance de los corredores a una base extra.

Trevor Bauer (Cleveland Indians)
Vaughn Ridley/Getty Images

Lo curioso de este caso es que cuando la noticia ya se sabía, el cubano todavía se mantenía en el juego de este martes ante los Pittsburgh Pirates y en medio de una trifulca que se armó en el partido, hasta que finalmente fue sustituido por Phillip Ervin.

Pero la Tribu además reforzó sus jardines con el poderoso dominicano Franmil Reyes, de los San Diego Padres, equipo del cual adquirió además al lanzador novato Logan Allen, quien ha trabajado ocho juegos, cuatro como abridor y otros tantos como relevista, con récord de 2-3 y efectividad de 6.75.

En el intercambio, Cincinnati envió a San Diego al prospecto Taylor Trammel, un jardinero zurdo de 21 años que en cuatro temporadas en las Menores batea para .273 y OBP de .367, con 107 bases robadas en 140 intentos.

Sorpresivo resultó que los Padres se desprendieran de Reyes, un rompecercas natural de 24 años, que tiene 27 jonrones y 46 remolcadas en su segunda campaña de Grandes Ligas y parecía formar parte del núcleo en torno a sus compatriotas Manny Machado y Fernando Tatis Jr.

Y sobre todo, porque los rumores de cambio apuntaban más a Hunter Renfroe, otro jardinero de gran poder, con 29 vuelacercas y 58 empujadas, pero tres años más viejo y elegible para arbitraje salarial en este invierno, mientras que el dominicano estaba bajo control del equipo por más tiempo y no le tocaba ascenso de sueldo por esa vía hasta el 2022.

Con Puig y Reyes, Cleveland adquiere dos hombres que pueden ayudar mucho al equipo en un departamento bastante necesitado de poder, donde Jordan Luplow y Jake Bauers apenas suman entre ambos la misma cantidad de vuelacercas del Caballo Loco.

Los recién llegados deberían ocupar las esquinas de los jardines en el esquema del manager Terry Francona, mientras el novato colombiano Oscar Mercado se ve como una estrella en ascenso en el bosque central.

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