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Rigondeaux-Flores, una pelea llena de urgencias

Los invictos Moisés Flores (25-0 con 17 KO) y Guillermo Rigondeaux (17-0 con 11 KO) dirimen este sábado la supremacía en la división de los súper gallos de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). El primero es campeón interino y el cubano ostenta el cinturón de súper campeón. La batalla se cumplirá en el Mandalay Bay de Las Vegas Nevada, como co-estelar de la cartelera que encabeza el Ward-Kovalev 2

Flores tiene una victoria sobre el colombiano Oscar Escandón, viene de vencer al namibio Paulus Ambunda en junio de 2016 y por primera vez peleará en Las Vegas. Su guardia es ortodoxa y ha ganado 8 de sus últimas 11 peleas por KO. Es agresivo, tiene buena asimilación y es más alto que Rigondeaux (5'9" contra 5'4"), pero no hay mucha diferencia en el alcance brazos (69 pulgadas contra 68)

Rigondeaux viene de una victoria en 2016 sobre el británico James Dickens, al que le rompió la mandíbula en el segundo asalto. Pelea con postura de zurdo, controla muy bien cada pelea desde su defensa y es un temible contragolpeador. Ha ganado seis de sus últimas diez peleas por la vía rápida, pero tiene 36 años y se le cuestiona que no ha enfrentado a oposición consistente, especialmente por las dificultades que ha tenido para encontrar rivales que acepten enfrentarlo. Rigondeaux peleó apenas una vez en el 2015 y otra en el 2016.

Flores tiene buena pegada, es más pesado, pero es más lento y tendrá dificultades para encontrar al cubano, es decir, su porcentaje de acierto disminuirá dramáticamente debido a la rapidez defensiva de Rigondeaux. Al mismo tiempo, su tendencia agresiva no le favorecerá ya que le facilitará las respuestas de poder a Rigondeaux, factor primordial en su estrategia o lo que mejor sabe hacer: eludir golpes, desacomodar al rival y tomarlo en velocidad mal parado a la hora de llegarle con su metralla.

RIGONDEAUX, UN FAVORITO CON RESERVAS

En la teoría de lo obvio, Rigondeaux debería llevar a Flores a la escuela mediante un boxeo elusivo, práctico, veloz, efectivo, con impactos de KO y que terminaría por la vía rápida antes del decimosegundo episodio. No obstante esa sea la crónica de una victoria anunciada, hay algunos factores que podrían complicarle la segura victoria al cubano y establecer una película muy diferente a la del guion pre-establecido.

El primer factor es el tamaño y la asimilación de Flores. El mexicano a la hora del combate tendrá un tonelaje cercano a las 140 libras. O sea, superará a Rigondeaux por más de 15 libras en el tonelaje. Al mayor tonelaje en el ring, sumemos su asimilación al golpeo duro, algo que ya lo demostró frente a Luis Emanuel Cusolito y el colombiano Oscar Escandon por nombrar a dos de esos oponentes que lo castigaron con dureza. Esos dos factores le otorgan un alto porcentaje a la posibilidad de que la pelea se vaya a la distancia con todas sus consecuencias. Flores es más joven (30), mientras que Rigondeaux a sus 36 años, suma la poca acción profesional que ha tenido en los últimos años como elementos que pueden afectar a su boxeo. Todo ello abre mano a la posibilidad de cometer errores ante un rival con pegada poderosa y que necesariamente, debido a su peso, conseguirá lastimar si conecta con acierto. No por un acaso el cubano se ha preparado para esta pelea ante rivales muchos grandes.

Pero hay dos factores adicionales que pueden ser aún más importantes que los anteriores: la presión sobre el cubano y la motivación (el hambre) de Flores. Para Rigondeaux no hay mañana y para Flores, su primera vez en Las Vegas y en cartelera nacional, es aquella oportunidad soñada que le puede dar el gran empujón a su carrera. Ya el cubano se mantiene en el primer plano aferrado al título de la AMB, la única razón para que se haya podido pactar este combate. Ganarle a Flores le dará ese aire que le permita estirar su carrera bajo la presunción de que la consolidación como monarca gallo le mantenga la rentabilidad, surja otro rival importante y pueda ser considerado una vez más para alguna cartelera importante de televisión. Si pierde, literalmente, Rigondeaux desaparecerá de la elite del boxeo mundial. Como sea, ello pondrá una presión adicional a su estrategia. Él no puede perder, él tiene prohibido perder.

