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La era del hielo

Getty Images

BUENOS AIRES -- Los entrenadores, y en general quienes se dicen sensatos dentro del fútbol, defienden los procesos largos, el tiempo de trabajo necesario para que un plantel madure y finalmente exponga su verdadero potencial y su verdadera identidad. Todo muy lindo hasta que una derrota garrafal acaba con este enunciado tan noble.

Y hay que tirar a todos por la ventana y empezar cuanto antes de cero, si es menester improvisando. Y no lo dice solo el público impaciente, sino algunos (dirigentes, en mayor medida; también entrenadores) que hasta poco antes abogaban por los plazos, los proyectos y un montón de palabras elegantes que denotan seriedad.

Algo de eso ocurre ahora en Boca, donde los futbolistas más renombrados –los llamados referentes– han concentrado la responsabilidad por la inesperada derrota ante Independiente del Valle y la eliminación de la Copa.

Por lo que ahora, Cata Díaz, Gago, Orion y Tevez están en el ojo de la tormenta.

Gago, que no juega nunca, y Tevez, que es la debilidad de la hinchada, cuentan con mayor protección aunque se les redujo el crédito. Los otros dos, por las actuaciones recientes (el arquero entregó un gol decisivo), parecen candidatos al pago de facturas.

Ya se deslizó que a Orion se le traerá algún competidor de fuste, quién sabe si para que se esfuerce más, para reemplazarlo en la primera de cambio o para las dos cosas. Al defensor central también se le destiñe el cartelito de titular indiscutido, mientras que Tevez se toma una breve licencia hasta que escampe y Gago permanece en la enfermería y, hasta ahora, por más que se lo invoque, completamente ajeno a esta tormenta.

La idea es colocar paños fríos. Nada de rajes violentos, sino un reacomodamiento que se vislumbra paulatino.

El Mellizo Guillermo cuenta con respaldo suficiente como para dejar rodar la pelota hasta que la decepción y la furia se diluyan. Tiene las manos libres y, por lo que deja entrever, no habrá vendetta para nadie.

El DT sabe que el costo del efectismo puede ser debilitar el equipo y, de yapa, ganarse enemigos en el vestuario. El aura de la renovación se dará progresivamente y, según la expectativa del entrenador, de la mano de las incorporaciones, la mejor manera de acelerar el olvido y poner en marcha la ilusión cíclica del hincha.

Barros Schelotto adelantó que Tevez seguirá en Boca, una señal tranquilizadora hacia el público que desactiva rumores. Aunque ahora el público acaso se torne más demandante con el ídolo tan largamente esperado. A solas con su alma, seguramente el DT se reprochará no haber tenido una performance mejor con un plantel tan rico. Plantel que, dicho sea de paso, obligado a la purga que sigue a las crisis, corre peligro de ser desmantelado.

Se irán, entre otros, Lodeiro –también dañado por la debacle en la Copa–, Fabra, Bentancur y Palacios, nombres que quizá merezcan una oportunidad más, igual que los referentes, y que difícilmente tengan reposición inmediata en el mercado. Pero cómo se administra un plantel tan vasto, cómo se calibran las oportunidades de cada uno y cómo se cuida la plata del club ya es otro tema.