Pepe Sánchez
Sebastián Lobos para Prensa WBEEl base argentino ya no jugará para Weber Bahía Basket

Ya estamos metidos en la temporada 2012-13 de la Liga Nacional, siendo este el tercer año del primer ciclo de cuatro temporadas en el que nos propusimos alcanzar ciertos objetivos con WBE.

Empezamos no más de cuatro personas y hoy ya somos veinte los que trabajamos en la organización. Más allá del contínuo crecimiento como organización deportiva, el hecho de generar trabajo y brindar oportunidades a gente con tremenda capacidad -y de nuestra propia ciudad- es algo muy gratificante. Sorprende el talento del que estamos rodeados y que uno, por ignorancia, suele creer que lo mejor esta allá, lejos, en otra geografía. La realidad es que todo está a la vuelta de la esquina, en tu barrio.

¿Por qué un ciclo? ¿Cuál es la razón de extenderlo a cuatro temporadas?

Cuatro años es un período suficientemente largo para trabajar con tranquilidad y poder construír en base a los objetivos propuestos. Pero también es lo suficientemente corto en el plano deportivo como para disfrutar de distintos objetivos cada temporada, sin tener que reinventarse en cada Liga que comienza.

Me explico con ejemplos.

Uno de los objetivos (escrito, con la importancia que tiene escribir todo lo que se dice y, aún mejor, hacerlo público para asumir un compromiso mayor) fue conformar un equipo profesional de trabajo.

Eso es difícil de conseguir de un día para el otro, y aunque se logre antes de lo previsto, se necesita TIEMPO para cimentarlo, para ver decantar ciertas cosas que sólo el tiempo deja ver. La transición del modelo club al modelo profesional es un cambio que tiene que darse tarde o temprano, sobre todo porque venimos de una cultura en la que lo profesional sólo aplica a quienes compiten, o sea, jugadores, entrenadores, árbitros.

Este período de tiempo, cuatro años, es suficiente para poder equivocarse, corregir, volver a equivocarse y volver a corregir. Si bien en este aspecto avanzamos mucho en dos temporadas, esperamos afianzar la estructura y dar un salto para optimizar el funcionamiento general en el tercer y cuarto año de competencia.

También considero que es suficiente tiempo para modificar completamente el cambio de mentalidad, terminando de convertir a nuestra organización en profesional en todas las áreas.

En lo deportivo, el generar procesos de largo plazo (independientemente de los actores), con objetivos escalonados, genera no tener que repensar cada temporada en base a los resultados de la anterior. Hay un plan y se respeta. Si algo cambia, entonces se modifica y se comunican las razones (tienen que existir las mismas para pensar una modificación drástica).

¿ Cuáles son las ventajas de tener un plan y comunicarlo? Que todos tienen acceso a dicha información. En el plan se explica el cómo, cuándo y porqué de lo que se hace. Esto ayuda a disminuír la ansiedad e incluye al seguidor en la idea (¡lo puede contar él mismo!). Genera confianza en las personas que están al frente, pero no basada en triunfos, sino en que nada esta improvisado, todo está planificado.

El triunfo del hincha pasa a ser el poder visualizar lo proyectado, el ser testigo, el haber sido parte del proceso. Si además lo planeado se ve reflejado en triunfos deportivos (esa es la idea), el círculo cierra por completo, pero NO es dependiente del mismo.

Terminados esos cuatros años, se traza un nuevo ciclo. Se renuevan los objetivos, se vuelven a escalonar en otra etapa. Se renueva la ilusión de volver a empezar. Todo se recicla.

En estos más de 40 días que llevo fuera de acción -jugué ante Obras, pero estuve parado durante la pretemporada- pude desarrollar un poco más mi otro lugar en la organización.

Entonces, ¿dónde queda el factor sorpresa, la improvisación? Eso aplica al VERDADERO juego, a cada partido, cada jugada, donde sí juega el factor azar (lesiones, pelota que entra o que sale) y le da al deporte el significado que tiene en nuestras vidas: ese espacio donde el jugador artista da rienda a la improvisación y genera adrenalina en la gente a quien representa con los colores que lleva, con la historia que arrastra o simplemente por el hecho del disfrute del espectáculo.

ArgentinaAPEl soporte físico de los deportistas contrasta con la dimensión épica en que queremos perpetuarlos
Creo que todo el mundo del básquetbol, y me refiero a todo el mundo de verdad, pensaba que esa medalla de bronce debía ser para Argentina.

Porque jugamos con una pasión que no se ve en otros equipos. Porque venimos de un lugar remoto del hemisferio sur para convertirnos en potencia a base de talento y sacrificio. Porque marcamos un camino en esta ultima década de como debe ser jugado este deporte. Porque la selección fue un ejemplo de trabajo en equipo, siempre. Porque el respeto no se compra, se gana. Y esta camiseta se lo ganó. Decia en otra ocasión que el mayor mérito de Argentina es que siempre te vende cara, carísima, la derrota. No te regala nada, se lo tenés que arrancar de las manos. Y hoy fue el mejor ejemplo.

