Fútbol Americano
Washington Cucurto 8y

Huracán: no apto para cardíacos

BUENOS AIRES -- ¡Estalló de alegría la avenida Caseros! Y no es para menos, Huracán en el mítico caribeño venezolano logró clasificar a la Libertadores por un milagro. Y por Toranzo... lo que en Argentina se entiende como “el creativo” del equipo, está vez estuvo a la altura de las circunstancias.

Caracas es una ciudad caótica, descontrolada, con un sistema de reciclado de basura bastante pobre, pero a su vez es una ciudad colorinche, llena de grandes árboles y de gente excepcional. Rodeado de este ambiente, Huracán hizo historia ante un duro equipo venezolano.

Desde hace años se dice que el fútbol venezolano mejora cada día, muchos no quieren reconocerlo y se los disminuye, grave error. Anoche, el Caracas, demostró que es un gran equipo al que solo le faltó un poco de suerte que, esta vez, jugó para el club argentino.

Todo fue al final de cuentas, una cuestión de suerte, un pase de Toranzo, un centro exacto y un cabezazo de Mendoza para decretar el final del todo. Injusto, sí. Caracas dominó la mayoría del tiempo del partido, demostró que tiene jugadores de altísima calidad, de selección, como Arango y Quijada que supieron definir en los mejores momentos. Pero le faltó hacer un gol mas...

Y como en sus viejas épocas, Huracán le inyectó a la práctica de este deporte lo mejor que puede tener: una alto grado de tragedia. El gol del final, ideado por el máximo referente del club, le ponía un moño a esta noche inolvidable.

El rendimiento de Huracán. Malo. Malo, pero eso ¿qué importancia puede tener ante semejante hazaña? Hay que destacar lo positivo, que Huracán metió y metió con lo que tenía, con sus limitaciones, con su exasperante falta de juego. Pero pasó, de cierta forma logró superar a su rival. Es un rival peligroso, un rival que exigirá al máximo a cualquiera.

Huracán, extrañamente, por esa energía invisible que tiene el fútbol y que nadie puede definir bien, sacó chapa de campeón total, de candidato número 1. Falta mucho, es cierto. Tiene varias cosas que mejorar, es cierto. Pero también tiene una energía que no se ve en otros equipos. Boca Juniors, por ejemplo, no tiene esa energía. Racing Club tampoco. Hay pocos rivales en el fútbol argentino, a nivel plantel, a nivel deseos, que se acerque a este equipo con hambre de gloria.

Muy cercano a la apoteosis apocalíptica, el Globo querido está para cosas grandes. Ya no le alcanza con llegar a una final, ahora deberá ganarla. Falta mucho, pero muchos recordarán esta crónica inicial dentro de seis meses.

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