MÉXICO -- Los Green Bay Packers completaron una jornada redonda para los visitantes en la Ronda de Comodines, venciendo en el FedEx Field a los Washington Redskins para avanzar a la instancia Divisional en la Conferencia Americana:

Lo que significa el triunfo para los Packers: Redención. Ningún equipo de la NFC entró con tantas dudas a la postemporada como Green Bay, luego de caer en sus últimos dos compromisos de la temporada regular ante cuadros de playoffs: Arizona Cardinals y Minnesota Vikings. El comienzo flojo de los Packers invitó a pensar que podríamos ver más de lo mismo ante unos Redskins que se pusieron arriba 11-0 sin muchas dificultades. Sin embargo, Aaron Rodgers encontró su ritmo en la segunda mitad, la línea ofensiva mejoró su desempeño, y el ataque terrestre reapareció en el mejor momento. Se trata de un equipo de Green Bay muy distinto al que vimos por largos periodos de la campaña regular.

Lo que significa la derrota para los Redskins: La campanada de media noche. Sí, Washington se coronó en la NFC Este por primera vez desde el 2012, pero eso quizás tuvo que ver más con el paupérrimo nivel de sus rivales: New York Giants, Philadelphia Eagles y Dallas Cowboys, que con un progreso mayúsculo. No vamos a negar que los Redskins son mejores este año de lo que fueron el año pasado, y no vamos a negar que Kirk Cousins se ha ganado con contundencia el puesto de mariscal de campo titular para el futuro, pero todavía hay camino por recorrer, lo que quedó de manifiesto ante un equipo de los Packers que no ha faltado a la postemporada desde el 2008.

El partido cambió cuando: Green Bay puso en marcha a su juego terrestre a finales del tercer periodo. Los Redskins acababan de anotar touchdown que les dio ventaja por la mínima, 18-17, cuando los Packers decidieron poner el juego en manos de Eddie Lacy y James Starks comenzando con una cuarta oportunidad y 1 en la que Lacy acumuló 11. Starks puntualizó el avance de 11 jugadas con touchdown de 4 yardas, y después de un tres y fuera de Washington, Green Bay hiló una serie de 10 jugadas que fue estelarizada por Starks pero puntualizada por Lacy con otro touchdown que abrió la brecha a 32-18 a favor de los visitantes. Green Bay consiguió sumar todavía un gol de campo más tarde, para poner números definitivos, pero es claro que el control de balón y reloj ejercido por el juego terrestre de los Packers le sacó el aire a los Redskins, golpe del cual ya no se pudieron levantar.

La estadística del partido: Una. Fue el número de veces en que los Redskins capturaron a Rodgers. La protección de pase fue la mayor interrogante para Green Bay de cara a la postemporada, luego de permitir cinco capturas ante los Vikings y nueve ante los Cardinals, para cerrar la campaña. Rodgers se vio presionado por momentos, pero la mejoría al frente fue notable. Ante Arizona la semana entrante, Green Bay tendrá la oportunidad de comprobar que este avance no es ningún espejismo ante un rival ante el cual fue masacrado recientemente.

El jugador del partido: Clay Matthews. Defensivamente, hizo de todo nuevamente para los Packers. El versátil apoyador se mostró muy activo atacando a Cousins, frenando la carrera y ejecutando coberturas de pase. Matthews terminó con cuatro derribos, 1.5 capturas, tres golpes sobre el mariscal de campo, y forzó un balón suelto. No se le puede pedir mucho más al líder más visible de la unidad defensiva.

Lo curioso: Parece claro que los días de Robert Griffin III están contados en Washington. En los momentos finales del cuarto periodo, cuando ya estaba todo decidido, se le vio al ex recluta N° 2 global del draft, por quienes los Redskins pagaron una fortuna en selecciones de draft, despidiéndose del personal de la banca de su equipo. La pregunta ahora parece ser si saldrá por la vía del canje, a cambio de algún pago, o será simplemente cortado en caso de no encontrar un socio idóneo para el traspaso.

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MÉXICO -- Los Green Bay Packers abren las puertas para recibir a los St. Louis Rams en acción de la Semana 5. Aquí hay cinco temas que no deben pasar desapercibidos en el cotejo:

Aaron Rodgers
Getty ImagesNadie juega mejor ante su propio público que Rodgers en Lambeau

Sr. Perfección. La última vez que Aaron Rodgers lanzó una intercepción jugando en casa, la Gran Bretaña todavía poseía trece colonias en el nuevo continente. Bueno, quizás no tiene tanto tiempo, pero así se siente. La última vez que un rival robó un envío de Rodgers en Lambeau fue en la Semana 13 de la temporada del 2012, cuando Harrison Smith de los Minnesota Vikings se hizo del balón en una jugada de "flea-flicker". Desde entonces, Rodgers ha puesto el balón en el aire 486 veces --580, si contamos postemporada-- y 43 touchdowns --48, con playoffs--. ¿Serán los Rams quienes puedan ponerle fin a la impresionante racha?