OTRA PELEA, OTRO ESCENARIO

Las urgencias del cubano son una realidad que pueden llevar la pelea a otro escenario y mudar totalmente la predicción inicial. No descartemos ver a los dos rivales cumpliendo un papel muy diferente al imaginado. Ante la urgencia por garantizar la victoria, sería Rigondeaux el que se muestre agresivo inicialmente, tratando de llegarle a Flores con golpes de poder y arriesgando en la media y corta distancia. O sea, saldrá a "fajarse" y buscará el KO. El mexicano, por el contrario, se podría mostrar cauteloso en los primeros asaltos y le cedería la iniciativa a su rival. No es una utopía suponer que Flores respetará la pegada de Rigondeaux ni tampoco apostar a que manejará la paciencia para obligar a su rival a salir de su zona de confort.

No olvidemos que Rigondeaux, las pocas veces que ha sido conectado e incluso lo han enviado a la lona, fue en esas pocas ocasiones en que debió ejercer el protagonismo ofensivo. Precisamente cuando el cubano reduce su campo de acción al entrar a pelear en territorio enemigo se le complican las salidas debido a su guardia zurda. Se equivoca, facilita el acierto y termina en la lona. Ello le sucedió contra Ricardo Córdoba en noviembre del 2011 que lo encontró con una izquierda recta en el sexto asalto, cuando Rigondeaux iniciaba un desplazamiento de salida hacia su derecha. También le ocurrió contra Nonito Donaire en el décimo asalto cuando fue al intercambio sobre las cuerdas y en la corta distancia. Rigondeaux achicó en demasía, anuló la distancia de tiro y se quedó sin espacio para escapar o retroceder. La breve vacilación del cubano fue suficiente para que el filipino lo conectara con la izquierda y lo sentara en la lona. Contra Hisashi Amagasa, en diciembre del 2015 - en el séptimo asalto - fue más de lo mismo, achicó demasiado y el japonés lo tomó saliendo mal en dos oportunidades.

No dudo que en la estrategia de Moisés Flores figuren esas opciones basadas en las urgencias del cubano. Así lo veremos al mexicano recurriendo al jab desde una distancia cómoda, donde no arriesgue y tratando de que Guillermo Rigondeaux vaya a buscarlo a su territorio. Chuky no elude el intercambio en corto pero donde mejor se siente es trabajando desde la media o larga distancia, lanzando la derecha por afuera o recta por el centro y combinándola en secuencia con el gancho de izquierda. Ese plan lo mostrará activo ante los jueces y obligará a un necesario cambio de estrategias en el cubano. Lo dicho, lo obligará a salir de su zona de confort.

Ese escenario repetiría los comienzos de otras peleas de Rigondeaux. Poca acción, mucha especulación inicial y el público impaciente abucheando, reclamando acción. En ese instante la presión jugaría su papel en las urgencias de Rigondeaux y a ello es posible que apueste Flores. A que su rival pierda el control de su plan conservador y le facilite la pelea.

Como sea, son muchas opciones sobre la mesa que impiden arriesgar un pronóstico certero para esta pelea. Guillermo Rigondeaux es el favorito, pero sus urgencias pueden complicar ese favoritismo y facilitarle la pelea a Flores. No olvidemos que se enfrentan dos campeones acostumbrados a ganar y en etapas diferentes de sus carreras, pero que coinciden en un solo punto: están obligados a triunfar. Uno para sobrevivir en este negocio y el otro para que el mundo lo conozca. Esa, tal vez, sea la clave que nos permita presenciar una gran pelea, con acción y mucha emoción. Ojala.