Oscar de la Hoya y Luis Ramón "Yori Boy" Campas, quienes se enfrentan el sábado por la noche en el hotel Mandalay Bay en Las Vegas en el combate estelar del programa bautizado "Noche de Campeones," necesitan un buen repaso de sus quehaceres boxísticos para tener la oportunidad de dar una opinión profesional respecto a lo que se debería esperar el día de mi cumpleaños.

Desde luego, tomando en consideración el rumor de que Oscar "El Golden Boy" tiene un contrato ya firmado para pelear contra Shane Mosley el próximo 13 de septiembre, indica que algunos expertos del pugilismo profesional ya han escogido al magnético pugilista mexicano como seguro vencedor. Yo creo que esa opinión necesita ser explorada con mucho cuidado.

Sus respectivos récords, Oscar: 35-2, 28 kos; Campas: 80-5, 68 kos. reflejan un combate que no podría ser monótono o aburrido. Vamos a tener dos marroneros con espíritus mexicanos cara a cara, que debieran ofrecer sangre, hematomas, y más sangre en furia de macho-a-macho ¿Quién podría estar seguro sobre el triunfador, ante semejantes récords?

A mi entender el final de este combate huele más a un nocáut que a cualquier otra cosa. Sin embargo, tenemos que mirar a cada boxeador cuidadosamente para obtener cálculos inteligentes sobre cual de los dos tiene más control emocional y sicológico y cual de los dos a mantenido su carácter y confianza en sí mismo para no intimidarse frente a truenos, aguaceros y temblores de tierra. Yo espero un combate agresivo de parte de "Yori Boy," y uno astuto y de estupenda habilidad por parte de Oscar.

Sin embargo, lo que he estado oyendo por parte de Oscar no me ha gustado nada, desde el punto de vista psicológico y emocional. Decir que si pierde se retira, me pone nervioso. Si esa declaración es seria, seguramente la posibilidad de una derrota le está perturbando su concentración -consciente o inconscientemente. Además, envolverse en promociones boxística, insinuar que no necesita el boxeo para mantener su vida financiera, y observando sus triunfantes inversiones monetaria, son obvias señales de que está sufriendo de un aflojamiento boxístico capaz de producirle fallos fundamentales en un cuadrilátero.

Desde luego, esos fallos tienen que ser provocados y aprovechados por un rival de carácter y consistencia, y nadie sabe como se va a comportar "Yuri Boy" en el cuadrilátero del Mandalay Bay.

La forma como se está expresando Oscar, quien tiene guardado en su hogar cinco coronas de diferentes categorías, puede afectarle hasta el punto de causarle una derrota. Pero yo no creo que un oponente mediocre pueda aprovecharse de esas debilidades hasta el punto de convertirlas en una derrota.

Yo creo que Campas una vez tuvo la habilidad para darle una buena pelea a Oscar, pero al no verlo batallar en el cuadrilátero por algún tiempo, mis cálculos sobre sus posibilidades se me hacen difíciles. A pesar de eso, mirando la brújula de Oscar y el récord y recuerdo de "Yori Boy" me hacen una combinación en el cerebro lo suficiente como para poder discurrir sobre la pelea de mañana.

Cuando dos pugilistas de calibre campeonil, ambos pegadores e inteligentes, se fajan el uno contra el otro, automáticamente se puede observar la existencia de un respeto mutuo entre los dos. En este caso, si Oscar todavía es de los que se molestan en fijarse en estudiar a su oponente en cuanto a su comportamiento tanto dentro como fuera del cuadrilátero, entonces yo me recostaría más en favor de un triunfo de de la Hoya sobre Campas. Y "Yori Boy" lo puede ayudar si se convence de que él como ex-campeón mediano junior, le lleva gran ventaja a Oscar por ser un super-welter.

Eso me dejaría saber que como Fernando Vargas, "Yori Boy" también se recuesta más sobre la supremacía física que la emocional -cuerpo sobre cerebro. De ser así, una vez más Oscar saldría triunfante.

Yo me imagino que Oscar, consciente de que siendo el uso de su cerebro lo más sobresaliente en sus triunfos, lo va a usar a su máximo. Mientras que "Yori Boy" tratará de desconectarle las funciones a ese super-músculo lo más antes posible con su pegada desvastadora.