MÉXICO -- En los últimos cinco meses, Paula Ormaechea trepó nada menos que 116 puestos en el ranking mundial. La argentina saltó de la posición 197 con la cual inició el mes de febrero, a su actual 81 en el WTA Tour. Hoy, Paula es la tenista sudamericana mejor ubicada en el escalafón femenino. Y llegó a esa posición de una manera poco usual: viajando y jugando sin coach durante los últimos dos meses de gira europea.

Pero ya no más.

-¿Cuál es el límite para tomar la decisión sobre quién será tu nuevo entrenador?
-Ya. En estos próximos días. Mañana o pasado. No más - dice Paula.

De regreso en Buenos Aires, luego de disputar la qualy de Wimbledon en singles y el main draw en doble, Ormaechea está enfocada en escoger y llegar a un acuerdo con un entrenador que potencie aún más su talento y capacidades. "Quiero a alguien que quiera seguir sumando, que me ayude a mejorar, que quiera viajar y que me enseñe", explica Paula, quien terminó la relación laboral con Federico Paskvan, su anterior coach, en abril pasado.

La situación es algo atípica: Daniel Paskvan, el padre de Federico, es el "sponsor" de Ormaechea. Él apoya desde 2010 la carrera de Paula, y cumple funciones de manager. Daniel está envuelto en la selección del nuevo coach. "Me ayuda con las reuniones. A hablar o a negociar. Pero la decisión final es mía, porque yo me tengo que llevar bien con el entrenador", aclara Ormaechea.

Seguir sin coach no está en los planes de la sunchalense. "Necesito tenerlo. Los resultados de la gira por Europa (título en el Challenger de Saint Gaudens, acceso a la tercera ronda de Roland Garros tras haber sorteado la qualy, ingreso al top-100) fueron buenos. Y se dieron porque me estoy acomodando con mi cabeza. Pero también fue muy difícil, porque debí ocuparme de cosas a las que antes no le prestaba atención", explica la joven de 20 años.

Ormaechea apunta a tener un entrenador argentino. "No tengo interés en hacer base en otros lugares", dice. Aún no se reunió cara a cara con ningún candidato. En cambio, se enfoca en seguir su trabajo con el equipo que la acompaña: el preparador físico Lucas Mascanfroni, el kinesiólogo Diego Méndez y el psicólogo Fernando Vázquez.

Paula también ha encontrado un valioso soporte lejos de casa en la familia Huber. Ellos llegaron a alojarla en su casa de Buenos Aires cuando la santafesina tenía 17 años y se entrenaba en la academia del Club GEBA. "Me adoptaron como parte de su familia, porque no tenía donde quedarme", cuenta Ormaechea, quien mantiene una estrecha relación con Francisco ("un año más grande que yo"), Rodrigo ("de mi edad") y Zarina Huber ("la más chica"), sus otros "hermanos". Rodrigo, inclusive, la acompañó en su viaje europeo.

A este sólido núcleo laboral y afectivo se sumará el nuevo coach, que tendrá entre manos la posibilidad de llevar a Paula a un nada lejano top-50. Y tal vez mucho más, en una segunda mitad de temporada con pocos puntos para defender.

"Tener este ranking es increíble, porque me permite jugar los torneos WTA. Eso era lo que estaba buscando", dice la 81 del mundo. "Para mí, lo más valioso es seguir en contacto con las mejores, y poder enfrentarlas para seguir mejorando. Los Challengers fueron algo necesario. Yo lo sé. A veces es necesario dar un paso atrás para luego dar tres adelante".

Acá viene Paula Ormaechea. Paso a paso hacia la cima.

AL INICIO