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Los Cachorros se dieron cuenta de lo buenos que son al barrer a los Gigantes el año pasado

SAN FRANCISCO - Cuatro días en agosto. Estos alteraron la temporada 2015 de los Cachorros de Chicago, llevando su confianza a nuevas alturas. Una barrida a los entonces campeones de la Serie Mundial haría eso por el equipo, ya que los Gigantes de San Francisco llegaron la ciudad como poseedores de tres títulos en las pasadas cinco temporadas. Ellos salieron de Chicago siendo propiedad de los Cachorros. Fue una barrida que cambió todo para un joven equipo de los Cachorros.

"En ese momento en particular estábamos en el medio del verano", recordó el lanzador Jon Lester a principios de esta semana. "Definitivamente tuvo ramificaciones para nosotros en cuanto al comodín, ya que si perdíamos tres de cuatro nos podia poner en un hueco demasiado profundo. Pero terminamos barriéndolos, así que pienso que eso elevó bastante el nivel de confianza de los chicos jóvenes y nos ayudó mucho".

Para repasar: En el fin de semana anterior a ese, los Cachorros se habían colocado a 10 juegos por encima de los .500 por primera vez en toda la temporada. Había sido una temporada dura, y sí, se estaban sintiendo bien sobre ellos mismos. Pero estaban lejos de ser un equipo perfecto, y lo que les deparaba el otoño era una mera esperanza, no algo concreto. Pero aun así, las cosas salieron mucho mejor en ese fin de semana que lo que cualquier otro hubiese imaginado.

Juego 1: jueves 6 de agosto. Final: 5-4

Los Cachorros salieron al frente 5-0 en las primeras dos entradas, gracias en parte al cuadrangular de tres carreras de Kyle Schwarber en la segunda entrada ante el abridor de los Gigantes Chris Heston. Pero la victoria no llegó fácil ya que esas fueron las únicas carreras que anotarían los Cachorros, mientras el abridor Jason Hammel fue sorpresivamente sacado de juego por Joe Maddon luego de apenas cuatro entradas y con ventaja 5-2. Por primera vez en toda la temporada el manager de los Cachorros mostró un sentido de urgencia de camino a la postemporada.

"Sacamos a Jason un poco antes de lo esperado en ese partido", explicó Maddon. "Fue un cambio de paradigma".

Era como si Maddon le estuviese diciendo a su equipo que una buena corrida de 10 juegos por encima de los .500 no era suficiente. Él quería más - y lo obtuvo.

"Obviamente, cuando tienes enfrente a los campeones uno quiere elevar su nivel de juego", dijo Hammel. "Cuando llegan los mejores uno quiere asegurarse que tu mejor juego estará presente para ese juego o para esa serie. Fue un gran momento para nosotros. Fue un gran momento para nosotros. Algo que nos dio impulso. Fue casi una confirmación a nosotros mismos que eramos así de buenos".

En el momento Hammel se molestó por haber sido sacado temprano pero luego se le vio muy contento cuando los Cachorros se llevaron la victoria luego que su cerrador Héctor Rondón selló el asunto con una entrada cero todo en la novena.

Juego 2: viernes 7 de agosto. Final: 7-3

Este día marcaría la última ocasión que Starlin Castro fue torpedero titular de los Cachorros. Su mala racha, que le duró toda la temporada, hizo que su promedio de bateo bajara a .236 luego de irse de 4-0. Mientras tanto, el ascenso de Addison Russell había tomado un nuevo rumbo. La patada que añadió a su pose de batear durante el receso del Juego de Estrellas le dio más poder para las bandas. Comenzó a empujar más la pelota en la segunda mitad y los Cachorros simplemente creyeron que eran un mejor equipo con él de vuelta en su posición natural. Para el viernes, el puesto en el campocorto era todo suyo.

"Sí lo recuerdo muy bien", dijo Russell. "De regreso al campocorto. También acababa de tener un nuevo hijo. El primer juego de una serie luego de estar en el hospital por cuatro días. Era increíble volver a estar en esa atmósfera".

Russell se fue de 4-1 en el Juego 2, anotando una carrera como parte de una quinta entrada en la que anotaron cinco veces para asegurar la segunda victoria seguida de los Cachorros. Los novatos Jorge Soler y Schwarber remolcaron dos carreras cada uno en la quinta entrada y de nuevo Maddon desplegó su sentido de urgencia al utilizar a Rondón para un salvamento de dos entradas.

"Si miran a ese equipo eran realmente buenos desde el inicio hasta el final", dijo Russell. "Barrer a un equipo como ese no es fácil y desde ahí fue que tomamos vuelo".