Viendo a los equipos competir, dos cosas fueron notorias a favor de Rusia: la diferencia física y la profundidad del banco.

Lo mismo se puede decir de España, Francia y hasta Brasil respecto a nuestro equipo.

Sin embargo, para sacarnos esa medalla -el objetivo de este equipo-, una de esas selecciones, Rusia, tuvo que esperar hasta el último segundo para quebrarnos. Los otros equipos que nombré, menos España, claro, ya los habíamos dejado atrás, junto con el resto de los que ya estaban en casa.

No es tiempo de balances y futurismos, eso se hace en frío y con una visión objetiva, que hoy no se tiene porque todo está en caliente. Ni siquiera es necesario ponerse el traje de visionario sobre qué se debería hacer. La historia nos enseña que siempre decanta sola, con el tiempo como aliado, y esclarece lo que hoy parece oscuro.

Sí, creo, que hay jugadores reemplazables (como quien escribe) pero tambien hay de los otros. Los irremplazables, que por suerte existen. Nosotros tuvimos la suerte de tener a tres. Creo que Fabri Oberto es uno de ellos y ya no está en el equipo. Se nota y mucho su ausencia. Luis sigue y veremos qué dice Manu. Allí el futuro empieza a escribirse, solito.

Por ultimo, reconocer que España está un paso, o dos, adelante en el mundo FIBA. Le jugó un partido al mejor USA desde el Dream Team de igual a igual, con una personalidad y un talento que lo convierte en un equipo fuera de serie, ya con dos medallas de plata y un Mundial, algo que probablemente lo coloque al tope de la historia FIBA, con tiempo cronológico y recambio generacional para ganar algo más.

Los mejores jugadores, a mi gusto, fueron Kevin Durant, LeBron James, Manu Ginóbili, Pau Gasol y Andrei Kirilenko. Durant siendo el más decisivo, con Manu cerquita, aunque hubiese estado por encima si su equipo lograba medalla. No elijo por estadisticas frías, sino por lo que significan para su equipo y por el lugar al que lo llevan.

Sabor agridulce, objetivo cumplido, cerquita de otra hazaña (porque ésta lo era, y de verdad). Se viene una época interesante para nuestro básquetbol, de mucho trabajo. Espero que seamos inteligentes y que esta Generación de jugadores que llevó este juego a un nivel nunca antes pensado, encuentre los lugares correctos donde transmitir, ya fuera de la cancha, el liderazgo y la profesionalidad demostrada dentro del rectángulo. De esto depende, creo, gran parte de ese futuro, que hoy no se vislumbra tan claro.

BásquetbolGetty ImagesNocioni celebra: Argentina vuelve a estar entre los cuatro mejores del mundo

Una vez, y cuántas van, este equipo argentino demostró que simplemente sabe ganar.

Sobre todo que se potencia en las difíciles, que vende carísima la derrota, que aplica un dominio psicólogico tremendo sobre el rival (y más si el rival es Brasil).

Es difícil cuando llega esta instancia dejar de lado los sentimientos y las emociones, porque la pasión arrasa con todo e intentar explicarlo desde lo técnico-táctico se complica aún mas, porque uno se encuentra alejado de la objetividad. Casi por completo.

Lo intentaremos hacer, de todos modos...

Excelente planteo táctico, centrado en la idea de que Marcelinho sea protagonista pero no haga buenos a todos. La función del base es nutrir al resto, pero a Marcelinho le cuesta poco asumir el protagonismo individual y pensar en sólo anotar y dejar de dirigir el equipo. Grave error del equipo de Magnano, que le costó el juego.

Brasil apostó, a mi entender de manera equivocada, al juego interior y a la individualidad de Marcelinho y Barbosa.

Esto fracturó su ataque en dos. O pelota interior, o uno contra uno de sus exteriores. De esta manera, el equipo brasileño perdió fluidez.

Y digo que fue equivocado porque los interiores de Brasil son grandísimos jugadores... pero defensivos. Nené Hilario, Anderson Varejao y Tiago Splitter son excelentes jugadores de rol, pero no tienen la capacidad de llevar un partido de esta magnitud adelante. Si quizás de a ratos, pero no durante todo el juego.

Por último, los brasileños jugaron pésimo las pelotas decisivas. Es notoria la falta de liderazgo y convicción para ir en busca de una medalla.

La pregunta, entonces, es: ¿cómo si Brasil hizo las cosas muy mal, estuvieron a dos puntos faltando dos minutos?

Porque individualmente es un equipo con tremendo potencial. Piernas jóvenes, larga rotación (¡sale Splitter y entra Nené!) y gran talento físico. Eso sí, psicológicamente pierde...

Argentina, todo lo opuesto. Rotación más corta (repito, excelentemente administrada hoy), mentalidad ganadora, jugadores veteranos pero expertos, sin miedo a perder, con las cosas claras en ataque y con mucho oficio atrás.