Equipo de sorpresas. De acuerdo al Football Power Index de ESPN, los Rams arriban a Green Bay con apenas un 25 por ciento de oportunidades de ganar. Pero no le digan eso a St. Louis. La semana pasada, le propinaron su primer descalabro de la campaña a los Arizona Cardinals, a domicilio por 24-22, entrando al cotejo con apenas un 17 por ciento de oportunidades de salir victoriosos del desierto. Por si fuera poco, no hay que olvidar que abrieron la temporada regular abollando la corona de los campeones defensores de la NFC, Seattle Seahawks, con un triunfo en casa de 34-31. Desde luego, tampoco olvidamos que en el inter, los Rams sucumbieron ante los Washington Redskins y Pittsburgh Steelers. ¿Cuál versión de los Rams saltará al campo este domingo?

El hijo pródigo. A James Jones no le fue muy bien jugando para los Oakland Raiders la campaña del 2014. Registró su peor promedio de yardas por atrapada, un 9.1, después de que en las siete campañas previas en Green Bay, promediara siempre al menos 12.3. Tras ser cortado por los Raiders, ser fichado y cortado por los New York Giants, Jones volvió a Green Bay y su impacto ha sido innegable. Está promediando 18.6 yardas por atrapada --su mejor total de por vida-- y lidera al equipo con 317 yardas por recepciones. Además, Jones ya acumula cuatro touchdowns. El veterano de noveno año ha realizado un papel destacadísimo llenando el vacío que dejó Jordy Nelson por la lesión a su rodilla.

Todd Gurley
Getty ImagesGurley buscará repetir su brillante actuación

Apenas el comienzo. Los Rams dieron un enorme salto de fe reclutando a Todd Gurley décimo global en el pasado draft, no solamente porque ya no se estila seleccionar a corredores tan alto en el sorteo colegial, sino también porque Gurley venía de una rotura de ligamentos que cortó su última temporada universitaria para Georgia. St. Louis sabía que no contaría de inmediato con Gurley, y el novato no participó en la pretemporada ni en los dos primeros juegos de la campaña, pero debutó en la Semana 3 con seis acarreos para 9 yardas y una recepción para 5 yardas. El destape llegó contra los Cards, a quienes les corrió el ovoide en 19 ocasiones para 146 yardas y atrapó dos pases para otras 15. El espectáculo que es Gurley con el ovoide en las manos apenas comienza.

Un nuevo rol. Una mirada somera a las estadísticas de Clay Matthews podría arrojar conclusiones equivocadas. El apoyador estelar de los Packers lleva "apenas" tres capturas en la temporada, y su presencia a la hora de presionar a los pasadores rivales no es lo que solía ser. La explicación de ello es simple: ahora Matthews está haciendo mucho más. Desde su posición de apoyador interno, Matthews ahora está siendo responsabilizado con más tareas, incluyendo coberturas de pase, y el jugador de NFL de tercera generación está cumpliendo. Sin lugar a dudas, se trata del líder más visible de la defensiva de Green Bay, y desde su nuevo puesto, está impactando al juego en todos los niveles, incluso sin que consiga el total de capturas de antes.

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MÉXICO -- Los Seattle Seahawks viajan por segunda semana consecutiva, luego de caer en la fecha inaugural contra sus rivales divisionales St. Louis Rams en tiempo extra. Esta vez, sin embargo, el reto será aún mayor, dado que visitarán Lambeau Field, donde los Green Bay Packers están ansiosos de consumar la revancha.

Los Seahawks y Packers han escrito una historia reciente que invita a pensar a que puede convertirse en la nueva gran rivalidad de la NFL, en un momento en que los enfrentamientos entre los Baltimore Ravens y Pittsburgh Steelers, New England Patriots y Denver Broncos, y San Francisco 49ers y Seahawks, han perdido algo de brillo.

Aquí están las tramas a considerar para el duelo nocturno de la jornada dominical:

Los antecedentes. ¿Quién puede olvidar el infame "Fail Mary" de la temporada regular del 2012, cuando un oficial marcó touchdown para los Seahawks --de Russell Wilson a Golden Tate--, cuando claramente había sido un pase interceptado por los Packers? Y en el Juego de Campeonato de Conferencia de la NFC en los pasados playoffs, es todavía más difícil para los aficionados de Green Bay creer que perdieron un partido que iban ganando 19-7 en el cuarto periodo, en buena medida gracias a una patada corta que Brandon Bostic no pudo sujetar.

Me atrevo a afirmar que Seahawks y Packers son los dos mejores equipos de la NFL sobre el papel, y si estos dos clubes siguen ganando año con año sus respectivas divisiones, el duelo anual de temporada regular entre ellos tiene todos los elementos para convertirse en uno de los juegos imperdibles de la campaña, además de servir como preámbulo para futuros duelos de postemporada, como lo fueron por años los choques entre los Indianapolis Colts y Patriots.

Las ausencias. Ambos equipos llegan con ausencias importantes. Green Bay hizo un buen trabajo de compensar con James Jones la falta de Jordy Nelson, quien no jugará en toda la temporada por lesión de ligamentos en la rodilla, pero ahora los Packers deben pensar en cómo suplir la ausencia del tackle ofensivo Bryan Bulaga, quien no participará, también por lesión. Lo lógico sería asumir que el reserva Don Barcley tome el sitio de T.J. Lang como guardia, y Lang se mueva al exterior en el sitio de Bulaga.

