MÉXICO -- Con la supremacía de la NFC Oeste en juego, los Arizona Cardinals visitan a los Seattle Seahawks buscando evitar la barrida que sufrieron el año pasado que a la postre les costó el título divisional.

A evitar el Déjà vu. El año pasado, los Cardinals se encontraban con marca de 9-1 y en pleno control de la Conferencia Nacional, antes de visitar CenturyLink Field. Arizona cayó ante Seattle por marcador de 19-3, y empezó el fin para la campaña de los Cards. Contando ese descalabro, Arizona perdió cuatro de los últimos seis partidos de la campaña regular, incluyendo la visita recíproca de los Seahawks a Glendale, y dejaron escapar todo momento de cara a la postemporada, donde les tocó visitar a los Carolina Panthers --campeones divisionales de la NFC Sur pese a tener una marca perdedora de 7-8-1-- donde sucumbieron por 27-16.

El primer paso para evitar una repetición de lo acontecido el año pasado es ganar en Seattle. Se dice fácil, pero los Cardinals saben de primera mano lo que podría significar una derrota.

Cambios entre los Seahawks. Seattle activó al receptor abierto Paul Richardson a su plantilla activa, y envío --como era de esperarse-- a Ricardo Lockette a la lista de reservas lesionados. Richardson no contribuye de la misma manera que Lockette en equipos especiales, pero tiene mayor talento a la hora de jugar para la ofensiva. Otro cambio será el regreso del centro Patrick Lewis al puesto titular, después de perderse los últimos dos encuentros por lesiones de tobillo y rodilla. Drew Nowak no ha dado el ancho y volver a conectar con Lewis podría ser un paso en la dirección correcta para arreglar los problemas de línea ofensiva de Seattle.

Marshawn Lynch
Getty Images¿Cuán disminuido se verá Lynch por la lesión sufrida el jueves?

Sin embargo, la mayor sorpresa puede ocurrir en el backfield. Marshawn Lynch no entrenó el viernes por una lesión abdominal, y apareció listado como en duda para el encuentro en el reporte de lesionados. Pete Carroll expresó ante los medios que esperaba contar con Lynch el domingo. No obstante, podríamos ver a un #BeastMode disminuido, y eso significará que habría más oportunidades para los suplentes Fred Jackson y Thomas Rawls.

¿Puede responder Carson Palmer? Arizona se quedó con la espinita clavada el año pasado, de que de haber podido contar con su mariscal de campo titular por la totalidad de la temporada, los resultados hubieran sido distintos en la recta final. Palmer no participó en ninguno de los enfrenamientos del año pasado, luego de quedar marginado por lesión a la rodilla. Drew Stanton primero, y Ryan Lindley después, hicieron lo que pudieron en los controles de Arizona, pero el club claramente sufrió una decaída de talento sin Palmer.

No obstante, de ahí a aseverar que Palmer es una garantía para partidos grandes... tampoco. En su duodécima temporada, y tras dos apariciones en el Pro Bowl, seguimos esperando que Palmer gane un partido de postemporada. Es más, sólo ha participado en dos en toda su carrera, ambas derrotas, cuando jugaba para los Cincinnati Bengals. Hay casos en los que un mariscal de campo con números decentes pasa tan desapercibido, que no recibe las críticas que injustamente le tocan a otros que hacen mucho más.

Por si fuera poco, la última vez que Palmer jugó para los Cardinals ante Seahawks en Seattle, lanzó cuatro pases de intercepción --y con todo y eso, Arizona logró ganar ese juego del 2013--. Si es cierto que los Cards están listos para dar el salto de calidad y convertirse en contendientes serios para postemporada, el camino empieza en CenturyLink Field. Y nadie está más obligado a levantar la mano para Arizona que Palmer.

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MÉXICO -- Los Carolina Panthers viajan a casa de los Seattle Seahawks con la misión de ganar en uno de los estadios más complicados para visitantes en un intento por mantener su marca perfecta. Aquí están las tres tramas a seguir en el duelo:

Jimmy Graham
AP PhotoEs hora de que Graham haga algo más en Seattle

Cuestión de etiqueta. Seattle se desprendió de una selección de primera ronda y su centro de Pro Bowl, Max Unger, para adquirir al ala cerrada Jimmy Graham. Hasta ahora, el mejor pagado en su posición en la historia de la liga no ha respondido para los Seahawks. La realidad es que Seattle tampoco ha hecho el mejor esfuerzo para ayudarlo a rendir. Desde que estaba con los New Orleans Saints, Graham argumentaba que era más receptor abierto que ala cerrada, y Seattle lo está alineando pegado al tackle con mayor frecuencia de lo que hacía con su anterior equipo. Los Seahawks le están pidiendo que bloqueé más, y no solamente esto reduce sus oportunidades de jugadas grandes para el ataque aéreo, sino también lo expone, dado que es una de las partes débiles de su juego. Creo que ha llegado el momento de colocarlo en la ranura y aceptar definitivamente que no se trata de un ala cerrada nominal.

La mejor versión. En la campaña del 2015, hemos visto a mi juicio al mejor Cam Newton en lo que va de su carrera profesional. No solamente está mostrando un nivel individual que no le vimos antes, sino que lo está haciendo con menos armas que nunca a su alrededor. Me recuerda a aquella campaña en la que llevó a Auburn a ser el campeón universitario que inició la temporada ranqueado más bajo en el Top-25 en la historia de la NCAA. Si alguien siguió a Newton y Auburn esa temporada, saben de lo que hablo.

El orgullo del campeón. Seattle es bicampeón defensor de la NFC, pero no está jugando necesariamente como tal. La semana pasada, fue la defensiva la que quedó como mayor responsable por la derrota, gracias a que no pudieron sostener una ventaja ante los Cincinnati Bengals que en otra época, hubiera sido imposible de remontar. Un partido en casa ante un cuadro que llega con la etiqueta de invicto --aunado al regreso de Marshawn Lynch y todo lo que aporta, no solamente en términos de yardas-- puede ser el juego que saque a Seattle de su letargo, sobre todo si ganan convincentemente. Y es que nuevamente estamos ante la pregunta de si ganar produce la química de equipo, o la química de equipo es lo que te lleva a ganar. Creo que hoy Seattle encuentra su ritmo.

