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Los Buccaneers apuestan por Roberto Aguayo en una nueva NFL

Los Tampa Bay Buccaneers realizaron un canje en la primera ronda del Draft 2016 con los Chicago Bears, descendiendo dos turnos para elegir al esquinero Vernon Hargreaves III de Florida en el sitio N° 11 global, y permitiendo a los Bears saltar para elegir al apoyador Leonard Floyd de Georgia en el escalón N° 9 global.

Sin embargo, ese no fue el canje que encendió el debate alrededor de la liga, tratándose de los Bucs.

Tampa Bay entregó selecciones de tercera y cuarta ronda --incluyendo la recibida de Chicago, N° 74 y N° 106 globales, respectivamente-- a cambio de la selección de segunda vuelta de los Kansas City Chiefs, la N° 59 global. Con ella, los Bucs seleccionaron a Roberto Aguayo, un pateador de lugar.

Sí, pateador de lugar.

Aguayo se convirtió el pasado viernes en el pateador de lugar reclutado más alto desde que en el 2005, los New York Jets tomaran a Mike Nugent de Ohio State.

¿Cuán justificada es la selección de Aguayo tan alto en el draft, en una posición donde la tendencia reciente ha sido invertir muy poco o inclusive nada, probando suerte con reclutas de rondas bajas o agentes libres no reclutados?

Comencemos por aclarar que Aguayo deja a los Florida State Seminoles como el pateador más preciso en la historia de la NCAA con un porcentaje de efectividad de 88.5 por ciento en goles de campo. Aguayo no falló ninguno de los 198 puntos extra que intentó en tres años como colegial, ni tampoco erró nunca desde 40 yardas o más en intentos de gol de campo. Los 157 puntos en una campaña con un porcentaje de conversiones de 95.5 por ciento en goles de campo en el 2013 fueron clave para el título nacional de los Seminoles, además de una marca para la FBS.

Desde el punto de vista de talento puro de un jugador, hay poco qué reprocharle al nacido en Mascotte, Florida, de padre mexicano y madre tejana con raíces mexicanas. El nivel de talento de Aguayo lo coloca firmemente por arriba de todos los demás prospectos en su posición en, al menos, los últimos 15 años.

Sin embargo, sigue siendo un pateador de lugar, y la regla no escrita en la NFL dicta que esa posición no vale una selección alta de draft.

Sin embargo, las reglas han cambiado.

Si recordamos el 2000, por ejemplo, Sebastian Janikowski fue tomado en la primera ronda con la selección N° 17 global para los Oakland Raiders. Como Aguayo, fue un dos veces All-American que jugó para Florida State, y también se hizo con el Lou Groza Award (dos veces, de hecho).

Hasta allí las similitudes. En aquella época, la potencia en las piernas de los pateadores era más importante de lo que es ahora... y la precisión, bueno, un poco menos relevante. Un pateador con la increíble potencia que todavía conserva Janikowski era muy codiciado por todos los touchbacks que podía conseguir en las patadas de salida, que en aquella época se ejecutaba desde la yarda 30. De 1993 al 2010, más del 80 por ciento de los kickoffs eran devueltos, y no es coincidencia que fueron los años en que surgieron brillantes especialistas en regresos como Leon Washington y Devin Hester.

El número de regresos en patadas de salida es cercano al 50 por ciento desde que la liga decidió regresar a la yarda 35 el punto de las patadas de salida, bajo el argumento de la seguridad de los jugadores.

Sin embargo, los touchbacks en patadas de salida son apenas una parte de la ecuación. La otra parte viene con un cambio a las reglas más reciente: a partir de la temporada pasada, la NFL optó por introducir un cambio en el punto extra, retrasando el punto desde donde se centra el ovoide hasta la yarda 15, y convirtiendo así lo que antes era un intento relativamente automático de menos de 20 yardas en algo un poco más complicado, desde más de 30 yardas.

Ahí es donde entra la importancia de contar con un pateador de lugar cuya precisión sea su mejor virtud. En la temporada del 2015, se erraron 71 intentos de punto extra, mientras que en el 2014 se erraron apenas ocho.

El efecto fue enorme, no solamente en el marcador. El plan de juego de varios equipos debió ser alterado por la necesidad de compensar por los puntos extra fallados. Los clubes se vieron obligados a intentar la conversión de dos puntos en situaciones en las que ordinariamente no tendrían que hacerlo, y con ello, también quemaron algunas de las jugadas que podrían haber preparado para situaciones de gol.

Los mejores pateadores de la liga, nombres como Justin Tucker, Stephen Gostkowski y Dan Bailey, se fueron perfectos en intentos de punto extra. Sus equipos no se vieron en dificultades por problemas de falta de confianza. Esa es la clase de pateador que piensan haber encontrado los Buccaneers en Aguayo.

Desde luego, falta que Aguayo haga buena su promesa como el mejor pateador que ha salido de las filas colegiales en décadas, para poder decir que fue un acierto para Tampa Bay haber pagado una selección de segunda ronda en él.

Sin embargo, las reglas de la NFL han cambiado y los Bucs demuestran con esta movida de draft que están dispuestos a asumir una nueva estrategia de draft para afrontar esos cambios.