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Boca tiene que cambiar el chip

El técnico xeneize se mostró preocupado por la falta de gol del equipo FotoBaires

BUENOS AIRES -- Cuatro partidos sin convertir, sumando los amistosos del verano. Un funcionamiento que deja dudas. Y un partido trascendente por venir, la final de la Supercopa ante San Lorenzo, que otorga una plaza para la Sudamericana.

Sí, Boca no tiene paz. A pesar de que ganó dos títulos seguidos a finales de la pasada temporada, el xeneize viene siendo cuestionado por su flojo rendimiento.

Y por supuesto, los partidos amistosos que perdió en el verano ante River condicionaron el arranque del torneo.

El 0-0 ante Temperley, lejos de descomprimir, sumó incertidumbre: se esperaba mucho más del campeón, tanto desde el juego colectivo como desde lo que pueden aportar sus individualidades.

Boca no pudo hacer notar las enormes diferencias que existen entre su plantel y el de los Gasoleros. Algo que le paso y bastante en la última temporada, cuando sufrió y mucho ante equipos que habían llegado desde el ascenso.

Por caso, en el torneo pasado perdió con Aldosivi y con Unión, y empató con Colón, con San Martín de San Juan y con Nueva Chicago. Sin dudas, en lo que va de este año, lo que más debe preocupar al DT es el bajo rendimiento de las figuras.

El caso de Tevez es el más llamativo: parece cansado, lento, no puede explotar su potencia ni su capacidad de definición. Y por supuesto, Boca lo siente. Pero el Apache no cuenta tampoco con el apoyo de otros jugadores importantes como Lodeiro, Pérez o Melli.

La vuelta de Fernando Gago, quien regresó a las canchas tras la rotura del tendón de Aquiles, puede ser una buena rueda de auxilio para un equipo que necesita fútbol.

La falta de gol es otro de los factores a tener en cuenta: el xeneize no marcó en las ultimas cuatro presentaciones. Para colmo de males, Daniel Osvaldo, con una molestia muscular, espera afuera por su recuperación, y Jonathan Calleri, el 9 que se fue por la llegada del ex Huracán, la rompe en San Pablo: viene de hacer tres goles en cuatro partidos.

La exigente pretemporada, la falta de ritmo de competencia, puede ser uno de los motivos de este bajón. Pero, se sabe, Boca nunca maneja los mismos tiempos que los demás clubes. Y una tormenta de verano puede convertirse en un tsunami si los resultados no aparecen a tiempo.

Ese tsunami, amenaza con aparecer este miércoles, cuando se juegue la final contra San Lorenzo. Un mal resultado potenciará las críticas. Un triunfo, alejará los fantasmas.

Por eso es necesario que los Xeneizes cambien el chip. Así vive Boca. No hay lugar para los grises.