MÉXICO -- Una semana después de perder el paso perfecto en "Monday Night Football", gracias a una exhibición desastrosa ante los Houston Texans, los Cincinnati Bengals buscan recuperar el paso ganador ante unos encendidos Arizona Cardinals en el desierto.

Aquí hay tres puntos para seguir en el encuentro:

Dalton a la vista de todos. Luego de un comienzo de temporada donde fue considerado entre los candidatos a JMV, el mariscal de campo de los Bengals cayó de bruces en el escenario más grande en el que le ha tocado jugar en lo que va del año. Todos tienen derecho a un partido malo, pero el problema para Dalton es que siempre ha tropezado de mala forma en postemporada, y el partido del lunes fue un recordatorio de que le falta para dar ese paso al frente en su carrera. Una nueva jornada y un nuevo duelo en horario estelar le darán la oportunidad de romper con esa tendencia, o volverla a confirmar.

La etiqueta de favorito. Repentinamente, los Cardinals se han convertido en el sabor del mes para representar a la NFC en el Super Bowl. El duelo contra Cincinnati, si es que los Bengals no salen tan planos como en la jornada previa, será una buena aduana. En lo que va de la temporada, Arizona no ha vencido a un sólo equipo que tenga marca ganadora actualmente. Desde luego, eso no es culpa de los Cardinals, quienes han derrotado a casi todos a los que les han puesto al frente, pero el único partido que han jugado ante un equipo ganador, resultó en derrota ante los Pittsburgh Steelers. La parte final de la temporada, con varios duelos ante equipos sólidos, será la verdadera medida para conocer las aspiraciones reales de Arizona, un cuadro que cayó estrepitosamente el año pasado en el último tramo.

Poder contra poder. Ninguna categoría ofrece un mayor contraste para los protagonistas de este choque que la de puntos anotados. Arizona es segundo en la NFL, con 33.6 puntos anotados por encuentros (apenas .1 por debajo de los líderes de la liga, New England Patriots), mientras que Cincinnati lidera a la liga del otro lado de la moneda, permitiendo únicamente 16.9 puntos por duelo. Del otro lado del espejo, el contraste también es significativo, aunque menor. Los Cardinals son la franquicia N° 11 de la liga admitiendo 20.6 puntos por juego, mientras que los Bengals se colocan ofensivamente en el N° 5, con 26.1 puntos anotados por partido.

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MÉXICO -- Con la supremacía de la NFC Oeste en juego, los Arizona Cardinals visitan a los Seattle Seahawks buscando evitar la barrida que sufrieron el año pasado que a la postre les costó el título divisional.

A evitar el Déjà vu. El año pasado, los Cardinals se encontraban con marca de 9-1 y en pleno control de la Conferencia Nacional, antes de visitar CenturyLink Field. Arizona cayó ante Seattle por marcador de 19-3, y empezó el fin para la campaña de los Cards. Contando ese descalabro, Arizona perdió cuatro de los últimos seis partidos de la campaña regular, incluyendo la visita recíproca de los Seahawks a Glendale, y dejaron escapar todo momento de cara a la postemporada, donde les tocó visitar a los Carolina Panthers --campeones divisionales de la NFC Sur pese a tener una marca perdedora de 7-8-1-- donde sucumbieron por 27-16.

El primer paso para evitar una repetición de lo acontecido el año pasado es ganar en Seattle. Se dice fácil, pero los Cardinals saben de primera mano lo que podría significar una derrota.

Cambios entre los Seahawks. Seattle activó al receptor abierto Paul Richardson a su plantilla activa, y envío --como era de esperarse-- a Ricardo Lockette a la lista de reservas lesionados. Richardson no contribuye de la misma manera que Lockette en equipos especiales, pero tiene mayor talento a la hora de jugar para la ofensiva. Otro cambio será el regreso del centro Patrick Lewis al puesto titular, después de perderse los últimos dos encuentros por lesiones de tobillo y rodilla. Drew Nowak no ha dado el ancho y volver a conectar con Lewis podría ser un paso en la dirección correcta para arreglar los problemas de línea ofensiva de Seattle.

Marshawn Lynch
Getty Images¿Cuán disminuido se verá Lynch por la lesión sufrida el jueves?