Las ausencias de Seattle pueden pesar más. Los Seahawks dejaron ir al centro de Pro Bowl Max Unger como parte del canje por Jimmy Graham, y comenzaron la temporada cediendo seis capturas de mariscal de campo, además de que en tiempo extra fueron incapaces de darle a Marshawn Lynch una yarda para mantener su ataque con vida, sucumbiendo ante el frontal defensivo de los Rams. Los Packers no son tan fuertes al frente, pero la figura del centro es crítica a la hora de ajustar las protecciones y esquemas de bloqueo.

Otra ausencia de notoriedad es la de Kam Chancellor, quien boicotea al equipo en busca de un nuevo contrato. Su sustituto, Dion Bailey, resbaló en el cierre del partido ante St. Louis, permitiendo la anotación de Lance Kendricks que envió el encuentro a tiempo extra. Por si fuera poco, el ala defensiva Michael Bennett --quien se encuentre en una posición similar a la de Chancellor en cuanto a dinero--, dijo públicamente durante la semana que el equipo echaba de menos a su profundo All-Pro, una actitud distinta a la mostrada por el club en semanas anteriores, donde la "línea oficial", es que iban a salir a jugar y a ganar sin Chancellor.

¿Qué se juega? Los Packers vienen de ganar un duelo divisional de visita ante los Chicago Bears, y no han perdido ante los Seahawks jugando en casa desde 1999, cargando una racha de cinco triunfos durante ese periodo. Pero los últimos tres choques entre estos dos cuadros han sido para Seattle, siempre jugando en casa.

Aaron Rodgers no ha lanzado intercepción en Lambeau desde la Semana 13 del 2012. Desde entonces, ha lanzado 36 pases de touchdown en casa. Wilson tiene marca de 3-0 de por vida contra Green Bay.

No cabe duda de que quien gane este encuentro será el primer favorito para quedarse con la postemporada en casa, por mucho que todavía falten otros 14 encuentros por disputarse en la campaña regular. ¿Y para el equipo que lo pierda? Estarán mirando de lejos al ganador durante las siguientes jornadas, esperando que algún tropiezo aunado a sus propias victorias lo puedan volver a poner arriba en la carrera por la ventaja de la localía.

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MÉXICO -- Quizás fue la Srta. Escarlata, en la sala, con el candelero. O posiblemente se trató del Coronel Mostaza, en la cocina, con el cuchillo.

Al más puro estilo del clásico juego de mesa, "Clue", la NFL intenta descubrir quién, y cómo, le sacó el aire a 11 de los 12 balones utilizados por la ofensiva de los New England Patriots durante la primera mitad del Juego de Campeonato de la AFC ante los Indianapolis Colts.

Las pistas no son abundantes, y la mayoría de los hechos no son claros. Sabemos que la liga ha exonerado a los oficiales por alguna falla respecto a la aprobación inicial de los balones, unas dos horas antes del inicio del juego, cuando aparentemente todos los balones presentados por ambos equipos cumplían con las medidas, peso y presión requeridas por la NFL. A partir de ese momento, todos los ovoides quedan bajo resguardo de los oficiales hasta el momento de la patada inicial.

También sabemos que a la mitad del encuentro, los balones anormales fueron reemplazados por otros 12, también presentados por parte de los Patriots, que cumplían con lo establecido en el reglamento de la NFL. Los marcadores parciales del juego fueron 20-7 en la primera mitad a favor de New England, con los balones anormales, y 28-0 en la segunda mitad, también a favor de New England, con los balones de reemplazo.

Eso significa que en algún punto entre la patada de salida, cuando todos los balones de ambos equipos cumplían con las normas de la liga, hasta algún momento previo al medio tiempo, cuando fueron medidos nuevamente los balones, detectándose las anomalías en 11 de las 12 piezas provistas por New England, éstas perdieron aproximadamente dos libras de aire, cada una.

Bill Belichick
Getty ImagesComo era de esperarse, Belichick no aportó claridad

La liga ya conduce su investigación. Bill Belichick, entrenador en jefe de los Patriots, se presentó en conferencia de prensa este jueves por la mañana, sosteniendo, "No tengo explicación por lo sucedido", y desviando las interrogantes hacia su mariscal de campo Tom Brady, quien apareció también ante los reporteros unas horas más tarde. "No alteré los balones de ninguna manera", fue la versión de Brady, además de señalar que la liga no se ha puesto en contacto con él todavía, respecto a la investigación.

Nos encontramos en el punto en el que las preguntas superan con creces a las respuestas. ¿Por qué la liga no ha hecho contacto con Brady, cuatro días después del incidente, como parte de su pesquisa? ¿Quién tuvo acceso a los balones en el transcurso de la primera mitad del juego, además de los oficiales y jugadores? ¿Cómo es que los oficiales --y sobre todo el encargado de colocar el balón antes de todas y cada una de las jugadas, gracias a lo cual constantemente tuvo en sus manos los balones de Colts y Patriots de forma alternada-- no se percataron de las anomalías del ovoide?

Lo que no se puede negar es que el "Deflate-gate", nombre que aparentemente ganó la competencia extraoficial en los medios por bautizar al más reciente escándalo que cimbra a la NFL, se ha convertido en la historia más importante de la liga, a menos de dos semanas de disputarse el Super Bowl XLIX.

Ha llegado el momento de lanzarnos de lleno al terreno de las especulaciones. Por eso, presentamos cuatro teorías, cada una con un grado distinto de plausibilidad, respecto a lo que pudo haberle sucedido al aire de los balones de Foxborough.