Juego 3, sábado 8 de agosto. Final: 8-6

El Juego 3 fue un partido de multiples alternativas, que vio a un equipo o al otro anotar en siete de las nueve entradas. El cuadrangular de dos carreras de Kris Bryant en la tercera entrada ante Matt Cain le dio a los Cachorros una ventaja que perderian, pero dos carreras más en la quinta entrada le dio la delantera definitiva a los Cachorros - aunque ellos necesitaron las tres carreras que anotaron en la octava entrada para ganar el partido.

Eso fue porque necesitaron tres lanzadores para que los Cachorros pudieran sobrepasar la novena entrada, ya que Rondón no estaba disponible por haber sido usado en los Juegos 1 y 2. Justin Grimm se llevó el salvamento apenas dos días después de haberse llevado la victoria en el partido inicial de la serie al entrar al juego en la quinta entrada. Ese es Maddon en su mejor forma: Un día Grimm era un lanzador de las entradas del medio, dos días después cerró el partido ante los Gigantes. Pero no sin que antes tres carreras de los Gigantes cruzaran el plato y la carrera del empate estuviese en la caja de bateo, pero Matt Duffy conectó rodado para cerrar el drama.

"Cada juego se sintió de esa forma", dijo Russell. "Jugamos a la altura de la atmósfera y el alboroto. Esa serie tuvo todo eso".

Lester añadió: "Además tuvimos un poco de suerte. Los atrapamos en un buen momento. Ellos tenían algunas lesiones y nosotros jugamos un muy buen béisbol esa semana y eso sentó el tono para nosotros para el resto del año".

Juego 4, domingo 9 de agosto. Final: 2-0

El cuarto juego es el que mejor recuerdan los jugadores, porque de alguna forma, las dos carreras que los Cachorros anotaron en las primeras dos entradas ante Jake Peavy fueron suficientes. Los Gigantes fueron dominados por Jake Arrieta esa tarde mientras comenzaba su corrida de dominio que sigue hasta hoy en día. Pero luego de 117 lanzamientos le dio paso a Grimm y luego a Rondón, quien caminó en la cuerda floja pero logró su 19º salvamento.

"Recuerdo ese último partido", dijo Lester. "La novena entrada".

Un estadio casi lleno a capacidad tenían sus escobas listas para la barrida pero no antes que Rondón llenara las bases con sencillo Brandon Belt doble de Brandon Crawford y pelotazo a Ehire Adrianza. Rondón estaba en modo de implosión.

"Nos dimos cuenta que cuando jugamos nuestro juego, sin importar quién sea el rival, si competimos tendremos oportunidad", dijo Lester. "Pienso que eso lo cargamos en el resto de la temporada".

Pero entonces Rondón logró ponchar tirándole al bateador emergente Héctor Sánchez. Un out.

"Esa novena entrada fue algo demasiado dramático", dijo Russell. "Bases llenas, sin outs. Lo recuerdo muy bien".

El ex Cachorro Ángel Pagán también fue retirado por la vía del ponche, aunque se necesitaron ocho lanzamientos. Dos outs.

"El momentum en los deportes lo es todo", dijo Hammel. "En cualquier momento que uno hace algo como eso y luego lo miras atrás, uno se queda como que 'wow'".

El jardinero de los Gigantes Gregor Blanco duraría un pitcheo más que Pagán. En lo que quizás fue el momento más dramático de la temporada hasta ese punto, Rondón le hizo tres pitcheos a Blanco en cuenta completa. En tres ocasiones los corredores salieron, en dos ocasiones el bateador conectó foul. Pero Blanco dejó pasar el noveno pitcheo del turno, un slider, para un strike tres cantado. Se había completado la barrida.

"Recuerdo ese último juego", dijo Fowler. "Recuerdo que Rondón ponchó a Blanco con bases llenas. Eso fue bien divertido".

Los Cachorros se habían colocado a 14 juegos por encima de los .500 y ganarían cinco juegos consecutivos adicionales luego de este. No fue necesariamente el punto de quiebre de la temporada, pero definitivamente fue el punto en el que vimos nacer a un nuevo contendiente en el béisbol.

"Quizás no teníamos que haber ganado esos partidos, pero tienes a un grupo de chicos con alguna inocencia de estar en las Grandes Ligas y haciendo lo suyo para moldear y formar un equipo y abrir algunos ojos", dijo Hammel. "Eso estableció el tono".

El viernes, Arrieta estará en el montículo ante los Gigantes, al igual que lo estuvo en el partido final de aquella serie en agosto. Esta vez los Cachorros estarán en la carretera, donde les ha ido bastante bien en esta temporada. El ganador del Cy Young con los Cachorros fue un poco menos nostálgico sobre la serie del año pasado que sus compañeros, ya que prefiere centrarse en la tarea actual a la mano.

"Serie nueva, equipo nuevo, año nuevo", dijo Arrieta el jueves en la mañana. "Somos duros de vencer. Ellos también son buenos. Vamos a estar listos".