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Las interrogantes de Canelo Alvarez vs Julio César Chávez Jr.

Antes de cada pelea, muchas cosas se pueden predecir con alto grado de posibilidades de acierto. Pero el territorio de la especulación termina donde empieza el de las incógnitas. Ese espacio indescifrable donde reina lo que no se puede evaluar es lo que hace atractivo al boxeo de alta competición. Los cuidados pronósticos mueren en presencia de un golpe magistral del favorito a perder o ante una pésima preparación del favorito a vencer. La batalla del 6 de mayo entre Saúl "Canelo" Álvarez y Julio Cesar Chávez Junior no es la excepción. En cualquier especulación previa, ella aloja también misterios indescifrables en rubros que pueden favorecer a uno o el otro.

De eso se trata esta columna. Sopesar el grado de importancia que los rubros indescifrables tienen a la hora de determinar las posibilidades de victoria de uno u otro. El enigma de hoy tiene en cuenta a tres de esos rubros: los estilos, el peso y la actitud de los dos rivales. En ellos, aunque parezca que ya existe un guion inamovible, nada es como se presume. Vamos por partes.

PRIMERA INCOGNITA: LOS ESTILOS

Hasta hoy, la forma en el boxeo de Canelo y Chávez ha lucido inalterable. El tapatío ha mostrado una cierta evolución donde consiguió pulir algunas herramientas, como el cuerpeo por ejemplo. Pero superarse a sí mismo nunca significó un cambio radical. La actual versión de Canelo, en esencia, mantiene la misma configuración en su estilo de la versión del Canelo de sus primeras batallas.

Sigue siendo tosco en sus movimientos, frontal, mecánico en sus esquives, acertado en la forma de colocar los ganchos por afuera, peligroso en el contragolpe, manejando correctamente los tiempos de presión cuando consigue lastimar a sus rivales y limitado en sus movimientos sobre piernas por más que siempre busque salir del asedio por el camino correcto (hacia laterales).

La versión actual de Chávez Junior es aún más similar a la de sus inicios. El formato de su estilo se ha mantenido inamovible. Presión, agresividad, pobre defensa, golpeo por afuera, intercambio en la corta distancia, buen manejo de las dos manos a la hora de colocar ganchos a la zona media lateral y la búsqueda desesperada del golpe que defina el combate.

En ese previsible choque de estilos parecería ser Canelo el que lleva todas las de ganar. Chávez parece ser más tosco y su presión, a veces desordenada, se adecua al estilo un tanto más sobrio y especulador del tapatío. Pero, no siempre lo que se ha visto es lo que finalmente se verá. ¿Hay garantías que veamos el mismo Chávez en la noche del seis de mayo? Es posible que esta vez y con un campamento tan largo por delante, haya tiempo para modificar algunas herramientas básicas en su estilo. A mi juicio el cambio lógico sería mejorar el golpeo largo. O sea, transformar la presión abrumadora en la corta distancia por una presión inteligente desde la media y larga distancia. Donde prevalezca su mejor extensión de brazos y la presencia de una visión más panorámica del rival le permita mejorar en el acierto, una de sus mayores deficiencias.

Tampoco hay que descartar un cambio en el estilo de Canelo. No olvidemos que pese a su larga lista de peleas realizadas, el tapatío es aún un púgil en evolución. Lenta, pero evolución al fin y al cabo. El cambio más importante, podría determinarlo, precisamente, un posible cambio en el estilo del rival. Si Chávez consigue mejorar en el trabajo desde la distancia, Canelo deberá ir a buscar la pelea en corto y eso determinará una mudanza sustancial en su estilo, donde deberá proponer cosas que antes no era necesario proponer. Otro factor que puede determinar cambios a su estilo es la necesidad de adecuarse a la presencia de un rival de brazos más largos, de mayor altura, el cual, de forma independiente a como le vaya en la hidratación previa, tiene pegada fuerte y está acostumbrado a pelear con oponentes de mayor tonelaje. Canelo tendrá que tomar en cuenta ese aspecto y ajustar para evitar recibir golpes hasta hoy de un peso inédito en su carrera.

SEGUNDA INCOGNITA: EL "CATCHWEIGHT"

El "catchweight" es un invento maldito. Favorece a unos y perjudica a otros en el mejor de los casos y hasta puede matar en el peor de los casos. La parte dominante en el contrato establece las reglas y siempre esas reglas van en directo beneficio propio. En esta oportunidad, la parte dominante es Canelo Álvarez, hay cláusula para peso pactado en la báscula y hay multa de un millón de dólares para la parte sometida (Chávez) por cada libra que supere el límite establecido: 164.5 libras.

En la teoría previa Canelo, se verá favorecido ya que no tendrá que esforzarse en dar el peso, pudiendo enfocarse totalmente en trabajar su físico para verse fuerte a la hora del combate, sin el apremio de la báscula. Ya Chávez será todo lo contrario. Se verá sometido a un enorme esfuerzo físico que podría incluir una deshidratación extrema y una rehidratación también extrema, con todas sus posibles consecuencias.

