Fútbol Americano
Alejandro Caravario 8y

Ideas alternativas

BUENOS AIRES -- El triunfo ante Bolivia era previsible. La holgura sirve para encarar con mayor entusiasmo el tramo final que comienza el sábado ante Venezuela.

Los pronósticos coronan de antemano a la Argentina –simplemente porque es el único de los grandes equipos tradicionales que queda en pie–, pero no habría que dejarse llevar por los cantos de sirena ni por la necesidad de la prensa de hacer futurismo.

La victoria en el último partido de la fase de grupos quizá deja más tela para cortar si se piensa en el futuro mediato antes que en el próximo compromiso del equipo de Martino.

La formación en la que abundan los suplentes siempre permite observar con qué reserva cuenta el plantel. Qué tan lejos –o cerca– está la segunda línea de los titulares y qué clase de soluciones son capaces de aportar.

1. Matías Kranevitter no es novedad. Su talento para leer el juego, anticiparse al pensamiento y el movimiento del adversario son conocidos por el público argentino. Tampoco sorprende la racionalidad con que administra la pelota. El fogueo internacional lo favoreció y se lo ve más seguro. A diferencia de otras zonas de la cancha, acá la Selección tiene un suplente que pide pista. Para decirlo con claridad: un suplente que tranquilamente puede tomar el lugar de Javier Macherano en lo que sería una renovación sin crisis.

El defensor del Barcelona viene insinuando que su ciclo en el equipo nacional está a poco del cierre. Que un tiempo tan largo sin títulos es una carga difícil de sobrellevar. Pues bien, en este sentido Kranevitter es un novato, tiene el legajo en blanco. Sin culpas ni complejos de arrastre.

Desde ya, el carácter emblemático de Mascherano, su predicamento entre los compañeros y el contagio anímico que produce su esfuerzo son un patrimonio al que el entrenador no renunciará así como así. Aunque su juego no depare idénticos beneficios, el lugar de Masche está garantizado. Esperemos que la condición de inamovible no postergue más de la cuenta a un futbolista que atraviesa un gran momento. Y que tiene un potencial enorme, difícil de medir.

2. La sequía de laterales no encuentra remedio. Un equipo alternativo obliga a correr a un marcador central –Ramiro Funes Mori– a la banda izquierda. Allí donde, dicho sea de paso, suele jugar Marcos Rojo, otro desplazado en algún momento, en su club, del centro de la defensa. Del lado derecho, al recurrente Facundo Roncaglia no le sobra nada. Su repetida convocatoria llama la atención. Por lo menos a este cronista.

Ya que estamos en la defensa, conviene apuntar el gran debut de Víctor Cuesta, un hallazgo azaroso (llegó a la Copa América porque se cayó Javier Pinola), pero que vale la pena seguir con atención. Promete convertirse en un futbolista completo. Tuvo una muy buena temporada en Independiente pero, lógicamente, aunque no es un chico, todavía está verde para los grandes escenarios.

3. La idea del Kun Agüero como nueve y medio, cerquita de Gonzalo Higuaín, no funcionó. Los dos son jugadores de área, por mucha destreza que acrediten. Es difícil imaginarlos juntos, si las puntas están ocupadas. Ninguno de ellos es idóneo como organizador.

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