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Para Rocky, la melodía continúa

Stallone y una nueva continuación de la exitosa Rocky Gentileza Warner

BUENOS AIRES -- Una canción de Irving Berlin dice –palabra más, palabra menos- que “La música terminó, pero la melodía continúa”. Lo mismo podría decirse sobre “Creed”.

En noviembre se van a cumplir 40 años del estreno oficial, en Nueva York, de aquella primera, legendaria, única y ya clásica “Rocky”.

Un prácticamente desconocido Sylvester Stallone fue candidato a un Oscar. Hoy vuelve a estar en carrera por el gran trofeo, aunque su personaje, Rocky Balboa, esté enfermo y tenga problemas para subir las escaleras que antes trepaba corriendo.

Por primera vez en la saga, Rocky no calza los guantes. Es un ex campeón retirado, propietario de un restaurante (que lleva el nombre de su esposa, Adrian) y que vive más de recuerdos que de futuros.

Hasta que aparece Adonis.

Adonis es el hijo de Apollo. Apollo Creed. Es un muchacho salvaje, lleno de enojos muy internos, que descubrió su origen siendo un pre adolescente. Y larga todo lo que tiene -incluyendo un empleo de traje y corbata- para meterse en un gimnasio de Los Ángeles primero y uno de Filadelfia después para ser boxeador profesional.

Con Rocky en su rincón, se entiende, a quien persigue hasta convencerlo. Y estableciendo una relación padre-hijo similar a la del ex campeón con su legendario entrenador Mickey (Burguess Meredith): hoy, a los 69, Stallone tiene la misma edad de Mickey en la primera película)

¿Muchas referencias a las películas anteriores? Imposible no hacerlo, tratándose de un personaje que a lo largo de cuarenta años ha capturado la imaginación del público. Y de muchos que, inspirados en su música y actitud, se metieron en un gimnasio para ser ellos también un Rocky de carne y hueso. De hecho, todo el film está cargado de guiños a las películas anteriores. Esta es la primera vez en la que Stallone no escribió nada, aunque sí fue consultado.

No falta el romance, ni algún golpe bajo, ni la esperada pelea final con clarines incluidos, ni la carrera matinal por las calles de Filadelfia. El público de Rocky es, de alguna manera, como los niños: quieren (queremos) escuchar la misma historia, una y otra vez.

“Creed” es una historia de coraje, de ambición, de necesidades de redención y es, por sobre todas las cosas, una película de boxeo puro: emociones en carne viva, sangre, la lucha por la supervivencia, el aguantar el dolor más allá de los límites. Detalle para los más curiosos: la primera pelea fue grabada con una steadicam sin cortes, dándole un gran dramatismo al combate en un impecable plano secuencia.

Stallone vuelve a ser candidato al Oscar y los que lo hemos acompañado a lo largo de 40 años, viéndolo ganar y perder, sufrir y disfrutar, caer y levantarse, tenemos ganas de gritarle “Win, Rocky, win”.

Michael B. Jordan, como Creed, le da a su personaje una tremenda fuerza interior: primero no quiere que se sepa que es el hijo de Apollo, porque busca que lo valoren por el mismo. Pero luego acepta, además, llevar los colores de su padre.

Padre-hijo es una relación que va mucho más allá de la película, porque en la vida real Stallone perdió a su hijo, Sage, (36) en julio de 2012, durante la pre producción. Ya contamos que es la primera vez que no escribe una película sobre el personaje y cuentan que costó bastante que aceptara. Por suerte, lo hizo.

Consejo: en realidad, no hace falta porque si usted es fanático de Rocky, no va a querer perderse la música de clarines, la gran pelea final, las escalinatas ni los amaneceres solitarios de Filadelfia.

Es que, aunque “El semental italiano” ya no se ponga los guantes, la melodía sigue siendo la misma...