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Motivos para ilusionarse

BUENOS AIRES -- Se sabe y siempre se dice que una final es como un partido envasado al vacío. Lo que allí ocurre no está relacionado con ningún tipo de contexto o antecedentes. Es una nueva y breve historia. Hay una verdad parcial en estas consideraciones habituales. Pero el momento futbolístico de cada finalista incide, predispone mentalmente. No se trata de un encuentro que surge de la nada, como desearía el más débil de los dos.

Además, si no se pudieran intentar hipótesis de los partidos (cómo será tal o cual final), los comentaristas perderíamos el trabajo. Y también resignaríamos uno de los atractivos máximos del fútbol: el juego especulativo. Siempre se trata de un juego. Luego de estas necesarias (o no) consideraciones revisaremos cinco razones por las que San Lorenzo debe llegar ilusionado al partido decisivo con Lanús y que lo presentan como gran candidato al título.

1) - El último partido ante Banfield (empate) cortó una racha de siete victorias consecutivas. Luego de la caída ruidosa ante Quilmes (0-3), el equipo de Pablo Guede ganó en equilibrio y solidez. Aunque depuso su actitud ofensiva a ultranza resultó más eficaz. Se consolidó en defensa y, aun ganando por la mínima diferencia, se volvió invencible. La seguidilla de victorias (que incluyen un clásico con Huracán y duelos con grandes como River, Independiente y Rosario Central) contagia una fortaleza indispensable para afrontar una final. Describe al equipo en constante ascenso.

2) - A la hora de los nombres, el de Fernando Belluschi es fundamental. Jugador todo terreno, asegura inteligencia y claridad. Excelente lector de la cancha, cedió pases para goles decisivos. Sabe si debe encarar, rematar, buscar un compañero en profundidad o rebobinar la jugada. Ha sido gran figura del equipo y uno de los mejores futbolistas del torneo. Su complemento es Ortigoza, patrón de la salida con su tranco en apariencia lento y su pasmosa precisión. Pero por lesión, no estará frente a Lanús y esa es una pérdida notoria.

3) - San Lorenzo encontró una dupla ofensiva de óptimo rendimiento. De pronto, Nicolás Blandi salió de las sombras (no estaba en la formación original de la gestión Guede) y se reveló como un goleador implacable. Y hace los goles que suman puntos, como debe ser. No los que decoran el marcador y engordan el récord personal. A su lado, Ezequiel Cerutti ensancha el ataque y, con su velocidad de rayo, ofrece un recurso por la banda que en la temporada pasada no existía.

4) - Al entrenador se le ha criticado su propensión a cambiar. Pero en esa dinámica se puede interpretar la voluntad de no casarse con ningún esquema o apellido que no responda a las expectativas. Guede, desconocido en la Argentina hasta su desembarco en San Lorenzo, venía precedido por una fama de DT ofensivo poco menos que dogmático. Está visto que no es así. Supo cambiar a tiempo y para bien. Es un técnico atento y abierto, que no ata el equipo a sus premisas sino a la inversa. Aunque sus declaraciones a la prensa a veces resultan incomprensibles (por ejemplo, se quejó de que San Lorenzo metió un gol demasiado pronto en Santa Fe). Salvo por la baja de Ortigoza, el DT ha llegado a la final habiendo conformado la mejor versión del equipo.

5) - En una defensa que funciona sincronizada, se destacan los laterales, Julio Buffarini y Emmanuel Mas, por su recorrido y aporte ofensivo. Son herramientas permanentes para sorprender y expandir la oferta de ataque. A diferencia de otras temporadas, Buffarini no está sobrecargado de responsabilidad en la posesión y distribución. Y así se le saca mucho mayor provecho a su tenacidad y rapidez.