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La Pantera y su angel custodio

BUENOS AIRES -- Erica Anabella Farías es la actual campeona mundial del WBC en la división súper ligero. Logró esa corona al vencer a otra argentina, Alejandra Oliveras, por puntos, en Cancún, México, el 15 de noviembre de 2014.

El 20 de abril de ese año perdió el título WBC de peso ligero en su 12da. defensa, en Bélgica, frente a Delfine Persoon.

Nacida el 13 de julio de 1984, tiene un record de 22 peleas ganadas (10 antes del límite) y una derrota, justamente la que le costó el cinturón, una época en la que además se le notó una baja en su rendimiento profesional.

Considerada hoy como la mejor boxeadora argentina, su historia comienza, como muchas otras, como una casualidad –aunque se sabe que la casualidad no existe. Se metió en un gimnasio para practicar full contact y, sobre todo, para bajar de peso, hasta que un día Daniel “Pachorra” Moreno, un técnico joven y de buen ojo, le auguró futuro en el boxeo.

Fue su madre la que la bautizó “Pantera”, aunque no quería que su hija boxeara. “Al principio yo era un desastre. Hice todas mis peleas en el club Independiente de Beccar. No sería buena pero tenía lo mío, porque una vez Héctor Morales, a cargo del Seleccionado femenino, me puso en el equipo”

De ahí en más La Pantera comenzó a crecer y brillar con luz propia. Como amateur efectuó 20 peleas con 2 derrotas y fue integrante del seleccionado nacional. En 2006 se consagró campeona panamericana en Caseros, Buenos Aires. Y ese mismo año logró la medalla plateada en el Mundial de la India. El 25 de julio de 2009 hizo su debut profesional venciendo a Betina Viñas en la Federación Argentina de Box. Fue de la mano de José Ferraro como promotor.

Tras entrenar con Leandro Randolini, volvió luego con “Pachorra” Moreno, fue campeona sudamericana primero y campeona mundial Interina después.

El 10 de julio de 2010 murió su madre, Beatriz Silvia Carrasco, a los 54 años. "Ella y mi papá, Luis, tuvieron seis hijos y cuando mi mamá se enteró de que quería boxear no quiso saber nada. Me queda el consuelo de que, al menos, me vio consagrada como campeona mundial. Hoy siento que es mi angel custodio y que me cuida siempre". Había logrado ese título frente a la colombiana Darys Esther Pardo en Pacheco, Buenos Aires, el 8 de mayo de ese año.

El 8 de junio de 2011, en Comodoro Rivadavia, derrotó por decisión técnica en 9 (choque de cabezas) a la norteamericana Ann Saccurato y unificó la corona, consagrándose campeona regular del Consejo. Vivió durante muchos años en una humilde vivienda con toda su familia. Llegaron los títulos, empezó a trabajar con el promotor Osvaldo Rivero, afianzó su estilo, lleno de agresividad, de movimientos felinos y elásticos –brazos largos y finos, pegada dura, buen trabajo al cuerpo-, y hoy puede sentirse la mejor, aunque sabe que todavía hay mucho por hacer.

La Pantera sonríe y brilla cuando habla y tiene sus razones. Sólo ella sabe que no fue fácil llegar y que es difícil mantenerse. Pero también sabe que un angel custodio está junto a ella, para ayudarla siempre.