No me equivoco al decir que fue uno de los mejores trabajos del cuerpo argentino en los últimos tiempos.

Detalles: faltas a Splitter. A la línea. Faltas a Nené. A ganarse los puntos al tiro libre. Faltas tácticas de Pablo Prigioni en mitad de cancha. Congestión de la zona en los pick and roll.

Para el final dejo a los más importantes, a los jugadores de esta selección que forman un grupo tremendo, que suplantan carencias con coraje. Un equipo que tiene a sus líderes claramente identificados y que una vez más llevaron el peso del equipo (¿quiénes son los de Brasil?), encontrando siempre a alguien que da esa respuesta complementaria (hoy fue Pipa Gutierrez, grandísimo juego Juan) que el otro equipo no espera.

Quedan dos partidos por una medalla. Seguramente se reeditará la semifinal de hace ocho años atrás, pero de eso ya hablaremos.

Hoy es tiempo de festejar. Felicitaciones al básquet argentino por esta nueva proeza.

Manu GinobiliNora Baima/Getty ImagesManu Ginóbili y Marcelo Huertas son figuras en Argentina y Brasil, respectivamente

Como hace dos años atras, Argentina y Brasil se vuelven a ver las caras en un cruce por una competencia mundial.

En Turquía 2010, Brasil tuvo la oportunidad de terminar con el reinado de una década de su país vecino y rival, y, si bien estuvo cerca, una vez más terminó cediendo sobre el final del juego.

Esta vez se los ve más decididos y motivados que nunca. Su lenguaje corporal y la confianza que inspiran sus estrellas transmiten que esta vez es la vencida. El trabajo de años de Rubén Magnano pareciera estar dando sus frutos: está catapultando a Brasil al nivel de potencia mundial, no sólo a ser un buen participante en la competencias globales.

Argentina, en contrapartida, busca su chance de hacer historia colándose en otra semi olímpica, buscando una medalla que lo meta de lleno en la historia de los Juegos, ya que conseguir una presea en tres competencias seguidas es algo inédito para un país que, hasta hace poco mas de diez años, sólo era un aspirante a clasificar cada cuatro años. Y conseguirlo siempre era motivo de gran orgullo.

Es un choque continental, un clásico, y en los clásicos puede pasar cualquier cosa. Ese sería el primer punto de análisis. Simplista, sí, pero real. Son equipos que se conocen mucho, demasiado, que juegan, desde hace mucho tiempo, tres o cuatro amistosos cada año.

El análisis más fino se apoya en un duelo entre la superioridad psicológica que ejerce Argentina, respaldada en una década de triunfos casi ininterrumpidos, sumado a la experiencia de sus jugadores que suman infinidad de títulos entre todos ellos, frente al hambre de gloria de los jugadores brasileños, estrellas en sus clubes e importantes en la NBA (pero huérfanos de titulos) y su despliegue físico en todo el campo basado en una larga rotación de sus hombres.

Argentina debe llegar al pase extra, a la mejor opción, a buscar más de cinco pases en cada ataque, a no forzar el uno contra uno, porque de hacerlo estará a merced de la inspiración de sus individualidades, y no sé si eso bastará.

Defensivamente Argentina tiene que ser el equipo de la primera fecha, el que jugó contra Lituania. Ya lo hizo al comienzo, y lo ha hecho infinidad de veces. No es nueva para Argentina esta instancia. El equipo se siente cómodo bajo presión. Hay que ver si Brasil está a la altura del desafio psicológico que implica un partido en esta etapa del torneo.

De hacerlo, probablemente este grupo se instale en la elite del básquetbol mundial, y no por un día, sino por un tiempo.

Para hacerlo tiene que derrotar a un equipo que ya fue campeon. Y nunca se puede subestimar el corazón de un campeón.

BásquetbolEFEEl equipo de Lamas pretende volver a festejar en el juego ante Nigeria

Buena victoria ante Túnez. No tanto por el juego desplegado, un tanto desprolijo por momentos, sino porque la victoria pone al equipo a un paso de clasificar a cuartos.

Son partidos que a priori parecen fáciles. Cuando se piensa en Túnez y su historia basquetbolística, no se encuentra mucho de donde rascar, pero, como demostró el equipo rival en el primer cuarto, nunca se sabe. Y la sorpresa no avisa, generalmente viene en envase de dos litros de cachetazos, y dos horas después te preguntas que pasó, cómo paso, como podría haberse evitado... Por suerte esta vez no fue así y Argentina se despertó a tiempo.

¿Por qué? Porque cuenta con Manu Ginobili, y eso es una gran ventaja. Indudablemente. Ante un inicio con dudas y desaciertos, Manu, prácticamente solo, recompuso la situación, enderezó el camino, y recobró el control del juego para nuestro equipo. Los demás lo siguieron, claro. Sobre todo desde la defensa, con el ingreso de Pancho Jasen, que dio y da equilibrio y defensa cada vez que está en cancha, a veces imperceptible si uno sigue sólo la pelota y no amplía el panorama. De hacerlo, uno puede ver la cantidad de pequeñas cosas que le da al equipo. Me parece, y es mi opinión, que se va ganando el derecho a pisar el parquet un poco más con cada partido que pasa.

