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Cristóbal Arreola, el aspirante a la corona mundial de peso completo, conocido más como Chris ‘The Nightmare’ Arreola, revela que su carácter, como persona, y como pugilista, fue producto de su origen mexicano. “Frijoles, tortillas y huevos, nunca faltaron,” recuerda Arreola, de su infancia, en Los Ángeles, durante una entrevista con ESPN Digital. “Yo no vengo de una familia adinerada, ni privilegiada. Mi padre trabajaba muy duro, en la construcción y mi madre, en una fábrica de metal y después, en una de colchones,” siguió narrando el pugilista de 35 años de edad, quien disputará, por tercera ocasión, un título mundial de peso completo. Será el próximo 16 de julio, en la Arena Legacy de Birminham, Alabama, frente al monarca que reconoce el Consejo Mundial de Boxeo, el estadounidense Deontay Wilder. Arreola aspira a convertirse en el primer mexicano en coronarse como campeón mundial, en la máxima categoría del boxeo, a pesar de haber nacido en Los Ángeles. “Yo me siento mexicano. Porque crecí como mexicano. Mi papá me hizo mexicano. Él es de Durango y mi mamá de Sinaloa. Pura sangre caliente.” Pero, al mismo tiempo, gente trabajadora. “Mi papá siempre me dice que hay que trabajar duro, con muchas ganas. Así somos los mexicanos.” Y a propósito de mexicanos, ya es tiempo de que un mexicano sea campeón de peso completo, ¿estás de acuerdo? “Yo lo que creo que ya es el momento, para este mexicano,” dijo, señalándose a sí mismo, para añadir: “Hay otro mexicano, Ruiz, que también es muy bueno. Ojalá que él también pueda llegar a ser campeón mundial, pero primero soy yo. Después, se puede abrir la puerta para que otros mexicanos lleguen al título.” Luego, Arreola se remontó sus dos anteriores combates en los que fracasó en su intento por coronarse como campeón. “En la primera, ante Klitschko, yo estaba más preocupado, antes de la pelea, sobre dónde íbamos a hacer la fiesta, que por la pelea.” “Hoy, es muy diferente, porque solamente estoy ocupado en lo que necesito hacer para ganarle a Wilder, y regresar a California con el título de campeón.” ¿Y en la segunda? “Bermane Stiverme me noqueó con un golpe que no vi. Él era muy rápido de manos, y, la verdad, no vi venir el golpe. Lo que aprendí de esa pelea, es que uno, siempre debe de estar alerta, siempre con las manos en alto.” ¿Y qué es lo más difícil de Wilder? “Su forma de pelear a la distancia. Porque él ya aprendió a boxear a la distancia, cómo usar su jab, cómo sacarle provecho a su derecha. Porque él se mueve de tal forma, que te deja listo para conectarte la derecha.” En tu opinión, ¿Por qué los boxeadores afroamericanos dejaron de dominar la división de peso completo? “Es porque los afroamericanos empezaron a jugar basquetbol y otros deportes que pagan mucho dinero. Y no es fácil este oficio de boxeador. En otros deportes, hay descansos, recesos, ‘time out’ y en el boxeo, uno no puede pedir tiempo en plena pelea, cuando te están dando una golpiza.” “El boxeo es un deporte muy celoso, porque si no le das todo, te va a cobrar muy caro. Es un deporte en el que necesitas más corazón, que para practicar otras especialidades. El boxeo también pone a prueba tu carácter.” El residente en Escondido, California, también detalla sobre aspectos de su preparación para este combate: “Estoy haciendo mucho trabajo físico. También estoy trabajando un poco de pesas, porque quiero que él sienta cada golpe que le dé. Sé que voy a tener que buscarlo, porque él no va a pararse a intercambiar golpes. De seguro, él también va a moverse con pasos laterales y yo debo estar preparado para cortarle el ring. La idea, es lograr meterme en su guardia, sin que él me pegue.” ¿Cuál es tu peso ideal? “Entre 240 y 245 libras. Es un peso en el que me siento bien, puedo tirar golpes. Voy a tener una buena condición física, para ir hasta los doce asaltos, si es necesario.” “El se ve ligero, porque es muy alto. Pero hay que quebrarlo, como lo hizo Rocky con Drago. Tengo que pegarle del cuerpo hacia arriba, es la forma en que espero trabajarlo.” ¿Te atrae el título del CMB? “Siempre he tenido ganas de ser campeón del mundo, y del Consejo. Me acuerdo de los años 88, 89, en la época de Julio César Chávez, quien venía a Huntington Park a lucir su faja de campeón. Y una de las cosas que no se me olvidan, es que él siempre era muy humilde, se daba el tiempo para tomarse fotos con niños, con todos. Por eso, yo lo admiraba.”
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