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Tras las apariencias

Doblegar a la defensiva de los Ravens en la segunda mitad no fue suficiente para los 49ers. AP

NEW ORLEANS -- En ocasiones, pretender estudiar las causas de las victorias o derrotas en el fútbol americano profesional con las herramientas que en principio parecen lógicas, puede ser un error.

El ejemplo al que me quiero referir en concreto, es a la estadística de yardas. La National Football League está acostumbrada a ranquear a sus 32 franquicias bajo el rubro de ofensiva total, o defensiva total, de acuerdo a la suma de yardas que consiguen o ceden por aire y por tierra. Se suele describir una campaña de 5,000 yardas por aire para un mariscal de campo como extraordinaria, y la mítica marca de las 1,000 sigue siendo un estándar de calidad para cuantificar el trabajo de corredores y receptores.

Sin embargo, es probable que haya pocas estadísticas tan engañosas como ésta, de las yardas.

Los San Francisco 49ers se convirtieron anoche en el único equipo en los 47 años que lleva la era de Super Bowl en la NFL en tener a un corredor de 100 yardas y dos receptores de 100 yardas en el mismo partido, en camino a sumar 31 puntos sobre el emparrillado del Superdome de New Orleans en contra de los Baltimore Ravens, pero no les bastó para llevarse el triunfo. Fueron apenas el segundo equipo perdedor de Super Bowl en alcanzar una cifra tan alta de puntos.

Entonces, si la clave para comprender el porqué de la derrota de los Niners no está en las yardas obtenidas, y ni siquiera en los puntos anotados, ¿en dónde la encontramos?

Vayamos a los momentos que le costaron a los 49ers la oportunidad de adjudicarse por sexta ocasión el Trofeo Lombardi.

En principio, está lo obvio: Baltimore se puso arriba muy temprano en el marcador, y poco a poco fueron apilando puntos hasta edificar una una ventaja de 28-6 en el tercer periodo. Hasta ese momento, San Francisco había entregado dos veces el ovoide, y Baltimore se había dado el lujo de intentar un engaño de gol de campo --fallando la conversión en el acarreo del pateador de lugar Justin Tucker-- y dejando puntos sobre el terreno. La brecha podría haber sido más amplia.

Sin embargo, y luego del bochornoso incidente con el fallo en el suministro de la energía eléctrica del inmueble --que detuvo las acciones por espacio de 33:50 minutos, de acuerdo a ESPN Stats & Info-- los Niners consiguieron encontrar un ritmo ofensivo y rápidamente mostraron la explosividad que había caracterizado a su ataque en las semanas desde que el joven mariscal de campo, Colin Kaepernick, había tomado las riendas de la franquicia.

Hasta la marca de los 10:26 en el tercer periodo, Kaepernick llevaba apenas dos acarreos para 16 yardas, mientras que por aire había completado 10 de 15 envíos para 174 yardas, cero touchdowns y una intercepción. Además, había sido capturado en tres ocasiones para un déficit de 16 yardas. Era claro que el plan de juego de Greg Roman hasta el momento era que Kaepernick lanzara mucho más de lo que corriera. Sin embargo, a partir de su segundo avance de la segunda mitad, las cosas comenzaron a cambiar. Kaepernick abrió la posesión con dos acarreos para 20 yardas, y los Ravens se acordaron rápidamente de que iban a tener que defender todas las opciones, incluyendo la del mariscal de campo, en las jugadas de "option read".

Después de ese punto, Kaepernick corrió el balón cinco veces más para 46 yardas, incluyendo un touchdown de 15 yardas que hizo ver sencillo. Los Niners, que operaron desde formaciones "Pistol" y "Shotgun" buena parte de la velada --idóneo para el sistema "Read option"-- limitaron las oportunidades terrestres al jugador que, hace apenas unas semanas, había corrido para 181 yardas aniquilando a los Green Bay Packers. Esto ante un equipo cuyos dos mejores apoyadores, Ray Lewis y Terrell Suggs, estaban disminuidos por lesiones.

Varios medios hablaron durante la semana del papel del coordinador ofensivo Greg Roman en el éxito de San Francisco a lo largo de la campaña, particularmente desde que asumiera Kaepernick la titularidad. En esta ocasión, se lleva calificación reprobatoria. No solamente privó Roman a los Niners de una de sus armas más letales --los acarreos de Kaepernick--, sino que lo hizo en momentos cruciales, cuando parecía cantado que era la mejor opción.

En el cuarto periodo, los Niners estaban a una conversión de dos puntos de empatar el marcador a 31 puntos. Roman mandó jugada de pase en la que Kaepernick tiró hacia a fuera y Randy Moss corrió una ruta al centro. En la última serie de los 49ers, los pupilos de Roman estaban tocando la puerta con un primero y gol en la yarda 7, con 2:39 por jugar. Después de la jugada de primer intento, un acarreo de 2 yardas de Frank Gore, Roman volvió a apostar al brazo de Kaepernick, y no sus piernas. Tres pases incompletos después, todos dirigidos al mismo jugador --Michael Crabtree-- Baltimore tomó posesión del ovoide con la misión de liquidar el minuto con 46 segundos que quedaban en el reloj de juego.

¿Por qué tan poca imaginación de Roman en el cierre del partido? ¿Por qué tan poca confianza en la "Read option" cuando estás tan cerca de la línea de gol?

No tengo las respuestas.

No se trata de culpar a Roman por la derrota, porque no fue el único factor. Como dijimos arriba, los Niners comenzaron el partido muy aletargados, y jugar desde atrás limita algunas de las cosas que puedes intentar ofensivamente. Además, Baltimore también hizo su partido, y fue brillante en ciertos pasajes.

De los seis pases que Anquan Boldin atrapó en la noche, solamente dos no fueron para un primero intento: uno que abrió el marcador con touchdown, y otro que quedó apenas a centímetros de la marca del primer intento, tras la medición oficial de los árbitros. Jacoby Jones, un chico proveniente del área de New Orleans, se despachó con un latigazo 56 yardas para touchdown --donde contribuyeron las tacleadas fallidas de los Niners-- y con un regreso de patada de salida de 108 yardas para poner 14 de los puntos de Baltimore. Dennis Pitta tuvo, también, una actuación soberbia atrapando los envíos de Joe Flacco, quien a la postre se llevó el nombramiento como Jugador Más Valioso.

Al final, el fútbol americano no se decide por las yardas. Los 49ers terminaron muy arriba de los Ravens en yardas totales (468 a 367) y en yardas promedio por jugada (7.8 contra 5.2). Se trata de aprovechar al máximo las oportunidades que tú mismo te creas o que te brinda el rival. Baltimore fue el mejor a lo largo de 60 minutos de tiempo corrido y por ello son lo campeones. Para San Francisco queda el cierre amargo de una gran campaña, y una temporada baja para reflexionar e intentar construir sobre todos los aspectos positivos del 2012. Fue una final emocionante, digna de una temporada emocionante.