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Árbitros: hay que cambiar el sistema

BUENOS AIRES – La polémica sigue y da para largo. El triunfo de Boca ante Central en la final de la Copa Argentina dejó al árbitro del partido cuestionado y en la mira de todo el mundo, a los Canallas repletos de bronca e impotencia y a los Xeneizes con una celebración marcada por un sabor agridulce.

Tanto revuelo se armó tras lo ocurrido en la noche cordobesa que los Canallas subieron la apuesta, al punto de pretender volver a jugar la final. Está claro: con mucha razón, sintieron que fueron ampliamente perjudicados por el arbitraje de Diego Ceballos.

El equipo rosarino está en todo su derecho a realizar ese pedido. Los hinchas vienen reclamando que se haga justicia a través de todas las redes sociales, los jugadores, del presente y del pasado aprovechan cuanto micrófono tienen a disposición para expresar la bronca, y la dirigencia decidió acompañar las quejas con una presentación en la AFA.

Más allá del justo reclamo por lo ocurrido en el campo de juego, hay que decir que el pedido quedará en una formalidad. El partido no volverá a jugarse, porque si esto ocurriese tendrían que volver a disputarse buena parte de los encuentros de esta temporada.

¿Cuántos fallos equivocados se vieron en los últimos tiempos, que seguramente cambiaron el desarrollo de un partido? Penales no sancionados, patadas para roja que ni siquiera merecieron una amarilla, codazos que quedaron impunes, goles en posición adelantada dados como válidos y otros, en posición adelantada, convalidados...

Aunque le pese a Central, lo que pasó el miércoles por la noche ya no tiene remedio. Pero tal vez sirva para comenzar a pensar, en serio, que el fútbol debe usar la tecnología para ser de una vez por todas más transparente.

Si tras el error garrafal de Ceballos (el penal que no fue porque la falta se cometió, al menos, un metro afuera del área) se hubiera aplicado la tecnología, la discusión no duraba más de 30 segundos.

Poder observar la jugada a través de una cámara resolvía el papelón de manera inmediata, ya que Ceballos hubiera tenido la posibilidad de dar marcha atrás con la medida. Y lo más importante: despejaba cualquier sospecha.

El rugby utiliza el video ref, el tenis tiene el ojo de halcón, elementos que lejos de complicar, ayudan a darle más transparencia a los fallos y a sacarle presión a los jueces. Sobre todo, a brindar justicia. ¿Por qué no los aplica el fútbol?

Sin ir más lejos Germán Delfino, en abril pasado y por el torneo local, durante el encuentro entre Vélez y Arsenal, rectificó una decisión con el apoyo de la TV. El árbitro había sancionado un penal para Vélez por una supuesta mano dentro del área del colombiano Daniel Rosero Valencia, a quien expulsó.

Mientras los futbolistas de Arsenal protestaban y el colombiano dejaba la cancha frustrado, a Delfino le avisaron que la mano había sido del delantero Mariano Pavone. Entonces, cambió la decisión: amonestó a Pavone y dejó sin efecto la sanción contra Rosero Valencia, que volvió a la cancha.

¿Quién lo ayudó a reparar el error? Más tarde se supo que fue el cuarto árbitro quien le avisó al juez, tras ver las imágenes por la televisión. Así de simple.

Durante el Mundial, la FIFA dio un paso adelante: utilizó un sistema tecnológico para determinar si la pelota pasaba o no la línea de gol. De esta manera, dejaron de existir las dudas sobre goles "fantasmas".

Quizá ahora, cuando se pide una renovación dirigencial y con la FIFA empantanada en oscuros temas de corrupción, estemos ante una buena oportunidad para exigir un cambio. No hay dudas que de esta manera habrá un fútbol más justo y menos polémico.