Boxeo
Tlatoani Carrera 7y

Mayweather y el Coliseo Romano

Los combates entre criaturas diferentes han encantado a la humanidad por más de dos milenios. En el año 80 después de Cristo, el emperador Tito inauguró el ring más grande de la historia; un enorme recinto de roca al que otros conocen como Coliseo Romano. Las bestias exóticas se enfrentaban entre ellas y lo hacían también contra los más capaces gladiadores. La sangre mezclada convocaba a los habitantes de las esquinas más lejanas del Imperio.

Las crónicas de la época consignan la barbarie. Dión Casio escribió que el emperador Probo mandó a la arena 100 leones, 100 leopardos africanos y 300 osos, en un “espectáculo más grande que agradable”. Casi 20 siglos después, las batallas se reglamentaron y apareció el deporte acompañado del efecto civilizador que le adjudican los pensadores Norbert Elias y Eric Dunning en su libro Deporte y ocio en el proceso de civilización. Los actos deportivos se convirtieron entonces en parte fundamental de la era del espectáculo. Según Elías y Dunning, “el deporte comparte con muchas otras actividades recreativas de nuestra época la función de provocar estados de catarsis”. Pero siempre con el respeto de un grupo de reglas.

Subir a un mismo ring a Floyd Mayweather y Conor McGregor parecía una tarea digna de otro emperador romano. La mezcla de gladiadores y bestias. Artes marciales mixtas contra boxeo. Los mejores representantes de deportes con reglas diferentes. Los irlandeses son hijos de una estirpe aguerrida y McGregor tiró el primer golpe hace casi dos años, el 2 de julio de 2015: “Lo boxearía si la oportunidad se apareciera”.

La primera respuesta de Mayweather tuvo un tono incrédulo: “Dicen que él habla mucha basura y la gente lo premia, pero cuando yo lo hago dicen que soy arrogante”. El todavía hipotético enfrentamiento parecía no tener sentido para nadie. Dana White, presidente de la UFC ponía distancia: “No es verdad; es una historia de tabloides”.

Muchas cosas pasaron durante el último año y la pelea se mantuvo lejana. Era un combate lleno de desencuentros. Hasta que el dinero empezó a ser el punto de unión. Los cálculos están por encima de los 100 millones de dólares para Mayweather y muchos otros más para McGregor, más lo que se acumule en los pago por evento. Todo luce desigual. McGregor deberá meterse a las reglas del mejor boxeador de los últimos años (pelearán con reglas de boxeo a 12 rounds), quien además aprovechará la noche para poner su marca en 50-0 y rebasará a Rocky Marciano. Una sin razón. La noche del 26 de agosto se mezclarán dos mundos. O por lo menos la parte menos conservadora de ellos.

Es frase citada de Roma aquella de que “al Pueblo, pan y circo”. Esta vez va más allá. Es la función de uno de los más grandes empresarios deportivos de la historia. Floyd Mayweather explotará el mismo morbo que hace dos milenios atraía a 50 mil cristianos al Coliseo. Atará a la “bestia” a sus reglas y, dicen las casas de apuesta, ganará su pelea número 50. Por encima de todo, también, muchos millones de dólares. Los instintos humanos son los mismos, pero se mezclan con lo peor y lo mejor de los tiempos actuales: bolsas millonarias en la época de la híper-tecnología y el espectáculo.

El Imperio romano sigue a dos esquinas. Ave, Mayweather.

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