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La pasión por Messi vuelve a poner en apuros el dispositivo de seguridad

MIAMI -- La pasión por Lionel Messi en Estados Unidos, donde es la principal estrella de la Copa América y centra todas las miradas, volvió hoy a comprometer el dispositivo de seguridad del torneo cuando un aficionado irrumpió en el campo y logró llegar hasta él para que le firmase una camiseta.

Todo sucedió en el estadio NRG de Houston segundos antes de que empezase la segunda parte de la semifinal Estados Unidos-Argentina cuando, desde la banda contraria en la que estaba el jugador, un joven que lucía la camiseta albiceleste atravesó todo el campo sin oposición ninguna y llegó hasta él.

Para sorpresa de todos, el espontáneo le solicitó un autógrafo al delantero del Barcelona, que accedió a ello, tras lo cual el joven lo abrazó un par de veces y se arrodilló ante él inclinándose mientras subía y bajaba los brazos como si de un dios se tratase.

A continuación, el jugador le devolvió el bolígrafo, el joven se retiró sin que llegase a intervenir la seguridad del campo y el partido se reanudó.

No es la primera persona que logra romper el cordón de seguridad que protege al equipo argentino durante la Copa América. A su llegada a Chicago el 8 de junio, una mujer mexicana se abalanzó sobre el '10' argentino en la entrada del hotel donde el equipo se alojaba para pedirle un autógrafo, por lo que la Policía tuvo que intervenir para expulsarla.

Norma Briseño, una emigrante mexicana natural de Guadalajara, también logró ese día romper el cordón de seguridad montado en la entrada del hotel Hyatt Park, en el centro de Chicago, para solicitarle a Messi una firma tras agarrarlo del brazo derecho.

Cuando el delantero del Barcelona salió del autobús en dirección al hotel, Norma le abordó, tomándole el brazo derecho, pero la policía intervino de inmediato para expulsarla.

"Es súper difícil ver a Messi y si no arriesgas algo, no lo consigues. Era una oportunidad entre un millón", dijo entre lágrimas la ciudadana mexicana, que no logró el autógrafo que anhelaba para su hijo Karlo.

Son solo dos muestras de la pasión que arrastra el jugador rosarino estos días en una Copa América que espera levantar en la final del próximo domingo y en la que ya lleva marcados cinco goles, lo que le ha convertido en el máximo anotador en la historia de la selección albiceleste.