Sin embargo, la mayor sorpresa puede ocurrir en el backfield. Marshawn Lynch no entrenó el viernes por una lesión abdominal, y apareció listado como en duda para el encuentro en el reporte de lesionados. Pete Carroll expresó ante los medios que esperaba contar con Lynch el domingo. No obstante, podríamos ver a un #BeastMode disminuido, y eso significará que habría más oportunidades para los suplentes Fred Jackson y Thomas Rawls.

¿Puede responder Carson Palmer? Arizona se quedó con la espinita clavada el año pasado, de que de haber podido contar con su mariscal de campo titular por la totalidad de la temporada, los resultados hubieran sido distintos en la recta final. Palmer no participó en ninguno de los enfrenamientos del año pasado, luego de quedar marginado por lesión a la rodilla. Drew Stanton primero, y Ryan Lindley después, hicieron lo que pudieron en los controles de Arizona, pero el club claramente sufrió una decaída de talento sin Palmer.

No obstante, de ahí a aseverar que Palmer es una garantía para partidos grandes... tampoco. En su duodécima temporada, y tras dos apariciones en el Pro Bowl, seguimos esperando que Palmer gane un partido de postemporada. Es más, sólo ha participado en dos en toda su carrera, ambas derrotas, cuando jugaba para los Cincinnati Bengals. Hay casos en los que un mariscal de campo con números decentes pasa tan desapercibido, que no recibe las críticas que injustamente le tocan a otros que hacen mucho más.

Por si fuera poco, la última vez que Palmer jugó para los Cardinals ante Seahawks en Seattle, lanzó cuatro pases de intercepción --y con todo y eso, Arizona logró ganar ese juego del 2013--. Si es cierto que los Cards están listos para dar el salto de calidad y convertirse en contendientes serios para postemporada, el camino empieza en CenturyLink Field. Y nadie está más obligado a levantar la mano para Arizona que Palmer.

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MÉXICO -- La segunda tanda de la jornada de apertura del "Monday Night Football" de ESPN nos trae un duelo entre dos equipos que sorpresivamente pelearon la postemporada el año pasado: los San Diego Chargers se lograron colar de último minuto, mientras que los Arizona Cardinals debieron conformarse con mirar playoffs desde casa pese a una marca de 10-6.

Andre Ellington
AP Photo¿Qué opciones hay para Arizona detrás del joven Ellington?

Abrir la campaña contra un rival de tal calibre, así sea de la conferencia opuesta, puede servir como diagnóstico para conocer el estado actual de tu club. Aquí hay tres puntos a seguir en el enfrentamiento:

El backfield de los Cardinals. Andre Ellington no ha estado sano y Arizona ha informado que decidirá al último momento si contará o no con su joven corredor. Reportes mediáticos hacen suponer que Ellington no participará. Eso deposita la carga del juego terrestre sobre los hombros de Jonathan Dwyer, principalmente, y Stepfan Taylor. A Bruce Arians le gusta lanzar largo, y no hay mejor manera que preparar los pases largos, principalmente aquellos que van acompañados con un engaño de carrera, que un juego terrestre efectivo. Sin yardas a ras de piso, se le puede complicar el partido al mariscal de campo Carson Palmer.

Los apoyadores de los Chargers. Manti Te'o está duda para San Diego. Te'o se perdió una porción de la campaña pasada por lesiones, y no comienza al 100 por ciento este año. Dwight Freeney fue una baja considerable para los Bolts en el 2013, jugando apenas cuatro encuentros luego de arribar como agente libre. Melvin Ingram, quien aparece por el momento por delante de Freeney en la profundidad de plantilla, también se perdió 12 encuentros de la temporada anterior. Jarret Johnson faltó a cinco y Donald Butler a tres. Como grupo, la unidad de apoyadores de San Diego ha sufrido múltiples lesiones recientemente, y la franquicia no puede darse ese lujo en el 2014. Salir del primer partido lo más sanos posibles será fundamental. También está por verse el número de oportunidades que pueda recibir el novato Jeremiah Attaochu como parte de la rotación.