Sigo. Al rival se lo ajustó en defensa y se le acabaron las balas. Tamaña eficacia en el primer cuarto fue insostenible a lo largo del juego. Argentina es mucho más equipo y se lo hizo saber una vez recuperada la desventaja. El resto fue un trámite que dejó cosas positivas, una vez más, si tienen continuidad en los próximos partidos.

Turno para hablar de lo mío. La base. Hoy pasó lo inesperado y Facundo respondió muy bien.

Campazzo sumó 40 minutos de experiencia internacional. Es mucho tiempo y fue de menor a mayor. A ver, a esta altura creo que no está en duda la capacidad, la entrega y el talento de Facundo para jugar a este nivel.

Su progreso pasa por el tiempo, el roce y el entendimiento del juego internacional, de los torneos cortos. Pero sobre todo por el tiempo. Porque a este no se le gana, sólo se lo puede transitar. Y hoy Facu lo experimentó en gran dosis.

Tiempo porque es joven, tiene 21 años, y sólo la acumulacion de experiencias como la del partido de hoy le daran la capacidad de adelantarse a lo que viene. Esto le dará la tranquilidad y control de la situación, la pérdida del asombro ante lo nuevo o inexplorado. Cuando conocemos adquirimos la capacidad de comparar, de distinguir. Eso es la experiencia. Simplemente porque son situaciones que se vivieron una y otra vez.

Facu posee el maravilloso don de la juventud, y eso en este deporte es vital. Sólo le falta adquirir tiempo, transitarlo. Por eso, cuanto antes Facu adquiera experiencias, dentro y fuera de la cancha, a este nivel, va a estar listo para tomar la posta. La oportunidad de hoy la valorará con los años.

Supongo que Pablo (a quien le mando un gran abrazo y deseo de pronta recuperación, mientras mi mujer Andrea me relata el dolor de los cólicos habiendo pasado ella por algo similar, duele de sólo escucharla) le habrá hablado y transmitido tranquilidad.

Jugando de inicial en la selección siempre me repetía a mi mismo: al lado de estos monstruos, menos es más.

Me encantó el ingreso de Marcos Mata, lo estaba esperando porque le puede dar mucho al equipo. Una vez más, juventud divino tesoro. Desgasta a los rivales con su físico y en ataque entiende el juego y tiene paciencia.

Por ultimo, un grandísimo abrazo a Huguito Sconochini, allÍ presente relatando por ESPN. Una alegría enorme escucharlo, aparte de grandísimo jugador, mejor persona. Abrazo grande Hugo.

Manu GinóbiliGetty Images

Francia resultó ser el rival serio que se presumía, después de su destacada actuación en el EuroBasket de Lituania. Con un libreto muy ordenado, intentando controlar el juego con posesiones largas y un juego interno muy fuerte y largo.

Argentina pagó cara la baja efectividad y la corta rotación desgastó, llegando al final del juego un poco exigidos, con un marcador adverso.

Francia fue un reflejo claro de lo que quiere su entrenador: desgastar desde la defensa con sus grandes(tienen tremendo recambio en Kevin Seraphin, Ali Traore y Florent Pietrus) y controlar el juego desde sus tres perimetrales (Tony Parker, Nando DeColo y Nicolas Batum) mediante el pick and roll. Boris Diaw es el comodín y hace de nexo entre ambos bloques. Y encima hoy apareció en una noche estelar Mickael Gelabale, que le terminó de dar profundidad al equipo. Un conjunto larguísimo.

Digo que es el reflejo de lo que quiere su entrenador porque, si bien no conozco a fondo su filosofia de juego, se detecta fácilmente cuando los jugadores de un equipo resignan su forma de jugar (rápida, de transición, estilo NBA) en pos de un objetivo más importante como es el rendimiento colectivo.

Hoy Francia juega a marcador bajo, controla el partido y se pasa el balón. Interesante. Evidentemente lo hecho en los ultimos años por Argentina y España es mirado y copiado, y claro, a los equipos que son grandes talentos físicos, les resulta convincente comprar la filosofía del entrenador y jugar como equipo, y los convierte en muy peligrosos. Esto es la síntesis de lo que se vio hoy: Francia es peligroso porque sabe lo que quiere... o al menos eso demostró esta tarde.

De Argentina sorprendió la falta de puntería, sobre todo viniendo de una tremenda demostración de efectividad ante Lituania. Porcentajes muy bajos de tres que complican para llevar el partido adelante. Tarde o temprano, cuando eso pasa, se termina sucumbiendo contra rivales de esta talla.

