Boxeo
Carlos Irusta 8y

Cuenca y un final inesperado

BUENOS AIRES -- Confuso final. Muy confuso. Fue en el sexto round cuando Cesar Cuenca, tras agacharse en demasía, quedo debajo del cuerpo de Eduard Troyanovsky. Al levantar su propio torso, el argentino le hizo una especia de toma de catch al ruso, quien casi en el aire, cayo contra las sogas.

Fue allí, según lo que se ve en la repetición, cuando Cuenca cae de frente, sobre el ojo izquierdo. Luego, la gran confusión, porque mientras el rincón del argentino reclamaba airadamente un rodillazo –que no pudimos apreciar en ningún momento en las repeticiones- el referì, inicio un conteo de pie.

Sangrando del ojo izquierdo, Cuenca movió negativamente la cabeza. Y decimos negativamente porque se sabe que, en cualquier parte del mundo, mover la cabeza de derecha a izquierda o viceversa, repetidamente, indica un no. ¿Qué otra cosa podía hacer el árbitro norteamericano David Fields? Lo que hizo y decretó el nocaut técnico.

Hasta ese momento, Cuenca, quien perdió su invicto en 50 peleas y sufrió su primera derrota tras 48 victorias –las dos restantes son sin decisión- no hizo demasiado, salvo pelear de lejos y bien a la distancia ante un rival que subió decidido a no entrar en el juego del argentino.

Más potente y de largos brazos Troyanovsky, flamante campeón mundial IBF welter junior y que ahora suma 23 peleas con 20 victorias antes del límite, se dedicó a perseguir a Cuenca sin caer en ningún arrebato.

El Distinto, como llaman a Cuenca, se plantó de lejos y cuando se arrimó para contragolpear lo hizo más con las manos que con los pies, por lo cual no entraba en zona de riesgo pero tampoco lograba frenar al rival, por falta de potencia en los golpes.

La pelea –celebrada en el Basket Hall de Kazan, Rusia, y ante pocos espectadores que hicieron bastante ruido- no tuvo demasiadas alternativas. Un boxeador retrocediendo y apostando en su condición de zurdo a una izquierda sorpresiva. Y un hombre atacando sin perder la línea, mandándose a fondo con la derecha larga y con un interesante uppercut de izquierda que conecto varias veces.

Luego vino la definición. Habría que buscar alguna variante para que los árbitros también tengan comunicación con los boxeadores, ya que el referì y el equipo argentino no se entendían para nada. Un árbitro norteamericano en una pelea entre un ruso y un argentino significa algo asi como que si los boxeadores no saben inglés, no pueden reclamar ni expresarse de ninguna manera. Y el árbitro, para advertirles, tiene que subir con un traductor. Un despropósito habitual en el boxeo.

Sea como sea, si se notó con el movimiento negativo de cabeza de Cuenca que había un problema en el ojo, y hasta se escuchó por televisión una frase con el boxeador expresando que no veía nada. Algo similar, de alguna manera, a lo que sucedió con Lucas Matthysse ante otro ruso, Viktor Postol, salvo que en este caso el accionar fue muy confuso, mientras que en la derrota de Lucas se notó un claro golpe en el ojo.

No creemos en la teoría de un rodillazo, porque la televisión, por lo menos para nosotros, no mostro nada. Vino el desmedido reclamo argentino –en realidad, el único que no protesto fue, justamente el boxeador- cargando sobre el árbitro. Más allá de la vehemencia y de las pulsaciones elevadas, lo cierto es que la protesta de los Tedesco, padre e hijos, fue exagerada. El propio Cuenca –quien para nosotros iba abajo en las tarjetas 50-46- no hizo reclamo alguno.

Van a pedir la revancha y vaya a saber si se hace o no, ya que aunque la acción fue confusa, fue iniciada por el propio boxeador argentino al agacharse exageradamente. Eso llevo a El Águila Troyanovsky a llevárselo por delante, ya que no tenía otro remedio.

Y asi, entre reclamos, protestas y quejas, se terminó el reinado de Cuenca cuando tenía la chance de lograr su victoria numero 49… Un boxeador coherente con su estilo en todo momento, quien no merecía tampoco un final asi.

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