Receptores abiertos a punto del destape. Keenan Allen fue un candidato serio para ser nombrado Novato Ofensivo del Año en el 2013 con los Chargers, superando las 1,000 yardas por recepciones y anotando ocho touchdowns. Michael Floyd superó las 1,000 yardas por recepciones y anotó 5 touchdowns en el 2013 con los Cardinals en su segunda campaña. La mesa parece estar puesta para que Floyd de un salto mayor, pues cuenta con Larry Fitzgerald al lado opuesto de la formación, acaparando la atención de los profundos rivales. Allen parece haberse establecido cómodamente en el asiento de receptor N° 1 para Philip Rivers, y la confianza que el equipo ha depositado en él será crucial para su desarrollo. Ambos tienen potencial para Pro Bowl desde esta misma campaña.

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MÉXICO -- Este lunes, los Cincinnati Bengals aprovecharon la reciente ola de extensiones contractuales para brindarle a su mariscal de campo Andy Dalton un alargue que lo vincula con el club hasta el 2020 a cambio de unos 96 millones de dólares, suma que puede ascender hasta los 116 millones mediante escaladores.

Este acuerdo suma seis temporadas a su contrato original de novato, el cual estaba por entrar a su última temporada en el 2014.

Mi primera reacción fue de sorpresa. Hace apenas cuatro días, los Dallas Cowboys otorgaron una extensión contractual a su tackle izquierdo Tyron Smith por ocho campañas y 110 millones de dólares. En el desierto, el esquinero Patrick Peterson recibió una extensión de 70 millones de dólares y cinco años cortesía de los Arizona Cardinals, hace cinco días. A mediados del mes pasado, los New Orleans Saints convirtieron a Jimmy Graham en el ala cerrada mejor pagado en la historia del deporte, a cambio de "apenas" 40 millones de dólares por cuatro campañas.

Tanto Smith como Peterson y Graham son jugadores que han sido elegidos All-Pro, y existen pocas dudas de que, pese a jugar posiciones distintas a la de Dalton --y distintas entre sí-- son mejores jugadores en el presente que el pasador de los Bengals. Por si fuera poco, se antoja que los tres todavía tienen mayor espacio para seguir creciendo, aunque definitivamente esta última aseveración se hace pisando el terreno de la especulación.

Lo que queda claro es el modo en que la NFL ha sobrevalorado financieramente la posición de mariscal de campo. Dalton ni siquiera es el mejor jugador en la ofensiva de Cincinnati --ese honor pertenece al receptor abierto A.J. Green--, pero ya es el décimo pasador mejor pagado de la NFL en cuanto a valor total de contrato, empatado con Peyton Manning de los Denver Broncos.

Andy Dalton
Getty ImagesLas expectativas se acaban de elevar al cielo para Dalton

En cuanto a salarios promedio anuales, Dalton se coloca ahora decimotercero en la NFL, empatado con el ala defensiva Mario Williams de los Buffalo Bills, y por arriba de figuras como el mariscal de campo Tom Brady de los New England Patriots y el corredor Adrian Peterson de los Minnesota Vikings. De los 12 jugadores con un salario anual mayor al de Dalton en este instante, únicamente los receptores abiertos Calvin Johnson de los Detroit Lions y Larry Fitzgerald de los Cardinals no son pasadores.

Sin embargo, lo que más llama la atención de ese listado es que de los diez mariscales de campo que lo encabezan, únicamente Matthew Stafford de los Lions gana más que Dalton sin conocer, lo mismo que el pasador de los Bengals, una victoria de postemporada. Eso constituye un riesgo mayúsculo para las franquicias de Detroit y Cincinnati.

Parte de ello se explica por la urgencia que sienten Lions y Bengals de acabar con la notoria falta de éxito de playoffs recientes. Detroit no ha ganado un partido en la postemporada desde 1991, cuando Barry Sanders era aún el rey de la manada, y Cincinnati no lo ha hecho desde 1990, cuando Anthony Muñoz todavía protegía el lado ciego de Boomer Esiason. Desde aquella última victoria de playoffs, los Lions acumulan siete derrotas consecutivas en playoffs, y los Bengals seis.

Yo no soy proponente de medir la calidad de un mariscal de campo de acuerdo al récord del equipo. Sin embargo, es indiscutible que para que una franquicia logre tener éxito en la postemporada, requiere de un buen líder en la posición de pasador, y Lions y Bengals están haciendo apuestas cuantiosas a que sus actuales mariscales de campo pueden desempeñar ese rol.

