Boxeo
Carlos Irusta 8y

Rueda y Maidana, dos peleas sin sorpresas

BUENOS AIRES – Frente al televisor. Dos funciones. Tres boxeadores argentinos. El control remoto en la mano, que no hará demasiada falta. Primero llegan las imágenes de San Antonio, Texas. Luego vendrán las de Las Vegas.

En San Antonio, Alan Castaño superó a Aaron García por puntos. Ordenado y a veces predecible, el argentino –que suma ahora 11 peleas todas ganadas, con 7 KO- logró un 78-74 en las tres tarjetas. García, que venía de perder en diciembre pasado con Brian Castaño, hermano de Alan, quedó con 15-6-1, 10 KO. Empeñoso y fuerte, el nacido en Chicago debió remontar un corte bastante sangrante y apeló, ante todo, a su corazón. La victoria de Alan fue no solamente merecida, sino trabajosa, que es lo que ayuda a crecer.

Luego, Fabián Maidana, con su hermano Marcos el “Chino”, en la primera fila. Maidana, a los 24, le ganó a un Jorge Maysonet que sorprendió con alguna muy buena derecha, pero que no tuvo mucho más para ofrecer, aun cuando fue un rival incómodo en todo momento.

El santafecino, que a los 24 suma ahora 10 peleas, todas ganadas, 7 antes del límite, se tomó las cosas con calma y a veces, hasta apostó a lo que parece ser una de sus armas favoritas, el contragolpe, para meter la derecha a fondo. Maysonet (28, ahora con 13-2-0, 11 KO) finalmente no salió a pelea cuando restaban dos asaltos. Lo cual significa, en palabras simples, que llegó al límite de sus fuerzas anímicas y físicas: no quiso más.

El “Team Maidana” no solamente tuvo la visita del “Chino”, sino que también estuvieron Pileta, el doctor Walter Quintero, Marcelo Crudele, Eduardo, el padre de Robert García y por supuesto, Sebastián Contursi, que maneja al grupo. Grupo que, en el plano deportivo encabeza el único campeón mundial del boxeo argentino, Jesús Cuellar, “El Forastero”, en la división de los plumas.

Lo cierto es que de a poco, y sin estridencias, siguen creciendo los que vienen detrás de Cuellar: los hermanos Alan y Brian Castaño y ahora Fabián “TNT” Maidana, que en su debut de fondista y por televisión, no dejó ninguna duda. Seguramente deberá cargar con la mochila de ser “El hermano del Campeón”.

Pero por ahora, demuestra que ADEMAS, es un muy buen prospecto. Luego vino la pelea de Matías Rueda con el mexicano Oscar Valdéz, título pluma vacante de la WBO, en el MGM Grand de Las Vegas. En realidad, no fue pelea. Se veía venir que iba a ser muy difícil para el argentino, quien perdió su invicto de 26 combates para quedar ahora con 26 (23)-1-0. Valdéz –dos veces representante olímpico y una de las figuras a futuro de Top Rank- no tuvo mucho trabajo. Su izquierda trabajó con dureza y vigor, tanto en jab como al cuerpo.

Es enjundioso, áspero y no deja resquicios. Rueda hizo lo que pudo, que no fue demasiado. Lento y erguido para un rival que impone presión, no pasó del segundo round. Valdéz –que ahora suma 20 peleas todas ganadas con 18 KO-, aumentó la presión y mandó dos veces a la lona al argentino, en ambos casos con ganchos al cuerpo. Si se levantó en la primera caída Rueda –con hemorragia nasal desde el primero-, en la segunda el referí Russell Mora ni siquiera se tomó mucho trabajo en contar: era inútil.

Habíamos dicho en el comentario previo que el que pegaba primero ganaba: pero no fue así. Fue un encuentro entre un hombre variado, que presiona y busca, ante otro mucho más lento y expuesto a meter un solo golpe. En una palabra, pasó lo que tenía que pasar.

La noche del sábado deja también en claro dos formas de encarar el negocio del boxeo. Por un lado la apuesta a la inversión y al trabajo pesado (“La comodidad no sirve” decía un viejo técnico del boxeo), como el del “Team Maidana”.

Por el otro, seguir con una costumbre ya habitual en el medio local, que es la de ir engrosando records de boxeadores que, cuando salen y se encuentran con rivales de nivel, como le pasó a Rueda, chocan duramente con la realidad. Fue un sábado sin sorpresas, porque en el boxeo de hoy, cada día es mucho más complicado apostar todo “a una mano salvadora”.

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