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MÉXICO -- Los Seattle Seahawks viajan por segunda semana consecutiva, luego de caer en la fecha inaugural contra sus rivales divisionales St. Louis Rams en tiempo extra. Esta vez, sin embargo, el reto será aún mayor, dado que visitarán Lambeau Field, donde los Green Bay Packers están ansiosos de consumar la revancha.

Los Seahawks y Packers han escrito una historia reciente que invita a pensar a que puede convertirse en la nueva gran rivalidad de la NFL, en un momento en que los enfrentamientos entre los Baltimore Ravens y Pittsburgh Steelers, New England Patriots y Denver Broncos, y San Francisco 49ers y Seahawks, han perdido algo de brillo.

Aquí están las tramas a considerar para el duelo nocturno de la jornada dominical:

Los antecedentes. ¿Quién puede olvidar el infame "Fail Mary" de la temporada regular del 2012, cuando un oficial marcó touchdown para los Seahawks --de Russell Wilson a Golden Tate--, cuando claramente había sido un pase interceptado por los Packers? Y en el Juego de Campeonato de Conferencia de la NFC en los pasados playoffs, es todavía más difícil para los aficionados de Green Bay creer que perdieron un partido que iban ganando 19-7 en el cuarto periodo, en buena medida gracias a una patada corta que Brandon Bostic no pudo sujetar.

Me atrevo a afirmar que Seahawks y Packers son los dos mejores equipos de la NFL sobre el papel, y si estos dos clubes siguen ganando año con año sus respectivas divisiones, el duelo anual de temporada regular entre ellos tiene todos los elementos para convertirse en uno de los juegos imperdibles de la campaña, además de servir como preámbulo para futuros duelos de postemporada, como lo fueron por años los choques entre los Indianapolis Colts y Patriots.

Las ausencias. Ambos equipos llegan con ausencias importantes. Green Bay hizo un buen trabajo de compensar con James Jones la falta de Jordy Nelson, quien no jugará en toda la temporada por lesión de ligamentos en la rodilla, pero ahora los Packers deben pensar en cómo suplir la ausencia del tackle ofensivo Bryan Bulaga, quien no participará, también por lesión. Lo lógico sería asumir que el reserva Don Barcley tome el sitio de T.J. Lang como guardia, y Lang se mueva al exterior en el sitio de Bulaga.

Las ausencias de Seattle pueden pesar más. Los Seahawks dejaron ir al centro de Pro Bowl Max Unger como parte del canje por Jimmy Graham, y comenzaron la temporada cediendo seis capturas de mariscal de campo, además de que en tiempo extra fueron incapaces de darle a Marshawn Lynch una yarda para mantener su ataque con vida, sucumbiendo ante el frontal defensivo de los Rams. Los Packers no son tan fuertes al frente, pero la figura del centro es crítica a la hora de ajustar las protecciones y esquemas de bloqueo.

Otra ausencia de notoriedad es la de Kam Chancellor, quien boicotea al equipo en busca de un nuevo contrato. Su sustituto, Dion Bailey, resbaló en el cierre del partido ante St. Louis, permitiendo la anotación de Lance Kendricks que envió el encuentro a tiempo extra. Por si fuera poco, el ala defensiva Michael Bennett --quien se encuentre en una posición similar a la de Chancellor en cuanto a dinero--, dijo públicamente durante la semana que el equipo echaba de menos a su profundo All-Pro, una actitud distinta a la mostrada por el club en semanas anteriores, donde la "línea oficial", es que iban a salir a jugar y a ganar sin Chancellor.

¿Qué se juega? Los Packers vienen de ganar un duelo divisional de visita ante los Chicago Bears, y no han perdido ante los Seahawks jugando en casa desde 1999, cargando una racha de cinco triunfos durante ese periodo. Pero los últimos tres choques entre estos dos cuadros han sido para Seattle, siempre jugando en casa.

Aaron Rodgers no ha lanzado intercepción en Lambeau desde la Semana 13 del 2012. Desde entonces, ha lanzado 36 pases de touchdown en casa. Wilson tiene marca de 3-0 de por vida contra Green Bay.

No cabe duda de que quien gane este encuentro será el primer favorito para quedarse con la postemporada en casa, por mucho que todavía falten otros 14 encuentros por disputarse en la campaña regular. ¿Y para el equipo que lo pierda? Estarán mirando de lejos al ganador durante las siguientes jornadas, esperando que algún tropiezo aunado a sus propias victorias lo puedan volver a poner arriba en la carrera por la ventaja de la localía.

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MÉXICO -- Si hay una cualidad que le conviene mostrar a Cam Newton en sus negociaciones contractuales con los Carolina Panthers, es la paciencia.

Todd Gurley
AP PhotoNewton firmó por cuatro años y 22 millones tras el Draft 2012

Newton fue el primer jugador reclutado bajo el más reciente acuerdo laboral entre la National Football League y el sindicato de sus jugadores, la National Football League Players Association. Bajo este acuerdo laboral, se acabaron los monstruosos convenios con reclutas de primera ronda, tanto en dinero como en longitud, de los años anteriores.

Como primer recluta global del Draft 2011, Newton firmó un acuerdo por cuatro temporadas y 22 millones de dólares, muy distante del convenio que un año antes firmó, también como primer recluta global, Sam Bradford, por seis temporadas y 78 millones de dólares.

El convenio de Newton contenía una opción a una quinta temporada --hecha válida por los Panthers para la temporada del 2015-- a cambio de 14.666 millones de dólares. Esa cantidad supone aproximadamente dos terceras partes de su contrato original, en una cuarta parte de tiempo. Aun así, es poco para el dinero que puede comandar Newton en Carolina.

Y aquí, es donde a Newton le conviene sentarse a esperar.

Por un lado, Adam Schefter de ESPN reportó hace un mes que los Indianapolis Colts ya trabajaban los parámetros del nuevo acuerdo de Andrew Luck, anunciado que podría ser el mayor contrato en la historia de la NFL.

