MÉXICO -- El barco ha partido para los dos equipos de la AFC Norte que protagonizan el "Monday Night Football" de la Semana 12, si es que nos basamos únicamente en la postemporada que viene. Pero la vida seguirá para Baltimore Ravens y Cleveland Browns, y nunca es demasiado temprano para prepararse con miras a la siguiente temporada, buscando evitar en el 2016 las vergüenzas que han pasado en el 2015.

Aquí hay tres tramas a seguir en la visita de los Ravens (3-7) a los Browns (2-8):

¿El "show" debe continuar? Johnny Manziel fue designado mariscal de campo titular para lo que restaba de la temporada por los Browns, comenzando por el duelo de este lunes. Horas más tarde, fue degradado a tercero en el orden luego de que se revelaran más fotos y videos del ex ganador del Trofeo Heisman en una fiesta en Austin, Texas, y que trascendiera que había mentido a la organización respecto a cuándo había sucedido el evento.

Johnny Manziel
AP PhotoCleveland no puede confiar en 'Johnny Football'

Seamos honestos: no se le puede, ni se le debe, prohibir a Manziel socializar cuando se trata de su vida fuera de los emparrillados. El problema grave que existe aquí es lo concerniente a la confiabilidad que puede tener el club en la palabra del jugador. En innumerables ocasiones, Manziel ha prometido que cambiará su estilo de vida --el cual, insisto, no sería razón suficiente para marginarlo si es que no interfiriera con su desempeño, como sucede con tantos otros jugadores--, pero no solamente ha faltado a esa promesa, sino que mentir descaradamente para tratar de encubrir tus acciones habla de una falta de responsabilidad que el club no puede tolerar.

Para enfrentar a Baltimore, Cleveland regresará a Josh McCown, un pasador que no los llevará a ningún sitio ni este año ni en el siguiente. Esa es la verdad. Lo que le resta a los Browns es decidir si le brindarán a Manziel la oportunidad de ganarse minutos de juego de aquí a que reste el año, o simplemente ha sido descartado por lo que resta de la campaña. Manziel ya no está peleando por el puesto titular de los Browns, sino por su carrera de NFL. Si es cortado por Cleveland, le costará mucho trabajo recibir una oportunidad en otro club. Es una lástima para un jugador que sí demostró cosas interesantes en los pocos minutos que estuvo sobre el campo este año.

Alarmante falta de talento. Concedido, los Ravens han sido uno de los equipos más afectados por lesiones. La lista de titulares establecidos, líderes, que vieron cortada su campaña por lesiones es larga: Terrell Suggs, Steve Smith, Joe Flacco, Justin Forsett... El problema grave en Baltimore, sin embargo, es la diferencia abismal que existe entre esos que ya no pueden jugar y los que están alineando en su lugar.

Por si fuera poco, hay varios jugadores jóvenes que han tardado en tener impacto significativo en el equipo. Baltimore solía tener una plantilla tan profunda que podía darse el lujo de reclutar y guardar, permitiendo a los jóvenes incorporarse poco a poco a la alineación titular después de aprender de tutores como Ray Lewis, Ed Reed, Anquan Boldin, Haloti Ngata y otros. Esos tiempos se han acabado. Su recluta de primera ronda Breshaud Perriman no jugó ni jugará en el 2015, y el novato de segunda vuelta Maxx Williams ha aportado menos de lo esperado. Probablemente, el apoyador C.J. Mosley es el único recluta de ronda alta de impacto inmediato, un estelar genuino, que ha sumado Baltimore en los últimos tres años.

Muéstrenme las manos. Kamar Aiken, Marlon Brown, Kaelin Clay, Chris Givens, Chuck Jacobs y Jeremy Butler por un lado. Brian Hartline, Travis Benjamin, Taylor Gabriel, Dwayne Bowe, Marlon Moore, y Andrew Hawkins por el otro. La falta de talento en el grupo de receptores abiertos en ambas plantillas es verdaderamente alarmante. No existe un sólo nombre entre los 12 de arriba que brinde suficiente optimismo de poder llegar a ser un genuino receptor N° 1 en esta liga. Se trata de únicamente de adquisiciones decepcionantes (Bowe, Hawkins), jugadores de rol (Hartline, Benjamin), y desechos de otros equipos (Givens), en el mejor de los casos.

El problema se agudiza considerando las carencias que hay en ambos backfields. Baltimore es el equipo N° 27 de la NFL por tierra. Sin Forsett, ese ranking empeorará de aquí al término del año. Cleveland es el N° 32. Ellos ya no pueden caer más. El punto es que ninguno de estos dos equipos ofrece a las defensivas rivales algo de qué preocuparse. No existe un juego terrestre que obligue a los profundos a acercarse a la línea de golpeo y permita a los receptores encontrar espacios en la secundaria, ni tampoco existe suficiente calidad en los receptores para que las defensivas de los contrincantes deban sacrificar linieros y apoyadores en coberturas de pase.

Para muchos de estos jugadores ofensivos, los cinco partidos restantes, empezando por el de hoy en la noche, constituyen parte de una audición para ver si vale la pena para sus respectivas organizaciones retenerlos de cara a la siguiente campaña.

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Justin ForsettAP PhotoEl corredor Justin Forsett busca construir sobre su gran temporada del 2014 con los Baltimore Ravens.
MÉXICO -- La visita de los Baltimore Ravens a los Denver Broncos supone un choque entre dos franquicias que han hecho apariciones recientes en el Super Bowl por parte de la AFC. Aquí hay tres puntos a observar para este encuentro:

Se busca el segundo acto. Justin Forsett fue una de las sorpresas más agradables de la pasada temporada en Baltimore. El corredor que había pasado toda su carrera de NFL como reserva situacional aprovechó la salida de Ray Rice del equipo tras su escándalo, para convertirse en el corredor primordial de los Ravens. Sin embargo, uno de los mayores cuestionamientos que enfrenta Baltimore es ver si Forsett puede repetir ese desempeño, una vez que los rivales se hayan sacudido esa sorpresa y empiecen a prepararse específicamente para su juego. No será lo mismo para Forsett encontrarse a defensivas con planes de juego diseñados en su contra.

En pos de la sincronía. El nuevo entrenador en jefe de los Broncos, Gary Kubiak, instaló un sistema de bloqueos por zona parecido al que hace muchos años rindió excelentes resultados en Denver. A la postre, este nuevo sistema le costó el empleo a Montee Ball, un corredor que no sirve para esta clase de esquema terrestre. C.J. Anderson es un corredor que trabaja fuerte y cuyas características se ajustan a lo que busca Kubiak, pero siendo honestos, no es nada espectacular. Denver apuesta a que el esquema es más importante que el talento individual y la primera prueba para el regreso de este sistema será ente los Ravens, un equipo que tiene jugadores interesantes en su línea defensiva frontal.

¿Quién regresa al juego grande? Los Ravens conquistaron el Super Bowl XLVII ante los San Francisco 49ers en el Superdome, y al año siguiente, los Broncos sucumbieron ante los Seattle Seahawks en Metlife Stadium. Ambos equipos conservan suficiente talento para volver al súper domingo, pero ninguno de ellos está considerado actualmente como el candidato más serio para representar a la AFC en el Super Bowl, en Levi's Stadium. Hoy empieza el camino para que ambos intenten demostrar que todavía deben ser tomados en cuenta entre los favoritos para llevarse el Lombardi.