Está claro que en la NFL, se paga por la producción que está por venir, o que se cree está por venir, y no por la que fue. Prácticamente todos los contratos son una tirada de dados, y más si se trata de acuerdos de esta magnitud. Sin embargo, también creo que uno de los mejores indicadores de la potencial producción futura es la producción pasada, y ahí es donde me sorprende el tamaño del riesgo que han asumido Lions y Bengals para construir alrededor de Stafford y Dalton, respectivamente.

A eso debemos sumarle que Dalton jamás tuvo que pelear realmente su puesto titular en Cincinnati, ni ha tenido competencia seria por la titularidad desde entonces. A su llegada, Carson Palmer pidió salir y emigró a los Oakland Raiders. Las llaves de la nave ofensiva le fueron entregadas sin mayores obstáculos a Dalton en su año de novato, en el 2011. Los Bengals han optado por la certeza y estabilidad en la posición desde aquel momento, y el equipo nunca se ha atrevido a sumar a la plantilla a alguien que le amenace el puesto.

No estoy diciendo que Dalton jamás va a ganar un partido de playoffs, pero me parece que lo prudente por parte de los Bengals hubiera sido esperar hasta el término del 2014, su último año de contrato vigente, para evaluar la situación y determinar entonces si se extendería o no el acuerdo. Después de todo, no le veo nada de malo a que un jugador y su equipo cumplan totalmente con el pacto que él mismo aceptó años atrás. La apuesta en ese caso es que Dalton gozara de una temporada de destape, ganara el Super Bowl, y sus bonos se dispararan en un año, como sucedió con el caso Joe Flacco y los Baltimore Ravens.

Francamente, me parece que se trataba de un riesgo menor, y uno que felizmente debe asumir cualquier organización: pagar más después de la consecución de un título de Super Bowl. En otras palabras, esperar un año hubiera sido como lanzar una moneda al aire sabiendo que cayendo de cualquier lado, se gana. Si Dalton lidera a la franquicia a su primer título Trofeo Lombardi en el 2014, los Bengals no tendrán empacho en otorgar un contrato superior al que entregaron hoy, a un jugador probado en el escenario más grande. De no ser así, los Bengals hubieran tenido mayor palanca para negociar números favorables con Dalton, a sabiendas que en el draft se pueden conseguir pasadores a un precio ostensiblemente menor para los primeros tres años de carrera del jugador. En cambio para Dalton, otro año de fracaso en playoffs no le hubiera dado impulso suficiente de cara a la agencia libre como para exigir un cheque tan grande en Cincinnati.

Desde el punto de vista del jugador, también hay repercusiones serias. Dalton se ha comprado tiempo en Cincinnati, y ahora no salta al campo con la mente desviada hacia el siguiente contrato. No obstante, el precio es casi tan alto como la cifra en el documento que acaba de firmar. La presión sobre Dalton ahora se centra en el hecho de que el mariscal de campo debe justificar sobre el campo la decisión que tomó el equipo en las oficinas al entregarle un cheque tan grande. El dinero de su extensión contractual eleva exponencialmente las expectativas que hay respecto a su desempeño. Cualquier excusa que se pudiera esgrimir respecto a la relación entre su sueldo de 1.7 millones de dólares para el 2014 y su desempeño ha salido por la ventana. No es aceptable, de ninguna manera, que Dalton siga registrando un Total QBR de 18.1 en postemporada, como ha acumulado hasta ahora en sus tres apariciones. Desde las tribunas, los abucheos serán más sonoros con cada intercepción.

La estrategia de los Bengals en los años recientes ha sido clara: recompensar a los jugadores de núcleo antes que adquirir agentes libres del exterior. El acuerdo con Dalton sigue ese lineamiento, pero el dinero involucrado claramente se desvía de la tradicional noción de que los Bengals eran un club que no gastaba lo necesario para ser competitivo. Pero con el cambio crecen las expectativas. Si Dalton no se gana la recompensa que le ha sido entregada a priori, Cincy podría estar amarrado al menos unas tres temporadas más a un pesado lastre financiero en la posición más importante del juego.

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