Los Colts están entrando al último año de contrato de Luck, quien firmó por cuatro campañas y 22.1 millones de dólares como primer recluta global un año después de Newton. En el 2015, Indy tiene previsto pagar a Luck unos 3.4 millones de dólares. Los Colts podrían ejercer esa opción contractual a un quinto año --los primeros diez reclutas reciben una compensación igual al número designado para quienes reciben la etiqueta de jugador de transición en la misma posición--, por una cantidad superior a los 14.666 millones de dólares de Newton para el 2015, en el 2016.

Suponiendo que Indy tomara ese camino, retendrían a Luck por dos campañas más, por un promedio cercano a los 10 millones de dólares anuales, antes de verse obligados a entregarle un contrato a largo plazo. Al empezar las negociaciones con Luck ahora, los Colts podrían estar apostando en contra de la inflación. Si se espera que un nuevo contrato a Luck promedie cerca de 25 millones de dólares anuales ahora, no sería impensable suponer que ese mismo acuerdo deba/pueda promediar 30 millones de dólares anuales o más en un par de años, después de entregarle esos 20 millones adicionales entre 2015 y 2016. Por otro lado, también se puede suponer que alcanzar un acuerdo con Luck ahora podría facilitar a futuro una segunda extensión contractual antes de que el mariscal de campo se convierta en agente libre, prácticamente asegurando que Luck juegue toda su trayectoria para Indianapolis.

El segundo factor que le conviene conocer a Newton es si Russell Wilson obtiene su nuevo contrato con los Seattle Seahawks.

De acuerdo a un reporte de la semana pasada de NFL.com, Los Seahawks estarían negociando una extensión contractual totalmente garantizada para Wilson, algo que simplemente no se ve en la NFL. A diferencia de los Colts con Luck, los Seahawks sí tienen mayor prisa por acordar una extensión con Wilson. Al no ser seleccionado de primera ronda --Wilson fue elegido en la tercera vuelta, N° 75 global, del Draft 2012--, el club no tiene a su disposición esa opción al quinto año contractual. Para el 2015, Wilson tiene previsto cobrar poco menos de 800,000 dólares. Sin lugar a dudas, en Seattle se sentirá la obligación de recompensar de mejor manera al único mariscal de campo de la NFL que ha conseguido llevar a su equipo al Super Bowl en cada una de las dos últimas temporadas. Pero, adicionalmente, se puede esgrimir el mismo argumento que con Luck: si los Seahawks firman a Wilson ahora, es probable que su promedio salarial anual sea menor que el año que viene, contando la inflación y, además, el alza artificial que puede producir el hecho de que Wilson sería altamente codiciado en el mercado abierto, dando al mariscal de campo una posición ventajosa en la mesa de negociaciones. Lo mismo se puede decir del argumento sobre una segunda extensión contractual, una que prácticamente asegure la totalidad de la carrera de Wilson con los Seahawks, en caso de que así lo decidan las partes (recuerden el caso de Ben Roethlisberger con los Pittsburgh Steelers).

Cam Newton
AP PhotoNewton tiene una victoria de playoffs con Panthers

Newton, en cambio, tiene todas las de ganar en caso de esperar. Es un dos veces elegido al Pro Bowl que ha guiado a Carolina a dos títulos divisionales y una victoria de postemporada. Con todo y eso, se le considera que está todavía un paso --o más-- por detrás de Luck y Wilson. Jugar una temporada más le permitirá seguir abultando el currículo positivo que se ha forjado en cuatro años en la NFL, pero además, lo ayudará a consolidarse como el rostro de la franquicia.

Los contratos de Luck y Wilson, por lo tanto, ayudarán a colocarle un techo a las pretensiones económicas de Newton. Al pasador de los Panthers le conviene, en ese sentido, ver hasta dónde puede llegar en su siguiente contrato.

Aunado a la inflación esperada para el siguiente año, no sería sorpresivo si el siguiente contrato de Newton ronde los 20 millones de dólares, una suma que difícilmente conseguiría si se decide a firmar en la actual temporada baja, con todo y que se cuente a favor suyo su corto historial como pasador de los Panthers, además de su edad (25 años).

Actualmente, Aaron Rodgers de los Green Bay Packers es el jugador mejor pagado de la NFL, con un convenio que promedia 22 millones de dólares anuales. Luck está cerca de quebrar esa marca, y Wilson podría aproximarse bastante. Si Newton espera un año, y disfruta de otra temporada positiva en el 2015, también se acercará a ese total anual.

Los representantes de Newton se reunieron con los ejecutivos de Carolina en Indianapolis, durante el Combinado de Talento. De acuerdo a un reporte publicado por The Charlotte Observer, el equipo ya había hecho una oferta inicial para un contrato a largo plazo a Newton durante el pasado receso de temporada, el cual fue rechazado por el pasador. Si Newton fue capaz de ejercer la paciencia y jugar el 2014 a cambio de unos 3.38 millones de dólares, puede esperar un poco más, a cambio de 14.666 millones en el 2015 y un potencial contrato de 20 millones anuales.

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SCOTTSDALE -- Arrancamos con una nueva cobertura de Super Bowl, en esta ocasión la edición XLIX, desde Arizona, donde la mesa ya está puesta para conocer al campeón de la National Football League.

Las dos tramas más importantes a seguir, al menos en el inicio de la semana, están claras:

University of Phoenix Stadium
AP PhotoEl University of Phoenix Stadium recibirá el SB

¿Podrán los Seahawks convertirse en el más reciente campeón defensor que consigue refrendar exitosamente su título del año previo? La última vez que un equipo logró esta hazaña, se trató del equipo que ahora enfrenta Seattle, New England, al conquistar las ediciones XXXVIII y XXXIX. Los Seahawks poseen una defensiva de época, una cultura ganadora, y un ataque terrestre demoledor. De acuerdo al tackle defensivo de los Patriots, Vince Wilfork, el estelar de Seattle, Marshawn Lynch, es el mejor corredor de la NFL. Wilfork no es el único que lo piensa.