¿Fue un miembro de un equipo de los Patriots? Esta teoría parece ser la más socorrida, aunque no tengamos en claro a quién culpar todavía. El escándalo de "Spygate" es la excusa perfecta para negar al equipo de New England el beneficio de la duda, e incluso la polémica respecto a las sustituciones de jugadores elegibles/inelegibles ante los Baltimore Ravens --situación perfectamente legal en un partido de la NFL-- ha sido utilizada como argumento en contra de los Patriots.

Tom Brady
Getty ImagesLos números señalan que Brady jugó mejor con balones sustitutos

Es posible que Belichick, o Brady, o ambos, hayan ordenado a alguno de los encargados de utilería alterar los balones durante el transcurso del juego, con la finalidad de mejorar el agarre del mariscal de campo sobre el ovoide en un partido afectado por el clima frío, los vientos, y la humedad. Aparentemente, esto tendría que haber ocurrido en la banca, prácticamente a la vista de los miles de aficionados en Gillete Stadium, y a merced de las decenas de cámaras y reporteros presentes en el estadio.

El hecho de que 11 de los 12 balones presentaran una anomalía casi idéntica en cuanto al aire faltante, nos dice que la persona que habría manipulado los balones podría haber contado con un instrumento de precisión, e incluso una bomba de aire para volver a inflar los ovoides en caso de que se excediera al sacar el aire a cada unidad. Eso aumentaría las posibilidades de ser atrapado in fraganti, exponencialmente.

La admisión de Brad Johnson de que habría pagado 7,500 dólares para que se alteraran balones previo al Super Bowl XXXVII entre los Tampa Bay Buccaneers y Oakland Raiders podría abrir la puerta a la suposición que no se trata de un caso aislado, pero no hay que olvidar que aquello sucedió en un tiempo en el que no se permitía, como ahora, preparar los balones por parte de cada equipo antes de los juegos. En otras palabras, Johnson no hubiera tenido que pagar nada por hacer algo que ahora está dentro de las reglas, aunque claro, existen límites.

¿Se trata de una conspiración? Una fracción de los seguidores de New England ha acusado al resto de la NFL de querer perjudicar a los Patriots, para impedir de que aparezcan en su sexto Super Bowl en la era Belichick-Brady, valiéndose de cualquier tipo de acusación que esté a la mano, incluyendo el tema de las sustituciones ante los Ravens, que, como ya dejamos en claro, siempre estuvo dentro de los límites de lo permitido.

Sin embargo, a diferencia de aquello frente a Baltimore, jugar con balones que carecen de dos libras por pulgada cuadrada de presión para ser considerados reglamentarios, no lo está.

Para que esto pudiera haber sucedido, una persona ajena a los Patriots tendría que haberse infiltrado a su banca --o quizás incluso al cuarto donde permanecen los balones por dos horas después de ser inspeccionados por los oficiales en primera instancia, antes de la patada de salida-- para manipularlos. En el caso de la teoría previa, tendría que haber llevado alguna clase de instrumento de precisión para dejar los balones en un estado en el que se puede seguir jugando con él, que los oficiales no se percaten de la falta de aire, pero que la infracción a las normas de la liga sea de tal magnitud como para plantar las semillas de la sospecha y el dolo en contra de New England.

Otro motivo de sospecha se genera, de acuerdo a este sector de fanáticos, gracias a que fue Bob Kravitz, miembro de la prensa local de Indianapolis, quien dio a conocer en primera instancia la investigación.

Carl Paganelli
Getty Images¿Cómo es que los oficiales no se percataron de la anomalías?

¿Se trata de un error de los oficiales? La NFL actuó rápidamente para declarar libres de toda culpa a los oficiales por el proceso mediante el cual aprueban los 12 balones que cada equipo aporta al juego, además de los seis balones que se emplean para equipos especiales.

Sin embargo, vale la preguntarse si es posible que en efecto, el procedimiento no se hubiera llevado a cabo apropiadamente a dos horas de la patada de salida. Después de todo, como ya dijimos, los oficiales no notaron anomalías en el balón durante gran parte de la primera mitad, y de acuerdo a un reporte de NBCSports, una fuente de la liga dijo que la falta de una o dos libras de aire al balón no sería algo "obvio" para los oficiales.

¿Será entonces posible que los oficiales "revisaron" los balones antes del encuentro a la ligera, sin todas las precauciones debidas para tal tarea?

¿Se desinflaron solos? Desde luego, esta teoría no señala que el aire desapareció mágicamente de los balones, sino que no hubo una persona o personas directamente involucradas en la manipulación del mismo, sino que sucedió por factores externos.

Un defecto en la producción del balón podría explicar hasta cierto punto una pérdida de aire, pero sería una coincidencia imposible de imaginar que 11 de los 12 balones de los Patriots sufrieran el mismo desperfecto, mientras que ninguno de los Colts.

El clima puede ser otro factor externo que podría entrar en juego. Después de todo, los balones son medidos y pesados en un cuarto al interior del estadio, con temperatura regulada, antes de ser sacados a la intemperie, donde las bajas temperaturas indudablemente hacen que el balón pierda tamaño y presión.

