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River se juega muchas cosas, Ramón lo sabe

BUENOS AIRES -- El límite le modificó su estado actual, su forma de ser diaria. Aquel Ramón Díaz abierto en la previa de cada partido, se volvió enigmático, hasta escondedor. Ese personaje pintoresco, que se animaba a confirmar días antes de cada compromiso la alineación en twitter, hoy no sólo que tiene cerrada su cuenta, sino que además no hizo trascender el equipo que parará ante San Lorenzo.

Se entiende. Porque está ante un juego que decidirá el futuro del semestre. El pobre andar del Millo en el inicio del Torneo Inicial, con cuatro puntos cosechados sobre quince posibles, lo ha colocado en una posición distante, incomoda, impensada, y obligatoriamente le abrió todo el crédito a la Copa Sudamericana. Y allí arrancó bien, porque le ganó a San Lorenzo de visitante, en el Nuevo Gasómetro (1 a 0). Entonces viene la reflexión: ¿por qué si en esa competición no ha tenido inconvenientes, adopta esa conducta diferente? La respuesta es sencilla, porque más allá de los resultados, Ramón observa que su equipo no mejora el funcionamiento, que pudo obtener una alegría coyuntural, pero el sistema ordenado, contundente, tranquilizador, continúa sin aparecer. Y eso es lo que inquieta al técnico. En la autocrítica que realiza puertas adentro exhibe ciertos temores. Por el flojo funcionamiento colectivo y porque tampoco sobresalen las individualidades.

Ni haber ganado como visitante lo relaja (estado que, es cierto, resulta casi imposible de alcanzar en el fútbol). Si nos remitimos a las estadísticas frías, con un empate en casa River ya estaría superando la fase. Y son justamente los números del pasado los que le hacen un guiño cómplice al Pelado. Porque, en el Monumental, la racha de Ramón Díaz jugando como local se extendía hasta la derrota en el último partido ante Colón, a 41 enfrentamientos sin traspiés. Ahí es donde se inicia la dicotomía entre el ser y lo que debería ser. Apuntalado por estos números, el DT tendría que estar confiado, sin embargo, el nivel de juego puede más que todo el resto. Entonces se preocupa, decide meterse para adentro, cerrar, probar modificaciones, buscar otros intérpretes (algunos por obligación, como Fabbro y Teo Gutiérrez, y otros por convicción).

Por todo lo expuesto, San Lorenzo es bastante más que el choque que lo puede colocar en los octavos de final de una copa internacional, esa que River hacía tiempo que no participaba. Representa la continuidad en el semestre con chances ciertas de alcanzar un objetivo, representa mantener abierta la puerta política para Daniel Passarella, en un tiempos de decisiones electorales, representa tener a la gente motivada y yendo al estadio después de haber hecho una importante erogación de dinero en refuerzos, representa sostener con resultados el anuncio de extensión del vínculo de Díaz (hasta fines de 2015). Estos son sólo algunos tópicos que le agregan al cotejo una mayor trascendencia de la que por sí ya posee. Por eso el misterio, por eso el hermetismo, por eso el cambio de conducta.

River se juega muchas cosas, Ramón lo sabe...