La mayoría de los ingredientes parecen estar allí para que Seattle consiga el segundo anillo en la historia de la franquicia, siempre y cuando Russell Wilson no juegue como el pasador que portó el N° 3 en el Juego de Campeonato de la NFC ante los Green Bay Packers. Wilson destaca por una actitud calmada y ecuánime, aún ante la adversidad, pero los Patriots no lo van a perdonar si vuelve tirar intercepciones múltiples.

¿Cuánto afectará a New England el escándalo de los balones con baja presión de aire? La NFL prácticamente dejó en claro que no habrá resolución a la investigación en torno a los balones inflados por debajo de lo mandado por la liga durante el Juego de Campeonato de la AFC, antes de disputarse el Super Bowl XLIX. Eso significa que la cuestión sobre la culpabilidad o no de New England en torno al caso se vuelve, por el momento, tema secundario.

Lo primordial ahora será ver cómo responde el equipo ante el escándalo. Bill Belichick suele ser un especialista a la hora de vender a sus pupilos la idea de que están solos contra el mundo. El actual incidente puede servir como catalizador para la plantilla, siempre y cuando esté bien encauzado el mensaje. De otro modo, las interminables preguntas acerca de lo mismo que enfrentarán los jugadores de New England a lo largo de la semana pueden convertirse en una distracción que termine afectando a la hora de saltar al emparrillado.

Por ahora, todo está en veremos. Por lo pronto, tenemos una semana completa para ver cómo cada una de estas tramas cobra vida propia, crecen, y quizás mueran, para dar vida a otros temas discusión. No se pierdan la mejor cobertura del gran juego --y de toda la semana previa-- por las plataformas de ESPN, la casa del Super Bowl XLIX.

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MÉXICO -- Quizás fue la Srta. Escarlata, en la sala, con el candelero. O posiblemente se trató del Coronel Mostaza, en la cocina, con el cuchillo.

Al más puro estilo del clásico juego de mesa, "Clue", la NFL intenta descubrir quién, y cómo, le sacó el aire a 11 de los 12 balones utilizados por la ofensiva de los New England Patriots durante la primera mitad del Juego de Campeonato de la AFC ante los Indianapolis Colts.

Las pistas no son abundantes, y la mayoría de los hechos no son claros. Sabemos que la liga ha exonerado a los oficiales por alguna falla respecto a la aprobación inicial de los balones, unas dos horas antes del inicio del juego, cuando aparentemente todos los balones presentados por ambos equipos cumplían con las medidas, peso y presión requeridas por la NFL. A partir de ese momento, todos los ovoides quedan bajo resguardo de los oficiales hasta el momento de la patada inicial.

También sabemos que a la mitad del encuentro, los balones anormales fueron reemplazados por otros 12, también presentados por parte de los Patriots, que cumplían con lo establecido en el reglamento de la NFL. Los marcadores parciales del juego fueron 20-7 en la primera mitad a favor de New England, con los balones anormales, y 28-0 en la segunda mitad, también a favor de New England, con los balones de reemplazo.

Eso significa que en algún punto entre la patada de salida, cuando todos los balones de ambos equipos cumplían con las normas de la liga, hasta algún momento previo al medio tiempo, cuando fueron medidos nuevamente los balones, detectándose las anomalías en 11 de las 12 piezas provistas por New England, éstas perdieron aproximadamente dos libras de aire, cada una.

Bill Belichick
Getty ImagesComo era de esperarse, Belichick no aportó claridad

La liga ya conduce su investigación. Bill Belichick, entrenador en jefe de los Patriots, se presentó en conferencia de prensa este jueves por la mañana, sosteniendo, "No tengo explicación por lo sucedido", y desviando las interrogantes hacia su mariscal de campo Tom Brady, quien apareció también ante los reporteros unas horas más tarde. "No alteré los balones de ninguna manera", fue la versión de Brady, además de señalar que la liga no se ha puesto en contacto con él todavía, respecto a la investigación.

Nos encontramos en el punto en el que las preguntas superan con creces a las respuestas. ¿Por qué la liga no ha hecho contacto con Brady, cuatro días después del incidente, como parte de su pesquisa? ¿Quién tuvo acceso a los balones en el transcurso de la primera mitad del juego, además de los oficiales y jugadores? ¿Cómo es que los oficiales --y sobre todo el encargado de colocar el balón antes de todas y cada una de las jugadas, gracias a lo cual constantemente tuvo en sus manos los balones de Colts y Patriots de forma alternada-- no se percataron de las anomalías del ovoide?

Lo que no se puede negar es que el "Deflate-gate", nombre que aparentemente ganó la competencia extraoficial en los medios por bautizar al más reciente escándalo que cimbra a la NFL, se ha convertido en la historia más importante de la liga, a menos de dos semanas de disputarse el Super Bowl XLIX.

Ha llegado el momento de lanzarnos de lleno al terreno de las especulaciones. Por eso, presentamos cuatro teorías, cada una con un grado distinto de plausibilidad, respecto a lo que pudo haberle sucedido al aire de los balones de Foxborough.

¿Fue un miembro de un equipo de los Patriots? Esta teoría parece ser la más socorrida, aunque no tengamos en claro a quién culpar todavía. El escándalo de "Spygate" es la excusa perfecta para negar al equipo de New England el beneficio de la duda, e incluso la polémica respecto a las sustituciones de jugadores elegibles/inelegibles ante los Baltimore Ravens --situación perfectamente legal en un partido de la NFL-- ha sido utilizada como argumento en contra de los Patriots.

Tom Brady
Getty ImagesLos números señalan que Brady jugó mejor con balones sustitutos

Es posible que Belichick, o Brady, o ambos, hayan ordenado a alguno de los encargados de utilería alterar los balones durante el transcurso del juego, con la finalidad de mejorar el agarre del mariscal de campo sobre el ovoide en un partido afectado por el clima frío, los vientos, y la humedad. Aparentemente, esto tendría que haber ocurrido en la banca, prácticamente a la vista de los miles de aficionados en Gillete Stadium, y a merced de las decenas de cámaras y reporteros presentes en el estadio.

