<
>

La hora de la verdad

SEATTLE (Enviado especial) -- Contra Bolivia, la Selección Argentina no tuvo ningún tipo de oposición real y ganó un partido que no merece ser analizado más allá del resultado y de los minutos que sumaron varios de sus jugadores. La posesión de 85 por ciento sirve para comprender lo que fue el trámite del partido. Por eso, el día después de la goleada en Seattle sirve para pensar en las virtudes mostradas en la primera fase y en lo que se debe mejorar de cara a los cuartos de final.

A Gerardo Martino todo le salió perfecto en la ronda inicial. Decidió guardar a Lionel Messi en los tres partidos y el Diez de todos modos terminó como el máximo goleador del equipo. Además, le dio minutos a casi todos los jugadores de campo y tiene variantes de nivel en todas las posiciones. Convirtió nueve goles, recibió sólo uno y ganó su grupo sin problemas. Desde los resultados, fue una ronda inicial perfecta. Desde el rendimiento, también fue muy buena.

En estos tres partidos, Argentina se mostró como un equipo versátil, con buenas respuestas a diferentes situaciones de juego. Si bien es cierto que sólo tuvo un adversario de nivel, también lo es que liquidó con facilidad a los otros dos rivales, algo que no siempre es tarea fácil para aquellos que llegan como favoritos. Supo presionar y aguantar contra Chile y fue contundente frente a Panamá y Bolivia. Sin dudas, se destacó como el mejor conjunto del campeonato hasta ahora y llega a las ruedas de eliminación directa con el cartel de máximo candidato.

Hoy, Martino tiene muchas más certezas que antes del comienzo de la Copa América Centenario. Sabe que la línea de fondo es intocable. Sergio Romero no tuvo errores salvo en el gol del descuento de Chile y llega con confianza y en buen nivel. En tanto, Gabriel Mercado y Marcos Rojo demostraron ser salida clara y también defendieron con criterio. Los centrales, Nicolás Otamendi y Ramiro Funes Mori estuvieron sólidos y coordinados, a pesar de algunos problemas contra Chile. La única duda que puede generarse en esa zona es la salida, ya que muchas veces mantienen la posesión sin posibilidad de subir la pelota. Para eso, Javier Mascherano debe retroceder y mostrarse como opción de pase.

Las alternativas también tuvieron muy buenas actuaciones. Sin dudas, la más importante fue la de Víctor Cuesta, quien jugó menos de un partido y convirtió un gol. Además, estuvo muy sobrio y seguro tanto en la marca como con la pelota en su poder. Facundo Roncaglia no tuvo problemas para reemplazar a Mercado y Funes Mori se destacó en el lateral izquierdo. Incluso, en ocasiones llegó hasta el fondo con criterio.

En el mediocampo no hay dudas en los nombres pero sí puede haberlas en la disposición táctica. Es posible que contra rivales que ataquen más, como lo pueden ser México o Colombia, el Seleccionado juegue con un 4-2-3-1, con Javier Mascherano y Lucas Biglia como doble cinco. El hombre de Barcelona fue figura en los dos primeros partidos por precisión y claridad, mientras que el de Lazio se mostró recuperado y volverá a darle el equilibrio de siempre a Argentina.

Ever Banega fue uno de los mejores futbolistas de la primera fase. Contra Chile brilló en el segundo tiempo en su rol de armador y en los otros dos encuentros se destacó con asistencias lujosas y personalidad para hacerse cargo de cada avance. La idea de Martino es que sea él quien conduzca a la Selección, con Messi un poco más liberado. Ever tiene todas las condiciones para hacerlo y su lugar en el campo dependerá del esquema táctico. Con un 4-3-3, jugará tirado a la izquierda, mientras que con un 4-2-3-1 lo hará centralizado, cerca de Lionel Messi.

Tras la lesión de Angel Di María, es probable que Nicolás Gaitán mantenga su lugar entre los once. El ex Boca fue clave frente a Chile por su capacidad para retroceder y le solucionó un problema grande al equipo. Con él, el mediocampo estira su presencia y ya no sufre tanto los contragolpes. A diferencia de los juegos contra la Roja y Panamá, Gaitán jugaría por la izquierda, como lo hace en Benfica, ya que la izquierda está reservada para un tal Messi.

El hombre que todos aclaman en los Estados Unidos está en perfectas condiciones y, de una vez por todas, será titular en Boston ante Venezuela. Messi es la estrella absoluta de la Copa América Centenario y los hinchas locales están más emocionados por disfrutar su juego que por el campeonato en sí. Eso quedó claro en Seattle, donde la enorme mayoría de los espectadores sólo fueron al estadio para verlo á él. El Diez se divirtió. No pudo alcanzar el récord de Gabriel Batistuta, pero desparramó lujos y sumó los minutos necesarios para llegar sin problemas a la instancia de eliminación directa. Allí, será el principal arma de una Selección que tiene demasiadas variantes en ofensiva.

El centrodelantero es, quizás, la única posición que no puede confirmarse. Gonzalo Higuaín fue titular en los tres partidos y se mostró comprometido con el equipo, movedizo y contó con varias ocasiones, pero no logró convertir. Y eso para un nueve puede ser imperdonable. En cambio, Sergio Agüero sí marcó un gol pero chocó más de lo que pudo desnivelar. Aquí, Martino tiene un dilema que deberá resolver en los próximos días.

A Argentina le salió todo perfecto y llega a los cuartos de final con un equipo seguro de sí mismo, versátil y contundente. Está todo dado para que se termine la maldición de más de veinte años, pero ahora llega la hora de la verdad y aún queda mucho por jugar.