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Fail MaryGetty ImagesGB no olvida el "Fail Mary" aunque la caída de los pasados playoffs ante Seattle sea más fresca.

MÉXICO -- La NFL reveló su calendario para la campaña regular del 2015. Echamos un vistazo semana a semana a lo largo de las 17 jornadas del cronograma para tratar de identificar al juego más atractivo de cada fecha. Acá están nuestras recomendaciones:

SEMANA 1
Pittsburgh Steelers en New England Patriots.
Ben Roethlisberger y sus Steelers (ya sin el retirado Troy Polamalu), serán los primeros en recibir la oportunidad de abollarles la corona a los campeones reinantes Patriots y Tom Brady. Steelers y Patriots se han combinado para representar a la Conferencia Americana en nueve de los últimos 14 Super Bowls, conquistando seis anillos entre ambos durante este periodo. Nada mejor que un duelo entre dos mariscales de campo que en el futuro compartirán domicilio en los pasillos del Salón de la Fama en Canton, Ohio.

SEMANA 2
Seattle Seahawks en Green Bay Packers.
Aaron Rodgers y los Packers han perdido tres consecutivos ante los Seahawks, pero todos esos partidos ocurrieron en los ruidosos confines del CenturyLink en Seattle, incluyendo el Juego de Campeonato de la NFC de enero pasado. Ahora el choque ocurrirá en Lambeau Field, donde en el 2009 Green Bay obtuvo su último triunfo ante los Seahawks. Por si fuera poco, los Packers todavía no olvidan el "Fail Mary", triunfo de Seattle en el 2012 gracias a una controversial llamada de los oficiales de reemplazo, quienes dirigían el partido a causa de una huelga de los oficiales permanentes de la liga.

SEMANA 3
San Francisco 49ers en Arizona Cardinals.
Duelazo de la NFC Oeste entre dos equipos que deben demostrar que todavía cuentan con defensivas de élite. Los 49ers estrenan entrenador en jefe tras la partida de Jim Harbaugh, y una repentina racha de retiros ha dejado una interrogante enorme sobre lo que se puede esperar de San Francisco este año. No hay nada mejor que un duelo divisional para demostrar la fortaleza, y mejor si se trata de un equipo que también cuenta con una defensiva de primera línea. Si los Cardinals cuentan con un mariscal de campo sano para toda la temporada, podrían ser un equipo de cuidado en la postemporada.

SEMANA 4
Baltimore Ravens en Pittsburgh Steelers.
A lo largo de los últimos años, esta fue la rivalidad divisional N° 1 en la liga, hasta que los Seahawks y 49ers les arrebataron ese título. Este es el momento perfecto para que Ravens y Steelers revaliden ese título con un juego de horario estelar en jueves por la noche. Como todos los duelos entre estas dos franquicias, podemos anticipar durísimos golpes y poco cariño entre las plantillas.

SEMANA 5
New Orleans Saints en Philadelphia Eagles.
Hace dos temporadas, estos dos clubes chocaron en la Ronda de Comodines de la NFC, pero el año pasado, ambos cuadros decepcionaron al no lograr meterse a la postemporada. Ambos equipos llegan a la temporada luego de perder a sus mejores armas ofensivas, respectivamente: Jimmy Graham en New Orleans y LeSean McCoy en Philadelphia. Este duelo será un buen barómetro para medir qué tan bien se han podido recuperar después de esas salidas. Se trata de ofensivas explosivas, y aquí no faltarán los puntos en el marcador.

Andrew Luck, Tom Brady
Getty ImagesLuck y Brady se volverán a ver las caras

SEMANA 6
New England Patriots en Indianapolis Colts.
Otra revancha de la postemporada pasada, en este caso, se trata de la Final de Conferencia de la AFC. Andrew Luck no ha fallado llevando a Indy a los playoffs en sus tres campañas en la liga, pero todavía le falta dar el último paso hacia la grandeza. Tom Brady lo ha hecho en cuatro ocasiones. Duelo de mariscales de campo que definen dos generaciones diferentes, podría ser el cambio de estafeta oficial de Brady a Luck si este partido termina fungiendo como criterior desempate a la hora de ordenar la siembra en la siguiente postemporada.

SEMANA 7
Oakland Raiders en San Diego Chargers.
Este podría ser un duelo de mucho morbo para el futuro de la NFL en Los Ángeles porque, después de todo, podría tratarse de un partido entre los futuros residentes de un estadio compartido en esa ciudad. De cualquier manera, es difícil despreciar una rivalidad divisional, y podría tratarse de un juego con mariscales de campo del futuro. Derek Carr tiene su puesto en Oakland, pero los Chargers podrían llegar con otro pasador bajo centro si se concretan los rumores de una salida de Philip Rivers por la vía del canje.

SEMANA 8
Cincinnati Bengals en Pittsburgh Steelers.
Por años, los Bengals fueron el tercero en discordia en la AFC Norte, pero se han llevado un boleto a postemporada en cada una de las últimas cuatro temporadas. No hay mejor sinodal para medir el progreso de Andy Dalton y el resto de la plantilla en Cincy que los duros Steelers, un cuadro que aun en épocas difíciles, representa un reto mayúsculo como local.

SEMANA 9
Denver Broncos en Indianapolis Colts.
Regresa Peyton Manning al frente de los Broncos a la ciudad donde brilló por más de una década antes de darle paso al futuro de los Colts, Andrew Luck. Aunque el palmarés de Manning es más rico en récords individuales que títulos de Super Bowl, a diferencia de Brady, este partido puede ser la segunda mitad de ese cambio de estafeta generacional, con Luck apuntando a convertirse en el siguiente gran mariscal de campo de la NFL. Juegos como este son los que empezarán a definir su legado.

SEMANA 10
Buffalo Bills en New York Jets.
Rex Ryan comenzó su mandato en New York con mucho éxito, pero poco a poco fue perdiendo el control de los Jets hasta ser despedido al término de la siguiente temporada. No tuvo que esperar demasiado para recibir una nueva oportunidad, firmando para hacerse cargo de los Bills, rivales divisionales de su ex equipo en la AFC Este. Ryan volverá a New York con la consigna de dar un par de lecciones con su nuevo equipo. Todos los ojos estarán puestos sobre el ala cerrada Jace Amaro.

SEMANA 11
Denver Broncos en Chicago Bears.
Nuevamente, la oportunidad de revancha para un entrenador en jefe. John Fox dejó a los Broncos luego de cuatro títulos divisionales consecutivos y una aparición en el Super Bowl. El reto en Chicago podría ser mayor en Chicago. Fox debe descifrar cómo ganar un Super Bowl con Jay Cutler en los controles, luego de no conseguirlo con Peyton Manning. Por si fuera poco, el propio Cutler empezó su carrera en Denver, lugar del que no salió demasiado contento luego de que circularan rumores de que el entonces entrenador en jefe de los Broncos, Josh McDaniels, lo buscaba reemplazar con Matt Cassel.