El hecho de que 11 de los 12 balones presentaran una anomalía casi idéntica en cuanto al aire faltante, nos dice que la persona que habría manipulado los balones podría haber contado con un instrumento de precisión, e incluso una bomba de aire para volver a inflar los ovoides en caso de que se excediera al sacar el aire a cada unidad. Eso aumentaría las posibilidades de ser atrapado in fraganti, exponencialmente.

La admisión de Brad Johnson de que habría pagado 7,500 dólares para que se alteraran balones previo al Super Bowl XXXVII entre los Tampa Bay Buccaneers y Oakland Raiders podría abrir la puerta a la suposición que no se trata de un caso aislado, pero no hay que olvidar que aquello sucedió en un tiempo en el que no se permitía, como ahora, preparar los balones por parte de cada equipo antes de los juegos. En otras palabras, Johnson no hubiera tenido que pagar nada por hacer algo que ahora está dentro de las reglas, aunque claro, existen límites.

¿Se trata de una conspiración? Una fracción de los seguidores de New England ha acusado al resto de la NFL de querer perjudicar a los Patriots, para impedir de que aparezcan en su sexto Super Bowl en la era Belichick-Brady, valiéndose de cualquier tipo de acusación que esté a la mano, incluyendo el tema de las sustituciones ante los Ravens, que, como ya dejamos en claro, siempre estuvo dentro de los límites de lo permitido.

Sin embargo, a diferencia de aquello frente a Baltimore, jugar con balones que carecen de dos libras por pulgada cuadrada de presión para ser considerados reglamentarios, no lo está.

Para que esto pudiera haber sucedido, una persona ajena a los Patriots tendría que haberse infiltrado a su banca --o quizás incluso al cuarto donde permanecen los balones por dos horas después de ser inspeccionados por los oficiales en primera instancia, antes de la patada de salida-- para manipularlos. En el caso de la teoría previa, tendría que haber llevado alguna clase de instrumento de precisión para dejar los balones en un estado en el que se puede seguir jugando con él, que los oficiales no se percaten de la falta de aire, pero que la infracción a las normas de la liga sea de tal magnitud como para plantar las semillas de la sospecha y el dolo en contra de New England.

Otro motivo de sospecha se genera, de acuerdo a este sector de fanáticos, gracias a que fue Bob Kravitz, miembro de la prensa local de Indianapolis, quien dio a conocer en primera instancia la investigación.

Carl Paganelli
Getty Images¿Cómo es que los oficiales no se percataron de la anomalías?

¿Se trata de un error de los oficiales? La NFL actuó rápidamente para declarar libres de toda culpa a los oficiales por el proceso mediante el cual aprueban los 12 balones que cada equipo aporta al juego, además de los seis balones que se emplean para equipos especiales.

Sin embargo, vale la preguntarse si es posible que en efecto, el procedimiento no se hubiera llevado a cabo apropiadamente a dos horas de la patada de salida. Después de todo, como ya dijimos, los oficiales no notaron anomalías en el balón durante gran parte de la primera mitad, y de acuerdo a un reporte de NBCSports, una fuente de la liga dijo que la falta de una o dos libras de aire al balón no sería algo "obvio" para los oficiales.

¿Será entonces posible que los oficiales "revisaron" los balones antes del encuentro a la ligera, sin todas las precauciones debidas para tal tarea?

¿Se desinflaron solos? Desde luego, esta teoría no señala que el aire desapareció mágicamente de los balones, sino que no hubo una persona o personas directamente involucradas en la manipulación del mismo, sino que sucedió por factores externos.

Un defecto en la producción del balón podría explicar hasta cierto punto una pérdida de aire, pero sería una coincidencia imposible de imaginar que 11 de los 12 balones de los Patriots sufrieran el mismo desperfecto, mientras que ninguno de los Colts.

El clima puede ser otro factor externo que podría entrar en juego. Después de todo, los balones son medidos y pesados en un cuarto al interior del estadio, con temperatura regulada, antes de ser sacados a la intemperie, donde las bajas temperaturas indudablemente hacen que el balón pierda tamaño y presión.

Eso ayudaría a explicar por qué tantos balones de un equipo sufrieron una alteración tan similar, partiendo de que los 12 fueron inflados a la misma presión originalmente, y fueron sometidos a las mismas condiciones climáticas. Lo que no explica, no obstante, es por qué los balones de los Colts permanecieron dentro de la norma cuando fueron medidos y pesados nuevamente.

La explicación podría radicar en que los balones no estaban inflados a la misma presión, para empezar, antes del arranque del partido. La NFL permite una variación de una libra por pulgada cuadrada de presión, entre el máximo permitido 13.5, y el mínimo, 12.5. ¿Sería muy descabellado suponer que los balones de Indianapolis fueron inflados a una presión cercana al límite máximo, y que por tanto aunque podrían haber sufrido alteraciones por el clima durante el transcurso del partido, se mantuvieron siempre por arriba del 12.5, mientras que los balones de los Patriots hubieran sido inflado originalmente muy cerca del 12.5, quedando por debajo del límite de lo establecido al ser expuesto al frío y humedad de aquella noche?

Para saberlo, bastaría con que la NFL revelara la presión que arrojó la medición y peso de cada uno de los 24 balones dos horas antes de la patada de salida, así como la presión y peso final de los balones de los Colts, pero la liga no ha ofrecido esos datos, y es probable que no exista. De ese modo, se podría comprobar una pérdida de presión más o menos uniforme en todos los balones, con las medidas finales dependiendo de las medidas iniciales.

Balones del Super Bowl XLIX
AP PhotoLa NFL ajustará su política de revisión de balones

Hay que recordar que cada mariscal de campo tiene preferencias muy particulares respecto a sus balones. Aaron Rodgers declaró esta misma semana que él prefiere el balón inflado al máximo posible, e incluso destacó que los oficiales suelen sacar el aire a los balones en el transcurso de los encuentros --aunque no dijo por órdenes de quién lo hacían--. Tom Brady ha dicho que le gusta el ovoide en 12.5, algo que reiteró en su conferencia de prensa de hoy.