Eso ayudaría a explicar por qué tantos balones de un equipo sufrieron una alteración tan similar, partiendo de que los 12 fueron inflados a la misma presión originalmente, y fueron sometidos a las mismas condiciones climáticas. Lo que no explica, no obstante, es por qué los balones de los Colts permanecieron dentro de la norma cuando fueron medidos y pesados nuevamente.

La explicación podría radicar en que los balones no estaban inflados a la misma presión, para empezar, antes del arranque del partido. La NFL permite una variación de una libra por pulgada cuadrada de presión, entre el máximo permitido 13.5, y el mínimo, 12.5. ¿Sería muy descabellado suponer que los balones de Indianapolis fueron inflados a una presión cercana al límite máximo, y que por tanto aunque podrían haber sufrido alteraciones por el clima durante el transcurso del partido, se mantuvieron siempre por arriba del 12.5, mientras que los balones de los Patriots hubieran sido inflado originalmente muy cerca del 12.5, quedando por debajo del límite de lo establecido al ser expuesto al frío y humedad de aquella noche?

Para saberlo, bastaría con que la NFL revelara la presión que arrojó la medición y peso de cada uno de los 24 balones dos horas antes de la patada de salida, así como la presión y peso final de los balones de los Colts, pero la liga no ha ofrecido esos datos, y es probable que no exista. De ese modo, se podría comprobar una pérdida de presión más o menos uniforme en todos los balones, con las medidas finales dependiendo de las medidas iniciales.

Balones del Super Bowl XLIX
AP PhotoLa NFL ajustará su política de revisión de balones

Hay que recordar que cada mariscal de campo tiene preferencias muy particulares respecto a sus balones. Aaron Rodgers declaró esta misma semana que él prefiere el balón inflado al máximo posible, e incluso destacó que los oficiales suelen sacar el aire a los balones en el transcurso de los encuentros --aunque no dijo por órdenes de quién lo hacían--. Tom Brady ha dicho que le gusta el ovoide en 12.5, algo que reiteró en su conferencia de prensa de hoy.

John Brenkus, del laboratorio de SportScience, probó el efecto del frío en los balones de la NFL, exponiendo un ovoide a una temperatura de 10° F por una hora, para encontrar que había perdido aproximadamente un 20 por ciento de su presión, cayendo de 13 libras por pulgada cuadrada a 11.

La temperatura a la hora de la patada de salida del encuentro entre los Colts y Patriots el domingo pasado estuvo por arriba de los 50° F, cayendo unos 10° durante el transcurso del partido, de acuerdo al sitio AccuWeather.com. Esa caída de temperatura por sí sola sería incapaz de restarle dos libras de presión al balón. Los balones fueron medidos y pesados en primera instancia en un cuarto al interior del estadio que contaría con un clima controlado de aproximadamente 70° F, de acuerdo a observadores múltiples, y aunque la liga no ha detallado donde se hizo la revisión de los balones de los Colts al término del encuentro, más de uno ha sugerido que también se hizo en el mismo cuarto interior, donde los balones habrían recuperado presión al final del encuentro, a diferencia de los que se presentaron anomalías a la intemperie.

"Si inflaron los balones adentro del edificio y los dejaron en un mínimo, y luego los sacaron a temperaturas que eran unos 30° F más bajas, eso reduciría la presión por pulgada cuadrada entre 1 y 2", dijo Martin Schmaltz, un profesor de física de la Universidad de Boston al portal Boston.com.

Las teorías no deben quedar reducidas a las presentadas aquí. Cualquier otra teoría para explicar la desaparición de las dos libras por pulgada cuadrada de presión en el aire de los balones en Foxborough es bienvenida en este espacio, incluyendo la combinación de una o más teorías.

Lo que sí es seguro es que Humphrey Bogart no irrumpirá en el salón para desenmascarar al mayordomo, como ocurre en el film noir. Al final, la NFL concluirá su investigación y hará públicos los resultados de la misma. Como siempre, nosotros nos reservamos el derecho de creer o no creer.

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MÉXICO -- Al campeón hay que noquearlo, no buscar irse hasta los 12 asaltos y ganar por decisión. Los Green Bay Packers tuvieron contra las cuerdas al actual monarca del Super Bowl, Seattle Seahawks --de visita en el ruidoso CenturyLink Field--, pero jamás lograron asestar el golpe del nocaut.

Los Seahawks remontaron un déficit de 16-0 en el tercer medio para anotar 22 puntos entre el tercer y cuarto periodo, empatando primero y sometiendo después, a los Packers, asegurando así su segundo viaje consecutivo al Super Bowl, tercero en la historia de la franquicia, con triunfo de 28-22.

Los puntos con que nos quedamos en el duelo son los siguientes:

Jermaine Kearse
AP PhotoKearse se llevó el touchdown de la victoria

Se acabó cuando: Russell Wilson conectó en pase de touchdown de 35 yardas para Jermaine Kearse en tiempo extra, por encima del esquinero Tramon Williams a los 3:19 de haber iniciado el tiempo suplementario de un partido en el que Green Bay no debía haber permitido la muerte súbita. La jugada sirvió como el punto de final de una dulce redención para Wilson, quien comenzó el partido lanzando cuatro intercepciones, antes de mostrar su nivel habitual en la recta final. Fue el primer touchdown para acabar el tiempo extra en una final de conferencia o de liga desde que los Baltimore Colts superaran a los New York Giants en la memorable final de 1958.

