Boxeo
Bernardo Pilatti, ESPN Digital 8y

El laberinto de Chocolatito

El nicaragüense Román "Chocolatito" González sorprendió al mundo y se sorprendió a sí mismo, obteniendo en el 2015 un galardón que pocos imaginaban que pudiera alcanzar un pugilista de una escuela poco tradicional y perteneciente a una de las llamadas divisiones menores: el número uno entre los mejores Libra por Libra del planeta. ¿Fue justo? Sí lo fue, pese a las críticas.

En una columna anterior comparé las cualidades de Chocolatito y GGG, buscando explicaciones sobre las divisiones que existen entre los fanáticos sobre cuál de los dos merece ser el número uno. Entre las cualidades compartidas por ambos, siempre se ha destacado la obsesiva búsqueda de rivales peligrosos, difíciles de enfrentar y que realmente pongan a prueba su supremacía.

GGG ha tenido problemas para encontrar rivales que quieran enfrentarlo, mientras que con Chocolatito ocurre lo contrario. Los buenos rivales desean enfrentarlo o volver a hacerlo, como es el caso de Juan Francisco Estrada. Pero esa ecuación que tanto bien le hace al boxeo competitivo, enfrenta la posibilidad de cambiar de rumbo. Y todo por cuenta de dos aspectos que por estos días ocupan los titulares de la prensa boxística: el rival elegido por Chocolatito para su próxima pelea y la falta de novedades sobre la revancha que todos reclaman contra el Gallo Estrada.

Y ese es el laberinto aludido en el título de esta columna. ¿Qué rumbo le dará a su carrera Román González a partir de su privilegiado lugar entre los mejores Libra por Libra? ¿Optará por seguir probando su calidad contra rivales que realmente la pongan a prueba o caerá en la tendencia de los campeones que no creen en sí mismos y recurren a pesos pactados o rivales a modo para sostener la estadística favorable? De eso se trata: boxeo espectáculo lleno de acción o boxeo especulativo mirando de reojo las buenas estadísticas.

La elección del próximo rival de Román González recayó en el ex olímpico puertorriqueño McWilliams Arroyo (16-2, 14 KO), clasificado en el número 15 en el ranking del CMB en las 112 libras, mientras que en el de la FIB ocupa el número 11, siendo su mejor ubicación en la clasificación de la OMB con el quinto lugar.

Mc Williams es hermano de McJoe Arroyo, actual campeón supermosca de la FIB y esta será su segunda oportunidad de título. En septiembre de 2014 en Talandia, cayó en decisión dividida contra el campeón mosca de la FIB Amnat Ruenroeng.

Arroyo es un púgil de condiciones respetables en lo técnico y muy disciplinado en el ring, pero con un nivel lejano al de Román González. Tan lejano como los quince lugares que los separan en el ranking. El nicaragüense no debería tener problemas para despacharlo antes de la mitad de la pelea y por la vía del KO. Porque, respetando las reducidas posibilidades del desafiante, hay un abismo de diferencias a favor de González. En velocidad, en contundencia, en volumen de golpeo y hasta en la actitud agresiva que necesita un aspirante a campeón. Nunca se deben descartar las sorpresas, pero es difícil imaginar una razón que nos haga dudar de la victoria contundente del campeón.

Por qué eligieron a McWilliams Arroyo, no lo sabemos, pero ciertamente se ha dado un paso atrás en la credibilidad que hasta hoy ha transmitido la carrera de Chocolatito. Máxime si tenemos en cuenta que previo a esta pelea, el nombre que sonaba con insistencia era el del mexicano Carlos "Principe" Cuadras, campeón supermosca del CMB. A esa pelea, como segunda opción si conseguía superarla, se agregaban el nombre de Juan Francisco Estrada y el del japonés Naoya Inoue, monarca supermosca de la OMB.

Para un mejor libra por libra, que ocupa una de las dos principales peleas en programas de HBO, que a su vez reclama mejores bolsas y ser el que estelarice la batalla estelar, cualquier rival por debajo de los nombrados (Cuadras, Estrada e Inoue) le queda demasiado pequeños. Y con el respeto que merece, Arroyo no llega al nivel de ese grupo de campeones.

La repercusión de este combate en la consideración de la crítica y el fanático, es hasta peligrosa, algo que los manejadores de Chocolatito, seguramente, no tuvieron en cuenta. Le colocan un rival que en lo previo es accesible y al que González debe vencer sin problemas. ¿Pero, qué ocurre si las cosas se complican? Imaginemos que el campeón pierda la concentración necesaria ante la presencia de un rival en teoría más débil. Imaginemos una pelea que se vaya a la distancia, una pelea que gane en decisión dividida o empate e incluso que la pierda por una buena o mala decisión de los jueces. El proyecto Chocolatito caería como un castillo de naipes. Algo muy diferente a enfrentar a otro campeón, contra el que se puede perder o ganar, pero como le sucede hoy con Estrada, siempre habrá una revancha que entusiasme a la crítica y la fanaticada.

Entiendo que con la trayectoria de Román González se ha cometido un error. Un error que lo pueden cometer los Canelo Álvarez, los Floyd Mayweather o los Miguel Ángel Cotto, pero nunca el nicaragüense. Chocolatito ha llegado donde ha llegado enfrentando y venciendo a los mejores. Si desea mantenerse en el mismo pináculo de la admiración popular, deberá seguir enfrentando y venciendo a los mejores. Nadie aceptará otra cosa. Ojalá lo entiendan.

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