John Brenkus, del laboratorio de SportScience, probó el efecto del frío en los balones de la NFL, exponiendo un ovoide a una temperatura de 10° F por una hora, para encontrar que había perdido aproximadamente un 20 por ciento de su presión, cayendo de 13 libras por pulgada cuadrada a 11.

La temperatura a la hora de la patada de salida del encuentro entre los Colts y Patriots el domingo pasado estuvo por arriba de los 50° F, cayendo unos 10° durante el transcurso del partido, de acuerdo al sitio AccuWeather.com. Esa caída de temperatura por sí sola sería incapaz de restarle dos libras de presión al balón. Los balones fueron medidos y pesados en primera instancia en un cuarto al interior del estadio que contaría con un clima controlado de aproximadamente 70° F, de acuerdo a observadores múltiples, y aunque la liga no ha detallado donde se hizo la revisión de los balones de los Colts al término del encuentro, más de uno ha sugerido que también se hizo en el mismo cuarto interior, donde los balones habrían recuperado presión al final del encuentro, a diferencia de los que se presentaron anomalías a la intemperie.

"Si inflaron los balones adentro del edificio y los dejaron en un mínimo, y luego los sacaron a temperaturas que eran unos 30° F más bajas, eso reduciría la presión por pulgada cuadrada entre 1 y 2", dijo Martin Schmaltz, un profesor de física de la Universidad de Boston al portal Boston.com.

Las teorías no deben quedar reducidas a las presentadas aquí. Cualquier otra teoría para explicar la desaparición de las dos libras por pulgada cuadrada de presión en el aire de los balones en Foxborough es bienvenida en este espacio, incluyendo la combinación de una o más teorías.

Lo que sí es seguro es que Humphrey Bogart no irrumpirá en el salón para desenmascarar al mayordomo, como ocurre en el film noir. Al final, la NFL concluirá su investigación y hará públicos los resultados de la misma. Como siempre, nosotros nos reservamos el derecho de creer o no creer.

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MÉXICO -- Al campeón hay que noquearlo, no buscar irse hasta los 12 asaltos y ganar por decisión. Los Green Bay Packers tuvieron contra las cuerdas al actual monarca del Super Bowl, Seattle Seahawks --de visita en el ruidoso CenturyLink Field--, pero jamás lograron asestar el golpe del nocaut.

Los Seahawks remontaron un déficit de 16-0 en el tercer medio para anotar 22 puntos entre el tercer y cuarto periodo, empatando primero y sometiendo después, a los Packers, asegurando así su segundo viaje consecutivo al Super Bowl, tercero en la historia de la franquicia, con triunfo de 28-22.

Los puntos con que nos quedamos en el duelo son los siguientes:

Jermaine Kearse
AP PhotoKearse se llevó el touchdown de la victoria

Se acabó cuando: Russell Wilson conectó en pase de touchdown de 35 yardas para Jermaine Kearse en tiempo extra, por encima del esquinero Tramon Williams a los 3:19 de haber iniciado el tiempo suplementario de un partido en el que Green Bay no debía haber permitido la muerte súbita. La jugada sirvió como el punto de final de una dulce redención para Wilson, quien comenzó el partido lanzando cuatro intercepciones, antes de mostrar su nivel habitual en la recta final. Fue el primer touchdown para acabar el tiempo extra en una final de conferencia o de liga desde que los Baltimore Colts superaran a los New York Giants en la memorable final de 1958.

El balón de juego va para: Marshawn Lynch. Aun cuando nada parecía funcionar para Seattle, el corredor estelar de los campeones nunca dejó de responder. Lynch concluyó el partido con 157 yardas en 25 acarreos, incluyendo uno de touchdown de 24 yardas que dio a Seattle su primera ventaja del encuentro, 22-19, en el cuarto periodo. Lynch también atrapó un pase de 26 yardas que originalmente había sido llamado como touchdown, antes de ser revertido cuando se comprobó que había pisado la línea lateral derecha. Esa serie habría sido culminada con touchdown terrestre de Wilson antes de que Lynch --quien debió sacarse el calzado dorado que tenía preparado para el juego por órdenes de la NFL antes del partido-- consiguiera su propio touchdown.

Decisiones dudosas: Los Packers pasarán los siguientes meses preguntándose qué debieron hacer de modo diferente. Green Bay robó cinco veces el balón a Seattle --cuatro intercepciones a Wilson y un balón suelto de Doug Baldwin-- pero nunca se pudo hacer pesar en zona roja pese a sus múltiples viajes en el primer medio. Sobre todo, es de preguntarse por qué los Packers no buscaron el touchdown en cuarta oportunidad y 1, en su segunda posesión del encuentro, cuando se conformaron con un gol de campo para ponerse arriba 3-0. Un touchdown hubiera evidenciado que Green Bay estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por el triunfo, en lugar de tratar de "llevar el partido" hasta el final, de modo conservador. Otra decisión que levantará polémica fue la decisión de los Packers de no atacar al esquinero Richard Sherman en el segundo tiempo, cuando era evidente que sólo estaba jugando con un brazo. La primera vez que Aaron Rodgers retó a Sherman, fue interceptado en la zona de anotación, en la primera serie del juego. Eso fue suficiente para que Green Bay se intimidara y no buscara atacarlo más por tierra y por aire en la segunda mitad.

Vuelta a la vida: Los primeros puntos de Seattle llegaron en un engaño de gol de campo, cuando los Packers supusieron que los anfitriones llegarían con un plan de juego igual de conservador. Jon Ryan, el pateador de despeje y sujetador del balón, roló a su lado izquierdo antes de conectar con el liniero ofensivo Garry Gilliam. Con la jugada, Pete Carroll mandó el mensaje de que no estaba dispuesto a esperar el resultado, independientemente de lo que había sucedido hasta ese momento, sino que haría lo que fuera necesario para obtenerlo. Una conversión exitosa de 2 puntos y una patada corta recuperada sirvieron como prueba adicional de ese argumento.

