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Asunto de familia

Para Jack Harbaugh, es motivo de orgullo que sus hijos hayan seguidos sus pasos como entrenador. AP

BRISTOL -- En estos días no habrá llamadas telefónicas entre los hermanos Jim y John Harbaugh, pero seguramente cada uno lo hará con Jack, su padre. Hay que preparar todo un plan de juego y atender a todas las exigencias de la semana previa al Super Bowl, ninguno de los hermanos ha estado antes bajo la máxima presión y exigencia que exige la disputa de un campeonato de la NFL. Esa misma presión seguramente la sienten sus padres que no quieren inclinar la balanza de su corazón para ninguno de los dos lados el próximo 3 de febrero.

John y Jim han estado el tiempo suficiente a cargo de un organización como para todavía solicitar el consejo de su padre, pero aún así lo buscan con regularidad. Jack fue entrenador a nivel colegial División I-AA en Western Kentucky, equipo al que llevó a conquistar su único título nacional en 2002. Jack recuerda como sus hijos fueron partícipes del rescate del programa del equipo de Western Kentucky debido a los recortes en el presupuesto de la universidad en los '90s. Jim, quien entonces jugaba como mariscal de campo en la NFL, le ofreció ayuda a su padre y realizó un curso para convertirse en entrenador asistente sin recibir pago y contribuyó al reclutamiento de jugadores de Florida, donde tenía residencia. John, entonces asistente en la Universidad de Cincinnati, le dio a su padre información y videos de jugadores que tenían potencial pero que no habían sido seleccionados por Cincinnati.

Para Jack, de 73 años de edad, la filosofía no cambia: "Ponte adelante y mantente adelante", es el mensaje automático que el orgulloso padre repite cada vez que le piden un consejo. Jack y su mujer Jackie aún no saben si quieren ir a New Orleans para el partido. La otra opción es quedarse en casa en Wisconsin y ver el partido desde su sótano acondicionado como sala de televisión y "palco".

"Ahí es dónde compartimos nuestra tristeza o alegría sin testigos", comentó Jack.

En parte, esta experiencia de ver a sus hijos en la lucha por el Super Bowl es para Jack la culminación de su propio legado como entrenador. La familia se mudó en por lo menos 17 ocasiones durante su carrera y tanto su esposa como los hijos asistían a las prácticas de sus equipos por las tardes. Sin embargo, no hubo presión del padre hacia los hijos para que jugaran o fueran entrenadores ellos mismos. No obstante, el padre de Jim y John se sintió muy orgulloso cuando ambos decidieron su destino en este deporte.

"Esa es una de mis grandes alegrías como padre", admitió Jack, "que después de ser testigos de todas las tribulaciones mi vida y mi profesión ellos escogieron el mismo camino".

El año pasado, la familia pasó por una experiencia similar y Jack pudo ver en el vestidor de los Ravens cómo los jugadores saltaban extasiados alrededor de su hijo John mientras Jim reflexionaba solo en una oficina la derrota. Sin importar el resultado del próximo Super Bowl esa será la misma escena, aunque no se sabe quién recibirá el Trofeo Vince Lombardi.

Por cierto Jackie, la madre, le preguntó a la NFL si el partido podía quedar en un empate.