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Prohibido jugar de espaldas

Diego respaldó públicamente a Demichelis Getty Images

BUENOS AIRES --Ayer lo vi salir del bar un tanto alterado.
-No era para menos, a la selección hay que verla en los bares, pero lo ideal sería que los bares estuvieran desiertos.
-¿Por qué dice eso?
-Entre los comentarios idiotas de los asalariados que transmiten los partidos a los que no podemos dirigirles la palabra porque no están a nuestro alcance, y las observaciones y reproches estúpidos que hacen los parroquianos, a uno se le van las ganas hasta de ver los goles del Pipita.
-¿Pero qué pasó?
-Lo mismo que debe de haber ocurrido en todos los bares del país.
-Cuente.
-Si hay algo que me molesta es la insufrible necesidad de ciertos espectadores por encontrar un chivo expisatorio y ensañarse con él. Pasó en su momento con aquel gran jugador, el Piojo López, con Riquelme, con Heinze... Me refiero a los ataques verbales, a esos que se le escapan al hincha frente al televisor y que tienen a los jugadores "fichados" como destinatarios casi exclusivos. No entienden que la visión que ellos, los espectadores, poseen de la cancha, difiere diametralmente de la que tienen los jugadores, y les reclaman a los jugadores -¡a los gritos!- que vean lo que ellos están viendo, o que hagan lo que es evidente que, desde su posición privilegiada -medialuna en mano, café caliente delante- deberían estar haciendo. Pasó hasta hace poco con Heinze, que momentáneamente quedó fuera de la lista gracias al gol contra Nigeria.
-¿Y ahora?
-Heinze necesitaba un remplazo rápido para estos hipócritas consuetudinarios, y eligieron a Martín Demichelis.
-Bien, espero que no me tilde de hipócrita, pero Demichelis cometió ayer algunos errores...
-Perdón, ¿y usted nunca comete errores?
-Bueno, yo...
-Imagínese un partido donde dos equipos juegan sin cometer jamás un solo error.
-Resulta difícil....
-Exactamente, resulta difícil. No digo que Demichelis no haya cometido un par de errores, e incluso puedo aceptarle que haya cometido tres, pero ¿y cuál es el problema?
-¿Cuál es el problema? Uno de esos errores nos costó un gol coreano...
-Y sí, en el fútbol se hacen goles, ¿o prefiere que empecemos a llamarlos "hoyos"?
-Por favor, no sea grosero.
-Insisto en el tema del punto de vista: ni Demichelis ni nadie juega mirando el televisor, lo que él ve y siente -y lo que él no ve y no siente- lo ve o no solamente él.
-¿Entonces según usted no es posible ejercer ningún tipo de crítica?
-No, no digo eso, lo que digo es que no tiene ningún sentido ensañarse y convertir una distracción natural en un argumento para aniquilar y separar desde el vamos a uno de los mejores jugadores del plantel.
-Está exagerando.
-Puede ser, ¿pero entiende lo que estoy diciendo?
-Sí, creo que sí, usted habla de que es menester tomar cierto... cierta... distancia...
-Eso es. Y mirar el fútbol con el necesario desapego, recordando a cada segundo que la nuestra es una visión privilegiada, solamente porque es alta, del mismo modo que es más privilegiada la mirada del conductor de un camión que el de una bicicleta. Y al mismo tiempo considerar las razones que ayudarían a comprender al sujeto y no de condenarlo.
-Explíquese.
-Las vuvuzelas.
-¿Qué?
-Las grandes responsables de esa "distracción" del Micho fueron las vuvuzelas.
-¿Qué tienen que ver las vuvuzelas?
-Mucho. Pero para que un objeto tan estúpido como una corneta sudafricana tenga ese efecto hace falta la intervención humana. En eso sí es responsable el Micho. Pero su error, sumado al ruido de las vuvuzelas, que le impidieron oír las advertencias de Burdisso, Jonás y Romero, dio por resultado un gol coreano que hubiera podido evitarse.
-Y cuál fue el error humano?
-Jugar de espaldas.
-¿De espaldas a dónde?
-De espaldas, mirando al arquero, lo que le impide ver el universo que se abre detrás suyo, es decir, delante.
-Perdón, pero no entiendo.
-Vea, usted debe ser el único que no entiende algo tan elemental. El 2 no debe arriesgar nada, nunca. Puede pegarle con elegancia, o rifarla o pasarle la pelota a un compañero o devolvérsela al arquero, pero en ningún caso puede estar de espaldas al campo de juego. Y eso sí es algo que puede decirse, aunque el Micho lo haya entendido solo, sin la ayuda de ninguno de nosotros.
-De modo que su lema es "no al ensañamiento".
-No al ensañamiento ni al insulto mal dirigido. Habiendo tantos coreanos para insultar, ¿le parece que era necesario insultar al pobre Micho?
-Y no, la verdad que no era necesario.