Fútbol Americano
Jordi Blanco 8y

La crueldad vuelve a acompañar al Atlético en su derrota

BARCELONA -- La crueldad sin límite condenó al Atlético de Madrid en San Siro. Milán pasará a la historia negra colchonera, como Bruselas en 1974 y Lisboa en 2014. Un gol en el último minuto de la prórroga, un gol en el minuto 93... Y una tanda de penaltis dramática. Así se escribe la historia del Atlético.

Al Real Madrid acabó dándole la Champions Cristiano Ronaldo. Fantasmal durante 120 minutos, al portugués le regaló un guiño la eternidad tras el lanzamiento al palo de Juanfran para convertirle en protagonista en una noche que no se olvidará.

El Atlético nadó contracorriente desde que Bale le puso el miedo en el cuerpo y el Real no remató la final cuando pudo, en una primera parte por la que pasaron los de Simeone de puntillas y que pudo pasarle factura después al equipo de Zidane, superviviente contra todo hasta que Carrasco igualó.

Mereció mejor suerte la fe del Atlético pero la fortuna se alió con un Madrid que se mantuvo a flote a pesar de ser penalizado tanto por la lesión de Carvajal como por las lesiones de Benzema y Gareth Bale. Y en la que Cristiano Ronaldo pasó como un auténtico fantasma, sin dar señales de vida durante 120 minutos.

Las finales no se juegan mejor o peor. Se ganan o se pierden. Y el Madrid conquistó la undécima sin necesidad de brillar. De hecho, logró el título sin necesidad de ganar en San Siro, un estadio hasta esta noche maldito y que desde hoy pasará a la historia de oro del club merengue.

Zidane se convirtió en el primer francés que gana la Champions como jugador y como entrenador, mientras a Simeone le acompañará la leyenda del perdedor en el momento supremo.

No será, con el paso del tiempo, un título que se guarde en la memoria. Pasará a ocupar su espacio en la mayúscula sala de trofeos del Real Madrid y tendrá a Cristiano Ronaldo como su nombre más destacado.

Al portugués no le hizo falta destacar hasta el momento definitivo. Cuando éste llegó no falló y sentenció una final que comenzó a ganar Gareth Bale y que un heroico Atlético puso en duda hasta el último suspiro.

Pero la gloria, cruel hasta el límite, se le escapó de las manos, una vez más, al Atlético para abrazar al Real.

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