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Milán vivió una final bien italiana

La táctica le ganó a la creatividad entre Real y Atlético Madrid EFE

BUENOS AIRES -- Tuvieron que pasar 120 minutos y la definición desde el punto penal de un partido extremadamente parejo para que la UEFA Champions League tenga nuevo campeón en Milán. Y por una mínima diferencia, la Orejona se fue otra vez más, la undécima, a casa del Real Madrid, dejando frustrado por tercera ocasión a su vecino y rival, el Atlético Madrid.

En el campo de juego no se sacaron ventajas. La balanza solamente se inclinó por un remate desde el punto penal que por centímetros no fue gol, el único de los nueve en el que el arquero se tiró con chances de llegar, y lamentablemente, el que falló fue una de los mejores en el juego, un Juanfran que anuló a Cristiano Ronaldo y que además asistió en el gol de su equipo.

Es que fue una final completamente italiana, en la que lo táctico le ganó por goleada a la inventiva y la apuesta de ambos fue, claramente, correr los menores riesgos posibles.

En ese sentido, el partido no me gustó y hasta diría que me decepcionó. Y eso sin afán de ser lírico: tengo muy claro que no se le puede dar de comer al adversario en la boca. Pero eso no debería impedirle a los dos mejores equipos de Europa ser un poco más generosos con el juego y, por ende, con el espectáculo.

Fue sin dudas un partido que nos dejó con apetito y en el que los dos pensaron más en evitar que el contrario jugara que en jugar ellos mismos. Ambos prefirieron, en vez de buscar e ir para adelante, prestarse la pelota, a punto tal que el Atlético, que suele resignar la posesión, terminó teniendo casi el mismo porcentaje que el Real.

Cuando ese sucede es lógico que las defensas sean superiores a los ataques, porque el énfasis no está puesto en crear superioridad numérica adelante sino en no sufrirla atrás. Y así fue que, de todos los hombres de punta e incluso de los mediocampistas creativos, el único que estuvo más o menos a la altura de un partido tan especial fue Bale. De los demás, prácticamente ni noticias.

Se mencionó mucho en la previa y quedó confirmado en el partido: el fútbol italiano, que ambos vivieron como jugadores, caló hondo en los dos técnicos. Tanto Simeone como Zidane eligieron la precaución como sistema y así fue que hubo muy pocas chances.

Al Real Madrid lo agarraron mal parado solamente una vez y Sergio Ramos se encargó de cortar la contra cuando aún estaba lejos del arco con una falta que significó la amarilla. Por eso Atlético dispuso de una sola chance clara, que fue la que terminó en el gol del empate, con una gran subida por derecha de Juanfran y aprovechando que tanto Lucas como Danilo se durmieron para cerrar.

Del otro lado hubo un par de muy buenas intervenciones por parte de Oblak y defensores que evitaron otro par de chances jugándose el todo por el todo para tapar remates. Pero incluso esa ventaja en oportunidades marcó un margen de superioridad muy escaso para un equipo con tanto potencial ofensivo como Real Madrid.

Lo que es cierto es que, con esa apuesta, el Real Madrid se llevó la Champions y cerró así un año que, hasta hace muy poco, parecía perdido. Vaya el reconocimiento para Zidane, que recuperó un equipo más que nada hablando y con un solo cambio, pero uno clave a la hora de darle otra fisonomía y filosofía.

Lo venimos diciendo apenas ese cambio se consolidó: con Casemiro en el mediocampo, Real Madrid se convirtió en un equipo más equilibrado. Menos ambicioso quizás, pero logró lo que necesitaba, que era que le lleguen menos, y al mismo tiempo, liberó de funciones defensivas a los de adelante y ordenó la tarea de Kroos y Modric, más cómodos cada uno por un costado que cuando formaban tándem central.

Sin llegar al extremo de la era Mourinho, Real Madrid volvió a jugar un fútbol más frío, más calculador. Le rindió sus frutos, pero no se puede perder de vista que la historia terminó bien porque Real Madrid ganó en una definición que podría habérsele dado vuelta.

Distinta hubiera sido la historia si el Atleti se iba victorioso en los penales. Porque en ese caso, se hubiera hablado de lo poco que arriesgó el Real y de cómo, faltando 15 minutos y con la posibilidad de un alargue, Zidane ya había agotado sus cambios. Porque si bien Lucas por Benzema era lógico porque el francés venía de una lesión e Isco aportó frescura, este último ingreso, por Kroos, podría haber esperado un poco más a ver qué forma tomaba el partido

Para terminar quiero tocar dos temas más que dejó la final. El primero es el arbitraje, del que a mi gusto se habló muy poco y creo que dejó mucho que desear.

En el gol del Real Madrid, Ramos estaba adelantado, algo que casi no se mencionó. Es cierto que no fue algo flagrante, pero la pregunta es: ¿para qué suma la UEFA tantos árbitros y asistentes si en una jugada relativamente sencilla, como un centro que se desvía tras una peinada, nadie puede detectar el adelanto?

Por otro lado, en mi opinión el penal no fue tal. Torres no fue a jugar la pelota y Pepe sí, y lo que hace el delantero es colocar su pierna para que el defensor no llegue. Son, a mi entender, dos momentos que cambian el rumbo del partido y en los que creo que el árbitro tomó el camino equivocado.

El segundo tema es lo que logró Simeone al frente del Atlético Madrid: la palabra más adecuada que se me ocurre es extraordinario.

A cualquiera que ponga en duda el mérito de estas dos finales, más todos los trofeos conquistados, le pregunto si hubiera creído en que esos logros eran posible hace cuatro años y medio. Creo que ni el hincha colchonero más fanático ni el propio Simeone hubieran apostado por algo así.

En estas evaluaciones creo que hay que dejar de lado gustos personales por cómo juega o deja de jugar. Lo que hay que juzgar es si el técnico logró inculcar sus ideas, y no hay dudas de que Simeone lo hizo. Y a medida que por medio de su exigencia ese estilo trajo resultados, quedó confirmado que su idea era la adecuada para el Atlético Madrid.

En cuanto a su futuro, sólo él sabe qué quiere. Si decide irse, habrá que ver si en otro lugar tiene los medios y el contexto como para imponer sus ideas. Pero hay algo que seguramente tiene claro, como nos pasó a quienes en algún momento tuvimos una racha exitosa: confirmar y repetir siempre es más complicado.

Felicidades.