Por otro lado, sabemos que este es un deporte, en esencia, psicológico, y haber tenido semejante efectividad en el partido anterior, a veces juega en contra en partidos consecutivos. O quizás fue simplemente un mal día. Como sea, se hace dificil con 4 de 23 en tiros de tres puntos.

Como positivo, se rescata que no se perdió nunca la línea (es muy difícil estar en partido a pesar de que la pelota no entra y se logró). La diferencia de puntos juega claramente a favor, por lo que haciendo los deberes contra Nigeria y Tunez, Argentina tendría buenas chances de entrar segunda en el grupo, si es que Francia pierde ante Lituania.

Como contrapartida, se volvió a la rotación corta (28 minutos entre todos los suplentes contra 72 de los de Francia) y eso exige demasiado. Al final, siempre se paga.

A veces para dar dos pasos adelante hay que dar un pasito atras, reordenarse y darle perspectiva al asunto. Argentina está en una situación muy favorable de cara a los cruces si hace los deberes, y, más importante que todo, lo que lo diferencia del resto: se va adaptando sobre la marcha, mejora con el transcurso del torneo, infla el pecho en la derrota, crece en las difíciles.

Por lo tanto, no hay que preocuparse en exceso: las aspiraciones están intactas.

Londres 2012Getty ImagesAsí está Manu, así está Argentina. Con todo para soñar

Perfecto. Argentina jugó un partido perfecto, sublime, de esos que valen mucho más que el resultado. Resultado no menor porque prácticamente (sin despreciar a Nigeria que es un gran equipo y a Túnez) lo pone al equipo en la próxima ronda, pero además, fue de esos partidos que dejan varias cosas para analizar, y todas positivas.

Vamos por partes. El nivel de Delfino. Carlitos mostró un rendimiento tremendo, supongo que varias franquicias NBA tomaron nota de lo que hizo contra Lituania. Un verdadero asesino a distancia, que le dio a la Argentina ese intangible que significa poder abrir la cancha, estirar la defensa,con sus tiros de tres puntos. Y generar espacios y dudas en la cabeza de los contrarios.

Con Carlos tan certero, las ayudas a Luis Scola en la pintura se tornan casi un suicidio defensivo para el rival, teniendo en cuenta que además estan Manu Ginóbili y Pablo Prigioni que tampoco perdonan. El mérito es aún mayor, teniendo en cuenta que hasta hace pocos días atras, las dudas sobre el estado físico del Lancha eran grandes, debido a la recuperación de la cirugía que lo tuvo afuera un largo tiempo.

Físico privilegiado, madurez, seguridad en sí mismo. Su presencia a este nivel cambia todo el panorama del equipo.

Luis en su nivel, anotando contra jugadores de más talla, tal como lo hace en la NBA. En su salsa, con mucho espacio en la pintura con Chapu Nocioni y Leo Gutiérrez también abriendo la cancha, dominando con oficio la pintura y el juego de pick and roll con Prigioni.

Pablo perfecto. Dirigiendo, anotando a distancia cuando le dieron el metro, sin forzar nada, sin pérdidas. Control total del partido, ante rivales del nivel de Sarunas Jasikevicius.

Insisto, creo que el equipo va a ir tan lejos como completo sea el juego de Manu. Se ve su ambición en sus ojos por conseguir otra medalla y después de verlo pelear por cada pelota, me animaría a decir que ya es una obsesión. Completísimo. Anotó, robó balones, bajó rebotes, asistió, subió la pelota para sacarle presión a Pablo. Argentina lo va a necesitar a este nivel cada partido, sobre todo en los importantes.

Hasta acá nada nuevo. Grandes jugadores jugando en gran nivel en grandes ocasiones, como lo es un debut en un Juego Olímpico.

Pero además el partido "le regaló" a la Argentina una lesión momentánea de Pablo, y minutos obligatorios de Facundo Campazzo. Esos minutos importantes que valen oro. Y Facu los hizo valer al precio que corresponde. Se lo vio suelto, tomando riesgos, asumiendo la responsabilidad. Creo que los minutos contra USA hicieron un click en su cabeza (sólo él lo sabrá, pero el lenguaje corporal no miente casi nunca, y en ese partido se lo vio disfrutando, y cuando el jugador disfruta cambia toda la ecuación), y se dio cuenta que a pesar de su edad y falta de roce a este nivel, está para competir con cualquiera. Ya. Hoy.

Leo, Pancho, Pipa

(los Gutiérrez y Jasen, claro) muy sólidos en sus roles. Fundamentales para darle equilibrio al equipo.

Carlos disipó dudas fisicas. Los veteranos en grandísimo nivel. Se sumó oficialmente un jugador joven a la rotación, que es (o era) un interrogante contra potencias que rotan diez u once jugadores y dividen minutos casi por igual. Se ganó. Se marcó el terreno. Y lo más importante, jugando a lo Argentina, un básquet exquisito, de múltiples pases en cada ofensiva, con variantes y respuestas colectivas por encima de las individualidades, con jugadores de rol muy activos. De sobra para soñar en grande.