El balón de juego va para: Marshawn Lynch. Aun cuando nada parecía funcionar para Seattle, el corredor estelar de los campeones nunca dejó de responder. Lynch concluyó el partido con 157 yardas en 25 acarreos, incluyendo uno de touchdown de 24 yardas que dio a Seattle su primera ventaja del encuentro, 22-19, en el cuarto periodo. Lynch también atrapó un pase de 26 yardas que originalmente había sido llamado como touchdown, antes de ser revertido cuando se comprobó que había pisado la línea lateral derecha. Esa serie habría sido culminada con touchdown terrestre de Wilson antes de que Lynch --quien debió sacarse el calzado dorado que tenía preparado para el juego por órdenes de la NFL antes del partido-- consiguiera su propio touchdown.

Decisiones dudosas: Los Packers pasarán los siguientes meses preguntándose qué debieron hacer de modo diferente. Green Bay robó cinco veces el balón a Seattle --cuatro intercepciones a Wilson y un balón suelto de Doug Baldwin-- pero nunca se pudo hacer pesar en zona roja pese a sus múltiples viajes en el primer medio. Sobre todo, es de preguntarse por qué los Packers no buscaron el touchdown en cuarta oportunidad y 1, en su segunda posesión del encuentro, cuando se conformaron con un gol de campo para ponerse arriba 3-0. Un touchdown hubiera evidenciado que Green Bay estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por el triunfo, en lugar de tratar de "llevar el partido" hasta el final, de modo conservador. Otra decisión que levantará polémica fue la decisión de los Packers de no atacar al esquinero Richard Sherman en el segundo tiempo, cuando era evidente que sólo estaba jugando con un brazo. La primera vez que Aaron Rodgers retó a Sherman, fue interceptado en la zona de anotación, en la primera serie del juego. Eso fue suficiente para que Green Bay se intimidara y no buscara atacarlo más por tierra y por aire en la segunda mitad.

Vuelta a la vida: Los primeros puntos de Seattle llegaron en un engaño de gol de campo, cuando los Packers supusieron que los anfitriones llegarían con un plan de juego igual de conservador. Jon Ryan, el pateador de despeje y sujetador del balón, roló a su lado izquierdo antes de conectar con el liniero ofensivo Garry Gilliam. Con la jugada, Pete Carroll mandó el mensaje de que no estaba dispuesto a esperar el resultado, independientemente de lo que había sucedido hasta ese momento, sino que haría lo que fuera necesario para obtenerlo. Una conversión exitosa de 2 puntos y una patada corta recuperada sirvieron como prueba adicional de ese argumento.

Guerreros heridos: Sherman no era el único lesionado que se negó a abandonar a los suyos sobre el emparrillado cuando parecían estar contra la pared. El profundo Earl Thomas salió unos instantes en el tercer periodo, por una aparente lesión de hombro, sólo para volver al juego en la parte final. Por parte de los Packers, Rodgers lució con mejor movilidad que la semana pasada al inicio del partido, pero conforme fue absorbiendo el castigo de Seattle, fue notorio que la pierna le volvía a causar problemas.

Un toque de historia: El déficit de 16-0 al medio tiempo fue la mayor ventaja perdida por un equipo derrotado en la Final de la NFC en la historia de la liga, superando la remontada de 21-6 que consiguieron los Indianapolis colts sobre los New England Patriots en el juego de la AFC del 2006, de acuerdo a ESPN Stats & Info.

Lo que sigue: Seattle obtuvo el Trofeo George Halas que lo acredita como campeón de la Conferencia Nacional, pero lo más importante, obtuvo el boleto para viajar a Glendale Arizona, donde tendrá la posibilidad de convertirse en el primer equipo en defender exitosamente su campeonato del año anterior desde que los New England Patriots lo consiguieran en las ediciones XXXVIII y XXXIX, hace una década. A Green Bay no le resta más que regresar a casa pensando en lo que pudo ser.

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MÉXICO -- Los New England Patriots visitan a los Green Bay Packers en la tundra del mítico Lambeau Field, enfrentamiento entre los dos mejores equipos de acuerdo a nuestros Power Rankings Semanales que se antoja como un posible preámbulo al Super Bowl del próximo 1° de febrero del 2015.

Aquí hay tres motivos por los que no te puedes perder este juego de la Semana 13:

Tom Brady
AP PhotoBrady llega en gran momento a su visita a GB

Brazos de oro. Por más de una década, los enfrentamientos entre Tom Brady y Peyton Manning han dominado las carteleras de la NFL cuando se trata de mariscales de campo de élite, con Aaron Rodgers --posiblemente el mejor pasador en la actualidad-- aguardando en las sombras de la otra Conferencia, la NFC. Este domingo ofrece a Rodgers su primera oportunidad, como mariscal de campo titular de tiempo completo, de jugar ante los Patriots con Brady como contraparte en ese duelo de ajedrez sobre el emparrillado en que se convierte el fútbol americano cuando hay jugadores tan cerebrales al frente de las ofensivas. Brady y Rodgers llevan una relación amigable, pero no esperen ver demasiadas muestras de afecto cuando esté en juego la etiqueta de mejor equipo del momento en la liga. Ambos llegan en gran momento, con Brady registrando 2,998 yardas aéreas con 26 anotaciones y solamente seis intercepciones, y Rodgers presumiendo 2,957 yardas con 30 touchdowns contra apenas tres intercepciones.