Guerreros heridos: Sherman no era el único lesionado que se negó a abandonar a los suyos sobre el emparrillado cuando parecían estar contra la pared. El profundo Earl Thomas salió unos instantes en el tercer periodo, por una aparente lesión de hombro, sólo para volver al juego en la parte final. Por parte de los Packers, Rodgers lució con mejor movilidad que la semana pasada al inicio del partido, pero conforme fue absorbiendo el castigo de Seattle, fue notorio que la pierna le volvía a causar problemas.

Un toque de historia: El déficit de 16-0 al medio tiempo fue la mayor ventaja perdida por un equipo derrotado en la Final de la NFC en la historia de la liga, superando la remontada de 21-6 que consiguieron los Indianapolis colts sobre los New England Patriots en el juego de la AFC del 2006, de acuerdo a ESPN Stats & Info.

Lo que sigue: Seattle obtuvo el Trofeo George Halas que lo acredita como campeón de la Conferencia Nacional, pero lo más importante, obtuvo el boleto para viajar a Glendale Arizona, donde tendrá la posibilidad de convertirse en el primer equipo en defender exitosamente su campeonato del año anterior desde que los New England Patriots lo consiguieran en las ediciones XXXVIII y XXXIX, hace una década. A Green Bay no le resta más que regresar a casa pensando en lo que pudo ser.

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MÉXICO -- Hace cuatro semanas, los Arizona Cardinals parecían en una posición imposible de alcanzar liderando a la NFC Oeste holgadamente. Hoy los Seattle Seahawks, sus rivales en turno, les respiran en el cuello con la posibilidad de sacarles el liderato divisional con un buen resultado en el desierto.

Aquí hay tres tramas a seguir en la visita de los campeones reinantes a Glendale, casa del Super Bowl XLIX:

Ryan Lindley
Getty ImagesLindley ha lanzado sólo un pase en su carrera de más de 20 yardas

En espera del primero. Ryan Lindley, mariscal de campo de los Cardinals para este duelo, tiene la marca de la NFL por mayor número de pases completos de por vida (181) sin que uno haya sido de anotación. En relevo de los lesionados Carson Palmer y Drew Stanton, Lindley, quien no ha había jugado en la NFL desde el 2012, tiene la misión de guiar a Arizona en el último tramo del camino hacia el título divisional. La mala noticia es que deberá hacerlo ante una defensiva de época: "The Legion of Boom". Parte de la razón por la que Seattle ha levantado tanto en semanas recientes --hasta encontrarse en posición de quitar a Arizona del liderato de la NFC Oeste-- ha sido el modo en que la defensiva como un todo, y no solamente los backs defensivos, ha recobrado la actitud que los catapultó al pasado campeonato de Super Bowl. Los Seahawks están jugando en un nivel diferente que cuando comenzaron el año, y nuevamente, ha sido la secundaria la punta de lanza para Seattle.

La localía está en juego. Arizona entra a la Semana 16 con el único boleto de postemporada que se ha repartido en la NFC, pero todavía sin saber en calidad de qué, llegarán como invitados. Un triunfo en casa esta fecha les amarrará no solamente el título de la NFC Oeste, sino también el primer lugar en la siembra y la obligación de los demás partícipes de los playoffs de tener que ir a vencer a este equipo al desierto. Desafortunadamente, las lesiones se han acumulado para los Cardinals en el peor momento posible. No solamente están sin sus dos mejores mariscales de campo, sino que tampoco cuentan con su mejor corredor, Andre Ellington. Además, han jugado sin tres de sus mejores defensivos durante la mayor parte del año: el tackle Darnell Dockett, el ala defensiva John Abraham, y el apoyador Daryl Washington, éste último suspendido por la NFL por toda la campaña. Los Cards han hecho un trabajo admirable a la hora de compensar por lesionados a lo largo de toda la temporada, pero todavía viene lo más difícil si no quieren que su estancia en playoffs sea breve.

Las 1,000, ¿a la vista? En la historia de la NFL, solamente un mariscal de campo ha conseguido correr para 1,000 yardas en una campaña: Michael Vick en el 2006 jugando para los Atlanta Falcons. Russell Wilson está colocado actualmente en el N° 15 en yardas terrestres en la NFL, con 754. Para que Wilson se convierta en el segundo pasador en la historia de la liga en superar las 1,000 yardas terrestres, necesita un promedio de 123 yardas en sus siguientes dos encuentros. En lo que va del año, Wilson ha superado las 100 yardas a ras de piso en tres ocasiones, incluyendo 122 en contra de los Washington Redskins en la Semana 5. La marca no es una prioridad para los Seahwks, pero será interesante ver si Wilson puede romper un mito más en su corta carrera --después de refutar aquello de los mariscales de campo de baja estatura y los pasadores afroamericanos--. ¿Quién dice que en la NFL de hoy en día los mariscales de campo no deben correr?

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MÉXICO -- La Semana 14 nos entrega un choque entre dos pesos pesados de la Conferencia Nacional, cuando los Seattle Seahawks visiten a los Philadelphia Eagles.

Aquí hay tres puntos a seguir en el duelo imperdible de la jornada:

Chip Kelly, Mark Sanchez
AP PhotoKelly encontró una pieza valiosa en Sanchez

El sistema funciona. En Philly, Chip Kelly ha logrado en muy poco tiempo lo que nunca lograron los New York Jets con Mark Sanchez: encontrar un sistema ofensiva que le acomode a la perfección. Al frente de la ofensiva de los Eagles, las lecturas de cada jugada de pase usualmente dictaminan que al primer jugar que voltea a ver Sanchez está descubierto, o en su defecto el segundo. Eso habla de un gran trabajo de preparación durante la semana de Kelly, anticipando tendencias ofensivas, pero también hay otro factor del cual no se habla demasiado que tiene que ver con el buen momento de Sanchez. El sistema de comunicación de los entrenadores al casco de sus mariscales de campo se apaga cuando restan 15 segundos en el reloj de jugada. En el caso de los Eagles, se forman tan rápido para la siguiente jugada ofensiva, que Kelly todavía tiene abierta la comunicación con Sanchez cuando el balón está a punto de centrarse. Eso le permite señalarle puntos específicos de la defensiva en cada oportunidad, algo que no sucede con el resto de los equipos que tardan más en preparar sus jugadas ofensivas. A Nick Foles no le agradaba tanto tener a Kelly en el oído a la hora de los ajustes sobre la línea, pero Sanchez ha recibido con los brazos abiertos la ayuda adicional.