Manu Ginobili - ArgentinaLigateunafoto.comManu Ginóbili está jugando a un nivel asombroso en el equipo argentino

Oficio, mística y Manu. Despues de ver los partidos de la selección contra los oponentes de verdad, contra las potencias que son Brasil, España y USA, resumo en esas palabras lo que se percibe, sin entrar en los pequeños detalles tácticos o la rigurosidad del día a día, aquella que a diario nos vuelve a recordar que el deporte es como la vida: nada es lineal, y que un infortunio puntual (¿recuerdan la pelicula Match Point de Woody Allen?) a favor o en contra marca el destino del curso de la historia que a priori parecia marcada de antemano... Retomo: oficio, mística y Manu.

Dentro de las múltiples mutaciones que ha tenido este equipo durante la última decada, esta versión del equipo nacional es, a mi entender, la de, más que nunca, un equipo que juega en base al oficio. Va a una velocidad más lenta que los rivales más poderosos, tiene una rotación corta respecto a las grandes potencias (esto quedó como marca registrada después del proceso de Oveja que optó por rotaciones cortas a diferencia de Magnano que jugaba con un equipo largo) y, si bien da la sensacion en los arranques de los partidos de que el tiempo ha pasado y ya no es lo mismo, aparece siempre el oficio.

Oficio. Palabra que, usada a la argentina, intenta transmitir que hay un conocimiento de la materia desde hace muchos años, que hay muchas batallas peleadas, que ya se sabe lo que es ganar y lo que es perder. Lo resumiría en lo siguiente: no hay miedo. Ni a ganar, ni a perder. Se pelea siempre. Hasta el final. Y allí es donde residen las verdaderas chances de la selección en Londres 2012 de clasificar. Y en ese partido trascendental que es el de cuartos de final, Argentina le debe tirar, al rival de turno, el oficio por la cabeza. Lo debe hacer pensar de más, generarle dudas, transmitirle miedo. A ganar y a perder. Debe rasparlo, hablarle al oído... Oficio.

Mística. Porque se ve, se palpa. Se ve el respeto de la camiseta en los contrarios, en los árbitros, en las declaraciones de los coaches rivales. Siempre meten adentro a Argentina. Lo empujan hacia ese grupo de candidatos. No lo quieren dejar afuera. Eso es respeto.

Magnano tiene que declarar que Brasil es candidato a medalla (totalmente de acuerdo Rubén, tienen un equipo que va dominar los proximos años si logran permanecer juntos y limar egos, y en eso Ruben es experto) para que los demas tomen nota, cuando la realidad dice, hoy por hoy, que Brasil está, cuanto menos, a la par nuestra. Necesita meter a su equipo en la pelea psicológica, que sus jugadores se lo crean. Que los rivales crean que esta vez van en serio. A Argentina lo meten en ese grupo aún perdiendo claramente los amistosos previos. Lo levantan, lo tironean, le dicen: vos no te quedás afuera, vos sos de los nuestros. La camiseta y la historia pesa, y cómo pesa...Mística.

Manu. Porque creo que nuestras chances pasan más que nunca por la actuación de Ginóbili. Anota, hace jugar, mantiene la calma cuando algunos la pierden, exhala respeto ante rivales y árbitros, condiciona planteos tácticos porque siempre encuentra respuestas, y ante los problemas físicos de Carlitos, que repercute en menos minutos en cancha para Lancha, otra de las cartas anotadoras del equipo, probablemente asuma más responsabilidad anotadora de lo que habitualmente lo hace. En síntesis, porque es distinto, y en las grandes citas aparecen ellos, los distintos, los diferentes, para demostrarnos que el olimpo es para pocos. Quizás sea su última vez y, créanme, no la va a desaprovechar.

Oficio, mistica y Manu. Las chances de una medalla estan intactas.
Juan EspilSebastián Lobos para Prensa WBEAyer, hoy y siempre: Juan Espil, el símbolo de una generación en el básquetbol
He tenido la fortuna de jugar con varios de los mejores jugadores de mi época. Manu Ginobili, Luis Scola, Dejan Bodiroga, Allen Iverson, etc. A todos los pude disfrutar en vivo y en directo y admirar su juego, su talento.

Pero tambien he tenido la suerte de compartir vestuario con varios longevos, jugadores leyenda que superan los 40 años de edad y siguen en el más alto nivel.

Hay, creo yo, una cierta admiración en general en la sociedad por aquellos que, gracias a la magia de sus genes, superan los límites convencionales que impone la edad. Los miramos con una mezcla de asombro y sana envidia, pensando en si saldremos sorteados nosotros también algún dia, a sabiendas de que, probablemente, no nos toque el número ganador de la lotería genética. Pero siempre albergamos la esperanza de ser recompensados por llevar una vida sana. En el deporte es más visible todavía, por el desafío que significa la competencia contra jóvenes a los que, en estos casos, los doblan en edad.

