Destino Confidencial

ESPN Originals

Cargando

Destino Confidencial

El Reto de Nairo Quintana

Por Fernando Palomo

Gabriel García Márquez escribió sobre ciclismo. Lo hizo para El Espectador en 1955. En catorce entregas, contó la vida de Ramón Hoyos quien entonces había ganado tres de las que serían cinco victorias en la Vuelta a Colombia. La última de las catorce entregas sobre el ciclista Hoyos es una descripción de la "desenfrenada fiebre de ciclismo" desatada por la popularidad de la Vuelta a Colombia. "Al concluir la etapa, esos ciclistas urbanos, entusiasmados por las emocionantes narraciones radiales de la competencia, se lanzan a las calles convencidos de que son una segunda edición corregida y aumentada de Ramón Hoyos", decía García Márquez.
ESPN
Colombia ha visto nacer a ciclistas que han puesto en alto el nombre del país.
ESPN
Nairo inició como muchos de sus compatriotas, superando las adversidades.
ESPN
Las carreteras de Colombia vieron sus primeros intentos por convertirse en profesional.
ESPN
Poco a poco fue ganándose un lugar en el ciclismo internacional y consiguió equipo.
ESPN
Pese a sus éxitos siempre ha mantenido los pies en el suelo y es un gran compañero.
ESPN
Lo triunfos internacionales lo han sorprendido, aunque confía en que seguirá alcanzo el podio.
ESPN

Hoyos y la Vuelta promovían el crecimiento de esa pasión desenfrenada por el ciclismo. El Gabo se quejaba del desorden vehicular que causaba el crecimiento desordenado del ciclismo "imprudente". Quizás aún con el rencor de alguien que a los 12 años casi era atropellado por un ciclista practicante de un deporte que llegaría a ser en Colombia deporte adorado por multitudes y fuente de inspiración para los niños colombianos. "Mañana temprano los niños en vacaciones, exaltados ellos también por la Vuelta a Colombia, se dedicarán al peligroso deporte del ciclismo", escribía un joven García Márquez. El Gabo, fue testigo del crecimiento de aquellas figuras como Ramón Hoyos, figuras que serían conocidas como los "escarabajos".

El más reciente de ellos es Nairo Quintana. Esos peleadores y desinhibidos ciclistas colombianos comenzaron a moverse por la vida en una bicicleta. Alejados de los peligros que advertían los textos de García Márquez sobre el ciclismo, estos aventureros se subieron a pedalear por la simple necesidad de trasladarse de un lado a otro. Grandes campeones colombianos descubrieron así sus virtudes. Hoyos lo hizo con temor de caer en el difícil arte de controlar el equilibrio al tiempo que movía los pedales. Después fue repartidor de helados en la tienda de Don Pedro Nel Restrepo. Martín "Cochise" Rodríguez repartía medicinas para una farmacia antes de abrirle paso, en Europa, a los triunfos del ciclismo colombiano. En 1987, Lucho Herrera se quedó con la Vuelta a España, mucho tiempo después de comenzar trabajos de jardinería, subido en una bicicleta.

"El Reto de Nairo Quintana" comienza, al lado del primer colombiano que ganó el Giro de Italia, en las montañas de Cómbita, Boyacá. Al lado de Nairo y cerca del ganado, del campo, los rostros del esfuerzo y la perseverancia que caracterizan a los trabajadores de esta localidad se ven reflejados en su madre Eloísa y su padre Luis. Las imágenes de empinados caminos forjaron en Nairo la fuerza que lo caracteriza. Antes de escalar los Alpes, a Quintana le tocaba subir las cuestas rumbo al colegio. "La primera bicicleta era un montón de hierro", cuenta Luis Quintana. "Una bicicleta muy pesada", comenta Eloísa, aquella primera amiga de Nairo que lo acompañó por los 17 kilómetros y dos horas diarias de recorrido.

El camino de Nairo Quintana es la continuación de una tradición bien establecida en un país que recuerda los triunfos de Ramón Hoyos como el punto de partida de la popularidad de las bicicletas en Colombia: el origen de los "escarabajos". Después de conocer que, además de ser un medio de transporte, la bicicleta era una amiga, Colombia no tardaría en sacar cosechas de grandes campeones. No tardarían en cruzar fronteras insospechadas. Nairo Quintana, el más reciente en una lista que no se detiene. La historia de este hijo de Cómbita es una más para darle la razón a García Márquez. Los ciclistas colombianos son un peligro. Así lo pensarán quienes compiten contra ellos.