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La peor de las pesadillas

BUENOS AIRES -- Argentina volvió a perder una final. Y suma 23 años sin títulos. La última alegría fue en la Copa América de 1993. Pasó mucha agua bajo el puente. Generaciones de jugadores, entrenadores, dirigentes…

La pregunta es: ¿qué tenía esta final de especial? ¿Era un torneo tan importante, como para que Messi renunciara a la Selección? No. Pero la Argentina, y estos jugadores, llegaron con el karma de las tres finales perdidas de manera consecutiva. Y para una potencia como la albiceleste, y en un país donde el fútbol se vive de manera muy pasional, es demasiado. Sí, la peor de las pesadillas.

Podríamos decir que esta Copa América Centenario fue una de las más devaluadas de los últimos tiempos. Porque se presentaron equipos muy limitados, como Haití, Jamaica o Panamá. Porque las grandes potencias del Continente llegaron sin algunas de sus grandes figuras: Brasil no tuvo a Neymar, Uruguay a Suárez. Ninguno de los dos, además, avanzó a cuartos de final.

Así, ante rivales de poca jerarquía internacional, el conjunto de Messi fue avanzando casi sin resistencia hasta llegar a la definición, una vez más ante Chile. Y volvió a perder. La acumulación de derrotas hizo especial esta caída, no la importancia del torneo.

Ganar este certamen hubiera servido para cortar la racha, para mejorar en la estadística. Nada más. Porque la Argentina perdió la gran oportunidad de lograr una consagración histórica en el último Mundial, nada menos que en tierras brasileñas. Y después de ese chance desperdiciada, todo lo que quede hasta Rusia 2018 tendrá gusto a poco.

Esta Copa América Centenario no hubiera hecho más grande a Messi. O al equipo nacional. Sí hubiera servido para darle a este grupo de jugadores la posibilidad de reivindicarse con el público que desde hace tiempo le reclama una alegría.

Hay que decirlo, fue una Copa incómoda para la Argentina. Con un peso extra. Ganarla era una obligación, perderla, el caos. Porque caer contra Alemania en una final mundialista está dentro de la lógica; que Chile, de local, conquiste el título en los penales, puede pasar. Pero perder nuevamente ante Chile, un Chile que no era ya el mismo que el de Jorge Sampaoli, otra vez con Messi en cancha y luego de apabullar a todos los rivales, resulta doloroso.

Ahora, el gran desafío será una vez más el Mundial, para el que todavía faltan dos años. Antes, más que esta Copa América que se acaba de perder, está en orden de importancia hacer una buena Eliminatoria, para llegar sin correr riesgos a Rusia 2018. Pero claro, para eso falta mucho todavía. Por eso esta caída duele tanto.