Fútbol Americano
Alejandro Caravario 8y

Videos clandestinos

BUENOS AIRES -- Luego del gol con la mano que posibilitó la clasificación de Perú y dejó fuera de la Copa América al otrora poderoso Brasil, ya no queda lugar para discrepancias en torno al uso de la tecnología (básicamente el video) en auxilio de los árbitros.

La defensa del error como resguardo de una supuesta esencia humana del fútbol es un disfraz romántico que sólo deriva en injusticias. Y que resulta inaceptable en cualquiera de los deportes profesionales que alcanzaron un grado de desarrollo masivo e industrial.

Como suele suceder en estos casos, luego de las sucesivas reiteraciones televisivas al instante –desde diversos ángulos y distancias, y a diferentes velocidades– todos se convencieron de que el gol de Raúl Ruidíaz había sido ilegal. Todos menos los árbitros.

Porque en las acciones polémicas de partidos de esta envergadura, la platea global –incluso los que están en la cancha– se enteran del desenlace de la jugada gracias al flujo instantáneo de imágenes en los más variados soportes. Mientras los que deben decidir, los jueces, obran a ciegas.

Para ellos no rige la repetición, la consulta a un observador de jugadas específicas, la deliberación. Ellos, en segundos, deben sellar la suerte de los participantes en una competencia. Y, a veces, sin siquiera haber visto con claridad el episodio en cuestión. Parece una burla cruel.

Por ahora, la FIFA prohíbe la asistencia tecnológica para los árbitros. ¿Qué sucede entonces? Lo habitual ante interdicciones ridículas. Lo que pasaba con la Ley Seca, por poner un ejemplo célebre. Se fomenta la clandestinidad.

Ahí lo vimos al pobre Andrés Cunha, el referí uruguayo que convalidó el gol de Ruidíaz, tratando de obtener, vía intercomunicador, algún testimonio secreto que lo sacara de la duda. Se ve que le dieron mal el dato porque los minutos que demoró en tomar la determinación no hicieron más que confirmar su error.

No hace mucho, en la Argentina, Germán Delfino rectificó un fallo durante un partido entre Vélez y Arsenal. Dejó sin efecto el penal y la expulsión que acababa de sentenciar, a instancias del cuarto árbitro, quien contaba con la seguridad que confieren las imágenes vistas varias veces. Fue ilegal, pero más justo que el fallo original.

Está claro que, con el sencillo acceso al chequeo por televisión, los árbitros optarán por la clandestinidad con tal de no quedar expuestos al bochorno como Cunha.

En el Mundial 2014 se habilitó la tecnología para definir, cuando la duda lo ameritara, si la pelota superaba o no la línea de gol.

Este año, en una reunión realizada en Gales, la International Football Association Board (IFAB) avanzó en consentir la utilización del video en algunas ocasiones: para confirmar goles, expulsiones, penales y la identidad de algún jugador sobre la que juez no tenga certeza.

Claro que habrá que esperar hasta 2017 para que arranquen las pruebas. A la luz de estos episodios que alteran la normalidad de los torneos, las autoridades quizás aceleren los tiempos para hacer más transparente el fútbol.

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