La lucha en las trincheras. Uno de los motivos por los cuales Philadelphia dominó con tanta sencillez a los Dallas Cowboys en el Día de Acción de Gracias, fue su línea ofensiva. Los Eagles sufrieron varias lesiones a principios de año, pero poco a poco van recuperando la salud, no obstante Todd Herremans es el único titular de tiempo completo que no regresa la unidad. Jason Peters está en la conversación por el mejor tackle izquierdo de la liga, y no sólo eso, sino posiblemente sea el mejor liniero de la NFL a la hora de bloquear en espacios abiertos, algo que se aprovecha a menudo con los diferentes pases pantalla que envían los Eagles. La defensiva de los Seahawks poco a poco va recuperando, también, la salud y la forma. Sin embargo, no cabe duda que del año pasado al actual, la mayor diferencia se nota en la línea defensiva, donde el recambio fue importante. La línea es el eslabón débil de la defensiva de Seattle, si es que tienen uno, y será fundamental no permitir que sean zangoloteados de un lado a otro como sucedió con Dallas.

Cierren las avenidas. Mucho se habla de la capacidad de Russell Wilson para comprar tiempo cuando siente presión el bolsillo, escapar por piernas, y encontrar de cualquier manera a un receptor descubierto, jamás bajando la mirada ni perdiendo de vista el objetivo primario: lanzar. Sin embargo, el mariscal de campo de los Seahawks hace más que eso. Wilson es actualmente N° 15 en la NFL en yardas terrestres, con 679 en 91 acarreos. Piensen un poquito en eso: solamente 14 corredores, hombres a los que se les paga ex profeso para ganar yardas terrestres, acumulan más que el pasador de Seattle. Y por supuesto nadie se acerca a promedio de 7.5 yardas por acarreos. Lo que hace más peligroso a Wilson que a ningún otro pasador de la liga, no solamente es que nadie es tan efectivo por tierra como lo es él, sino que aún en movimiento es capaz de lanzar un pase preciso cuando se requiere: una verdadera amenaza dual. Mantener a Wilson en el bolsillo, y convertirlo en un mariscal de campo unidimensional, deberá ser una de las prioridades defensivas de Philadelphia. Los apoyadores externos Connor Barwin, Trent Cole y Brandon Graham tendrán las manos llenas, porque los Eagles no querrán sacar a un hombre de cobertura de pase para asignar un espía permanente sobre Wilson.

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MÉXICO -- Con cinco partidos por disputarse --y una cómoda ventaja de los Arizona Cardinals, dos partidos arriba de sus rivales divisionales-- los Seattle Seahawks y San Francisco 49ers chocan con el objetivo de no rezagarse más en la carrera divisional, ni la persecución por los boletos de comodín.

Aquí hay tres temas a seguir de cerca en la visita de los Seahawks a Niners en Levi's Stadium, el jueves por la noche:

Russell Wilson
Getty ImagesWilson es letal cuando ataca por tierra

¿Cuánta "read-option" veremos? Russell Wilson y Colin Kaepernick conocieron el éxito como mariscales de campo de NFL muy pronto en sus respectivas carreras, ambos ayudados de una manera muy importante por la jugada de "read-option". Conforme han progresado como pasadores, Seahawks y Niners han querido reducir poco a poco el número de veces que Wilson y Kaepernick quedan expuestos a golpes innecesarios. Wilson y Kaepernick siguen siendo muy efectivos con las piernas porque suman una dimensión al ataque que pone en aprietos a cualquier defensiva. La "read-option" es perfecta para generar confianza en Wilson y Kaepernick cuando sus ofensivas no están caminando.

El desempeño de los backfields. Continuando con la temática de los ataques terrestres, será importante para ambos equipos intentar establecer uno, pese a que ninguna de las dos defensivas es tradicionalmente conocida por permitir mucho avance. En Seattle, los Seahawks han callado rumores sobre una supuesta salida inminente de Marshawn Lynch al alimentarlo con más y más acarreos, siendo la semana pasada una excepción a la tendencia reciente. En San Francisco, la situación es distinta. Los Niners están ocupando poco a Frank Gore, sobre todo en zona roja, y apenas acumula dos touchdowns a ras de tierra. Más allá de cómo le va a los corredores estelares de cada equipo, ambos cuadros funcionan exponencialmente mejor cuando logran correr con eficiencia, preparando los pases con engaño de carrera y, de paso, preparando la mesa para las jugadas de "read-option". Las defensivas de Seattle y San Francisco son N° 6 y N° 7 en contra del ataque terrestre, así que no será sencillo brindar una actuación dominante.

El asunto de la competitividad. Gracias a la alta improbabilidad de los empates en la NFL, uno de estos equipos saldrá derrotado el domingo por la noche. Pero más allá del resultado, será interesante medir el calibre de las actuaciones, sobre todo del equipo que resulte derrotado, para saber si están o no a la altura de las altas expectativas que había para Seahawks y 49ers al principio de la campaña. Estos dos rivales se vuelven a ver la cara en dos semanas, y a San Francisco le queda un duelo pendiente, en casa, ante los Cardinals, mientras que a Seattle le restan duelos pendientes de visita en Arizona y en casa ante los St. Louis Rams. La división no está perdida, todavía, para ninguno de los dos, como tampoco lo está el boleto a la postemporada. Ganar este jueves significaría un paso crucial, pero no indispensable en esa dirección. Una combinación adecuada de resultados podría meter a Seahawks y 49ers a playoffs, y dejar fuera a Cards. La pregunta que deben responder ambas escuadras este jueves es, ¿merecen estar todavía en la contienda?

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