El peso pactado para este combate es un número intermedio entre las divisiones en las cuales ambos están acostumbrados a pelear; Canelo en 154-156 y Chávez en 172-175. Visto en los gráficos, eso es real. Pero visto en la práctica esa es una enorme mentira. Canelo a la hora de la pelea, literalmente, es un semipesado. Hasta hoy, las virtudes de su metabolismo favorecen a una hidratación diferente, que obviamente lo beneficia, permitiéndole al día siguiente de la báscula aumentar su tonelaje hasta en veinte libras sin afectar su desempeño.

Peleando contra rivales que no superan las 160 libras o directamente son más pequeños (Miguel Ángel Cotto, Josesito López, Alfredo Angulo, Liam Smith o Amir Khan por nombrar algunos) el peso y el poder del tapatío han hecho hasta hoy una diferencia difícil de romper. Bien dijimos, hasta hoy.

La falta de obligaciones para marcar un peso (154 libras) lo libera a Canelo de ciertas obligaciones. No obstante, la necesidad de fortalecerse para enfrentar a un rival "que no será pequeño como los anteriores" y está acostumbrado a pelear entre semipesados, lo forzará a realizar cambios en los procedimientos de preparación y a modificar hábitos.

¿Cómo repercutirán esos cambios? ¿Cómo responderá al cambio, esta vez, un metabolismo acostumbrado invariablemente a la misma exigencia en todas las peleas anteriores? ¿Correrá Canelo el peligro de "pasarse de rosca" y excederse en el peso sintiéndose como consecuencia lento y pesado? ¿O por el contrario para controlar esa posibilidad, el cambio de hábito lo obligue a limitarse y ello tenga como consecuencia verse más liviano y más débil? Son enigmas que solo a la hora de la pelea se podrán develar.

Con Julio Cesar Chávez las dudas son las mismas, pero a la inversa ¿Conseguirá llegar a la balanza en las 164.5 libras establecidas por contrato? Si lo consigue: ¿Qué consecuencias tendrá sobre su físico el esfuerzo realizado? ¿Logrará la recuperación adecuada con la rehidratación?

Su preparador físico Memo Heredia ha insistido en que Junior llegará sin problemas al peso pactado y que controlarán el peso del día siguiente con la intención de que se vea fuerte pero sin perder velocidad. En diciembre último, en su batalla contra el alemán Domink Britsch, Chávez sorprendió a propios y ajenos cuando logró llegar a la balanza en 167.5 libras, dos libras por debajo del peso pactado. Pero, obviamente, para el 6 de mayo son tres libras menos, o sea, otra historia, otro desafío.

No hay duda que las respuestas, negativas o positivas, del metabolismo de Chávez para dar el peso serán una clave en sus posibilidades. Pero también una clave que, para que sea positiva, nos lleva al tercer enigma en este combate: la actitud.

TERCERA INCOGNITA: LA ACTITUD ADENTRO Y AFUERA DEL RING

Fuera del ring, Julio Cesar Chávez Junior cae perfectamente en la metáfora del "l'enfant terrible". Ha roto las normas, no ha respetado la disciplina obvia de cualquier profesional, ha faltado a sus promesas y ha cometido errores que de tan conocidos, no hace falta ocupar espacio en recordarlos. Su actitud no ha sido la adecuada y cambiarla parece ser una necesidad que sigue presa al mundo de los enigmas.

Al menos, para su última pelea nos sorprendió la seriedad de su preparación. Sin embargo, su largo pasado de controversias nos impone el beneficio de la duda ¿Se mantendrá enfocado de la misma manera previo a su pelea contra Canelo? ¿Cumplirá los mandatos de un campamento que será de alta exigencia para una pelea donde se juega toda su carrera? La actitud de Chávez Junior es la diferencia entre lograrlo o fracasar. Y ello solo se podrá visualizar a partir de la ceremonia del pesaje, cuando deba cumplir con la principal exigencia del contrato.

Al contrario de Chávez, en caso de Canelo Álvarez, la actitud que hará algún tipo de diferencia es la que exhiba adentro del ring. Esta es una pelea totalmente diferente y no podrá asumir la misma postura de las anteriores. El peso y el estilo - como lo marcamos en las dudas anteriores - plantean un escenario diferente, pero también la forma de encarar este combate va asociado directamente a su actitud.

Chávez Junior es el típico peleador épico, que supera sus carencias en base a actitud boxística. Guapea y se la juega en el intercambio ¿Está preparado Canelo para asumir en una posición defensiva ante el golpeo de poder, tomando en cuenta el peso de la mano rival? ¿Cederá la iniciativa alegremente a quien podría crecerse basado en su protagonismo o dicho gráficamente, "basado en su control del centro del ring"?

Cuando se enfrentan dos rivales de estilos opuestos, la victoria llega gracias a la supremacía de un estilo sobre otro. Cuando se rompe la diferencia de estilos y el combate se convierte en una lucha de poder a poder, de metralla a metralla y en el mero "campo abierto", lo que empieza a definir la victoria es la actitud. Y en ese aspecto, Saúl "Canelo" Álvarez deberá tomar decisiones importantes. ¿Lo hará? Solo lo sabremos a la hora de la pelea.