Sempre tuve también una admiración especial por aquellos jugadores con la capacidad de trascender a su propia generación para insertarse en la siguiente... y hasta en la que le sigue.

El desafío no es sólo físico, sino mental. No es fácil compartir charlas, vestuario y juego con chicos de otra generación, con otros códigos, otras formas de comunicarse. Hay que tener un gran poder de adaptación, y esa es una de las grandes cualidades de los seres humanos.

Tuve el privilegio de jugar con Johnny Rogers, Darryl Middelton (todavia juega a sus 45 años) en el Panathinaikos campeón de europa (ambos fundamentales para tamaña conquista a sus respectivas edades), y con... Juan Alberto Espil.

El caso de Juan (o Benjamin Button, o Highlander) sobrepasa ese asombro y esa admiración de la que hablaba. Lleva todo a otro nivel.

Mas alla de ser cuidadoso en su vida personal, hay ciertos rasgos que merecen ser contados, para entender lo inusual y a su vez lo único e irrepetible que se torna su figura: acá van algunos datos, algunos de color y otros que no se pueden creer. Representado en su figura va este homenaje a todos aquellos que superan los limites de lo establecido, que redefinen lo convencional.

A sus 44 años se sube a un colectivo 20 horas o a un avión -y luego a otro avión-. Pasa 12 dias viajando por el norte del país con 50 grados de térmica y no dice nada, ni una queja.

Prácticamente no pierde entrenamientos ni partidos en dos temporadas. Sólo se lo escucha repetir: ¡hay que tener ambición! ¡Vamos por más! ¡Vamos a salir adelante! ¡Nos gusta ganar! (yo tengo otros métodos menos convencionales, menos pedagógicos digamos... ¡me asombra que nunca pierde los estribos!)

A sus 44 años, tiene más pelo que cualquier integrante del plantel, y me animaría a decir que más facha que cualquier jugador de esta competencia. Eso, por supuesto, despierta envidia (no de las envidias sanas, sino de las otras) para todos.

Siempre es el primero en retirarse después de un entrenamiento o partido. O sea, no usa hielo, ni masaje, ni estiramientos musculares (todo eso lo hago yo, por ejemplo, y tardo entre 30 y 40 minutos hasta que llego a la ducha. Para cuando salgo del vestuario Juan ya esta pidiendo el postre junto a Mara, su mujer). No toma vitaminas, ni ingiere licuados de proteínas, ni nada... ¡Sólo una ducha caliente!

Ayuda a los entrenadores desde su experiencia. Habla. Suma. Siempre. Repite que siempre se puede mejorar, ser mejor.

Y en el tercer partido de un playoff, mete 17 puntos en un tiempo y define la serie. Previo a hacer emocionar a todo el estadio con sus palabras con tono a despedida en un video en la presentación del equipo.

Hablo de un jugador que hizo historia en Liga Nacional, que fue importante en Ligas Europeas, que marcó una epoca con la Selección. Hablo de un jugador inigualable, probablemente el mejor tirador de la historia de nuestro pais y entre los mejores de la historia de este deporte.

Es el jugador que Manu Ginóbili creció admirando en Bahía.

El que le hizo esa bandeja a Jordan que simbolicamente fue un guiño, una señal a la generación que venía detrás, como diciendo... ¡Sí se puede!.

Por todo esto, queria aprovechar la ocasión y rendirle homenaje en activo, en plena competencia. Mi admiración y, creo, la de todos los que practicamos este deporte.

Cierra el círculo Juan. Qué privilegio.

El pasado martes vivimos un día muy especial en Bahía Blanca. Pudimos presentar por primera vez el espectaculo integral que veníamos buscando plasmar, tras mucho trabajo y esfuerzo de todo un equipo de gente que es la organizacion de WBE.

El partido de basquet fue anfitrión de un espectáculo que, solo por sí mismo, vale pagar una entrada para ver y disfrutar.

Creo que esto tiene varias connotaciones positivas. Veamos.

El espectáculo (lo que rodea al partido de básquet) le quita presión a los jugadores de ser el único sostén de alegría para el público. Al hacer algo integral, la responsabilidad de que el espectador salga contento, no recae sólo en el jugador y el entrenador, sino que se reparte en el conjunto de los estímulos que participan del evento: música, colores, imágenes... básquetbol. Somos emociones, sensaciones, y hay que estimularlas.

La realidad es que no es lo mismo observar un cuadro de Picasso en un museo, que observarlo colgado en la pared de un departamento monoambiente. Lo mismo pasa con cualquier expresión artística (en la que incluyo a los deportes de alto nivel): dependiendo del marco que la rodea, lucirá mejor o peor.

