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Clausura a toda orquesta

El color de Brasil llega al estadio olímpico para dar la bienvenida a Río de Jainero 2016. Getty Images

BUENOS AIRES -- Imposible describirlo en un único concepto. Es necesario engrosar el significado de genial, surgido en forma instantánea mientras disfrutaba del acto de cierre de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Anunciado como Sinfonía de la música británica, ese concierto de ritmos de décadas y décadas, ejecutados por afamadas bandas y cantantes, tuvo la compañía constante del arte, de la calidad, de grupos artísticos constituidos por cientos de bailarines, vestidos de diferente manera de acuerdo a la música de ese momento.

Mientras las pinceladas de luces creaban un constante movimiento, con un efecto visual impactante. Como cierre del magistral show, actuó el Royal Ballet en el momento previo al apagar del fuego olímpico y el pebetero se abrió semejando una flor de pétalos ardientes hasta que cada petado se fue apagado, mientras la música continuaba como si no quisiese dar por terminado los Juegos.

Gracias a las transformaciones de las ceremonias de clausura de los Juegos Olímpicos de la Era Moderna alcanzaron una dimensión descomunal, imposible de ser imaginada por la visión de quien los restauró. De la simpleza de su primera versión hasta la Londres 2012 existe un abismo en su contenido, hasta alcanzar una valoración similar o superior en cada una de las ceremonias inaugurales.

Perdón Moscú 1980. Los Angeles 1932, Seúl 1988, Barcelona 1992, Atlanta 1996, Sídney 2000, Atenas 2004, Beijing 2008, hicieron brillantes cierre, pero el de Londres 2012 es la mejor ceremonia de clausura realizada hasta el presente.