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Lionel Messi tuvo una actuación descollante ante Panamá.

Desde el mismo día en el que la Selección Argentina pisó tierra estadounidense, se habló de Lionel Messi. Pero esta vez los temas no fueron sus hazañas futbolísticas o todo lo que es capaz de brindarle al equipo, sino los problemas físicos, legales y hasta logísticos que sufrió antes del campeonato. Que no llegaría al debut, que sí podría jugar, que recién lo haría en cuartos y hasta que no vendría a la Copa América Centenario. Mientras algunos especulaban y se enfocaban en todas esas dificultades, otros tenían un deseo más simple y genuino: verlo jugar. Nada más que eso. Estos últimos fueron los que más disfrutaron con su extraordinario debut.

En Estados Unidos, Messi es más importante que el resto de los futbolistas de la Copa juntos. El pueblo de este país conoce al quíntuple ganador del Balón de Oro más que a la Selección en la que juega. Muchos se enteraron de la existencia del campeonato porque sabían que Messi participaría. "El Jordan del fútbol", publicaron los medios de Chicago antes del duelo contra Panamá. La única referencia mediática al "soccer" fue por culpa del ídolo rosarino. Por eso, su debut era tan esperado. Lo que nadie esperaba era que fuera de esta manera.

"La idea era arrancar despacito", dijo el Diez tras el partido. Tres goles, una asistencia y varios lujos en treinta minutos de juego puede ser la idea de un comienzo tranquilo para el mejor futbolista del mundo. Los más de cincuenta mil espectadores que estuvieron en el Soldier Field de Chicago fueron a verlo jugar al menos unos minutos y terminaron disfrutando una de las mejores actuaciones de su carrera en la Selección Argentina. De hecho, es la primera vez que convierte un triplete en un torneo internacional.

Ningún jugador del planeta es capaz de demostrar todo su repertorio sin necesidad de tomarle temperatura al partido y casi sin esforzarse demasiado. Es como si Messi hubiese marcado tres goles porque eso es lo que debía hacer. Como si esa fuese su obligación y el único desenlace de este encuentro. Messi juega al fútbol como el resto de los mortales caminamos o respiramos.

Se ha escrito todo lo que se puede escribir sobre el Diez argentino. Lo han hecho grandes plumas del mundo y ninguno ha podido igualar las sensaciones que generan verlo en vivo y en directo. Lo que hizo hoy ya lo hizo antes y lo volverá a hacer. Lo que sí debe ser destacado es que esta actuación es más propia de su carrera en Barcelona que en la Selección Argentina. Pero ese tema no se tocará hoy. Es momento de disfrutarlo.

El estadio sólo expresó emoción cuando Messi ingresó al campo de juego, cuando las pantallas lo enfocaron y cuando ingresó. Porque la enorme mayoría de los hinchas fue al Soldier Field para ver al Diez. Lo que ocurrió antes del cambio por Augusto Fernández, no le interesó mucho a nadie. Porque todos estaban más pendientes de los movimientos del hombre sentado en el banco de suplentes que de los 22 futbolistas que se prestaban la pelota en la cancha.

Messi se paró por delante de la línea de mediocampistas y Ever Banega ocupó el lugar de Fernández al lado de Javier Mascherano. El mediocampista de Sevilla será su principal socio en este campeonato. Así quedó demostrado contra Panamá. Con la lesión de Di María, es posible que Banega retroceda y que Gaitán pase a jugar por la izquierda. Entonces, ese primer pase saldrá desde más atrás y Messi será el receptor cerca del área.

Este debut fue perfecto primero por su descomunal talento y segundo porque aprovechó a un adversario desgastado y atemorizado. Hasta los quince de la segunda parte, Panamá había hecho un partido correcto y Argentina ganaba sólo por su contundencia. Pero verlo a Messi en la cancha fue demasiado para los inexperimentados defensores panameños, que cometieron errores muy graves y vieron cómo el crack rosarino los aprovechaba.

Hizo todo. Tocó con criterio, fue vivo para tomar un rebote y marcar su primer gol, fue genial para convertir el tiro libre y certero para cerrar su doblete tras un gran pase de Banega. Tuvo tiempo para tirar un lujo en el área y darle una hermosa asistencia a Rojo antes del gol de su amigo Agüero. Jugó treinta minutos perfectos incluso para sus parámetros.

Es el máximo goleador del torneo y todas las dudas sobre su estado físico quedaron absolutamente sepultadas. Messi volvió a sorprender, si eso fuera posible. Nadie más que él merece un título con la camiseta de su Selección. Quizás esta tierra que lo venera sin conocer casi nada de fútbol sea el lugar indicado.