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CH14 y el paso del odio al amor con el balón

Javier Hernández demostró una mejoría en el manejo del balón John Peters/Getty Images

LOS ÁNGELES -- Por eso es goleador. Porque Javier Chicharito Hernández ¿está? ¿estaba? enemistado con el balón. Por eso soltaba el mortero con pretensiones de red de inmediato, o por eso repelía la pelota con lo que pudiera en busca de gol: trompa, mollero, nuca, tobillo, etcétera.

Sabía que con sus dos pies izquierdos, le salía salpullido si pretendía establecer sociedad conyugal con la pelota. Era como irse de Luna de Miel con una Sirena. Claro, esto es una exageración.

La victoria sobre el Reading coloca a Manchester United en cuartos de final de la FA Cup y esperará ahí a su adversario: ¿Chelsea o Middlesbrough?, pero más allá de las reverberaciones del desenlace, Chicharito confirma sus insinuaciones progresivas de juegos anteriores: quiere, puede, porque debe, jugar al futbol.

Hubo dos jugadas que marcan esa reconciliación con la pelota en complicidad, en confabulación, de Javier Hernández.

1.- Metido en zona de defensa, saca de volea desde el fondo un despeje a la pierna educada de Van Persie. Para el holandés no hay misterios. Aquieta a la rejega gordita y a su izquierda percibe una ventisca que se tira una carrera de 70 metros a reencontrarse con el balón. Y RVP la sirve. Hernández llega solo ante dos adversarios y el arquero, pero sin un chambelán vestido de rojo. Se atreve: cachetea el balón tratando de darle un efecto al segundo poste. ¿De repente CH14 se cree CR7? Así parece. Tapa el arquero exigido.

2.- Servicio cruzado y Javier aparece por derecha. El ejercicio vertiginoso y preciso de cortar el vuelo al balón y rendirlo con la derecha, para meter el zapatazo de izquierda es eficiente pero insuficiente. El disparo muere en el dique defensivo que con desesperación montaba el Reading. Sin embargo, la jugada, veloz, práctica, intuitiva, decidida, borra la imagen de ese CH14 que antes dudaba, se enredaba en titubeos de pulcritud con la pelota.

Hubo más jugadas de Hernández. Paredes cortas, entregas de balones filtrados, servicios por ambas bandas, que reflejan que el mexicano está recuperando los principios de jugador además de las facultades de rematador, porque para ello hizo el gol anticipando en un cabezazo, el del triunfo por cierto, y que es otro más de los que dejan puntos o clasificaciones en torneos al Manchester United.

A Chicharito lo cambia su entorno. Y por lo visto asume el desafío. Entiende la urgencia de armonizar con atacantes que juegan con menos velocidad, menos repentización, menos olfato, pero con más recursos atléticos, técnicos y futbolísticos que él.

Seamos claros: no es un Van Persie y tal vez nunca lo sea, pero de seguir depurando sus facultades, será más útil para y con Van Persie, y ofrecerá más opciones para y con Alex Ferguson, y será más productivo para y con el Manchester United.

Y la misma simetría de conclusiones respecto a Van Persie, puede aplicarse para el resto de compañeros como Wayne Rooney, Danny Welbeck, Antonio Valencia, Nani, etcétera. No es Javier Hernández un jugador como ellos, y seguramente nunca lo será, pero cada vez será más útil con y para cada uno de ellos.

Por eso insisto: porque puede, porque sabe, porque quiere, pero, muy especialmente, porque debe, CH14 ha iniciado su propia cruzada, y eso refleja temperamento e inteligencia profesional: debe ser mejor futbolista por reclamo de los compromisos y retos que tiene el MUFC, agigantados por el comparativo del mismo Ferguson, al referir a este grupo con el de 1998-99, con el cual ganó todo.

Claro: saltarán los que desprecian y menosprecian a Chicharito, empezando por su cuna (Chivas), y le reclamarán que si su evolución es tan paulatina como seria, y no demenciales o alucinatorias observaciones de este redactor, pues entonces que lo demuestre en el Tri.

Sin duda podrá hacerlo, en la medida en que el resto en la selección mexicana empiecen a jugar a ese ritmo frenético en lo táctico y en lo futbolístico, como lo hace Javier Hernández bajo la batuta y los tiempos y la dinámica del MUFC y de la Liga Premier.

De hecho hay un socio perfecto para él en ese sentido, el problema es que vive en franca rebeldía, enemistado con el Tri y su cuerpo técnico y se llama Carlos Vela.

Como sea, y exagerando de nuevo, parece que Chicharito ya dio ese paso del odio –y escozor- al amor, con el balón de futbol.