Darius Slay dijo al final de la temporada pasada que quería quedarse en Detroit por mucho tiempo. Este viernes, horas antes que los Lions iniciaran su campamento de entrenamiento, el esquinero se enteró que su futuro seguiría en Detroit.
Slay y los Lions acordaron una extensión de contrato por cuatro años y 50.2 millones de dólares, con 23 millones totalmente garantizados, indicó una fuente a Adam Schefter de ESPN.
Esta temporada baja, Slay cambió de agentes, del fallecido Eugene Parker a Drew Rosenhaus, y dejó en claro que quería concretar un acuerdo para quedarse con los Lions.
El contrato también representa la primera extensión importante bajo la dirección del nuevo gerente general Bob Quinn.
Slay, de 25 años de edad, emergió como uno de los mejores esquineros de la NFC la temporada pasada, cuando tuvo 58 tacleadas y dos intercepciones. Para el final de la temporada, los equipos lanzaban en dirección opuesta a Slay, quien comenzó a ganarse la reputación de esquinero de cerrojo.
Para el final de la campaña, Slay viajaba por el campo, cubriendo al receptor principal del equipo rival en cada jugada. Recorrió un largo camino desde su temporada de novato en el 2013, cuando fue enviado a la banca con la contratación del agente libre Rashean Mathis, quien eventualmente se convirtió en el mentor de Slay dentro y fuera del campo.
Slay se recuperó para convertirse en titular en el 2014 y después una estrella emergente la temporada pasada. También sabe que la clave para hacerse de un gran nombre --además del gran contrato que firmó-- es generar robos de balón.
"Tengo que conseguir intercepciones", señaló Slay en junio. "Tengo que conseguirlas. Estaré derribando balones, haciendo todo eso. Cuando sea momento de hacer grandes jugadas, robar el balón, tengo que ser una máquina de robar balones. Eso es lo que es Richard Sherman. Es lo que es Patrick Peterson. Eso es lo que hacen los mejores, ellos simplemente roban el balón".
Slay tiene cuatro intercepciones en su carrera y se ha enfocado en sus manos esta temporada baja, atrapando pases de las máquinas de lanzar después de las prácticas y entrenando en atrapar el balón en cualquier momento que tiene un rato libre.