SEMANA 12
New England Patriots en Denver Broncos.
Brady-Manning Bowl, edición N° 17. No hay mucho más que agregar al enfrentamiento entre los dos mejores pasadores de su generación. Al menos en lo que concierne a la temporada baja, no pueden llegar en diferentes momentos a la temporada del 2015. Brady viene de ganar su tercer nombramiento como Jugador Más Valioso del Super Bowl, mientras Manning pasó varias semanas contemplando el retiro tras quedar eliminado en la Ronda Divisional. Como en todos sus choques, esperamos algo memorable.

SEMANA 13
Green Bay Packers en Detroit Lions.
No se puede hablar de candidatos al título sin mencionar a los Packers de Aaron Rodgers, quienes se quedaron apenas en la orilla del Super Bowl el año pasado. Los Detroit Lions son un equipo cuya ventana de oportunidad podría comenzar a cerrarse, al tiempo que se acumulan los años en la carrocería de Calvin Johnson. La defensiva de los Lions perdió a su elemento más valioso, Ndamukong Suh, y seguramente Rodgers lo aplaude. Está por verse qué tal se desempeña en su lugar Haloti Ngata, cuando tenga que frenar el ataque terrestre comandado por Eddy Lacy. Además de ser un duelo divisional, involucra a dos asistentes de la pasada postemporada.

Dez Bryant
Getty ImagesBryant tendrá su revancha personal ante GB

SEMANA 14
Dallas Cowboys en Green Bay Packers.
Ninguna jugada fue más controversial que la atrapada/no atrapada de Dez Bryant en el juego de la Ronda Divisional pasada. La liga ha enmendado sus reglas para aclarar el lenguaje de lo que constituye una recepción, pero aún bajo la nueva redacción, se tratar+ia de un pase incompleto. Bryant saldrá con todo a demostrar que los Cowboys merecían ganar ese encuentro en Lambeau Field, donde se llevará a cabo esta revancha, pero lo tendrá que hacer sin el apoyo por tierra de DeMarco Murray, quien emigró vía agencia libre.

SEMANA 15
Kansas City Chiefs en Baltimore Ravens.
A la conclusión de la temporada regular pasada, los Chiefs "le hicieron el favor" a los Ravens, venciendo a los San Diego Chargers para permitir a Baltimore acceder a la postemporada. John Harbaugh agradeció el gesto a Andy Reid con una cena. Esta vez, las implicaciones de playoffs podrían ser directas entre Kansas City y Baltimore. Si los Chiefs han arreglado su ataque aéreo --y mucho tendrá que ver Jeremy Maclin--, podría ser un duelo de mucha calidad.

SEMANA 16
Cincinnati Bengals en Denver Broncos.
El año pasado, tanto Bengals como Broncos fueron echados de la postemporada por los Colts. Con toda seguridad, ambos cuadros estarán pensando nuevamente en los playoffs cuando llegue la Semana 16. Después de todo, se trata de un duelo entre equipos que llevan cuatro viajes a postemporada seguidos, y no piensan parar ahora. Nuevamente para Andy Dalton, la oportunidad de mostrar que puede jugar al tú por tú con una de las leyendas del juego, algo que necesita probar si es que Cincy ha de superar la primera ronda de playoffs algún día.

SEMANA 17
Seattle Seahawks en Arizona Cardinals.
Nada mejor que un duelo con boleto de playoffs en juego cuando llega el final de la campaña. Si es entre rivales divisionales, mejor. Los Cardinals ganaron 11 encuentros el año pasado, apenas uno menos que los Seahawks. Si los 49ers se siguen rezagando y los Rams no muestran mejoría, nuevamente la corona de la NFC Oeste quedará entre una de estas dos franquicias. Dependiendo cómo se puedan repartir los boletos de comodines en la Nacional, existe la posibilidad de quien pierda este encuentro deba conformarse con seguir los playoffs desde casa. Oportunidad de oro para que los Cardinals den el campanazo ante el bicampeón reinante de la Conferencia.

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MÉXICO -- Quizás fue la Srta. Escarlata, en la sala, con el candelero. O posiblemente se trató del Coronel Mostaza, en la cocina, con el cuchillo.

Al más puro estilo del clásico juego de mesa, "Clue", la NFL intenta descubrir quién, y cómo, le sacó el aire a 11 de los 12 balones utilizados por la ofensiva de los New England Patriots durante la primera mitad del Juego de Campeonato de la AFC ante los Indianapolis Colts.

Las pistas no son abundantes, y la mayoría de los hechos no son claros. Sabemos que la liga ha exonerado a los oficiales por alguna falla respecto a la aprobación inicial de los balones, unas dos horas antes del inicio del juego, cuando aparentemente todos los balones presentados por ambos equipos cumplían con las medidas, peso y presión requeridas por la NFL. A partir de ese momento, todos los ovoides quedan bajo resguardo de los oficiales hasta el momento de la patada inicial.

También sabemos que a la mitad del encuentro, los balones anormales fueron reemplazados por otros 12, también presentados por parte de los Patriots, que cumplían con lo establecido en el reglamento de la NFL. Los marcadores parciales del juego fueron 20-7 en la primera mitad a favor de New England, con los balones anormales, y 28-0 en la segunda mitad, también a favor de New England, con los balones de reemplazo.

Eso significa que en algún punto entre la patada de salida, cuando todos los balones de ambos equipos cumplían con las normas de la liga, hasta algún momento previo al medio tiempo, cuando fueron medidos nuevamente los balones, detectándose las anomalías en 11 de las 12 piezas provistas por New England, éstas perdieron aproximadamente dos libras de aire, cada una.

Bill Belichick
Getty ImagesComo era de esperarse, Belichick no aportó claridad

La liga ya conduce su investigación. Bill Belichick, entrenador en jefe de los Patriots, se presentó en conferencia de prensa este jueves por la mañana, sosteniendo, "No tengo explicación por lo sucedido", y desviando las interrogantes hacia su mariscal de campo Tom Brady, quien apareció también ante los reporteros unas horas más tarde. "No alteré los balones de ninguna manera", fue la versión de Brady, además de señalar que la liga no se ha puesto en contacto con él todavía, respecto a la investigación.

Nos encontramos en el punto en el que las preguntas superan con creces a las respuestas. ¿Por qué la liga no ha hecho contacto con Brady, cuatro días después del incidente, como parte de su pesquisa? ¿Quién tuvo acceso a los balones en el transcurso de la primera mitad del juego, además de los oficiales y jugadores? ¿Cómo es que los oficiales --y sobre todo el encargado de colocar el balón antes de todas y cada una de las jugadas, gracias a lo cual constantemente tuvo en sus manos los balones de Colts y Patriots de forma alternada-- no se percataron de las anomalías del ovoide?

Lo que no se puede negar es que el "Deflate-gate", nombre que aparentemente ganó la competencia extraoficial en los medios por bautizar al más reciente escándalo que cimbra a la NFL, se ha convertido en la historia más importante de la liga, a menos de dos semanas de disputarse el Super Bowl XLIX.

