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FMF, el nopal... sin águila y sin serpiente

LOS ÁNGELES -- Teniendo la imperial águila o la siniestramente perseverante serpiente en el majestuoso escudo nacional como inspiración extrema y subyugante, en México se elige ser el nopal. Y especialmente en el futbol mexicano.

Seguramente el más poderoso, cautivante, impactante, hermoso y emblemático escudo nacional en el mundo, eligen muchos ser la parte más autóctona de la insignia: el nopal. Ni águila ni serpiente, sino nopal.

Más allá del enigmático, valiosísimo y múltiple mensaje entre la gallarda ave y el rebelde reptil, en el futbol mexicano, sus directivos y entrenadores, por supuesto, eligen la identidad espinosa del nopal, más allá de las nutricionalmente enciclopédicas recomendaciones sobre su consumo.

En la jerga populachera, de pueblo o de callejón cosmopolita, al nopal se le denigra como recurso capital para el insulto y el sobajamiento: "Eres como el nopal, muy verde por fuera y muy baboso por dentro". Y claro, ese nopal susodicho saliva y suelta el primer mamporro... sin espinas, claro.

En la FMF se elige actuar así. Acostumbrado a la aridez extrema y al acto natural de pervivir, el nopal, la FMF pues, termina por dar más espinas que frutos.

La mitología prehispánica explica que el nopal es el corazón de Copil, el iracundo hijo rebelde y bastardo de Huitzilopochtli, y que le fue arrancado y sepultado por sublevarse e intentar asesinar a su dios y padre. De ese corazón nació el nopal, símbolo de tesón, resistencia, perseverancia y tozudez.

Claro, incorporar a la FMF a semejante leyenda es profano, sacrílego y hasta podría apersonarse el temible Mictlantecuhtli para castigarnos con el inframundo.

Los cargos contra la FMF, con el perdón de todos los nopales del mundo, se reiteran, se multiplican, se consuman de manera asombrosa. "Eres como el nopal, muy verde...".

1.- México sorprende al mundo. En Londres, ante Brasil, se cuelga la medalla de oro de los Juegos Olímpicos en un golpe universal de azoro.

¿Y la FMF? Reacciona como no debería de esperarse, pero como se espera que siempre lo haga: ha hecho hasta lo ladinamente imposible para facilitar la búsqueda, ya no de una medalla, sino de una representación digna en los Juegos de Río.

Raúl Gutiérrez se resigna. El 'Potro' ha perdido la capacidad de reparar el daño y de reparar como la noble bestia. La traición se conjuga en infinito.

Inteligencia, honorabilidad, vamos, hasta el espíritu mercenario y mercantilista que tanto acompaña a la FMF debieron abogar para fortalecer la continuidad de trabajo e incrementar el apoyo. Si ocurrió un milagro ya, puede ocurrir otro.

Pero, entre los berrinches de Chivas y la pésima diplomacia ante clubes europeos y la obsesión de respaldar a muerte al Tri de la Copa América Centenario, se priva a Gutiérrez de jugadores importantes del Rebaño y se perdió la capacidad de negociación en Europa.

La condecoración al futbol olímpico en 2012 provocó una actitud polarizadamente inversa en la FMF. Lejos de atreverse a una segunda proeza, dejó a la deriva a Gutiérrez y a su proyecto. Espíritus de águila y serpiente habrían actuado distinto. Pero Decio de María y su clan, veneran el síndrome del nopal hasta con incienso de traición.

2.- Y el otro ejemplo es recurrente. Campeones Sub 17. En Perú y en México. Ambos procesos hacia los Mundiales Sub 20 se llenaron de emboscadas desde dentro de la FMF.

Chucho Ramírez terminó alejándose de la FMF y de su propio proyecto: el futbol amateur, en beneficio de México. Le traicionaron con un interinato en la selección mexicana, y en el América pasó lo que suele pasar en un club donde la corte de oportunistas se llena de maquiavelos idiotizados.

Pero a esas mismas representaciones juveniles se les interrumpió el proceso. Ni el 33 por ciento de los jugadores de ambas selecciones es titular en algún equipo y sus referentes ya viven como masculinas Cleopatras, de la fama y los placeres, como Giovani dos Santos y Carlos Vela.

Queda claro que tres respetables irrupciones del futbol mexicano entre los sitios de galas y honor del balompié mundial lejos de ser respaldados fueron, por pasividad, por estulticia o por perversidad, abortados en procesos.

Semejantes conquistas rebasaron la inteligencia senil de la FMF. Resultaron ser collares que le quedaron grandes al desdichado e infeliz perro federativo.

¿Por qué encarna la FMF en el nopal y no en la imponente águila o en la tétrica serpiente? Tal vez la sabiduría popular es más sabia que popular: "Eres como el nopal, muy verde por fuera y muy baboso por dentro".