Otra es la posibilidad de incorporar a otros actores al espectáculo. Me refiero a mujeres y hombres, niños y niñas, que no son fanáticos o hinchas pero que el evento en sí puede ser lo suficientemente atractivo para ir a disfrutar un buen rato, en familia, en un ambiente sano y distendido. Hablamos de un público que quizás no tenga la capacidad( por escaso conocimiento del juego o simplemente porque no es un hincha fanático) de mantener el foco de atención los 40 minutos del partido. Esta situacion no debería impedir para un padre de familia de pensar en un partido de basquet como plan familiar para un viernes a la noche. Esto no ataca de ninguna forma a los que lo viven con pasión, sino que suma a otro tipo de público, menos apasionado quizás, pero sí interesado en disfrutar de un espectáculo deportivo de primer nivel como lo es un juego de la Liga Nacional.

Por ultimo la satisfacción del espectador tampoco depende ya en exclusiva del resultado. Si bien todos queremos ganar, alguien siempre pierde en un juego donde no existe el empate. Cuando le toca perder al local, disfrutar de un buen espectáculo, y con un equipo dejando todo en el campo, atenúa esa sensación de frustración y hasta genera, en las derrotas, más identificación. Esto no tiene que ver con el resultado, sino con una idea; es una forma de proceder, de expresarse.

Al fin y al cabo las personas buscamos en entidades o instituciones, lugares comunes donde reconocernos. La realidad nos los dice todos los dias. Hay muchos clubes y pocos ganan, sin embargo la gente no se cambia de club por perder o ganar. Si esto fuera así, sólo los ganadores tendrían seguidores y los que pierden se quedarian solos... y eso no ocurre.

Esta es otra mirada del rol del deporte profesional en nuestra sociedad. Planteo el deporte como un espectáculo, siendo el mismo una lucha de destrezas y talentos. Es adrenalina en un final cerrado o el recuerdo de una jugada memorable. Es pasión.

Y la comparacion obvia no deberia ser la NBA, donde, por idiosincracia e infraestructura, no hay puntos en común. Ni siquiera España e Italia. La razón es que no tenemos el talento ni el poder economico que esas Ligas poseen.

El modelo ideal, a mi entender, son Ligas como las de Alemania, Francia y Australia. Hacen hincapié en la infraestructura, comodidad del espectador, organización y espectáculo, acorde al nivel de talento nacional y extranjero que poseen. No estamos lejos, pero hay que invertir las prioridades.

WBE v PeñarolSebastián Lobos para Prensa WBEPepe contra todo el mundo: los dos partidos ante Peñarol fueron derrotas de WBE
BAHÍA BLANCA -- Es una sensacion bastante particular la que tenemos casi todos los deportistas profesionales del planeta, o al menos eso creo, la de celebrar el final de año. Para la mayoria de la gente, el fin de año tiene el significado de una conclusión, de barajar y dar de nuevo, de un inicio de proyecto con autopromesas incluídas o, como minimo, de el ansiado arribo de las vacaciones.

Para nosotros, sin embargo, el fin de año sabe a pequeña parada para tomar aire y seguir. Uno sabe que va en contra de la masa que se distiende y relaja despues de un año de trabajo. Hay un gustito, sobre todo, a cierta envidia sana cuando escucha los planes vacacionales de el entorno de cada conocido que se cruza.

El fin de año para nosotros es en abril, mayo o junio. O sea, cuando termina la temporada. Ése es el tiempo del balance final y las proyecciones futuras.

Por culpa de vivir en este hemisferio, nuestras vacaciones son en invierno y nos toca jugar en pleno calor de enero. Así lo exige el calendario FIBA, ya que los torneos de selecciones se juegan por lo general en agosto y septiembre .

Es una pena, ya que el basquet es un juego que, por jugarse bajo techo, tiene las cualidades de ser un deporte de invierno. Pero entramos en conflicto con el calendario de Mundiales y Juegos Olímpicos. De todos modos, aprovecho la fecha para hacer un balance -aunque sea parcial- de lo que viene siendo nuestro temporada en Weber Bahía Estudiantes.

Arrancamos con dos derrotas ante Peñarol, lo que nos coloca dentro de en un grupo bastante definido de 8 equipos a los cuales nos separa un punto, prácticamente. La disputa por el cuarto puesto va a ser muy dura y es el objetivo de esos 8 equipos. Libertad, Peña y Obras se han cortado y parece difícil alcanzarlos porque han mostrado mucha regularidad y signos de solidez muy fuertes.

Nuestra actualidad es la que añorabamos a principio de temporada.asomar la cabeza en el grupo de equipos de arriba y consolidarnos como organización. En este año y medio que llevamos en la competencia hemos avanzado mucho en ambos aspectos, y por suerte, ambos han ido de la mano, manteniendo un equilibrio en la construcción dentro y fuera de la cancha de algo con cierta solidez.

Claro que ahora viene la etapa más difícil de la competencia, en la que hay que saber usar bien las cartas: saber cuando acelerar y cuando levantar el pie, pensando en cómo llega el equipo a los playoffs que es donde todo se define. Allí está la sapiencia de los entrenadores. El objetivo es terminar lo más arriba posible, pero sobre todo llegar a los playoffs enteros, armados y listos para ser peligrosos.

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