¿Ataque terrestre "vintage"? Eddie Lacy viene de su partido más productivo por tierra en lo que va de la campaña, acarreando el ovoide en 25 ocasiones para 125 yardas y un touchdown frente a los Vikings. Al otro lado, LeGarrette Blount viene de una salida en la que llevó el ovoide 12 veces para 78 yardas con dos touchdowns, apenas horas antes de ser reincorporado a New England después de jugar las primeras 10 jornadas para los Steelers antes de ser cortado en Pittsburgh. Antes de eso fue Jonas Gray, otro corredor que llegó a la plantilla a mediados de la temporada --procedente de la escuadra de prácticas--, quien llevó la punta con el ataque terrestre de los Pats, incluyendo una actuación de 201 yardas y cuatro touchdowns en 37 acarreos ante los Colts en la Semana 11. Si los equipos optan por seguir incluyendo a sus poderosos corredores como parte importante del plan de juego, podría ser un duelo que haga recordar las épocas cuando Jim Taylor llevaba "la roca" en la ofensiva de Vince Lombardi.

Aparten lugares en el equipo All-Pro. Rob Gronkowski recuperó la etiqueta de "mejor ala cerrada de la NFL" una vez que se recuperó definitivamente de las lesiones que lo disminuyeron en el último par de temporadas, y ha sido pieza clave para la campaña espectacular de los Patriots. Ningún ala cerrada lleva más yardas por aire que las 812 de 'Gronk', que junto a sus nueve touchdowns apuntan la brújula hacia su segunda inclusión en el equipo All-Pro. Para Jordy Nelson, la competencia está un poquito más fuerte. Sin embargo, el receptor abierto de Green Bay es uno de cuatro jugadores en la NFL que ha rebasado el millar de yardas por aire además de anotar nueve touchdowns. Además, jugar en un equipo contendiente siempre ayuda a ojos de los panelistas de The Associated Press. Un desempeño estelar de Nelson ante los Patriots podría darle el impulso necesario para obtener un merecido sitio en el eqiupo de estelares junto a Gronkowski.

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MÉXICO -- Los Chicago Bears y Green Bay Packers renuevan la rivalidad más añeja --pero al mismo tiempo una que sigue vigente como nunca-- este domingo en Lambeau Field para el cierre de la acción dominical.

Se trata de los dos equipos con el mayor número de títulos en la larga historia de la NFL: los Packers presumiendo 13 campeonatos y los Bears ostentándose en nueve ocasiones como monarcas del fútbol americano profesional.

Chicago lidera la serie en temporada regular con marca de 92-89-6, remontándonos a la época en que eran conocidos como los Decatur Staleys (1921), pero extrañamente sólo han chocado dos veces en postemporada, repartiéndose los honores, 1-1.

En teoría, Bears y Packers llegan en momentos muy distintos: Chicago está al fondo de la NFC Norte con una marca de 3-5 y habiendo perdido cuatro de los últimos cinco, mientras que los Packers se encuentran segundos en la división con registros de 5-3. Sin embargo, Green Bay viene de ser barrido por los New Orleans Saints en la Semana 8, antes de su jornada libre, y si la postemporada empezara hoy estarían fuera por el criterio de desempate en favor de los actuales campeones Seattle Seahawks.

Con eso en mente, pasamos a las tres cosas a seguir de cerca en el enfrentamiento N° 188 de temporada regular, y 190 en total --incluyendo el de la Semana 4 de la actual campaña, ganado por los Packers, 38-17 en Soldiers Field-- , entre dos de las franquicias pilares de la NFL.

Jay Cutler
AP PhotoCutlerha sido criticado por su falta de consistencia

El momento de la verdad. A lo largo de su paso por la NFL, primero con los Denver Broncos y después con Chicago, a Jay Cutler no se le cuestiona su talento, pero sí su capacidad para ser un mariscal de campo capaz de guiar a un equipo a ganarlo todo. Para ser un pasador exitoso en la NFL, hace falta algo más que sólo lanzar lejos un balón. El último en unirse a las críticas fue Brian Urlacher, un seguro miembro futuro del Salón de la Fama, posiblemente en el primer año de su elegibilidad y un tipo que a lo largo de 13 campañas en Chicago colocó su nombre a la altura de leyendas como Dick Butkus y Mike Singletary. Las palabras de Urlacher, actualmente analista de fútbol americano para Fox pesan, y cuando dijo hace unos días que lo único que tenía Cutler de élite era su sueldo, seguramente hicieron eco en su ex compañero. Cutler firmó una extensión de contrato en enero pasado, promediando 18 millones de dólares para los siguientes siete años, incluyendo el mayor salario base de la liga para el 2014 con 17.5 millones de dólares. A cambio de eso, Jay Cutler ha ofrecido al menos una intercepción en cada una de las cinco derrotas que tienen los Bears hasta el momento, y de las ocho intercepciones que ha lanzado, cuatro terminaron en touchdowns para el rival en las ofensivas subsecuentes, junto a dos goles de campo. Adicionalmente, un balón suelto de Cutler también fue devuelto para touchdown. Es mucho dinero para un pasador que genera tantos puntos a los oponentes. Green Bay se cobró con 14 puntos las intercepciones de Cutler en la primera vuelta este año. ¿Cuántas habrá esta vez?