Ha llegado el momento de lanzarnos de lleno al terreno de las especulaciones. Por eso, presentamos cuatro teorías, cada una con un grado distinto de plausibilidad, respecto a lo que pudo haberle sucedido al aire de los balones de Foxborough.

¿Fue un miembro de un equipo de los Patriots? Esta teoría parece ser la más socorrida, aunque no tengamos en claro a quién culpar todavía. El escándalo de "Spygate" es la excusa perfecta para negar al equipo de New England el beneficio de la duda, e incluso la polémica respecto a las sustituciones de jugadores elegibles/inelegibles ante los Baltimore Ravens --situación perfectamente legal en un partido de la NFL-- ha sido utilizada como argumento en contra de los Patriots.

Tom Brady
Getty ImagesLos números señalan que Brady jugó mejor con balones sustitutos

Es posible que Belichick, o Brady, o ambos, hayan ordenado a alguno de los encargados de utilería alterar los balones durante el transcurso del juego, con la finalidad de mejorar el agarre del mariscal de campo sobre el ovoide en un partido afectado por el clima frío, los vientos, y la humedad. Aparentemente, esto tendría que haber ocurrido en la banca, prácticamente a la vista de los miles de aficionados en Gillete Stadium, y a merced de las decenas de cámaras y reporteros presentes en el estadio.

El hecho de que 11 de los 12 balones presentaran una anomalía casi idéntica en cuanto al aire faltante, nos dice que la persona que habría manipulado los balones podría haber contado con un instrumento de precisión, e incluso una bomba de aire para volver a inflar los ovoides en caso de que se excediera al sacar el aire a cada unidad. Eso aumentaría las posibilidades de ser atrapado in fraganti, exponencialmente.

La admisión de Brad Johnson de que habría pagado 7,500 dólares para que se alteraran balones previo al Super Bowl XXXVII entre los Tampa Bay Buccaneers y Oakland Raiders podría abrir la puerta a la suposición que no se trata de un caso aislado, pero no hay que olvidar que aquello sucedió en un tiempo en el que no se permitía, como ahora, preparar los balones por parte de cada equipo antes de los juegos. En otras palabras, Johnson no hubiera tenido que pagar nada por hacer algo que ahora está dentro de las reglas, aunque claro, existen límites.

¿Se trata de una conspiración? Una fracción de los seguidores de New England ha acusado al resto de la NFL de querer perjudicar a los Patriots, para impedir de que aparezcan en su sexto Super Bowl en la era Belichick-Brady, valiéndose de cualquier tipo de acusación que esté a la mano, incluyendo el tema de las sustituciones ante los Ravens, que, como ya dejamos en claro, siempre estuvo dentro de los límites de lo permitido.

Sin embargo, a diferencia de aquello frente a Baltimore, jugar con balones que carecen de dos libras por pulgada cuadrada de presión para ser considerados reglamentarios, no lo está.

Para que esto pudiera haber sucedido, una persona ajena a los Patriots tendría que haberse infiltrado a su banca --o quizás incluso al cuarto donde permanecen los balones por dos horas después de ser inspeccionados por los oficiales en primera instancia, antes de la patada de salida-- para manipularlos. En el caso de la teoría previa, tendría que haber llevado alguna clase de instrumento de precisión para dejar los balones en un estado en el que se puede seguir jugando con él, que los oficiales no se percaten de la falta de aire, pero que la infracción a las normas de la liga sea de tal magnitud como para plantar las semillas de la sospecha y el dolo en contra de New England.

Otro motivo de sospecha se genera, de acuerdo a este sector de fanáticos, gracias a que fue Bob Kravitz, miembro de la prensa local de Indianapolis, quien dio a conocer en primera instancia la investigación.

Carl Paganelli
Getty Images¿Cómo es que los oficiales no se percataron de la anomalías?

¿Se trata de un error de los oficiales? La NFL actuó rápidamente para declarar libres de toda culpa a los oficiales por el proceso mediante el cual aprueban los 12 balones que cada equipo aporta al juego, además de los seis balones que se emplean para equipos especiales.

Sin embargo, vale la preguntarse si es posible que en efecto, el procedimiento no se hubiera llevado a cabo apropiadamente a dos horas de la patada de salida. Después de todo, como ya dijimos, los oficiales no notaron anomalías en el balón durante gran parte de la primera mitad, y de acuerdo a un reporte de NBCSports, una fuente de la liga dijo que la falta de una o dos libras de aire al balón no sería algo "obvio" para los oficiales.

¿Será entonces posible que los oficiales "revisaron" los balones antes del encuentro a la ligera, sin todas las precauciones debidas para tal tarea?

¿Se desinflaron solos? Desde luego, esta teoría no señala que el aire desapareció mágicamente de los balones, sino que no hubo una persona o personas directamente involucradas en la manipulación del mismo, sino que sucedió por factores externos.

Un defecto en la producción del balón podría explicar hasta cierto punto una pérdida de aire, pero sería una coincidencia imposible de imaginar que 11 de los 12 balones de los Patriots sufrieran el mismo desperfecto, mientras que ninguno de los Colts.

El clima puede ser otro factor externo que podría entrar en juego. Después de todo, los balones son medidos y pesados en un cuarto al interior del estadio, con temperatura regulada, antes de ser sacados a la intemperie, donde las bajas temperaturas indudablemente hacen que el balón pierda tamaño y presión.

Eso ayudaría a explicar por qué tantos balones de un equipo sufrieron una alteración tan similar, partiendo de que los 12 fueron inflados a la misma presión originalmente, y fueron sometidos a las mismas condiciones climáticas. Lo que no explica, no obstante, es por qué los balones de los Colts permanecieron dentro de la norma cuando fueron medidos y pesados nuevamente.

La explicación podría radicar en que los balones no estaban inflados a la misma presión, para empezar, antes del arranque del partido. La NFL permite una variación de una libra por pulgada cuadrada de presión, entre el máximo permitido 13.5, y el mínimo, 12.5. ¿Sería muy descabellado suponer que los balones de Indianapolis fueron inflados a una presión cercana al límite máximo, y que por tanto aunque podrían haber sufrido alteraciones por el clima durante el transcurso del partido, se mantuvieron siempre por arriba del 12.5, mientras que los balones de los Patriots hubieran sido inflado originalmente muy cerca del 12.5, quedando por debajo del límite de lo establecido al ser expuesto al frío y humedad de aquella noche?

Para saberlo, bastaría con que la NFL revelara la presión que arrojó la medición y peso de cada uno de los 24 balones dos horas antes de la patada de salida, así como la presión y peso final de los balones de los Colts, pero la liga no ha ofrecido esos datos, y es probable que no exista. De ese modo, se podría comprobar una pérdida de presión más o menos uniforme en todos los balones, con las medidas finales dependiendo de las medidas iniciales.

Balones del Super Bowl XLIX
AP PhotoLa NFL ajustará su política de revisión de balones

Hay que recordar que cada mariscal de campo tiene preferencias muy particulares respecto a sus balones. Aaron Rodgers declaró esta misma semana que él prefiere el balón inflado al máximo posible, e incluso destacó que los oficiales suelen sacar el aire a los balones en el transcurso de los encuentros --aunque no dijo por órdenes de quién lo hacían--. Tom Brady ha dicho que le gusta el ovoide en 12.5, algo que reiteró en su conferencia de prensa de hoy.

