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Barcelona tropezó otra vez con la misma piedra

ESPN.com

BUENOS AIRES -- La UEFA Champions League tendrá este año, como en cada una de sus pasadas ediciones, un nuevo campeón: el sueño del Barcelona de repetir se terminó en cuartos de final frente a un Atlético Madrid que ya lo había amargado en la misma instancia hace dos años.

Una vez más queda claro que, por más ricos que sean sus planteles, los equipos de la elite europea llegan a los meses finales de la temporada al límite de sus fuerzas. Entre un fixture propio cargado de compromisos por liga y copas, más el trajín que le genera a sus estrellas el participar también de sus selecciones, se produce un desgaste lógico.

Los partidos, los golpes y los viajes tarde o temprano pasan cuentas. Y eso a pesar de que en Europa se cuida mucho más a los futbolistas que en Sudamérica, empezando por árbitros más estrictos, pero considerando también los cuidados en la alimentación y el ejército de especialistas que los clubes de primer nivel ponen a disposición de sus planteles.

Veníamos hablando en estos días sobre las energías que le faltaron al Barcelona en el Clásico ante el Real Madrid. En ese partido, más la ida ante el Atlético, dio la sensación de que el equipo de Luis Enrique se terminó sus reservas. Así fue que el sábado no pudo con la Real Sociedad y, a continuación, no encontró los caminos del gol en la vuelta ante los colchoneros.

Porque siendo sinceros, Barcelona no había creado situaciones antes del puntazo de Suárez que terminó en las manos del arquero. Se encontró enmarañado en la red defensiva que tejen, con tanta destreza, los equipos de Simeone.

No es tarea fácil: el Atlético Madrid achicó tanto la cancha que obligó al Barcelona a jugar en una franja de 30 metros. Por más habilidad y técnica individual que tengan sus hombres, y de hecho la tienen, se hace prácticamente imposible encontrar espacios. Y al mismo tiempo, la velocidad para el contraataque de los del Cholo es siempre una amenaza latente, como lo prueba el hecho de que las mejores chances las tuvo el Atleti cuando recuperó y lanzó réplicas, como la que terminó en el penal que selló el 2-0.

Párrafo aparte merecen los dos penales. Sí, porque fueron dos, y en ambos se equivocó el árbitro. En el primero, porque no había dudas de que Iniesta merecía la expulsión. Y en el segundo, en el que no dio, porque la mano de Gabi (curiosamente, ante remate de Iniesta) fue claramente dentro del área. > > Como buen árbitro italiano, Rizzoli compensó: la tarjeta roja que no sacó hizo que un penal se transformara en tiro libre. Y así le quitó la chance a Barcelona de llevar el partido al alargue. Por supuesto que hay una cuota de responsabilidad también de pare del juez de línea, que como asistente podría haber señalado que la mano ocurrió bien adentro del área. > > Pero eso igual no quita que la clasificación del Atlético Madrid sea merecida, tal como lo fue en 2014. En los 180 minutos, Simeone consiguió llevar la serie al terreno que le conviene, maniató el poder ofensivo del Barcelona y le pegó en los momentos justos.

PARIS NO FUE UNA FIESTA
Si hubo otro equipo que, como el Barcelona, dio menos de lo que prometía, ese fue que el París Saint Germain. Por su juego, por sus nombres y por haberse ido asentado durante los últimos años, era otro de mis candidatos.

En el caso del PSG, un factor importante para explicar la eliminación es entender que se quedó sin su línea media titular para la vuelta de cuartos ante Manchester City. Arrancó el partido sin Verratti ni Matuidi y durante el primer tiempo perdió a Thiago Motta. Así, sus delanteros recibieron menos juego y terminaron diluyéndose. > > Ibrahimovic dijo tras el partido que jugaron con un sistema 3-4-3 para el que no se habían preparado. Pero más allá de lo táctico, lo cierto es que los hombres de punta no aparecieron. El mismo Ibra estuvo apagado, a Di María se lo vio de manera esporádica y solamente Cavani pareció enchufado, con mucha movilidad pero poco contacto con la pelota.

A diferencia del Barcelona, exigido al límite con su calendario, al PSG parece pesarle la poca competitividad que desarrolla en su liga. La viene ganando al trote y sin necesidad de exigirse al máximo, algo que después paga cuando se cruza con ls mejores del continente. No le vendría mal que se materialice esa especie de súper liga europea de la que se viene hablando...

Enfrente tuvo a un Manchester City que me da placer que haya avanzado porque es un equipo que trata de jugar bien al fútbol, incluso cuando se para con la ventaja dun resultado, como fue el caso. Pero su 4-4-2 le permitió controlar los tiempos del partido y podría haber pasado al frente antes, con el penal que erró Agüero.

No le sacó gran diferencia al PSG, pero terminó ganando y clasificando merecidamente, con el aporte fundamental del belga De Bruyne, que volvió con mucha frescura tras un parate por lesión.

EL RESTO Y LO QUE VIENE
Las otras dos series también tuvieron justos ganadores. Al Bayern Munich no le sobró mucho ante el Benfica, pero el gol de (nuevamente) Vidal para el 1-1 en Portugal le dio la tranquilidad que necesitaba. Da la sensación de ser, el de este año, el equipo más irregular de todo el ciclo Guardiola, pero está una vez más en semifinales.

A Real Madrid se le simplificó todo con los dos goles en ráfaga en el arranque del partido. El primero tras un rebote y el segundo con una gran definición de Cristiano Ronaldo, pero haber dejado la serie como al principio de manera tan veloz fue clave en el desarrollo del partido.

Ante ese escenario, el Wolfsburgo no tuvo plan B y mostró sus limitaciones fuera de Alemania. Nunca tuvo suficiente determinación para buscar ese gol que hubiera puesto en aprietos al Madrid y lo terminó pagando. > > Pero volviendo a Cristiano Ronaldo: una vez más demostró por qué le discute a Messi cada temporada el título de mejor jugador del año. Y ya lo hemos dicho: sin Messi, no habría ninguna discusión.

A Cristiano se lo critica muchas veces sin fundamento. Es imposible que juegue bien y haga tres goles todos los partidos, pero esta vez apareció, dos veces en diez días, cuando más se lo necesitaba. Y si de lo que se habla es de su ego, eso debería quedar de lado cuando entra en un campo de juego, donde merece máximo respeto.

Por último, y a la espera del sorteo del viernes, les cuento mi preferencia: un cruce entre Atlético Madrid y Bayern Munich. Me encantaría ver ese duelo directo entre dos estilos. Más con el antecedente de la eliminación del Barcelona, pero también por todo lo que le costó al Bayern dejar afuera a un equipo también preparado para la contra, como es la Juventus.

Felicidades.