¿Quién hace segunda? Eddie Lacy finalmente empezó a carburar para los Packers durante su racha de cuatro triunfos consecutivos --una racha que comenzó precisamente con la victoria sobre Chicago-- después de un inicio flojo en el año, amasando incluso 123 yardas por aire en la última salida de Green Bay, la derrota ante los New Orleans Saints. Al paso que va, Lacy proyecta para acumular apenas 856 yardas por tierra en el año, pero eso no es lo peor. Los corredores suplentes de Green Bay, James Starks y DuJuan Harris, se combinan para apenas 52 acarreos, 205 yardas y un touchdown, y ninguno de ellos ha sido capaz de producir en los días en que Lacy no trae las pilas cargadas. La última vez que los Packers se midieron ante los Bears, Lacy obtuvo apenas 48 yardas en 17 intentos (2.8 yardas por acarreo), y en ese juego el único otro jugador que acarreó el ovoide fue Aaron Rodgers, una vez, para 8 yardas. Entramos a la época del año en que crece la importancia de correr bien el balón en los estadios al aire libre por el factor clima, y Lambeau no es la excepción. ¿Cuánto se comprometerán los Packers con su ataque terrestre y quién ayudará a Lacy a cargar con el peso del mismo este domingo por la noche?

¿Se mantienen en carrera? Si la campaña regular terminara hoy, tanto Packers (5-3) como Bears (3-5 y últimos en su división) se tendrían que conformar con ver los juegos de playoffs desde casa. Los Detroit Lions son líderes actuales en la NFC Norte con registro de 6-2, y los Packers se quedarían sin boleto de comodín en virtud del criterio de desempate ante los Seattle Seahawks, después de que Green Bay cayera ante los campeones reinantes de la NFL en el juego de apertura de la temporada regular. Los Packers no pueden darse el lujo de alejarse más de la zona de clasificación en una NFC donde el panorama de playoffs parece bastante claro. Para los Bears la cuesta es todavía más inclinada. Un triunfo los podría volver a meter a la competencia por uno de esos pasajes de comodín, proveído que los equipos de más arriba, incluyendo los Packers, sigan perdiendo.

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MÉXICO -- Los Green Bay Packers viajan a "The Big Easy" para medirse a los New Orleans Saints para darle cierre a la jornada dominical de la Semana 8. Aquí hay tres puntos a seguir de cerca en el duelo:

Cuestión de momentos. Los Packers llegan montados sobre una racha de cuatro victorias consecutivas que los colocan, en mi opinión, como el segundo mejor equipo de la Conferencia Nacional al momento, sólo por detrás de los Dallas Cowboys. Los Saints no le han ganado a nadie en el año aparte de los Minnesota Vikings y Tampa Bay Buccaneers (apenas), y no saben lo que es ganar en semanas consecutivas. Los momentos con que llegan los equipos no pueden ser más distintos. La ventaja de la localía en horario estelar deberá funcionar a favor de New Orleans para ayudar a nivelar el duelo, pero no cabe ninguna duda de que Green Bay es el cuadro favorecido para llevarse el triunfo. De acuerdo a las líneas de apuestas en Las Vegas, los Packers son favorecidos por 2.5 puntos. Ninguno de los partidos en el año de GB ha sido decidido por menos de 3 puntos, mientras que sólo dos encuentros de NO --ambas derrotas-- culminaron con diferencia en el marcador de 2 puntos o menos.

¿Quién corre el ovoide? Los Saints no contarán con los corredores Khiry Robinson ni Pierre Thomas, por lesiones. Mark Ingram será el encargado de cargar con el ataque terrestre de New Orleans, al menos en su mayor parte, auxiliado por Travaris Cadet. Sin embargo, Ingram no ha sido precisamente ejemplo de salud en el año. El ex ganador del Trofeo Heisman apenas regresó la semana pasada de una lesión tras perderse tres partidos, y corrió el ovoide en 10 ocasiones para unas míseras 16 yardas. Cadet lleva tres acarreos en el año, aunque sí atrapó seis pases la semana pasada. De cualquier manera, ambos tendrán que hacer mucho más de lo mostrado hasta el momento si es que New Orleans planea contar con un ataque terrestre en el Superdome esta noche.

Por el liderato. Durante la racha positiva de los Packers, Aaron Rodgers ha jugado --quizás-- al nivel más alto de cualquier mariscal de campo en la NFL. Los mayores beneficiados han sido sin duda sus receptores abiertos. Jordy Nelson actualmente está colocado tercero en la liga en yardas por recepción por juego, con 101.7, mientras que Randall Cobb también es tercero en la NFL pero en la categoría de recepciones para touchdown. Enfrente tendrán a la defensiva N° 28 de la liga en yardas aéreas permitidas (270.5 por encuentro), y la N° 27 en puntos permitidos (27.5). Una buena noche de Rodgers --quien a su vez es cuarto en la liga en pases de touchdown con 18-- y por consiguiente de sus dos blancos preferidos, Nelson y Cobb, podría catapultarlos al liderato en cada una de las categorías mencionadas.

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