John Brenkus, del laboratorio de SportScience, probó el efecto del frío en los balones de la NFL, exponiendo un ovoide a una temperatura de 10° F por una hora, para encontrar que había perdido aproximadamente un 20 por ciento de su presión, cayendo de 13 libras por pulgada cuadrada a 11.

La temperatura a la hora de la patada de salida del encuentro entre los Colts y Patriots el domingo pasado estuvo por arriba de los 50° F, cayendo unos 10° durante el transcurso del partido, de acuerdo al sitio AccuWeather.com. Esa caída de temperatura por sí sola sería incapaz de restarle dos libras de presión al balón. Los balones fueron medidos y pesados en primera instancia en un cuarto al interior del estadio que contaría con un clima controlado de aproximadamente 70° F, de acuerdo a observadores múltiples, y aunque la liga no ha detallado donde se hizo la revisión de los balones de los Colts al término del encuentro, más de uno ha sugerido que también se hizo en el mismo cuarto interior, donde los balones habrían recuperado presión al final del encuentro, a diferencia de los que se presentaron anomalías a la intemperie.

"Si inflaron los balones adentro del edificio y los dejaron en un mínimo, y luego los sacaron a temperaturas que eran unos 30° F más bajas, eso reduciría la presión por pulgada cuadrada entre 1 y 2", dijo Martin Schmaltz, un profesor de física de la Universidad de Boston al portal Boston.com.

Las teorías no deben quedar reducidas a las presentadas aquí. Cualquier otra teoría para explicar la desaparición de las dos libras por pulgada cuadrada de presión en el aire de los balones en Foxborough es bienvenida en este espacio, incluyendo la combinación de una o más teorías.

Lo que sí es seguro es que Humphrey Bogart no irrumpirá en el salón para desenmascarar al mayordomo, como ocurre en el film noir. Al final, la NFL concluirá su investigación y hará públicos los resultados de la misma. Como siempre, nosotros nos reservamos el derecho de creer o no creer.

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MÉXICO -- La que hace no mucho tiempo era considerada la mejor rivalidad de la NFL hoy ha quedado relegada a un segundo término, pero eso no significa que la visita de los Baltimore Ravens a los Pittsburgh Steelers tenga serias implicaciones para el panorama de la postemporada en la AFC.

Aquí hay tres temas a seguir en el choque entre contendientes de la AFC Norte:

Steve Smith
Getty ImagesSteelers y Ravens tienen una gran rivalidad

Pasadores en fuego. Joe Flacco se despachó con cinco pases de anotación en la primera mitad ante los Tampa Bay Buccaneers durante la Semana 6. Ben Roethlisberger lanzó para seis en la Semana 8. Los pasadores de estos equipos están jugando --sin llegar a tocar a Tom Brady o Peyton Manning durante el mes de octubre-- a un nivel superlativo. No deja de ser un poco chocante ver que dos equipos con identidades forjadas a través de correr el ovoide se tengan que poner en las manos de sus mariscales de campo con tanta frecuencia, pero ni Ravens ni Steelers han podido o querido sustraerse a la tendencia que domina en el resto de la liga. Será difícil ver una actuación récord por aire hoy, pero esperamos buen duelo entre los pasadores.

En busca del balance perfecto. Solamente hay dos equipos colocados en el Top-7 de la NFL en puntos anotados y puntos permitidos. Los Ravens son uno de ellos (los Denver Broncos son el otro). Siempre es bueno destacar en departamentos como yardas conseguidas, yardas permitidas, robos de balón, conversiones de tercera oportunidad, etc., pero al final todo se reduce a los puntos a través de dos vertientes: lo que se anota y lo que se cede. Baltimore lo ha hecho mejor que casi todos este año y eso se llama balance. Este mismo equilibrio es lo que permite suponer que una victoria en Heinz Field no sería del todo sorpresiva.

El renacimiento del senior. Steve Smith ha dejado claramente de manifiesto que está cualquier cosa excepto acabado. Quizás su salida de los Carolina Panthers tenía que ver más con una falta de química con Cam Newton que con una baja de juego, pero es un hecho que Smith ha jugado mejor de lo que cualquiera hubiera esperado, incluso él mismo, después de que anunciara durante la temporada baja que probablemente ya no estaba para ser el N° 1 de ningún equipo. Lo ha sido para los Ravens y ante una defensiva que ya se ha acostumbrado a ser permisiva por aire como la de los Steelers, esperamos un buen juego de Smith.

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MÉXICO -- La primera impresión podría ser que a los Minnesota Vikings les tembló la mano.

Después de desactivar a Adrian Peterson un encuentro, el de la Semana 2 ante los New England Patriots, los propietarios de la franquicia han anunciado que el corredor estelar se reintegra al trabajo con el club y que jugará el encuentro de la Semana 3.

"La decisión de hoy se tomó después de mucho pensamiento, discusión y consideración. Como quedó en evidencia por nuestra decisión de desactivar a Adrian del encuentro de ayer, claramente se trata de un tema muy importante", expusieron Zygi Wilf y Mark Wilf, en un comunicado donde manifestaron que Peterson regresaba al club.

Adrian Peterson
Getty ImagesTras ser desactivado por un juego, Peterson vuelve a los Vikes

El argumento de que a Peterson se le debe un proceso judicial justo antes de decidir sobre una posible medida disciplinaria por parte de la franquicia que lo emplea es trillado, pero admisible. Lo que preocupa es la falta de congruencia con que se actúa. Y lo peor de todo es que no es un mal que afecta solamente a los Vikings.

Si Minny iba a esperar a que Peterson tuviera "su día en la corte", entonces para qué desactivarlo ante New England. ¿Qué ha cambiado del viernes a hoy en el asunto por el cual el corredor enfrenta cargos por lesionar a un menor, su hijo de cuatro años de edad?

En el proceso no ha cambiado nada, pero los hermanos Wilf saben que en la corte de la opinión pública, el tiempo puede significar todo. Después de la generalizada reacción negativa que recibieron los Baltimore Ravens y la propia NFL por su manejo dudoso del incidente de Ray Rice, y las presión pública que se vertió sobre los Carolina Panthers y San Francsico 49ers para actuar en los casos de Greg Hardy y Ray McDonald, respectivamente, los propietarios de los Vikes tomaron una salida fácil. Prescindir de Peterson por un juego, solamente un juego, es señal de que esperan que el público pierda interés en el asunto y que la reacción negativa en su contra se minimice cuando el corredor regrese.

Reitero --porque no hay que perder esto de vista-- que nada ha cambiado en cuanto al proceso legal que enfrenta Peterson desde el viernes pasado cuando se tomó la decisión de desactivarlo, hasta hoy lunes cuando se optó por su reincorporación al equipo. Es importante señalarlo porque el argumento de que el club desea esperar a que se desahogue el proceso legal en contra de su corredor estelar también carece de mucho sustento histórico.

