NFL Selecciones
Ciro Procuna 8y

Colts y Ravens son los equipos más decepcionantes de la Americana

MÉXICO -- Nada más en la NFL ocurre algo semejante. ¿Cómo puedes llegar a estar a un paso del Super Bowl en enero, y en pleno mes de noviembre dar pena con tres ganados y cinco perdidos? Habrá que ver el caso de los Indianapolis Colts, o el de los Baltimore Ravens que tuvieron en la mira a los New England Patriots en la ronda divisional el 10 de enero y ahora están en el sótano del Norte de la AFC a cinco juegos y medio de los Bengals.

Puedo entender el caso de los Ravens. Primero se lesionó Terrell Suggs, su líder en la defensa, y el domingo pasado su única amenaza en el juego aéreo, Steve Smith Sr. Además, Breshad Perriman su primera selección colegial, sigue fuera indefinidamente; estaba llamado a complementar a Smith Sr y a asumir el rol que tuvo Torrey Smith para aprovechar el poderoso brazo de Joe Flacco en trayectorias profundas. Piezas irremplazables.

La mancuerna Ozzie Newsome y John Harbaugh son de lo mejor en la NFL, y estoy convencido que los buenos equipos tienen que tener presupuestadas las lesiones. Sin embargo, lo que ha sufrido Ravens ha sido demasiado.

Newsome y Harbaugh han sido un ejemplo de la manera en que debe fluir la relación laboral y la toma de decisiones de un gerente general con un head coach. Eso es exactamente lo que no tienen en Indianapolis Ryan Grigson y el coach Chuck Pagano, en este caso ahí está el inicio del problema. Pagano sabía que lo más urgente era reforzar a la defensa que fue masacrada por los Patriots en la final de la AFC, sin embargo Grigson se empeñó en llevar al receptor Andre Johnson y al corredor Frank Gore, dos buenos jugadores ciertamente pero de 34 y 32 años de edad respectivamente.

La defensa ha colapsado constantemente, pero el principal motivo está en el caso Andrew Luck. El sucesor de Peyton Manning nos ha acostumbrado a temporadas competitivas desde su año de novato; hoy es líder en pases interceptados de la NFL. Solo hay una explicación para la pobreza de su rendimiento, está jugando lesionado; de ser así el tema de las costillas fracturadas no reportadas (versión desmentida por los Colts) lo explicaría todo. Tal cual, parece que hay un impostor jugando la posición de quarterback en Indanapolis y no Andrew Luck.

Alguien tenía que pagar los platos rotos, y ese ha sido Pep Hamilton, el coordinador ofensivo en un intento de Grigson por rescatar una temporada que sigue al alcance pese al patético récord de tres ganados y cinco perdidos. Indianapolis sigue siendo líder de una división impresentable, en la que consistentemente le ha pasado por encima a Texans, Jaguars y Titans. Los playoffs están al alcance, no hay duda, pero jugando así difícilmente podrán igualar lo hecho en temporadas anteriores. Ni siquiera un título divisional podrá ocultar los serios problemas deportivos y de gestión que han tenido los Colts en este 2015.

^ Al Inicio ^