Fútbol Americano
Paola Núñez, ESPN Digital 8y

Guardiola y 'El Cholo' frente al miedo de quedar fuera

MADRID -- Llegamos a ese punto en que el inevitable paso del tiempo ha empezado a poblar los banquillos más ‘complicados’ de Europa con gente nacida después de 1970. Las figuras más visibles de esa nueva generación de entrenadores que está cambiando el futbol en el viejo continente de una forma integral, no sólo en la cancha, son Josep Guardiola y Diego Simeone.

Volverán a enfrentarse en la vuelta de la semifinal de la Champions League entre Bayern Munich y Atlético de Madrid.

Apenas se anunció el cruce comenzó el ‘debate’ entre los estilos de uno y otro. Eso del juego elegante y de mucho toque contra la agresividad y perfección defensiva; dos estilos, "muy diferentes", impuestos por hombres con carácter antagónico pero que en el fondo y para que lo que importa, funcionan igual. De cabeza privilegiada, intolerantes a la debilidad de carácter, obsesivos, perfeccionistas, obstinados, calculadores, "intensos". Por eso ambos rehúyen del debate, sobre todo al verse encasillados, y en cambio, destacan que se han sabido adaptar a lo que tienen en las manos.

"Lo de los estilos es muy viejo. Simeone en otro equipo entrenaría de la misma forma, porque él lo siente así. Yo también siento lo que hago. Se trata de adaptarse a lo que tienes. Si quisiera jugar a lo mismo que en España, aún estaría allí", dijo Josep Guardiola en rueda de prensa previa al encuentro. Momentos antes, el argentino se desmarcaba de las comparaciones de una manera más contundente:

"No me detengo ni un segundo a analizar esta situación (del debate de estilos). Me preparo para ganar, no para gustarle a nadie".

A su manera y de acuerdo a la personalidad de cada uno, aspiran a lo mismo.

Proyectos a largo plazo siempre con la intención de ganar en todo lo que se les atraviese. Con el mismo "miedo" a "quedar fuera", según reconocieron ambos este lunes.

Uno con la "filosofía" de “levantarse muy temprano y currar” sin descanso; y el otro, con el lema del “esfuerzo innegociable” por delante, que en términos prácticos viene a ser lo mismo.

Y les va como les va.

Guardiola es uno de los técnicos más ganadores, no del momento, sino de la historia. Está empatado con Louis Van Gaal con 19 títulos; uno menos que Lippi y Scolari. Lo impresionante es que el catalán ha logrado en siete años lo que ha tomado una vida al resto. En su carrera como entrenador en la primera división ha dirigido 346 partidos obteniendo una victoria en 255, el 74 por ciento. Si bien es cierto que ha tenido en sus manos a dos de los mejores planteles del mundo, Barcelona y Bayern Munich, resulta significativa la relación entre partidos dirigidos y títulos conquistados. Pep registra un título por cada 18 partidos. Y sólo tiene 45 años.

Guardiola empezó ganando. Su primer trabajo como entrenador, como no podía ser de otra manera, fue en La Masía, con el Barcelona B, equipo al que subió a Segunda B. Fue llegar al primer equipo del Barcelona y no bajarse de la cresta de la ola. No ha pasado una sola temporada en blanco desde entonces.

Aún así, en Alemania no han parado de criticarlo desde la semana pasada, cuando su equipo cayó por 1-0 en el Vicente Calderón. Se habla del “miedo” al Atlético de Madrid. De que por tercera semifinal de Champions consecutiva, volvió de España sin haber marcado un solo gol. De que abandonará Munich sin haber ganado la Champions.

Y mientras tierras germanas se le critica a Pep por perder la batalla táctica en Madrid, al Cholo le ha llovido --desde hace años-- por el futbol que despliega el Atlético. Pero sobre todo, se le ha menospreciado a la par que al cuadro rojiblanco, pues aún existe quien se niega a aceptarlo como equipo ‘grande’. Salió hasta Xavi Hernández a decir que un equipo “grande” no puede "llegar a jugar como el Atlético de Madrid". Arponazo del cerebro del Barcelona del ‘triplete’ de Guardiola, pero quien lo hizo jefe en el centro del campo fue Luis Aragonés. El mismo al que se le canta religiosamente en el Calderón al minuto 8 y quien empujó a Simeone al Atlético de Madrid, cuando lo dirigía en Sevilla.

"Yo desde que empecé a ser entrenador interpreté que lo mejor es potenciar a los futbolistas que tengo. En una selección ahí se tendré una idea, porque podré escoger. Ahora que estoy en club. El orgullo es potenciar futbolistas, no poner por delante nuestra idea",  respondió Simeone.

Al argentino casi le viene mejor. Hace cinco años que ha acostumbrado a sus hombres y a sus aficionados a sacar el pecho ante rivales que intentan hacerlos menos. Simeone presenta un 55.9 por ciento de victorias en los 404 partidos que ha dirigido en diez años de carrera y por lo pronto ya ha pasado a la historia como el técnico más exitoso en los 113 años de vida del Atlético de Madrid. Con 257 partidos dirigidos, también es el segundo entrenador con mayor continuidad en las filas rojiblancas después de Aragonés. Ha firmado desde el banquillo rojiblanco 164 victorias, 51 empates y 42 derrotas. En solo cinco años en Europa ha cosechado cinco títulos y con planteles que difieren entre un 50 y 70 por ciento de una temporada a otra. El Atlético de Madrid había estado frente a la oportunidad de llegar a dos finales en tres años.

Simeone no ha llegado a entrenar, todavía, a un Messi o la base de dos selecciones campeonas del Mundo. Tampoco ha ganado una Champions, ya no digamos un par. Pero va en camino y si es derribando a un grande, tanto mejor. De ese sentido del orgullo se han contagiado sus jugadores, que cada vez que se miden a un "favorito" o rival “superior” se crecen. Mañana , por ejemplo, se medirán a un equipo que cuesta el doble y con vitrinas repletas; el más ganador de Alemania con 59 títulos de los ‘grandes’, cinco Champions League incluidas, ante los 30 títulos de abolengo rojiblancos.

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