En octubre del 2011, el esquinero Chris Cook --quien ahora juega para los 49ers-- era un jugador de segundo año para los Vikings, reclutado el año previo en la segunda ronda del draft. En ese momento, su entonces novia lo acusó de intento de estrangulación, y a Cook se le levantaron cargos que, de haber sido encontrado culpable, hubieran acarreado una pena máxima de hasta tres años de prisión. Inmediatamente, los Vikings emitieron un comunicado anunciado la suspensión indefinida, sin paga, para Cook. Eventualmente, el club reviró y reintegró a Cook a la plantilla, acuñando nuevamente la frase de que "esperarían hasta que se resolviera el proceso legal", pero la franquicia pidió al jugador mantenerse alejado de las instalaciones y las actividades del equipo durante ese tiempo.

Cinco meses más tarde, Cook fue absuelto de todos los cargos, después de perderse 10 encuentros de la campaña del 2011. La NFL resolvió no castigar a Cook bajo la política de conducta personal.

¿Por qué --esgrimiendo el mismo argumento de la falta de un debido proceso-- a Cook no se le permitió participar en las actividades del equipo, mientras que a Peterson sí? Es sencillo. La incongruencia deriva del hecho de que Cook no es un jugador de élite en su posición, no es un futuro miembro del Salón de la Fama que domingo a domingo puede cambiar la dirección de los encuentros a favor de los Vikings.

La Familia Rooney es una de las más veneradas en los círculos de la NFL, al grado de que el comisionado Roger Goodell pidió a Art Rooney II, y a John Mara de los New York Giants, vigilar la investigación independiente que hará el ex director del FBI, Robert Mueller, acerca del manejo de la liga del asunto Rice. Pero los propietarios de los Pittsburgh Steelers no están libres del mismo pecado cometido por los hermanos Wilf.

El 20 de marzo del 2008, los Steelers cortaron al receptor abierto Cedrick Wilson, después de que fuera acusado por asalto a su entonces ex novia en un bar. Fue una medida que se adoptó de inmediato por el equipo. El gran problema es que 11 días antes, James Harrison recibió impunidad por la misma falta. A Harrison se le levantaron cargos por asalto a su novia en su casa. De acuerdo al reporte policial, Harrison habría derribado una puerta, roto el teléfono celular de la chica cuando ella intentaba marcar al 911, y después la habría abofeteado.

James Harrison
Getty ImagesHarrison esquivó una sanción grave en el 2008, en Pittsburgh

Dan Rooney, el patriarca de la familia, intentó justificar el proceder ambiguo de su organización, diciendo a reporteros en su momento, de acuerdo a un reporte del Pittsburgh Post-Gazzette, "Sé que existen muchas dudas sobre el por qué cortamos a Wilson y retuvimos a Harrison. Las circunstancias que conozco de los incidentes, son completamente diferentes. De hecho, cuando digo que no condonamos estas cosas, no lo hacemos, pero debemos observar las circunstancias que están involucradas con otros jugadores y cosas así, por lo que no son todas iguales. Lo que Jimmy Harrison estaba haciendo y como ocurrió el incidente, lo que intentaba hacer realmente lo valía. Estaba intentando hacer algo que es bueno, deseaba llevar a su hijo a ser bautizado donde vivía y cosas así. Ella dijo que no lo quería hacer".

¿Así que golpear a una mujer por motivos religiosos se perdona, Sr. Rooney?

Lo que sigue de la historia lo conocemos todos. En esa misma campaña del 2008, Harrison logró 16 capturas, una intercepción, tres pases desviados, siete balones sueltos forzados y un safety, para ganarse la designación como Jugador Defensivo del Año, antes de devolver una intercepción 100 yardas justo antes del entretiempo del Super Bowl XLIII para coronar una campaña de ensueño y la obtención del sexto Trofeo Lombardi para Pittsburgh.

Y pensar, si tan sólo Wilson hubiera sido mejor jugador, hubiera podido disfrutar de todo eso junto a Harrison...

Eventualmente, los cargos en contra de Harrison fueron desechados, después de que la víctima se negara a cooperar con las autoridades en el caso y el ex apoyador se sometiera voluntariamente a un programa de asesoramiento sobre violencia doméstica, un camino similar al que tomó Rice para evitar el juicio, pero sin video.

Sin embargo, el problema real radica en la incongruencia con que actúa la NFL y sus franquicias de un caso a otro, dependiendo en buena medida del nivel de talento del jugador.

Regresando a la línea con la que abrimos esta entrada de blog, diré que no, a los Vikings no les tembló la mano. Simplemente hay una serie de normas para unos jugadores y otra serie de normas para otros jugadores.

Para una liga que procura medir hasta la última pulgada cuando se trata de conseguir un primer intento, está claro que en la National Football League no se mide con la misma vara a todos los jugadores.

De acuerdo a un estudio de hace dos años, citado hace una semana por el San Diego Union-Tribune, 21 de 32 equipos de la NFL tenían entre sus filas a jugadores que habían enfrentado cargos por violencia doméstica o abuso sexual. Según un segundo estudio citado en la misma nota del diario, pero de este mismo año, se señala que desde el año 2000 a la fecha, 83 jugadores de entre 25 y 29 años habían sido acusados de violencia doméstica.

Son números alarmantes, no quepa la menor duda, pero el problema de violencia doméstica no es exclusivo de la NFL. Se trata de un mal que permea todos los estratos de la sociedad, y que debe combatirse desde varios frentes.

Lo que sí es un problema exclusivo de la NFL, es el modo en la liga --y sus 32 franquicias-- deciden lidiar con estos incidentes. Los casos de Peterson y Harrison, en contraste con los casos de sus compañeros Cook y Wilson, son la muestra perfecta de ello.

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MÉXICO -- Hace poco más de dos meses y medio, escribí una entrada para este blog titulada "Traspié de Goodell con el asunto Rice". En ella critiqué la postura de la NFL y de su comisionado, Roger Goodell, por emitir un castigo demasiado liviano a Ray Rice en conexión al incidente de violencia doméstica en contra de su ahora esposa, Janay Palmer.

El asunto se recrudeció el día de ayer, cuando el sitio TMZ.com dio a conocer el video --cuya existencia anticipamos en aquella pieza-- del interior del elevador en el Casino de Atlantic City donde ocurrió el incidente.

En el seno de los Baltimore Ravens, los que toman las decisiones se reunieron de inmediato: el propietario Steve Bisciotti, el presidente Dick Bass, el gerente general Ozzie Newsome, y el entrenador en jefe John Harbaugh. La franquicia tomó la decisión de cortar al corredor de inmediato, respaldada por una suspensión indefinida que llegaría cortesía de Goodell y la liga, momentos más tarde.

Aplausos para todos por actuar con mano dura, ¿no es así? No precisamente.

Antes de empezar a repartir palmadas en la espalda, hay que hacernos varias preguntas importantes.

La primera tiene que ver con el argumento de los Ravens y la NFL, confirmado el día de hoy por Harbaugh y el portavoz de la NFL, Greg Aiello, respectivamente, de que el video que salió hoy a la luz no había sido visto con anterioridad por ninguna de las dos entidades.

