Deporte Motor
Martín Urruty 8y

Un signo de los tiempos

BUENOS AIRES-- Sólo los muy optimistas podían avizorar una temporada de Fórmula Uno con distinto pulso al que marcó el ritmo de 2014. Sin drásticos cambios reglamentarios que propiciaran un sacudón y con tamaña ventaja establecida por Mercedes, no resultaba sencillo -ni lo es ahora- revertir la tendencia. Sin embargo, la llegada de Sebastian Vettel a Ferrari para suplir a Fernando Alonso, quien se había aventurado en McLaren, suponía suficiente puntal para erigir a la Scuderia como postulante a un título de pilotos que no logra desde 2007. La victoria del alemán en Malasia, en la segunda carrera, alentó esa creencia que no tardaría en quedar diluida ante la demoledora consistencia de las Flechas de Plata.

La interna de Mercedes, no exenta de sobresaltos, se definió primariamente los sábados: Lewis Hamilton apabulló en clasificación a Nico Rosberg en los primeros dos tercios de temporada. Desde la pole position, supo manejar el desarrollo de las carreras y sacar provecho con las ventajas de estrategia para doblegar a su compañero. Desde el propio inicio la cuesta resultó demasiado empinada para el alemán, que cometió varios errores. Hamilton propició y padeció la grosera falla de cálculo en Mónaco, cuando desperdició una victoria segura porque entró innecesariamente a cambiar neumáticos durante la postrera neutralización.

El único punto bajo de los dominantes Mercedes fue en Singapur, donde no rindieron en clasificación ni en carrera, justo el Gran Premio siguiente a la polémica desatada en Monza por las bajas presiones de neumáticos de los W06. Casualidad o causalidad, justo después de la advertencia de la FIA sobre el tema, Rosberg encontró su forma perdida en clasificación, rubro en el que empezó a ganarle a Hamilton, y revirtió la tendencia. Ya era tarde: el inglés había decidido el Mundial a su favor.

Aunque nunca fue real contendiente al campeonato, Ferrari sobresalió tanto por las mejoras en su planta impulsora con respecto al año precedente como por haber maximizado cada ocasión de triunfo de la que dispuso. Vettel se acopló casi instantáneamente al equipo y la Rossa se rindió ante el cuádruple campeón como antes lo había hecho frente a Michael Schumacher. Como si equipo y piloto hubiesen estado buscándose y necesitándose mutuamente. Como Schumi en 1996, su primera temporada en Maranello, Seb logró tres victorias. Schumacher decoró aquel año con ocho podios y tres pole positions. Vettel subió al podio en 13 de las 19 fechas y largó una vez desde la pole.

El avance de Ferrari dejó atrás a Red Bull, el único que había podido batir a Mercedes en 2014. La escudería del millonario Dietrich Mateschitz culpó a Renault por su falta de forma -también impulsor de Toro Rosso, varias veces más rápido que el equipo mayor- y de inmediato le buscó reemplazante para 2016. Luego de haber negociado con Mercedes, coqueteado con Ferrari y hasta con Honda, presionó a través de Bernie Ecclestone, amenazó con dejar el Campeonato Mundial y terminó aceptando otra vez las plantas motrices Renault a las cuales les cambiará el nombre: se llamarán TAG Heuer.

Williams mantuvo su rendimiento de la temporada anterior y terminó otra vez tercero en la Copa de Constructores. Más sorpresiva fue la prestación de Force India, que con el quinto lugar obtuvo su mejor posición histórica en Fórmula Uno. El podio del mexicano Sergio Pérez en Rusia fue el momento sobresaliente del año de un equipo que empezó con problemas financieros que demoraron hasta mitad de temporada el estreno de su modelo 2015. En cambio Lotus, el otro usuario de motores Mercedes, sólo sacó ocasional provecho del rendidor V6 híbrido porque transitó el año agobiado por falta de confiabilidad a menudo derivada de finanzas endebles que produjeron situaciones embarazosas, como la tardía entrega de neumáticos y materiales en Grandes Premios o la falta de servicios de hospitalidad en el paddock por pagos atrasados.

McLaren, Sauber y Manor iniciaron el año envueltos en problemas de distinta complejidad. Mientras uno empezaba a padecer con los híbridos del recién llegado Honda, la escudería suiza lidiaba con los reclamos judiciales del desplazado Giedo van de Garde que no le permitieron girar el viernes en Australia y la salvada Manor (Marussia) ni siquiera lograba poner en marcha los viejos motores Ferrari en su auto 2014 apenas modificado. Los dos más chicos terminaron solucionando sus padeceres y estuvieron a la altura de sus posibilidades económicas y deportivas. McLaren-Honda, en cambio, decepcionó. Su peor posición desde 1980 refleja el patético año, que concluyó cargado de declaraciones cruzadas entre el jefe Ron Dennis y Alonso, la estrella que sólo sumó puntos en dos fechas.

Más allá de la coronación de Hamilton, la tardía aparición de Rosberg como ganador de las últimas tres fechas y el extraordinario aporte de Vettel en Ferrari, el novato más joven de la historia -un récord que asoma perpetuo debido al cambio de reglas- sorprendió por velocidad y aplomo sin perder el desparpajo. Max Verstappen debutó con 17 años, cinco meses y 15 días, y ¡sólo una temporada de experiencia en el automovilismo! Sumó puntos en su segunda carrera, largó una decena de Grandes Premios entres los diez primeros y terminó dos veces cuarto (Hungría y Estados Unidos). Su maniobra de sobrepaso a Felipe Nasr por afuera en la curva Blanchimont, en Spa-Francorchamps, resultó antológica. Casi en el cierre del año, en Brasil, se lució también por el exterior al pasar a Checo Pérez en la Ese de Senna.

México volvió al mapa de la Fórmula Uno después de 23 años con un entusiasmo proporcional a la espera. Alemania, en cambio, con historial de 61 Grandes Premios mundialistas, quedó afuera a última hora porque nadie en casa de Vettel, Rosberg y Nico Hülkenberg estuvo dispuesto a pagar cuanto pedía Ecclestone por la carrera. El país de Mercedes, uno de los equipos más poderosos de la historia, vio a sus campeones por televisión. Todo un signo de los tiempos que corren.

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