¿Hemos de creer que la NFL, un negocio de cerca de 10 mil millones de dólares anuales, no pudo haber conseguido un video durante su investigación original sobre el incidente, que TMZ.com sí pudo conseguir? Entonces me da la impresión de que lo buscaron sin muchas ganas de hallarlo.

John Harbaugh
Getty ImagesLa lentitud con que actuaron los Ravens es indignante

La segunda tiene que ver con la desesperante pasividad con que actuó, hasta hoy, la franquicia. Previamente, Harbaugh respaldó públicamente a su jugador, ofreciendo declaraciones trilladas estilo "Ray ha hecho todo lo que hemos pedido", "Seguiremos adelante como organización", etc. Más allá del cambio repentino de dirección en la actitud del club --sin duda movidos por la fuerte reacción adversa que estalló en contra del jugador en redes sociales-- hay que preguntarse, ¿por qué no hizo nada el equipo en primera instancia?

La explicación de Harbaugh ante reporteros durante la tarde de ayer, en su usual conferencia de prensa de los lunes: "[El video] es algo que vimos por primera vez hoy, todos nosotros. Cambió las cosas, por supuesto. Hizo las cosas un poquito distintas".

¿Un poquito?

Y ya que tocamos el tema, vale la pena hacer un paréntesis para mencionar el tema de las redes sociales. En la opinión del ex compañero de Rice, Le'Ron McClain, las redes sociales destruyeron el día de ayer la vida de un hombre y de su familia.

Con todo respeto Sr. McClain, está usted equivocado. La vida de ese hombre quedó arruinada desde el momento en que decidió golpear a una mujer, a su mujer, y el impacto que recayó sobre su familia es un resultado directo --si bien no inmediato-- de ello. Por esa acción, y no por la opinión de los demás, es que Rice es una ruina de hombre.

McClain borró su publicación de Twitter, eventualmente.

Quizás sea cierto que gracias a la reacción que se originó en los medios tradicionales y en medios sociales se haya desencadenado una serie de eventos ayer que incluyeron una sanción más seria para Rice. Sin embargo, el único que golpeó a Palmer --literalmente hablando-- fue Rice. Las risibles medidas iniciales de la liga, y la inexistente reacción del club, fueron golpes en sentido figurado a la dignidad de esa mujer.

Uno de los puntos más penosos de todo el asunto es que, probablemente, si TMZ.com ni ningún otro medio publica el video, Rice se queda con el castigo original. Eso debe preocupar seriamente.

Pasando a la cinta en sí, hay varias cuestiones pendientes, también.

Para empezar, diré que no hace falta verlo más de una vez para sentir náuseas. Recordando el primer video que se hizo público --grabado desde el exterior del elevador cuando Rice saca a Palmer a rastras--, pienso que era relativamente sencillo imaginar lo que veríamos en el video del interior, en caso de que saliera a la luz, como aconteció ayer. Si ya todos teníamos una cierta idea de lo que sucedió en el interior, ¿qué mueve a la liga a reemplazar una suspensión de dos partidos a una indefinida? ¿Qué mueve a la franquicia a cortar un jugador, después de haberse cruzado de brazos por tanto tiempo? O como bien preguntó mi colega de ESPN, Louis Riddick, al aire: "¿Qué esperaban ver en este video?".

Volviendo a la declaración de Harbaugh, ver el video no debió haber cambiado nada; el club y la liga debieron haber actuado de otra manera desde el principio.

Otra cuestión que me parece aberrante es la calma con que actúa Rice después de dejar inconsciente a Palmer. Tras el puñetazo que le propina al rostro, y el aparente golpe que ella se da con el barandal del interior del elevador mientras cae, queda totalmente inmóvil sobre el suelo, mientras Rice la contempla con tranquilidad. No hay sorpresa, no hay alarma en su actitud. Eso resulta completamente aberrante.

Baltimore Ravens
AP PhotoAyer, el equipo retiró pancartas en apoyo a Rice

Me gustaría saber qué piensan ahora las decenas de fanáticos que recibieron con porras y aplausos a Rice durante el arranque del pasado campamento de entrenamiento del equipo. Ojalá ellos, como la liga, hayan cambiado de opinión acerca del incidente.

Finalmente, mi también colega en ESPN, J.A. Adande, eleva la siguiente pregunta: "Si Rice no fue enviado a prisión después de este video, ¿cómo deben recibir justicia las mujeres maltratadas que no cuentan con un video?". Los pormenores del proceso legal --que acabó rápidamente sin juicio para Rice-- no son tema de este blog, pero la interrogante ahí queda.

Las declaraciones de Goodell de la semana pasada, en el sentido de que la NFL elevaría las sanciones a incidentes de violencia doméstica --seis juegos para la primera ocasión y veto de por vida de la liga para a primera reincidencia-- suenan huecas cuando consideramos que los San Francisco 49ers, dirigidos por Jim Harbaugh, hermano de John, alinearon a Ray McDonald en el juego de apertura de temporada el pasado domingo. McDonald está siendo investigado por violencia doméstica, tras un arresto de la semana pasada. Los Niners también han dicho que su liniero defensivo jugaría la siguiente semana, con todo y el escándalo Rice tomando por asalto las primeras planas deportivas, y Goodell anunció que dejaría correr el proceso legal antes de decidir si el asunto amerita sanción.

Así que la mano dura no es tan dura, y tampoco es muy veloz.

Entiendo que no hay motivos para suponer a priori que McDonald es culpable, pero lo menos que puede hacer la liga y el club --ya sea en conjunto o en forma separada-- es ordenar una investigación independiente del hecho.

Greg Hardy participó en la victoria de los Carolina Panthers ante los Tampa Bay Buccaneers de la Semana 1, pese a que fue hallado culpable por dos cargos de violencia en contra de su ex prometida durante el receso de temporada reciente. Pero eso sí, no se le vaya a ocurrir volverse a pintar la cara como "The Kraken", porque las multas de la NFL arribarán de manera expedita a sancionar "violaciones a la política del uniforme". Su caso legal está en proceso de apelación.

La NFL tuvo la oportunidad de convertirse en figura líder para la cruzada contra la violencia de género. La dejó pasar en el caso Rice, y en múltiples casos similares. No actuó a tiempo, y bochornosamente se vio obligada a aumentarle peso a una sanción inicial que se antojaba simbólica, gracias a la presión pública.

No, no es momento de repartir felicitaciones ni ofrecer palmadas en la espalda a nadie.

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Ray Rice, Janay PalmerGetty ImagesEl castigo se queda muy corto respecto al tamaño de la ofensa en el asunto Ray Rice-Janay Palmer.

MÉXICO -- Finalmente cayó el peso de la justicia sobre el corredor de los Baltimore Ravens, Ray Rice, después de que la NFL anunciara de manera oficial su castigo por violar la política de conducta personal de la liga.

La sorpresa que nos llevamos fue que, al menos en este caso, el peso de la justicia fuera tan liviano.

Rice será suspendido dos encuentros, y perderá el cheque de juego de un tercer juego, además de que deberá cubrir una multa por 58,000 dólares después de haber golpeado a Janay Palmer, su entonces prometida --y ahora esposa--, en el elevador de un casino/hotel de Atlantic City el pasado 15 de febrero.

En total, no jugar dos encuentros y perder la cantidad de 763,882 dólares --la suma entre el dinero que dejará de percibir por tres cheques de partido más la multa-- sabe a muy poco por un incidente que conlleva una grave repercusión social. Rice es uno de los jugadores más populares de la liga, y el video que filtró en su momento TMZ del corredor sacando a rastras a su esposa --presumiblemente inconsciente-- del elevador es escandaloso.

El comisionado de la NFL, Roger Goodell, ha enfatizado constantemente desde que asumiera el cargo en el 1° de septiembre del 2006, la protección de la imagen de la liga, de la integridad del escudo. Goodell ha impuesto castigos severos a un puñado de jugadores por todo tipo de ofensas.

Sin embargo, cuando un episodio de violencia doméstica, que además quedó grabado en video --existen imágenes de lo que sucedió dentro del elevador que no han sido divulgadas-- recibe lo que se percibe como apenas un leve manazo, empezamos a sentir el tipo de incongruencias que minan la autoridad de Goodell, ponen en duda la legitimidad de su causa y manchan ese mismo escudo de la NFL que tanto habla de proteger.

¿Cómo explicar que Mike Priefer se perderá más partidos para los Minnesota Vikings, que Rice para los Ravens?

Los Vikings --no la NFL-- suspendieron por tres encuentros a Priefer, su entrenador de equipos especiales, después de ordenar una investigación exhaustiva por las acusaciones del ex pateador de despeje del equipo, Chris Kluwe, en el sentido de que Priefer usó insultos homofóbicos en el vestidor.

Aclaro que no me parece excesiva la sanción para Priefer. Pienso que el equipo dio una excelente lección de cómo se deben manejar los problemas dentro de la franquicia, actuando con severidad antes de esperar a que la liga actuara, y creo que el castigo es adecuado.

Simplemente creo que el castigo a Rice, comparándolo con lo de Priefer, debió haber sido mucho más extenso.

Eso sin mencionar el asunto de Terrelle Pryor, que si miramos hacia atrás, parece ridículo en comparación. Goodell suspendió cinco encuentros al mariscal de campo por su papel en el escándalo de Ohio State por el cual varios jugadores, incluyendo a Pryor, intercambiaron jerseys y otros objetos de memorabilia a cambio de beneficios impropios, como dinero y tatuajes. Goodell sancionó a un jugador por algo que hizo cuando no pertenecía a la NFL, y cuyo castigo habitual no pasa de perder la elegibilidad colegial, además de las sanciones que se impusieron al programa de los Buckeyes.

La suspensión del receptor abierto estelar de los Cleveland Browns, Josh Gordon, no ha sido anunciada oficialmente, pero fuentes de la liga han reportado que se perdería toda la temporada del 2014 tras haber arrojado su tercer positivo en pruebas de control. De acuerdo al propio jugador, la última prueba fallida fue por mariguana.

La percepción aquí --y sólo hay que darse una vuelta por redes sociales para tener una idea-- es que fumar demasiada mariguana es equivalente a golpear a ocho mujeres, según la NFL.

Desde luego, la percepción no siempre corresponde a la realidad, pero a veces la supera en importancia. Con cada acto reincidente, la NFL impone penas más severas. Cuando un jugador es suspendido cuatro encuentros significa que ya ha arrojado dos pruebas positivos (ya sea por drogas recreativas o por sustancias prohibidas, como podrían ser esteroides), y después de la primera, usualmente el jugador únicamente ingresa a un programa de asesoría, además de que queda sujeto a pruebas al azar por parte de la NFL. Una suspensión de un año es prueba de que el jugador ha fallado tres pruebas de control.

En el caso de la política de conducta personal, conforme se van acumulando los incidentes, también crecen las sanciones. Si Rice volviera a verse involucrado en una disputa de violencia doméstica, con toda certeza, el castigo no sería de únicamente dos partidos de suspensión.

Sin embargo, hay que reiterar que la percepción es en ocasiones más importante que la realidad, y la percepción aquí es que la NFL es más permisiva con la violencia de género que con incidentes de insultos verbales o el consumo de drogas recreativas.

El mensaje que manda Goodell con un castigo tan leve mancha el mismo escudo que está tan empecinado en proteger, según sus propias palabras.

Desde luego, los Ravens no están exentos de culpa. La conferencia de prensa que se llevó a cabo el pasado mes de mayo fue una broma de mal gusto. Rice se presentó ante los medios pidiendo disculpas al equipo por el incidente, sentado al lado de Palmer, quien a su vez pidió disculpas por su "rol en el incidente". En ningún momento, Rice le pidió disculpas a su ahora esposa.

Lo peligroso de todo el asunto es que de algún modo se empieza a coquetear con la aberrante noción de que, de algún modo, las mujeres tienen cierto grado de culpa cuando son víctimas de este tipo de maltratos.

Inclusive las palabras de John Harbaugh, entrenador en jefe de los Ravens, parecen tomar el asunto a la ligera.

"No es un gran problema", dijo Harbaugh después de que se diera a conocer la suspensión de su corredor, hablando sobre no contar con él por dos partidos. "Es simplemente parte del proceso... Respaldo a Ray, es un gran tipo. Lo ha hecho todo correcto desde entonces".

No hay nada de malo en respaldar a tu jugador cuando atraviesa una situación difícil, pero un enunciado delineando que tanto él en lo personal, así como el equipo al que representa, desaprueban toda clase de violencia a las mujeres hubiera sido adecuado. Eso sin mencionar que de haberse tratado del cuarto corredor en el orden de plantilla, y no el estelar, ya hubiera sido cortado.

La liga se ha metido en una situación delicada ante la corte de la opinión pública. Claramente, la sanción parece quedar muy pequeña con respecto a la ofensa en un caso en el que, de haber sido sentenciado, Rice pudo haber ido a prisión de tres a cinco años.

Y las cosas podrían empeorar para Goodell.

El apoyador Daryl Washington de los Arizona Cardinals ha sido suspendido por la totalidad de la campaña del 2014 tras arrojar positivo por tercera ocasión por uso de sustancias prohibidas. Sin embargo, también fue arrestado en mayo del año pasado y enfrenta cargos por asalto agravado en contra de la madre de su hija, a quien habría empujado a dos manos causando una fractura en su clavícula. En mayo de este año, Washington se declaró culpable en el incidente y enfrenta un año de libertad probatoria. La NFL todavía no anuncia un castigo para Washington por esta violación de la política de conducta personal, pero Goodell se halla entre la espada y la pared.

Si el castigo para Washington es similar al de Rice, el comisionado estará reforzando la idea de que para la liga los incidentes de violencia de género no son asunto grave. Si es un castigo significativamente mayor, entonces será objeto de acusaciones en el sentido de que no se mide a todos los jugadores con la misma vara.

El momento no podría ser peor para Goodell, justo después de elogiar a Adam Silver por el modo en que su homólogo de la NBA actuó con severidad y prontitud en el asunto de Donald Sterling.

¿Qué hacer, qué hacer?

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